SANKARA:
UPADESA SHASRI
(Extracto II)
CAPÍTULO
XVIII
«TÚ
ERES
ESO»
1.—
Yo
me
inclino
ante
esa
Consciencia
eterna,
el
Sí
mismo
de
las
modificaciones
del
intelecto,
en
el
Cual
ellas
se
sumergen
y
del
Cual
ellas
emergen.
2.—
Yo
me
inclino
ante
ese
gran
mendicante,
el
Maestro
de
mi
Maestro,
quien,
de
gran
intelecto,
derrotó
a
centenares
de
enemigos
de
la
Sruti
por
medio
de
palabras
comparables
a
espadas
hechas
impenetrables
a
través
de
razonamientos
semejantes
al
rayo,
protegiendo
así
el
tesoro
del
significado
real
de
los
Vedas.
3.—
Si
la
convicción
«Yo
no
soy
nada
sino
Ser
y
soy
siempre
libre»
fuera
imposible
de
ser
obtenida,
¿por
qué
iba
la
Sruti
a
enseñarnos
eso
tan
solícitamente
como
una
madre?
4.—
Lo
mismo
que
es
negada
la
idea
de
una
serpiente
en
lo
que
es
solo
una
cuerda,
así
también,
todo
lo
que
es
de
la
naturaleza
del
no-Sí
mismo
es
negado
en
lo
que
es
el
Sí
mismo
eternamente
existente
implicado
por
la
palabra
«yo»,
en
base
a
la
evidencia
de
la
Sruti
«Tú
eres
Eso»,
etc.,
en
la
cual
el
significado
implícito
de
las
palabras
ha
sido
verificado
por
el
razonamiento
(y
la
escritura).
5.—
El
Brahman
debe
ser
considerado
como
el
Sí
mismo
en
base
a
la
evidencia
de
las
escrituras,
lo
mismo
que
los
deberes
religiosos
son
conocidos
por
la
misma
fuente.
La
Ignorancia
se
desvanece
(inmediatamente
con
la
obtención
del
Conocimiento
verdadero),
lo
mismo
que
acaba
el
efecto
del
veneno
cuando
se
recuerdan
los
mantras.
6,
7.—
Es
razonable
que
de
las
dos
ideas
«Yo
soy
Existencia-Brahman»
y
«Yo
soy
un
hacedor»,
que
tienen
ambas
al
Sí
mismo
por
su
presenciador,
la
que
debe
su
origen
a
la
Ignorancia
deba
ser
abandonada.
Puesto
que
brota
de
evidencias
que
son
solo
evidencias
aparentemente,
a
saber,
las
percepciones
sensoriales,
etc.,
la
idea
«yo
soy
un
hacedor
»
deviene
negada
como
una
noción
de
un
significado
erróneo
por
la
idea
«yo
soy
Existencia-Brahman»
que
tiene
su
fuente
en
la
evidencia
verdadera
de
los
Vedas.
8.—
Cuando
dicen
«Haz
esto»
y
«Vosotros
sois
experimentadores»,
las
escrituras
reafirman
las
concepciones
populares.
El
conocimiento
«Yo
soy
Existencia»
surge
de
la
Sruti.
El
otro
(es
decir,
la
idea
de
ser
el
hacedor
y
experimentador
que
surge
de
las
escrituras
precriptivas)
es
negado
por
éste.
9.—
(Objeción).
La
liberación
absoluta
no
surge
cuando
a
uno
se
le
dice
«Tú
eres
eso».
Por
consiguiente,
uno
debe
recurrir
a
la
repetición
(de
la
idea
«Yo
soy
el
Brahman»)
y
apoyarla
con
el
razonamiento.
10.—
Aunque
uno
esté
familiarizado
con
el
significado
literal
de
«Tú
eres
Eso»,
una
vez
que
se
le
ha
dicho,
uno
no
puede
conocer
su
alcance
verdadero,
sino
que
requiere
las
otras
dos
cosas
que
hemos
dicho
(a
saber,
la
repetición
mental
de
la
sentencia
y
apoyarla
con
el
razonamiento).
11.—
Lo
mismo
que
es
necesaria
una
prescripción
en
lo
que
concierne
a
las
acciones
Védicas,
así
también,
esa
prescripción
no
es
incompatible
en
el
caso
de
uno
mientras
uno
no
ha
conocido
el
Sí
mismo
directamente
y
Su
conocimiento
no
ha
sido
aprehendido
firmemente.
12.—
Todos
los
esfuerzos
de
uno
(a
saber,
el
autocontrol,
etc.)
devienen
inútiles
si
uno
puede
conocer
al
Brahman
sin
que
se
le
prescriba.
Por
consiguiente,
uno
debe
continuar
la
repetición
mientras
no
es
conocido
el
Sí
mismo.
13.—
Las
impresiones
firmes
que
se
originan
de
la
percepción
sensorial,
niegan
ciertamente
el
Conocimiento
«Yo
soy
el
Brahman»
que
surge
de
la
Sruti.
Además,
un
aspirante
es
atraído
hacia
los
objetos
externos
debido
a
las
impurezas
(tales
como
el
apego
y
demás).
14.—
El
conocimiento
perceptivo,
que
tiene
como
objeto
las
propiedades
particulares
de
las
cosas,
contradice
ciertamente
al
conocimiento
que
surge
de
oídas
y
por
inferencia
y
que
se
relaciona
solo
con
las
propiedades
genéricas
de
las
cosas.
15,
16.—
Nadie
se
ve
liberado
de
la
aflicción
de
esta
existencia
transmigratoria
comprendiendo
simplemente
el
significado
de
la
sentencia
(«Tú
eres
eso»).
No
obstante,
si
un
hombre
raro
se
ve
liberado
de
tal
aflicción
por
la
mera
escucha
de
ella,
entonces
debe
inferirse
que
él
ha
practicado
su
repetición
en
vidas
anteriores.
Además,
nuestra
conducta
(la
conducta
de
los
mendicantes)
tendrá
que
ser
considerada
como
no-escrituraria
(si
no
se
admite
la
existencia
de
la
prescripción)
en
este
caso
(en
el
caso
del
que
ha
devenido
familiarizado
con
la
sentencia,
pero
no
con
el
Sí
mismo).
Pero
eso
no
es
deseable.
17.—
Lo
mismo
que
por
todas
partes
en
los
Vedas,
los
medios
para
un
fin
se
prescriben
después
de
exponer
el
resultado
que
ha
de
obtenerse,
así
también,
aquí
se
expone
el
resultado
«Tú
eres
Eso»,
y
los
medios
no
pueden
ser
nada
sino
esta
repetición
que
es
la
única
que
se
considera
como
capaz
de
revelar
una
cosa
que
existe
eternamente.
18.—
Por
consiguiente,
practicando
el
autocontrol,
etc.,
y
renunciando
a
todo
(todas
las
acciones)
incompatibles
con
este
fin
(el
conocimiento
directo
del
Brahman)
y
los
medios
para
ello,
uno
debe
practicar
cuidadosamente
la
susodicha
repetición
para
conocer
el
Sí
mismo
directamente.
19.—
(Respuesta).
Esto
no
es
así;
pues
las
Upanishads
acaban
con
«No
esto,
no
esto»
(y
no
tratan
de
nada
más,
es
decir,
no
prescriben
acciones).
De
los
resultados
a
ser
obtenidos
por
medio
de
las
acciones
se
habla
en
la
parte
anterior
de
los
Vedas
(en
la
parte
dedicada
a
las
obras),
pero
no
de
la
liberación
que
tiene
una
existencia
eterna
(y
que
no
se
obtiene
por
medio
de
ninguna
acción).
20.—
Lo
mismo
que
la
aflicción
experimentada
por
un
hijo
es
sobreimpuesta
sobre
sí
mismo
por
el
padre,
el
cual
no
tiene
ninguna
aflicción,
así
también,
el
ego
es
sobreimpuesto
sobre
el
Sí
mismo,
el
cual
es
eternamente
libre
de
toda
aflicción.
21.—
Esta
sobreimposición
(del
ego
sobre
el
Sí
mismo)
es
negada
por
la
evidencia
de
la
Sruti
«No
esto,
no
esto»,
pues
ella
no
es
una
realidad.
Y
de
aquí
que
ninguna
prescripción,
las
cuales
se
deben
todas
a
la
sobreimposición,
puede
ser
nunca
razonable
(después
de
que
esa
negación
ha
tenido
lugar).
22.—
Lo
mismo
que
el
color
es
sobreimpuesto
sobre
el
cielo
y
negado
del
cielo
por
las
gentes
ignorantes,
así
también
hay
la
sobreimposición
(del
ego)
sobre
el
Sí
mismo
y
su
negación
de
Él.
23.—
Esta
negación
no
es
una
negación
de
una
realidad,
sino
solo
de
una
falsa
sobreimposición,
como
la
prohibición
de
colocar
fuego
en
la
región
más
alta
del
cielo;
pues,
ciertamente,
la
liberación
habría
sido
transitoria
si
fueran
negadas
cosas
realmente
existentes.
24.—
Una
palabra
o
una
idea
solo
pueden
aplicarse
a
objetos
de
conocimiento,
y
nunca
a
no-objetos.
El
Brahman,
que
es
el
Sí
mismo
de
ellos
y
también
del
ego,
no
está
dentro
del
alcance
de
una
palabra
o
una
idea.
25.—
Todo,
tal
como
ser
el
hacedor,
etc.,
sobreimpuesto
por
el
ego
sobre
el
Sí
mismo,
el
cual
es
Consciencia
Pura,
es
negado
junto
con
el
ego
por
la
evidencia
de
la
Sruti
«No
esto,
no
esto».
26.—
(Entonces
se
conoce
que
el
Sí
mismo
es)
Inteligencia,
Auto-efulgente,
Veedor,
Intimísimo,
Existencia,
libre
de
acciones,
conocido
directamente,
el
Sí
mismo
de
todo,
el
Presenciador,
el
que
imparte
consciencia
a
todo,
Eterno,
exento
de
cualidades
y
sin
segundo.
27.—
Debido
a
la
proximidad
constante
del
Sí
mismo
consciente,
el
ego
también
parece
ser
consciente.
De
aquí
se
originan
las
dos
cosas,
a
saber,
uno
mismo
y
las
cosas
relacionadas
con
uno
mismo
que
se
nombran
con
las
palabras
«yo»
y
«mío».
28.—
Puesto
que
el
ego
es
poseedor
de
especie,
acción,
etc.,
las
palabras
son
aplicables
a
él.
Pero
ninguna
palabra
puede
ser
usada
con
respecto
a
Sí
mismo
intimísimo
debido
a
la
ausencia
de
éstos
en
Él.
29,
30.—
Las
palabras
que
nombran
al
ego
y
a
las
otras
cosas
que
reflejan
el
Sí
mismo
intimísimo,
expresan
a
éste
solo
indirectamente,
pero
nunca
Le
describen
directamente.
Pues
nada
que
no
tiene
especie,
acción,
etc.,
puede
ser
descrito
por
medio
de
palabras.
31.—
Lo
mismo
que
las
palabras
que
nombran
la
acción
del
fuego
son
aplicadas
solo
indirectamente
a
las
antorchas,
etc.
(que
tienen
fuego
en
ellas),
y
no
directamente
puesto
que
implican
una
cosa
(el
fuego)
diferente
de
ellas,
así
también,
las
palabras
que
denotan
al
Sí
mismo
son
aplicadas
al
ego,
el
cual
tiene
el
reflejo
del
Sí
mismo
y
aparece
como
Él.
32,
33.—
El
reflejo
de
una
cara
en
el
espejo
es
diferente
de
la
cara.
La
cara,
que
no
depende
del
espejo
(para
su
existencia),
es
también
diferente
de
su
reflejo.
Similarmente,
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
el
ego,
es
considerado
también
(tan
diferente
del
Sí
mismo
puro)
como
el
reflejo
de
la
cara
lo
es
de
la
cara.
El
Sí
mismo
puro
es
considerado
tan
diferente
de
Su
reflejo
como
la
cara
lo
es
del
suyo.
Sin
embargo,
en
realidad
el
Sí
mismo
y
Su
reflejo
están
tan
libres
de
una
distinción
real
entre
ellos
como
lo
está
la
cara
y
su
reflejo.
34.—
(Objeción).
Algunos
dicen
que
el
reflejo
en
el
ego
(en
tanto
que
distinto
del
Sí
mismo)
es
el
alma
individual
[es
decir,
el
experimentador
de
esta
existencia
transmigratoria].
(Pero
si
uno
pregunta
cómo
el
reflejo,
que
no
es
una
realidad,
puede
experimentar
algo,
el
objetor
responde
que)
el
reflejo
es
una
realidad,
lo
mismo
que
las
sombras
de
las
cosas
son
conocidas
como
realidades
según
la
Smriti.
Y
no
solo
eso,
pues
hay
otra
razón
también
(por
la
cual
una
sombra
debe
ser
considerada
como
una
realidad),
y
es
que
un
hombre
en
una
sombra
siente
fresco.
35.—
(Otras
objeciones).
Algunos
dicen
que
el
alma
individual
es
una
parte
de
la
Consciencia
Pura.
Otros
sostienen
que
es
una
modificación
de
Él.
Otros
aún
son
de
la
opinión
de
que
el
ego,
junto
con
el
reflejo
de
la
Consciencia
Pura
en
él,
es
el
alma
individual.
Otros
piensan
que
el
ego
independiente
(es
decir,
ni
una
parte
ni
una
modificación
de
nada)
es
el
experimentador
de
esta
existencia
mundana.
36.—
Los
budistas
dicen
que
el
alma
individual
es
la
consciencia
momentánea
«yo».
No
hay
ningún
presenciador
(distinto
de
la
serie
que
vea
el
comienzo
y
el
fin
de
estos
fenómenos
momentáneos).
Ahora
examinaremos
cuál
de
estas
doctrinas
es
razonable.
37.—
Detengámonos
ahora
a
discutir
las
diferentes
doctrinas
sobre
el
alma
transmigratoria.
Vamos
a
proseguir
con
el
presente
tema
del
reflejo
(aquí
se
discuten
cinco
alternativas,
en
los
versos
37,
38,
39
[primera
línea]
hasta
el
42
y
43.
El
último
es
la
conclusión
según
este
libro).
El
reflejo
de
la
cara
en
el
espejo
no
es
una
propiedad
ni
de
la
cara
ni
del
espejo,
pues
si
fuera
una
propiedad
de
alguno
de
ellos,
continuaría
incluso
si
el
otro
fuera
eliminado.
38.—
Si
se
argumenta
que
el
reflejo
es
una
propiedad
de
la
cara,
debido
a
que
es
llamado
cara,
eso
no
puede
ser
así,
pues
se
adapta
(a
las
peculiaridades
del
espejo)
y
no
se
ve
cuando
la
cara
está
(pero
el
espejo
es
eliminado).
39.—
(Primera
línea).
Si
se
argumenta
que
el
reflejo
es
la
propiedad
de
ambos,
nosotros
decimos
«No»,
debido
a
que
el
reflejo
no
se
ve
incluso
si
ambas,
la
cara
y
el
espejo,
están
presentes
(pero
indebidamente
colocados).
(Segunda
línea).
(Objeción).
Puede
decirse
que
Râhu,
una
cosa
real,
aunque
invisible,
es
visto
a
veces
(durante
los
eclipses)
en
el
sol
y
la
luna;
(así
también,
el
reflejo
de
la
cara,
una
realidad,
aunque
invisible,
es
vista
a
veces
en
el
espejo).
40.—
(Respuesta).
Que
Râhu
es
una
cosa
real
es
conocido
por
las
escrituras
antes
de
que
uno
lo
vea
en
el
sol
o
la
luna.
Pero
según
aquellos
que
sostienen
que
es
la
sombra
de
la
tierra,
no
puede
ser
una
cosa
real,
y
la
irrealidad
del
reflejo
ha
sido
probada
antes
con
argumentos.
41.—
Hay
una
prohibición
de
cruzar
las
sombras
(de
los
maestros
y
superiores
de
uno);
pero
eso
no
prueba
la
realidad
de
una
sombra,
pues
una
sentencia
que
expresa
un
significado
no
puede
expresar
otro
al
mismo
tiempo.
42.—
Que
uno
sienta
fresco
al
sentarse
en
una
sombra,
no
es
el
efecto
de
la
sombra
en
uno.
Se
debe
más
bien
al
no
uso
de
cosas
calientes
por
uno.
El
fresco
se
encuentra
que
pertenece
al
agua,
pero
no
a
una
sombra
(pues
si
uno
se
sienta
a
la
sombra
de
una
piedra
caliente,
no
siente
ningún
fresco
en
absoluto).
43.—
El
Sí
mismo,
Su
reflejo
y
el
intelecto
son
comparables
a
la
cara,
su
reflejo
y
el
espejo.
La
irrealidad
del
reflejo
es
conocida
por
las
escrituras
y
el
razonamiento.
44.—
(Objeción).
¿Quién
es
entonces
el
experimentador
de
la
existencia
transmigratoria,
pues
ella
no
puede
pertenecer
al
Sí
mismo,
el
cual
es
sin-cambio,
ni
al
reflejo,
el
cual
no
es
real,
ni
al
ego,
el
cual
no
es
una
entidad
consciente?
45.—
(Respuesta).
La
condición
transmigratoria
es
solo
una
ilusión
debida
a
la
nodiscriminación
(entre
el
Sí
mismo
y
el
no-Sí
mismo).
Tiene
una
existencia
(aparente)
debido
a
la
existencia
real
del
Sí
mismo
sin-cambio,
y,
por
consiguiente,
parece
pertenecer-
Le
a
Él.
46.—
Lo
mismo
que
una
serpiente
vista
erróneamente
en
una
cuerda,
aunque
es
una
serpiente
irreal,
tiene
una
existencia
debido
a
la
existencia
de
la
cuerda,
antes
de
que
la
discriminación
entre
la
cuerda
(real)
y
la
serpiente
(irreal)
tenga
lugar,
así
también,
la
condición
transmigratoria,
aunque
es
irreal,
posee
una
existencia
fenoménica
debido
a
la
Existencia
real
del
Sí
mismo
sin-cambio.
47.—
Algunos
dicen
que
el
Sí
mismo,
al
cual
pertenece
el
reflejo,
aunque
cambiante
debido
a
las
modificaciones
de
la
mente
pertenecientes
a
Él
mismo,
tales
como
«yo
soy
feliz»,
«yo
soy
miserable»,
etc.,
y
aunque
experimentador
de
la
condición
transmigratoria,
es
eterno.
48.—
Éstos,
no
teniendo
ningún
conocimiento
de
los
Vedas,
y
engañados
debido
a
la
falta
del
conocimiento
real
del
Sí
mismo
y
Su
reflejo,
consideran
que
el
ego
es
el
Sí
mismo.
49.—
Según
ellos,
la
existencia
transmigratoria,
que
consiste
en
ser
el
hacedor
y
el
experimentador
del
dolor
y
el
placer,
es
una
realidad.
Por
consiguiente,
ellos
continúan
naciendo
una
y
otra
vez
debido
a
la
ignorancia
de
la
naturaleza
del
Sí
mismo,
Su
reflejo
y
el
intelecto,
entre
los
cuales
no
pueden
discriminar.
50.—
Que
los
Vedas
significan
al
Sí
mismo
por
medio
de
palabras
tales
como
«Conocimiento
»,
etc.,
deviene
razonable
si
es
verdadero
que
el
Sí
mismo
es
de
la
naturaleza
de
la
Consciencia
Pura
y
que
el
intelecto
Le
refleja.
51,
52.—
(Objeción
—La
discusión
comienza
aquí
y
acaba
en
el
verso
69).
Es
bien
sabido
entre
las
gentes
que
el
significado
de
la
raíz
(que
es
una
acción)
y
el
significado
del
sufijo
verbal
(que
es
un
hacedor)
aunque
diferentes
unos
de
otros
en
cada
una
de
las
palabras,
tales
como
«hace»,
«va»,
etc.,
se
ve
que
pertenecen
al
mismo
sujeto
(por
ejemplo,
Devadatta).
No
se
ve
que
pertenezcan
a
dos
sujetos
diferentes,
ya
sea
según
las
gentes
ordinarias
o
ya
sea
según
los
gramáticos.
Así
pues,
que
se
me
diga
la
razón
por
la
cual
los
significados
de
la
raíz
y
el
sufijo
deben
pertenecer
a
dos
sujetos
diferentes
en
el
caso
de
las
palabras
tales
como
«conoce»,
etc.
53.—
(Respuesta).
El
significado
del
sufijo
verbal
es
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
el
intelecto,
y
la
raíz
denota
una
acción,
es
decir,
una
modificación
del
intelecto.
Cuando
el
intelecto
y
el
reflejo
no
son
discriminados
del
Sí
mismo,
la
palabra
«conoce»
es
aplicada
falsamente
a
Él.
54.—
El
intelecto
no
tiene
ninguna
consciencia
y
el
Sí
mismo
no
tiene
ninguna
acción.
Por
consiguiente,
la
palabra
«conoce»
no
puede
ser
aplicada
a
ninguno
de
ellos.
55.—
Similarmente,
la
palabra
«conocimiento»,
en
el
sentido
de
la
acción
de
conocer,
no
puede
ser
aplicada
al
Sí
mismo.
Pues
el
Sí
mismo
no
es
un
cambio
(el
cual
se
indica
por
una
acción
como
es
enseñado
en
la
Sruti),
ya
que
Él
es
eterno.
56.—
La
palabra
«conocimiento»,
en
el
sentido
del
instrumento
de
la
acción
de
conocer,
se
aplica
al
intelecto
y
no
al
Sí
mismo,
pues
un
instrumento
no
puede
existir
sin
un
agente
(es
decir,
si
el
Sí
mismo
deviene
el
instrumento,
entonces
no
quedará
ningún
agente).
Similarmente,
la
palabra
«conocimiento»,
en
el
sentido
de
eso
que
es
el
objeto
de
la
acción
de
conocer,
tampoco
puede
aplicarse
al
Sí
mismo
(pues
el
Sí
mismo
no
es
nunca
un
objeto).
57.—
El
Sí
mismo
no
es
cognoscible
nunca
y
no
es
denotado
directamente
por
ninguna
palabra,
según
aquellos
que
sostienen
que
Él
es
eternamente
sin-cambio,
libre
de
sufrimiento
y
uno
solo.
58.—
Si
el
ego
fuera
el
Sí
mismo,
cualquier
palabra
podría
ser
aplicada
a
Él
directamente
en
su
sentido
primario.
Pero
el
ego
no
es
el
Sí
mismo
según
la
Sruti,
ya
que
posee
hambre,
sed,
etc.
59-62.—
(Objeción).
Bien,
las
palabras
que
no
tienen
ningún
significado
primario,
no
pueden
tener
tampoco
ningún
significado
secundario.
Por
consiguiente,
aún
se
tiene
que
explicar
la
aplicación
de
las
palabras
«conoce»,
etc.
Los
Vedas
perderían
su
autoridad
como
una
evidencia
si
las
palabras
fueran
falsas
(es
decir,
no
tuvieran
significado),
lo
cual
no
es
deseable.
(Respuesta).
Por
consiguiente,
¿debe
uno
aceptar
la
aplicación
de
la
palabra
«conoce
»
según
el
uso
popular?
(Objeción).
Si
se
acepta
el
uso
de
las
gentes
ignorantes,
se
llegará
a
la
conclusión
de
los
Chârvâkas
que
sostienen
que
no
hay
ningún
Sí
mismo
(otro
que
el
cuerpo).
Pero
eso
es
indeseable.
Por
otra
parte,
si
se
acepta
el
uso
de
la
palabra
«conoce»
por
los
eruditos,
se
llega
al
mismo
dilema
que
antes
(ver
verso
54).
Los
Vedas,
que
son
una
autoridad,
no
usan
palabras
sin
significado.
64.—
(Respuesta)
Puesto
que
el
reflejo
aparece
como
la
cara,
las
gentes
aceptan
su
unidad
con
su
reflejo
en
un
espejo.
Por
consiguiente,
todas
las
gentes
usan
naturalmente
los
verbos
«conoce»
etc.,
debido
a
la
no-discriminación
entre
eso
(el
intelecto)
en
lo
cual
está
el
reflejo
y
eso
que
es
reflejado
(el
Sí
mismo).
65.—
Se
dice
que
el
Sí
mismo
es
conocedor
(es
el
agente
del
conocimiento)
de
las
cosas
debido
a
la
sobreimposición
de
la
agencia
del
intelecto
sobre
Él.
Similarmente,
el
intelecto
es
llamado
un
conocedor
debido
a
la
sobreimposición
de
la
Consciencia
sobre
él.
66.—
El
Conocimiento
Eterno,
que
es
la
naturaleza
del
Sí
mismo
descrito
por
la
Sruti
como
la
Luz
de
la
Consciencia,
no
es
creado
nunca
por
el
intelecto,
ni
por
Sí
mismo,
ni
por
nada
más.
67.—
Lo
mismo
que
las
gentes
consideran
a
sus
cuerpos
como
ellos
mismos
y
dicen
que
los
cuerpos
conocen
las
cosas,
así
también,
ellos
hablan
del
intelecto
como
si
fuera
el
agente
en
la
producción
del
conocimiento,
y
del
Sí
mismo
(como
si
fuera
su
sede).
68.—
Engañados
por
las
modificaciones
del
intelecto,
las
cuales
parecen
ser
conscientes
y
creadas,
los
filósofos
argumentativos
dicen
que
el
conocimiento
es
producido.
69.—
Por
consiguiente,
las
palabras
«conoce»,
etc.,
y
las
correspondientes
modificaciones
de
la
mente
y
su
recuerdo,
son
posibles
debido
a
la
no-discriminación
del
Sí
mismo,
el
intelecto
y
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
él.
70.—
Lo
mismo
que
las
propiedades
(manchas
obscuras,
etc.)
de
un
espejo,
asumidas
por
el
reflejo
de
la
cara
en
él,
son
atribuidas
a
la
cara,
así
también,
las
propiedades
del
intelecto
(ser
el
hacedor,
etc.)
asumidas
por
el
reflejo
del
Sí
mismo,
son
sobreimpuestas
sobre
Él.
71.—
Lo
mismo
que
las
antorchas
y
otras
cosas
parecen
poseer
el
poder
de
quemar
(debido
al
fuego
que
hay
en
ellas),
así
también,
las
modificaciones
del
intelecto,
iluminadas
por
el
reflejo
del
Sí
mismo,
parecen
estar
dotadas
del
poder
de
percepción.
72.—
Los
filósofos
budistas
niegan
la
existencia
de
un
Presenciador
diciendo
que
las
modificaciones
del
intelecto
son
ellas
mismas
perceptoras
y
también
percibidas
(por
sí
mismas).
73,
74.—
Digamos
(dirigido
a
los
vedantinos
que
no
aceptan
un
reflejo
del
Sí
mismo)
cómo
refutar
(a
los
budistas
que
sostienen)
que
las
modificaciones
del
intelecto
no
son
iluminadas
por
un
Presenciador
diferente
de
ellas.
(Al
refutar
a
los
budistas
puede
decirse
que)
aunque
debe
aceptarse
un
conocedor
persistente
debido
a
la
realidad
diferente
de
las
modificaciones
que
revelan
su
presencia
y
su
ausencia,
no
es
necesario
asumir
un
reflejo
del
Sí
mismo.
(Respuesta
—a
los
vedantinos
que
no
aceptan
el
reflejo
del
Sí
mismo).
Este
conocedor
persistente
tampoco
es
mejor
que
las
modificaciones
mismas,
pues
este
supuesto
conocedor,
diferente
de
las
modificaciones,
será
igualmente
no-Consciente
(puesto
que
siendo
un
conocedor
—es
decir,
un
agente
del
conocimiento—
caerá
en
la
categoría
del
no-Sí
mismo
y
será
así
no-consciente).
75.—
Si
se
es
de
la
opinión
que
la
presencia
y
la
ausencia
de
las
modificaciones
será
conocida
debido
a
la
proximidad
del
conocedor
permanente,
nosotros
decimos
«No».
Pues
el
conocedor
sin-cambio
no
será
de
ninguna
utilidad
en
este
respecto.
(Incluso
admitiendo
que
el
conocedor
sin-cambio
las
revele
por
su
proximidad
solo),
todo
tendría
entonces
modificaciones
mentales.
76-78.—
(Primera
línea)
¿Es
el
discípulo,
que
está
sufriendo
la
miseria
debida
a
la
existencia
transmigratoria
y
que
busca
la
liberación,
el
Presenciador
u
otro
que
Él?
Que
el
Presenciador
es
miserable
y
deseoso
de
la
liberación
no
es
razonable.
Por
otra
parte,
si
él
es
un
agente
otro
que
el
Presenciador,
entonces
él
no
puede
aceptar
la
idea
«Yo
soy
el
Brahman,
el
Presenciador».
(En
ese
caso),
la
enseñanza
de
la
Sruti
«Tú
eres
Eso»
también
sería
falsa,
lo
cual
tampoco
es
razonable.
(78,
Primera
línea).
Pero
esta
enseñanza
puede
ser
aceptada
si
la
Sruti
la
enseña
sin
discriminar
los
dos,
a
saber,
el
Sí
mismo
y
el
ego.
(78,
Dos
últimas
líneas).
Pero
si
la
Sruti
discrimina
[aquí
se
da
la
refutación
del
Sânkhya,
que
no
acepta
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
el
intelecto]
el
ego
del
Sí
mismo
y
entonces
dice
al
ego
«Tú
eres
Eso»,
entonces
surgirán
los
defectos
mencionados
(en
los
versos
precedentes).
79.—
Si
se
dice
que
la
palabra
«tú»
significa
finalmente
el
Presenciador,
entonces
se
debe
explicar
cómo
puede
haber
una
relación
entre
el
Sí
mismo
y
el
ego
(puesto
que
si
no
se
acepta
el
reflejo,
no
puede
verificarse
la
relación),
de
manera
que
la
palabra
«tú»
exprese
al
Presenciador
indirectamente.
80.—
(Objeción).
Supongamos
que
la
relación
es
una
relación
del
veedor
y
lo
visto.
(Respuesta).
¿Cómo
puede
serlo
con
respecto
al
Presenciador
que
es
exento
de
actividad?
81.—
Si
se
argumenta
que
habrá
la
identidad
del
ego
y
el
Presenciador,
aunque
el
Presenciador
es
exento
de
actividad,
(nosotros
decimos
que
eso
no
puede
ser
así;
pues)
el
conocimiento
de
dicha
identidad
no
estará
aquí
en
la
ausencia
del
conocimiento
de
que
mi
Sí
mismo,
el
Presenciador,
existe.
82.—
Si
se
piensa
que
la
relación
será
conocida
por
las
escrituras,
eso
no
puede
ser
así.
Pues
(en
ese
caso),
surgirán
los
tres
defectos
mencionados
antes
[es
decir,
el
ego
no
puede
conocer
la
relación
pues
es
no-consciente;
lo
mismo
es
el
caso
del
Presenciador
pues
Él
es
sin-cambio;
y
el
ego
no-consciente
no
puede
ser
enseñado
por
la
Sruti].
(Y
si
hay
un
conocimiento
de
la
relación,
será
un
conocimiento
de
«mí»,
pero
no
de
identidad).
83.—
Cuando
se
acepta
que
el
intelecto
no-consciente
parece
ser
consciente,
sus
modificaciones
también
parecen
serlo,
como
las
chispas
del
hierro
al
rojo.
84.—
El
conocimiento
de
la
aparición
y
desaparición
de
las
modificaciones
mentales
en
las
gentes,
solo
es
posible
debido
al
Presenciador,
el
cual
es
el
límite
(pues
Él
es
lo
que
queda
cuando
se
niega
todo
lo
demás),
y
de
ninguna
otra
manera.
Y
si
se
acepta
el
reflejo
del
Sí
mismo,
el
intelecto
puede
conocer
que
él
es
el
Brahman.
85.—
(Objeción).
¿No
es
un
cambio
en
el
Sí
mismo
penetrar
el
intelecto
como
el
fuego
penetra
una
masa
de
hierro?
(Respuesta).
Nosotros
hemos
refutado
esto
en
el
ejemplo
de
la
cara
y
su
reflejo
en
un
espejo
(ver
versos
33
y
43).
86.—
Que
el
hierro
negro
parezca
ser
rojo
es
solo
un
ejemplo
(para
ilustrar
el
hecho
de
que
el
intelecto
no-consciente
parezca
consciente).
Una
ilustración
y
su
sujeto
nopueden
ser
nunca
absolutamente
similares
en
todos
los
aspectos.
87.—
Por
consiguiente,
al
reflejar
la
Consciencia
el
intelecto
parece
ser
consciente,
lo
mismo
que
un
espejo
refleja
una
cara
y
parece
igual
que
ella.
Ya
se
ha
dicho
que
el
reflejo
no
es
real
(ver
verso
43).
88.—
No
es
apoyado
por
las
escrituras
ni
por
el
razonamiento
que
el
intelecto
sea
consciente.
Pues,
en
ese
caso,
el
cuerpo,
el
ojo,
etc.,
también
lo
serían.
89.—
(Objeción)
Que
lo
sean.
(Respuesta).
No.
Pues
(en
ese
caso)
sería
admitida
la
postura
de
los
filósofos
Chârvâkas.
Además,
si
no
hay
ningún
reflejo
del
Sí
mismo
en
el
intelecto,
el
conocimiento
«Yo
soy
el
Brahman»
tampoco
sería
posible
(pues
el
Sí
mismo
es
sin-cambio
y
el
intelecto
es
no-consciente).
90.—
La
enseñanza
«Tú
eres
Eso»
sería
ciertamente
inútil
en
la
ausencia
del
conocimiento
«Yo
soy
el
Brahman».
Esta
enseñanza
solo
es
de
utilidad
a
aquellos
que
están
familiarizados
con
la
discriminación
entre
el
Sí
mismo
y
el
no-Sí
mismo
(ver
los
versos
96-98
y
181-183
de
este
capítulo).
91.—
«Mío»
y
«ello»
son
ideas
que
se
predican
del
no-Sí
mismo,
y
la
idea
«yo»
se
predica
del
ego
(que,
a
través
del
reflejo,
parece
el
Sí
mismo).
Las
ideas
tales
como
«yo
soy
un
hombre»
se
predican
a
la
vez
del
Sí
mismo
y
del
no-Sí
mismo.
92.—
Ellos,
(el
Sí
mismo
empírico
y
el
no-Sí
mismo)
deben
ser
considerados
como
principal
y
subordinado
entre
ellos,
y
deben
tomarse
como
el
cualificado
o
el
que
cualifica
atendiendo
a
la
razón.
93.—
Las
ideas
«mío»
y
«ello»
son
cualificaciones
del
ego,
como,
por
ejemplo,
«un
hombre
tiene
riqueza»
y
«un
hombre
tiene
una
vaca».
Similarmente,
el
cuerpo
grosero
es
la
cualificación
del
ego
(es
decir,
del
Sí
mismo
empírico.
El
ego
es
también
la
cualificación
del
Sí
mismo
intimísimo
cuando
uno
dice
«yo
soy
el
Presenciador»).
94.—
Todo
lo
penetrado
por
el
intelecto
junto
al
ego,
es
la
cualificación
del
Presenciador.
Sin
estar
conectado
con
nada
y
penetrando
todo
por
medio
de
Su
reflejo,
el
Sí
mismo
es,
por
consiguiente,
siempre
de
la
naturaleza
del
Conocimiento
Mismo.
95.—
Todo
este
no-Sí
mismo
solo
existe
para
aquellas
gentes
que
son
nodiscriminadores,
pero
ello
(todo
lo
que
se
describe
como
cualificación
en
los
dos
versos
anteriores)
no
existe
para
los
hombres
de
Conocimiento.
96.—
La
aceptación
y
la
contrariedad
(El
Sí
mismo
es
siempre
el
Presenciador
y
no
cesa
de
existir
nunca.
Él
es
auto-existente
y
no
es
nunca
una
cualificación.
Por
consiguiente,
Él
es
real.
El
ego,
etc.,
que
son
presenciados
por
el
Sí
mismo
y
que
dependen
de
Él
para
su
existencia,
son
siempre
de
la
naturaleza
de
las
cualificaciones.
Por
consiguiente,
ellos
son
irreales.
Éstos
son
lo
que
se
llama
aceptación
y
contrariedad
con
respecto
a
los
significados
de
las
palabras.
Las
palabras
tales
como
Sí
mismo,
Existencia,
Conocimiento,
Felicidad,
etc.,
significan
la
Consciencia
Pura.
Ellas
no
son
cualificaciones
ni
denotan
nada
cualificado.
Las
palabras
hacedor,
experimentador,
conocedor,
flaco,
gordo,
etc.,
no
denotan
la
Consciencia
Pura,
y
son
aplicadas
al
Sí
mismo
cuando
Le
cualifican
el
cuerpo,
los
sentidos,
etc.
Éstos
son
lo
que
se
llama
aceptación
y
contrariedad
con
respecto
a
las
palabras)
con
respecto
a
las
palabras
y
con
respecto
a
sus
significados
son
el
único
medio
por
el
cual
puede
ser
verificado
el
significado
implicado
por
la
palabra
«yo»
(pero
no
la
unidad
absoluta
de
los
significados
de
las
palabras
«tú»
y
«eso»).
97.—
(Al
despertar
del
sueño
profundo
uno
dice)
«yo
no
he
visto
nada
en
ese
estado».
(Por
esto
está
claro
que)
uno
niega
la
existencia
del
conocedor,
el
conocer
y
lo
conocido
en
el
sueño
profundo,
pero
no
la
del
Conocimiento
Mismo.
98.—
Las
escrituras
mismas
discriminan
entre
el
Conocimiento
Mismo
por
una
parte,
y
el
conocedor,
el
conocer
y
lo
conocido
por
otra,
y
prueban
que
el
primero
es
sin-cambio
y
realmente
existente,
y
que
los
segundos
se
apartan
de
la
existencia,
pues
las
escrituras
dicen
«Él
es
Auto-luminoso»
y
«El
Conocimiento
del
Conocedor
no
(cesa
de
existir)».
99,
100.—
Lo
mismo
que
Brahmâ
eliminó
la
Ignorancia
del
hijo
de
Dasaratha
(Ignorancia
que
fue
asumida
por
él
para
velar
sus
poderes
por
algún
tiempo)
por
medio
de
palabras
solo
(las
palabras
eran:
«Tú
eres
Vishnu
y
no
el
hijo
de
Dasaratha»),
pero
no
le
enseñó
ninguna
acción
para
eliminarla
a
fin
de
que
pudiera
saber
que
él
era
Vishnu,
así
también,
la
Sruti
le
enseña
a
uno
«Tú
eres
Eso»,
a
fin
de
que
la
Ignorancia
de
uno
pueda
ser
eliminada,
cuando
uno
ha
aprendido
los
significados
de
las
sentencias
subordinadas
(por
ejemplo,
Existencia,
Conocimiento,
Brahman
Ilimitado,
etc.)
según
la
Sruti
y
la
gramática
popular.
101.—
Es
el
significado
expresado
indirectamente
de
la
palabra
«yo»,
es
decir,
el
Sí
mismo
Auto-luminoso,
el
que
se
expresa
en
la
enseñanza
«Tú
eres
Eso».
Y
el
resultado
es
la
liberación
(cuando
surge
el
conocimiento
«yo
soy
el
Brahman»
al
ser
enseñado
«Tú
eres
Eso»).
102.—
Ciertamente
sería
necesario
admitir
una
prescripción
(por
ejemplo,
la
que
concierne
a
la
repetición
mental
de
la
idea
«yo
soy
el
Brahman».
Ver
versos
9-18
de
este
capítulo
a
los
cuales
esto
es
una
respuesta)
si
el
conocimiento
verdadero
no
se
produjera
inmediatamente
cuando
a
uno
se
le
enseña
(que
uno
es
el
Brahman).
El
Sí
mismo
existe
en
Su
propia
naturaleza
incluso
antes
de
que
a
uno
se
le
enseñe
(el
significado
de
la
sentencia
«Tú
eres
Eso»).
103.—
La
escucha
de
la
enseñanza
y
la
producción
del
conocimiento
verdadero
son
simultáneos,
y
el
resultado
(que
se
siente
directamente)
es
la
cesación
de
(la
existencia
transmigratoria
que
consiste
en)
hambre,
etc.
(Se
siente
que
uno
es
el
Brahman
en
el
pasado,
el
presente
y
el
futuro
y)
no
puede
haber
ninguna
duda
sobre
el
significado
de
sentencias
como
«Tú
eres
Eso»
en
el
pasado,
el
presente
y
el
futuro.
104.—
El
conocimiento
verdadero
del
Sí
mismo,
que
es
de
la
naturaleza
de
la
Consciencia
Pura,
es
producido
en
uno,
sin
ninguna
duda,
en
el
momento
de
la
escucha
de
la
enseñanza
cuando
todos
los
obstáculos
han
sido
eliminados
(por
el
método
de
la
aceptación
y
la
contrariedad
—La
ignorancia
de
los
significados
de
las
palabras
«tú»
y
«eso»
es
el
único
obstáculo
al
conocimiento
verdadero
del
Sí
mismo-Brahman.
Por
consiguiente,
no
puede
decirse
que
no
se
produce
ningún
conocimiento).
105,
106.—
¿Es
producido
el
conocimiento
«yo
soy
el
Brahman
Mismo»
o
«yo
soy
algún
otro
que
Él»
(cuando
a
uno
se
le
enseña
«Tú
eres
Eso»)?
Si
el
significado
implicado
por
la
palabra
«yo»
es
algo
que
es
el
Brahman
Mismo,
entonces
se
debe
aceptar
la
identidad
absoluta
del
Sí
mismo
y
el
Brahman.
Pero
si
la
palabra
«yo»
implica
algún
otro
que
el
Brahman,
entonces
el
conocimiento
«yo
soy
el
Brahman»
ciertamente
deviene
falso.
Por
consiguiente,
el
conocimiento
de
su
identidad
absoluta
no
puede
ser
impedido.
107.—
Puesto
que
el
intelecto
y
sus
modificaciones
tienen
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
ellos,
existen
por
él
y
son
no-conscientes.
Por
consiguiente,
la
liberación,
el
resultado
(del
Conocimiento
verdadero),
se
supone
que
está
en
el
Sí
mismo
consciente.
108.—
Puesto
que
ni
el
intelecto
(con
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
él)
ni
su
modificación
en
la
forma
del
ego
son
de
la
naturaleza
del
resultado
(es
decir,
la
liberación)
ni
su
causa
(material),
el
resultado
es
atribuido
al
Sí
mismo,
aunque
es
inmutable,
como
la
victoria
a
un
Rey.
109.—
Lo
mismo
que
el
reflejo
de
una
cara
hace
que
un
espejo
parezca
la
cara
misma
(no
diferente
de
la
cara),
así
también,
el
reflejo
del
Sí
mismo
en
el
espejo
del
ego
le
hace
parecer
el
Sí
mismo
(no
diferente
del
Sí
mismo).
Así
pues,
el
significado
de
la
sentencia
«yo
soy
el
Brahman»
es
razonable.
110.—
Ésta
es
la
única
manera
(es
decir,
cuando
el
reflejo
del
Sí
mismo
es
aceptado.
Ver
verso
78),
y
no
otra,
de
que
uno
conozca
que
uno
es
el
Brahman
(y
que
el
Brahman
es
uno
mismo).
De
otra
manera,
la
enseñanza
«Tú
eres
Eso»
también
deviene
inútil
en
la
ausencia
de
un
medio.
111.—
La
enseñanza
deviene
útil
si
se
dirige
a
un
escuchador.
¿Quién
será
el
escuchador
si
el
Presenciador
no
está?
112.—
Si
se
es
de
la
opinión
de
que
el
escuchador
es
el
intelecto
próximo
al
Presenciador
(que
es
el
único
que
existe
y
que
es
sin-acción),
no
puede
considerarse
que
el
escuchador
saque
ningún
beneficio
del
Presenciador,
como
si
se
tratara
de
un
pedazo
de
madera.
113.—
Pero
entonces
debe
admitirse
que
el
Presenciador
está
sujeto
a
cambio,
si
hubiera
algún
beneficio
dado
por
Él
al
intelecto.
¿Qué
mal
hay
si
se
acepta
el
reflejo
del
Sí
mismo,
como
ello
es
apoyado
por
la
Sruti
y
la
Smriti?
114.—
Si
se
dice
que
habrá
cambios
en
el
Sí
mismo
en
caso
de
que
se
acepte
el
reflejo,
nosotros
decimos
que
no.
Pues
ya
hemos
dicho
que
el
reflejo
de
la
Consciencia
en
el
intelecto
es
una
irrealidad,
lo
mismo
que
una
cuerda
parece
ser
una
serpiente,
y
lo
mismo
que
el
reflejo
de
una
cara
en
un
espejo
parece
ser
la
cara
misma.
115,
116.—
(Objeción).
No.
Habrá
aquí
entonces
la
falacia
de
la
dependencia
recíproca,
pues
el
conocimiento
del
reflejo
depende
del
conocimiento
del
Sí
mismo
(y
el
conocimiento
del
Sí
mismo
depende
del
conocimiento
del
reflejo);
(pero
ello
no
es
así
en
el
caso
de
la
cara,
etc.,
y
sus
reflejos),
pues
la
cara,
etc.,
se
conocen
siempre
independientes
de
sus
reflejos.
Puede
decirse
que
el
reflejo
pertenece
al
Sí
mismo
si
se
sabe
que
éste
tiene
una
existencia
independiente.
Igualmente,
el
Sí
mismo
puede
tener
una
existencia
independiente
si
el
reflejo
le
pertenece
a
Él.
117.—
(Respuesta).
Eso
no
es
así.
Pues
se
sabe
que
el
intelecto
y
el
Sí
mismo
existen
independientes
entre
sí
en
el
sueño
con
sueños
como
la
cara
y
su
reflejo,
ya
que
entonces
el
Sí
mismo
ilumina
las
modificaciones
del
intelecto
en
las
formas
de
objetos,
tales
como
carros,
etc.,
aunque
ellos
no
están
presentes
en
ese
estado.
(El
intelecto
es
un
objeto
del
Sí
mismo
en
el
sueño.
Por
consiguiente
debe
admitirse
que
el
Sí
mismo
tiene
una
existencia
independiente
de
Su
reflejo).
118,
119.—
Penetradas
por
la
Consciencia,
las
modificaciones
mentales,
en
las
formas
de
los
objetos,
vienen
a
la
existencia.
Los
objetos
externos
son
lo
que
imparte
sus
formas
a
estas
modificaciones.
Las
más
deseables
de
todas
las
cosas
(por
parte
del
agente),
estos
objetos
externos,
son
llamados
objetos
de
su
acción.
Al
que
tiene
ese
deseo
se
le
prescribe
que
haga
acciones.
Las
modificaciones
mentales
en
las
que
están
presentes
las
formas
de
los
objetos
externos
son
llamadas
los
instrumentos
de
su
conocimiento
de
los
objetos
(En
los
versos
118-122
se
muestra
que
el
Sí
mismo
en
el
estado
de
vigilia
es
distinto
del
intelecto,
como
ya
se
ha
mostrado
que
lo
es
en
el
sueño
en
el
verso
117).
120.—
El
ego,
que
es
penetrado
por
el
reflejo
de
la
Consciencia,
es
llamado
el
conocedor
o
el
agente
de
la
acción
de
conocer.
El
que
se
conoce
a
sí
mismo
(el
Presenciador)
como
distinto
de
estos
tres
(el
agente,
el
objeto
y
el
instrumento)
es
un
conocedor
(real)
del
Sí
mismo.
121.—
Las
modificaciones
del
intelecto
llamadas
«conocimiento
verdadero»,
«conocimiento
dudoso»
y
«conocimiento
falso»
se
apartan
de
su
existencia.
Hay
solo
una
y
la
misma
Consciencia
en
todos
ellos,
pero
las
diferencias
se
deben
a
las
modificaciones.
122.—
Lo
mismo
que
una
joya
difiere
en
color
debido
a
la
proximidad
de
cosas
(coloreadas),
así
también,
la
Consciencia
difiere
(según
las
diferentes
modificaciones
de
la
mente
sobreimpuesta
a
Él).
Las
impurezas
y
cambios
en
el
Sí
mismo
se
deben
todos
a
Su
conexión
con
estas
modificaciones.
123.—
Las
modificaciones
del
intelecto
son
manifestadas,
conocidas
y
dotadas
de
existencia
por
el
Sí
mismo,
el
cual
es
conocido
inmediatamente
y
diferente
de
ellas.
Esto
se
infiere
con
la
ayuda
del
ejemplo
de
una
lámpara
(la
discusión
comienza
aquí
y
acaba
en
el
verso
140).
124.—
Uno
hace
que
otro
acepte
el
Sí
mismo
por
medio
de
una
evidencia
positiva,
o
sin
una
evidencia
positiva,
negando
meramente
el
no-Sí
mismo
y
dejando
el
Sí
mismo
solo.
(Después
de
afirmar
que
el
Sí
mismo
es
probado
por
la
evidencia
positiva
en
el
verso
123,
el
autor
refuta
la
doctrina
de
que
Él
es
probado
por
la
evidencia
negativa
solo
en
los
versos
124-140).
125.—
La
posibilidad
de
un
vacío
solo
se
contempla
debido
a
que
el
Presenciador
es
desconocido
y
si
se
niega
el
no-Sí
mismo
por
medio
de
la
evidencia
de
las
palabras.
126.—
(Objeción).
«Tú
eres
un
ser
consciente,
¿cómo
puedes
tú
ser
el
cuerpo?
(la
idea
es
que
siendo
contradictorios
entre
sí
el
Sí
mismo
y
el
no-Sí
mismo,
el
primero
queda
cuando
se
niega
el
segundo)».
(Respuesta)
El
Sí
mismo
no
puede
ser
probado
así,
pues
el
Sí
mismo
no
es
conocido
(por
ninguna
otra
evidencia).
El
Sí
mismo
puede
ser
probado
negando
el
no-Sí
mismo
si
se
sabe
que
existe
la
Consciencia
Pura.
127.—
(Objeción)
El
Sí
mismo
es
auto-existente
pues
la
Consciencia
Pura
es
conocida
inmediatamente.
(Respuesta).
En
ese
caso
el
conocimiento
del
Sí
mismo
deviene
similar
(en
lo
que
concierne
a
la
falta
de
una
evidencia)
al
conocimiento
del
vacío
asumido
por
los
nihilistas.
128.
—
(Objeción)
Que
el
agente,
el
objeto
y
el
instrumento
se
sabe
que
existen
simultáneamente
es
probado
por
la
memoria
(por
ejemplo,
cuando
uno
dice)
«yo
lo
conocí»
(El
objetor
trata
de
probar
la
existencia
independiente
del
Sí
mismo
mostrando
que
debe
haber
un
principio
auto-evidente
por
cuyo
medio
estas
tres
cosas
son
conocidas
simultáneamente.
Y
eso
es
el
Sí
mismo).
129.—
(Respuesta)
(versos
129-132).
Aunque
la
memoria
es
una
evidencia
verdadera,
la
simultaneidad
es
un
error
debido
a
la
percepción
rápida.
Así
pues,
ellos
fueron
percibidos
antes
uno
después
de
otro
y
son
recordados
después
de
la
misma
manera.
130.—
Relativos
entre
sí,
y
característicamente
diferentes
entre
sí,
las
cosas
significadas
por
«ello»
y
«mí
mismo»
en
la
sentencia
«yo
lo
conocí
a
ello
y
a
mí
mismo»,
no
pueden
ser
los
objetos
de
una
percepción
simultánea.
131.—
Tres
cosas
(a
saber,
un
agente,
un
instrumento
y
un
objeto)
son
necesarias
en
la
percepción
entre
sí
del
conocedor,
el
conocimiento
y
lo
conocido.
(Y
para
evitar
un
regressus
ad
infinitum
no
puede
decirse
que
cada
una
de
estas
tres
cosas
probará
su
propia
existencia,
debido
a
que)
la
agencia
del
agente,
agotada
en
la
prueba
de
su
propia
existencia,
no
estará
disponible
para
probar
la
existencia
del
instrumento
y
el
objeto
al
mismo
tiempo.
132.—
Lo
que
se
desea
gobernar
con
la
acción
de
un
agente
es
un
objeto
de
esa
acción.
Por
consiguiente,
el
objeto
depende
del
agente,
y
no
del
Sí
mismo,
que
es
diferente
de
él.
133.—
Solo
por
medio
de
evidencias
tales
como
las
palabras
(la
Sruti),
la
inferencia,
etc.
(por
ejemplo,
la
percepción
sensorial),
y
de
ninguna
otra
manera,
todas
las
cosas
devienen
conocidas
para
aquellos
que
no
las
conocen.
134.—
¿Es
el
Sí
mismo
substanciado
también
por
medio
de
una
evidencia
o
no?
Aunque
el
Sí
mismo
mismo
es
independiente
de
la
evidencia,
la
evidencia
es
necesaria
para
conocer-Le.
135.—
Si
el
Sí
mismo
consciente
es
tomado
como
ignorante,
entonces
es
necesaria
una
evidencia
para
que
Él
pueda
conocerse
a
Sí
mismo.
La
evidencia
es
ciertamente
necesaria
para
conocer
al
Sí
mismo
si
otro
(es
decir,
el
ego)
diferente
de
Él
fuera
considerado
como
ignorante.
136,
137.—
¿Significa
la
substanciación
ser
conocido,
ser
dotado
de
existencia
u
otra
cosa?
Si
substanciación
significa
«ser
conocido»
se
deben
recordar
las
dos
alternativas
mencionadas
en
el
verso
anterior
(el
verso
134).
Como
es
bien
sabido
que
todas
las
cosas
vienen
a
la
existencia
por
sus
causas,
ningún
esfuerzo
(por
vía
de
la
aplicación
de
una
evidencia)
es
necesario
para
la
substanciación.
138.—
Por
consiguiente,
substanciación
significa
«ser
conocido»
según
la
doctrina
en
la
que
se
admiten
el
conocedor,
el
conocer
y
lo
conocido.
En
el
caso
de
ambos,
el
presenciador
y
lo
presenciado,
ella
denota
«ser
conocido»
y
no
«ser
dotado
de
existencia».
139.—
Si
se
asume
que
la
distinción
del
agente,
el
objeto,
etc.,
es
lo
que
es
la
substanciación,
(nosotros
decimos
que)
puede
haber
distinción
(cuando
el
Sí
mismo
es
reflejado
en
el
intelecto,
etc.)
o
indistinción
con
respecto
al
otro
(es
decir,
el
presenciador)
solo,
pero
no
con
respecto
al
agente
(debido
a
que
el
agente,
el
objeto,
etc.,
son
noconscientes
por
naturaleza).
140.—
No
hay
ninguna
distinción
entre
un
jarro
y
un
hombre
ciego
(puesto
que
no
hay
nada
más
que
el
jarro
que
sea
conocido
—y
por
consiguiente,
la
substanciación
no
significa
distinción).
No
obstante,
si
se
quiere
predicar
la
distinción
del
agente,
etc.,
se
debe
admitir
que
la
cognitividad
pertenece
al
Sí
mismo
solo
(que
es
diferente
del
agente.
Aquí
acaba
la
discusión
comenzada
en
el
verso
123
de
este
capítulo).
141.—
Dígasenos,
por
favor,
qué
beneficio
se
saca
sosteniendo
que
el
conocimiento
depende
de
otras
cosas.
Si
se
argumenta
que
es
deseable
la
dependencia
(del
conocimiento)
con
respecto
al
conocedor,
(nosotros
respondemos
que)
según
nosotros,
el
conocedor
también
no
es
nada
sino
Conocimiento.
142.—
El
intelecto
mismo,
aunque
indivisible,
es
considerado
por
las
gentes
engañadas
como
constando
de
las
divisiones
del
conocedor,
el
conocer
y
lo
conocido.
143.—
Según
nosotros,
las
acciones,
los
agentes,
etc.,
consisten
únicamente
en
conocimiento
solo.
(Respuesta).
Se
debe
aceptar
un
agente
de
este
conocimiento
si
se
admite
su
existencia
y
destrucción
(a
cada
momento).
144.—
Vuestra
propia
conclusión
es
abandonada
si
no
se
admite
alguna
cualidad
(tal
como
la
existencia
y
la
destrucción
a
cada
momento)
perteneciente
al
conocimiento.
(Objeción).
Las
cualidades
de
la
existencia,
etc.,
no
son
nada
sino
la
negación
de
su
noexistencia
y
demás.
(Respuesta)
Incluso
entonces,
el
conocimiento
no
puede
ser
factible
de
destrucción
(a
cada
momento)
pues,
según
vosotros,
es
conocido
por
sí
mismo.
145.—
La
destrucción
tiene
como
su
límite
último
algo
que
es
auto-existente.
Si
la
destrucción
es
la
negación
de
la
no-destrucción,
entonces
una
vaca
se
define
como
la
noexistencia
de
una
no-vaca.
Eso
no
puede
ser
la
definición
de
una
vaca.
146.—
Según
vosotros
igualmente,
las
cosas
significadas
por
la
palabra
«momentáneo»
son
solo
la
negación
de
cosas
que
son
«no-momentáneas».
147.—
(Los
idealistas).
Puesto
que
no
puede
haber
ninguna
diferencia
en
la
noexistencia,
las
diferencias
se
deben
solo
a
los
nombres.
(Respuesta).
Os
lo
ruego,
decidme
cómo
puede
haber
multiplicidad
en
una
no-existencia
indivisible
debido
solo
a
los
diferentes
nombres.
148.—
¿Cómo
puede
la
negación
(de
una
no-vaca)
significar
una
vaca,
si
por
la
palabra
negación
se
entiende
la
negación
de
cosas
diferentes?
Ninguna
negación
(por
ejemplo,
la
negación
de
un
caballo
o
la
de
una
cabra
no
distingue
a
una
vaca
de
ninguno
de
ellos)
distingue
a
una
cosa
de
otra;
ni
tampoco
lo
hace
la
negación
de
propiedades
especiales
(por
ejemplo,
la
falta
de
cuernos,
etc.).
149.—
Lo
mismo
que,
según
vosotros,
los
nombres,
la
especie,
etc.,
no
cualifican
al
Conocimiento,
pues
el
Conocimiento
no
tiene
ninguna
propiedad
particular,
(así
también,
la
negación
de
una
no-vaca,
los
no-cuernos,
etc.,
no
cualifican
a
una
vaca).
150.—
Puesto
que
tenéis
que
aceptar
la
percepción
sensorial
y
la
inferencia
en
la
vida
cotidiana,
tenéis
que
admitir
también
la
diferencia;
pues
éstas
consisten
en
acciones,
hacedores,
y
demás.
151.—
Las
entidades
que
cualifican
al
conocimiento,
tales
como
jarros,
azul,
amarillo,
etc.,
y
también
al
conocedor
por
el
que
éstas
son
conocidas,
deben
ser
aceptadas
(aquí
acaba
la
refutación
de
los
idealistas
comenzada
en
el
verso
141).
152.—
Lo
mismo
que
el
perceptor
es
diferente
de
los
colores,
etc.,
que
son
perceptibles,
así
también,
el
conocedor,
el
Sí
mismo,
es
diferente
de
las
modificaciones
del
intelecto
que
son
cognoscibles.
Lo
mismo
que
una
lámpara
que
revela
las
cosas
es
diferente
de
ellas,
así
también,
el
conocedor
es
diferente
de
las
cosas
conocidas.
153,
154.—
¿Qué
otra
relación
excepto
la
del
veedor
y
lo
visto
puede
haber
entre
el
Sí
mismo,
el
Presenciador,
y
las
modificaciones
del
intelecto
presenciado
por
Él?
(Pregunta:)
¿La
consciencia
del
Sí
mismo
penetra
las
modificaciones
(realmente
—la
penetración
real
es
imposible
pues
el
Sí
mismo
es
sin-cambio—
o
aparentemente)?
(Respuesta:)
Si
es
aparentemente,
el
Sí
mismo
eterno
debe
ser
de
alguna
utilidad
para
el
intelecto.
155.—
Se
ha
dicho
antes
que
el
beneficio
sacado
por
el
intelecto
de
(la
proximidad
del)
Sí
mismo
es
que
el
intelecto
parece
consciente
como
el
Sí
mismo.
Puesto
que
el
intelecto
es
un
revelador,
como
la
luz
y
demás,
penetra
los
objetos
tales
como
los
jarros,
etc.
(el
Sí
mismo
se
relaciona
así
con
los
objetos
externos
a
través
de
Su
reflejo).
156.—
Lo
mismo
que
un
jarro
colocado
al
sol
puede
decirse
que
ha
sido
puesto
a
la
luz,
así
también,
un
objeto
en
el
intelecto
puede
decirse
que
ha
sido
puesto
bajo
su
conocimiento.
Este
poner
bajo
su
conocimiento
no
es
nada
sino
ser
penetrado
por
el
intelecto.
Los
objetos
devienen
penetrados
por
el
intelecto
uno
detrás
de
otro.
157.—
El
intelecto
penetra
un
objeto
(y
asume
su
forma)
cuando
el
objeto
es
revelado
mediante
la
ayuda
(es
decir,
el
reflejo)
del
Sí
mismo.
Lo
mismo
que
el
tiempo
y
el
espacio,
el
Sí
mismo
omnipenetrante
no
tiene
ningún
orden
ni
sucesión
(al
penetrar
los
objetos).
158.—
Una
cosa
como
el
intelecto,
que
depende
del
agente,
etc.,
para
penetrar
sus
objetos,
y
que
no
penetra
todos
los
objetos
al
mismo
tiempo,
es
factible
de
transformación.
159.—
Es
al
intelecto,
y
no
al
Sí
mismo
que
es
inmutable,
a
quien
pertenece
el
conocimiento
«yo
soy
el
Brahman».
Además,
el
Sí
mismo
es
sin-cambio
debido
a
que
Él
no
tiene
ningún
otro
presenciador.
(Solo
las
cosas
cambiantes
pueden
tener
un
presenciador.
Si
se
asumiera
un
presenciador
del
Sí
mismo
habría
un
regressus
ad
infinitum).
160.—
Si
el
agente,
es
decir,
el
ego,
sintiera
«yo
estoy
liberado»,
la
liberación
del
dolor
y
el
placer
no
sería
razonable
con
respecto
a
él
(pues
un
agente
está
conectado
siempre
con
el
dolor
y
el
placer).
161,
162.—
El
conocimiento
erróneo
de
que
uno
es
feliz
o
infeliz
debido
a
la
identificación
de
uno
con
el
cuerpo,
etc.,
así
como
el
placer
o
la
aflicción
debidos
a
la
posesión
o
la
perdida
de
un
anillo,
es
negado
ciertamente
por
el
conocimiento
verdadero
de
que
uno
es
Consciencia
Pura.
En
caso
contrario,
una
evidencia
deviene
no-evidencia
y
todo
acaba
en
no-existencia
(si
el
conocimiento
negara
el
conocimiento
verdadero).
163.—
Uno
siente
dolor
cuando
el
cuerpo
de
uno
es
herido,
cortado
o
destruido,
(debido
a
que
uno
se
identifica
con
él).
De
otro
modo,
el
Sí
mismo
(que
es
diferente
del
cuerpo)
nunca
está
dolorido.
Un
hombre
no
está
dolorido
porque
haya
quemaduras
en
otro.
164.—
Puesto
que
yo
no
soy
tocado
por
nada
y
no
poseo
un
cuerpo,
yo
no
soy
nunca
susceptible
de
ser
quemado.
El
dolor
surge
de
la
noción
errónea
(debida
a
una
falsa
identificación
con
el
cuerpo),
lo
mismo
que
la
noción
errónea
de
que
alguien
muere
en
la
muerte
del
hijo
de
uno.
165.—
Lo
mismo
que
la
noción
errónea
«yo
poseo
un
anillo»
es
eliminada
cuando
surge
el
conocimiento
verdadero,
así
también,
la
consciencia
falsa
«yo
soy
infeliz»
es
negada
por
el
conocimiento
verdadero
«yo
soy
el
Brahman
puro».
166.—
Podría
imaginarse
que
el
Sí
mismo
puro
es
susceptible
de
sufrir
si
se
probara
que
el
Sí
mismo
posee
sufrimiento.
La
identificación
de
uno
con
el
cuerpo,
etc.,
es
la
causa
del
sufrimiento
que
se
siente
y
es
responsable
de
la
idea
de
que
el
Sí
mismo
es
susceptible
de
sufrimiento.
167.—
Lo
mismo
que,
debido
a
la
no-discriminación,
se
siente
que
el
tacto
y
el
movimiento
están
en
el
Sí
mismo,
el
cual
es
exento
de
ellos,
así
también,
el
sufrimiento
mental
se
siente
que
está
en
el
Sí
mismo
(debido
a
la
misma
razón).
168,
169.—
El
sufrimiento
(debido
a
la
identificación
con
el
cuerpo
sutil)
acaba
cuando
tiene
el
conocimiento
discriminativo
(de
que
uno
es
el
Sí
mismo),
lo
mismo
que
los
movimientos,
etc.
(pertenecientes
al
cuerpo
grosero)
son
negados
(cuando
uno
sabe
que
uno
es
diferente
del
cuerpo
grosero).
La
infelicidad
es
vista
en
el
Sí
mismo
cuando
la
mente
divaga
contra
la
voluntad
de
uno
debido
a
la
Ignorancia.
Pero
ella
no
es
vista
cuando
la
mente
está
en
reposo.
Por
consiguiente,
no
es
razonable
(decir)
que
la
infelicidad
está
en
el
Sí
mismo.
170.—
El
dicho
«Tú
eres
Eso»
implica
una
realidad
indivisible
(el
Sí
mismo-Brahman).
Las
palabras
«Tú»
y
«Eso»
expresan
la
misma
realidad
indirectamente
como
(las
palabras
«caballo»
y
«azul»)
en
la
sentencia
«es
un
caballo
azul».
171.—
La
palabra
«Tú»
viene
a
significar
a
uno
libre
de
sufrimiento
debido
a
que
es
usada
en
el
mismo
predicamento
con
la
palabra
«Eso»
que
significa
a
Uno
eternamente
exento
de
sufrimiento.
Similarmente,
usada
en
la
misma
conexión
con
la
palabra
«Tú»,
que
significa
el
Sí
mismo
(el
cual
es
conocido
directamente),
la
palabra
«Eso»
viene
a
significar
también
una
cosa
conocida
directamente.
172.—
La
sentencia
«Tú
eres
Eso»
produce
el
conocimiento
inmediato
del
Sí
mismo-
Brahman,
lo
mismo
que
el
dicho
«Tú
eres
el
décimo».
173.—
Sin
abandonar
sus
significados
propios
(el
significado
directo
de
la
palabra
«tú»
es
Consciencia
Pura
con
el
intelecto
y
el
reflejo
de
la
Consciencia
en
ella.
El
significado
directo
de
la
palabra
«Eso»
es
Consciencia
Pura
con
Mâyâ
—Ignorancia
primaria—
y
el
reflejo
de
la
Consciencia
en
ella),
las
palabras
«tú»
y
«Eso»
liberan
un
significado
especial
(un
Ser
indivisible
y
de
la
naturaleza
de
la
Felicidad
solo,
el
Sí
mismo-Brahman)
que
resulta
en
el
conocimiento
del
Sí
mismo-Brahman.
Ellas
no
expresan
ningún
otro
significado
contrario
a
éste.
174,
175.—
Lo
mismo
que
el
extraviado
por
el
número
nueve,
el
décimo
hombre,
no
sabía
que
él
era
el
décimo
hombre
y
quería
saber
quién
era
ese
décimo
hombre,
así
también,
uno
no
ve
su
propio
Sí
mismo,
el
Presenciador,
aunque
es
desapegado
del
no-Sí
mismo,
y
auto-evidente,
debido
a
que
sus
ojos
están
cubiertos
por
la
Ignorancia
y
el
intelecto
cautivado
por
los
deseos.
176.—
Uno
conoce
su
propio
Sí
mismo,
el
Presenciador
del
intelecto
y
de
todas
sus
modificaciones,
por
sentencias
tales
como
«Tú
eres
Eso»,
lo
mismo
que
el
hombre
que
se
conoció
a
sí
mismo
por
la
sentencia
«tú
eres
el
décimo».
177,
178.—
La
comprensión
de
las
sentencias
es
posible
(en
base
a
los
significados
implícitos
de
las
palabras)
por
el
método
del
acuerdo
y
la
contrariedad
después
de
que
se
ha
verificado
cuáles
palabras
deben
ser
colocadas
primero
y
cuáles
después
(al
construir
las
sentencias
nosotros
colocamos
primero
las
palabras
«yo»,
«tú»,
etc.,
y
«Eso»,
«Brahman»,
etc.,
después).
Pues
el
orden
de
las
palabras
en
las
sentencias
védicas
sigue
al
significado
de
las
sentencias.
La
regla
sobre
el
recuerdo
de
los
significados
de
las
palabras,
según
el
orden
en
el
que
las
sentencias
son
construidas,
no
es
válida
en
los
Vedas.
179.—
La
cuestión
(de
cómo
uno
es
el
Brahman)
está
fuera
de
lugar
cuando
los
significados
de
las
palabras
en
las
sentencias
(«Tú
eres
Eso»,
etc.),
que
tienen
significados
verificados,
están
claros
para
que
los
significados
de
las
sentencias
se
comprendan.
180.—
El
método
del
acuerdo
y
la
contrariedad
se
expone
para
que
uno
pueda
familiarizarse
con
los
significados
de
las
palabras.
Pues
uno
no
puede
conocer
el
significado
de
una
sentencia
sin
conocer
(el
significado
de
las
palabras
en
ella).
181-183.—
Los
significados
de
las
sentencias
tales
como
«Tú
eres
Eso»,
es
decir,
uno
es
el
Brahman,
son
siempre
libres
y
no
devienen
manifiestos
debido
a
la
nodiscriminación
de
los
significados
implícitos
de
la
palabra
«tú».
Por
consiguiente,
es
con
el
propósito
de
discriminar
el
significado
de
esa
palabra,
y
para
ningún
otro
propósito,
que
ha
sido
descrito
el
método
del
acuerdo
y
la
contrariedad.
Pues
cuando
se
discrimina
el
significado
de
la
palabra
«tú»,
uno
deviene
perfectamente
cierto
de
la
naturaleza
del
Sí
mismo
por
la
negación
del
ego
conectado
con
la
infelicidad
del
significado
de
la
palabra
«yo»,
y
entonces
el
significado
de
la
sentencia,
a
saber,
una
indivisible
Consciencia
Pura,
deviene
manifiesto
como
un
fruto
colocado
en
la
palma
de
la
mano.
184.—
Por
consiguiente,
aquellos
que
son
bien
versados
en
los
significados
de
las
palabras
y
las
sentencias
no
deben
asumir
un
significado
que
no
esté
de
acuerdo
con
la
Sruti
y
abandonar
lo
que
hay
en
ella
(el
conocimiento
verdadero
del
Sí
mismo-Brahman
que
surge
de
las
sentencias
como
«Tú
eres
Eso»,
etc.).
Pues
esta
explicación
de
la
sentencia
es
posible
así.
185.—
(Objeción).
El
conocimiento
«yo
soy
el
Brahman»
(por
parte
de
aquellos
a
los
que
la
idea
«yo
soy
el
Brahman»
se
prescribe
como
repetición
con
miras
a
la
autopurificación)
es
contradicho
por
la
percepción
de
los
sentidos
(pues
la
percepción
de
los
sentidos,
según
el
objetor,
prueba
que
el
hacedor,
etc.,
está
en
el
Sí
mismo),
etc.,
como
el
hecho
de
hervir
partículas
de
oro
(las
partículas
de
oro
son
hervidas
a
fin
de
santificarlas
para
el
uso
en
algunos
sacrificios).
(Respuesta)
¿Cómo
puede
ser
contradicho
ese
conocimiento
(evidentemente
las
partículas
de
oro
no
se
reblandecen,
de
modo
que
la
palabra
«hervir»
implica
una
contradicción)
con
estas
evidencias
que
son
evidencias
solo
aparentemente?
186.—
(Objeción).
El
conocimiento
de
que
uno
es
exento
de
infelicidad
no
surge
de
la
sentencia
(uno
se
siente
infeliz
y
demás
desde
su
nacimiento.
El
conocimiento
«yo
soy
libre
de
infelicidad»
—es
decir,
«yo
soy
el
Brahman»,
que
viene
después,
no
puede,
por
consiguiente,
negar
el
previo)
mientras
uno
siente
que
uno
es
infeliz,
aunque
la
sensación
de
infelicidad
puede
deberse
a
la
percepción
de
los
sentidos,
etc.,
que
son
todos
falaces.
(Repuesta).
Nosotros
decimos
«No».
Pues
hay
excepciones
(uno
siente
que
el
cielo
es
azul
desde
su
nacimiento,
pero
más
tarde
uno
adquiere
el
conocimiento
de
que
el
cielo
no
tiene
color
cuando
se
le
dice).
187,
188.—
(Continúa
la
respuesta).
Yo
me
sentí
miserable
debido
a
quemaduras,
cortes,
etc.,
en
el
sueño
y
fui
liberado
(el
dolor,
etc.,
no
son,
por
consiguiente,
las
propiedades
del
Sí
mismo)
del
sufrimiento
a
través
de
la
enseñanza
(impartida
a
mí
por
un
hombre
de
conocimiento)
en
ese
estado.
Incluso
si
se
argumenta
que
la
enseñanza
en
el
sueño
no
niega
el
sufrimiento,
no
obstante,
el
sufrimiento,
etc.,
no
pueden
ser
considerados
como
perteneciendo
al
Sí
mismo.
Pues
la
ausencia
de
sufrimiento
es
ahí
tanto
antes
como
después
de
que
el
sufrimiento
sea
experimentado,
ya
que
una
ilusión
o
un
sufrimiento
no
son
nunca
incesantes.
189.—
No
hay
ninguna
contradicción
si
al
negar
la
idea
de
que
uno
es
infeliz
uno
sabe
de
sí
mismo
que
él
es
el
Sí
mismo
(es
decir,
el
Brahman),
lo
mismo
que
el
hombre
que
supo
de
sí
mismo
que
él
era
el
décimo
y
no
uno
de
los
otros
nueve.
190,
191.—
Es
por
la
sentencia
solo
y
por
nada
más
que
uno
se
sabe
a
sí
mismo
ser
libre
(es
decir,
el
Brahman).
El
significado
de
la
sentencia
es
conocido
por
el
conocimiento
de
los
significados
(implícitos)
de
las
palabras;
estos
significados
son
conocidos
a
su
vez
por
el
método
del
acuerdo
y
la
contrariedad.
Uno
se
sabe
a
sí
mismo
así
ser
libre
del
sufrimiento
y
de
la
acción.
192,
193.—
El
conocimiento
verdadero
del
Sí
mismo-Brahman
deviene
manifiesto
por
sentencias
tales
como
«Tú
eres
Eso»,
lo
mismo
que
el
conocimiento
adquirido
por
la
sentencia
«tú
eres
el
décimo».
La
concepción
(falsa)
de
que
el
sufrimiento
toca
al
Sí
mismo
se
desvanece
para
siempre
cuando
surge
el
conocimiento
verdadero
del
Sí
mismo-
Brahman,
lo
mismo
que
todo
tipo
de
sufrimiento
experimentado
en
el
sueño
acaba
tan
pronto
como
uno
se
despierta.
194.—
El
conocimiento
(de
que
han
sido
hervidas)
no
surge
en
las
partículas
de
oro,
etc.,
pues
ellas
no
se
reblandecen.
Ellas
son
calentadas
con
el
hervido
con
el
propósito
de
producir
un
resultado
invisible
(en
relación
con
los
sacrificios).
No
es
un
hecho
que
el
conocimiento
verdadero
no
surge
de
sentencias
como
«Tú
eres
Eso»,
pues
aquí
no
hay
ninguna
contradicción
tal.
195.—
Los
significados
de
las
dos
palabras
«Eso»
y
«eres»
en
la
sentencia
«Tú
eres
Eso»
son
bien
conocidos.
Ella
no
produce
conocimiento
verdadero
por
falta
de
ayuda
cuando
el
significado
(implícito)
de
la
palabra
«Tú»
no
es
conocido.
196.—
La
palabra
«eres»
se
usa
para
mostrar
que
las
dos
palabras
«Tú»
y
«Eso»
están
en
el
mismo
predicamento.
197.—
Al
estar
en
el
mismo
predicamento
con
la
palabra
«Tú»,
la
palabra
«Eso»
viene
a
significar
el
Sí
mismo.
(Similarmente,
al
estar
en
la
misma
relación
con
la
palabra
«Eso»),
la
palabra
«Tú»
viene
a
significar
la
misma
cosa
que
la
palabra
«Eso».
(Así
pues,
en
su
relación
entre
sí)
las
dos
palabras
muestran
que
el
Sí
mismo
no
es
infeliz
y
que
el
Brahman
no
es
otro
que
el
Sí
mismo.
198.—
Así
pues,
ambas
palabras
en
conjunción
expresan
el
mismo
significado
(un
único
Ser
indivisible
de
la
naturaleza
de
la
Felicidad,
el
Sí
mismo-Brahman),
como
está
implícito
en
la
sentencia
«No
esto,
no
esto».
199.—
¿Por
qué
se
dice
entonces
que
la
sentencia
no
es
una
evidencia
(en
lo
que
concierne
al
conocimiento
del
Brahman)
y
que
depende
de
una
acción
(para
producir
el
mismo
conocimiento),
cuando
el
resultado
producido
por
la
sentencia
«Tú
eres
Eso»
es
el
conocimiento
verdadero
que
concierne
al
Sí
mismo-Brahman?
200.—
Por
consiguiente,
nosotros
no
admitimos
(la
prescripción
de
una
acción)
en
el
comienzo,
en
el
fin
ni
el
medio
(es
decir,
en
el
momento
de
la
primera
enseñanza
de
la
sentencia
«Tú
eres
Eso»,
en
el
momento
en
que
se
obtiene
el
conocimiento
directo
del
Sí
mismo-Brahman,
ni
en
el
momento
de
la
comprensión
de
los
significados
implícitos
de
las
palabras
por
el
método
del
acuerdo
y
la
contrariedad).
Pues
eso
es
contradictorio
y
no
se
encuentra
en
los
Vedas.
No
solo
eso,
sino
que,
en
ese
caso,
nosotros
tenemos
que
abandonar
lo
que
hay
en
ellos
(los
Vedas).
Y
eso
sería
dañino.
201.—
(Objeción).
La
Felicidad
de
la
liberación
no
es
obtenida
por
la
verificación
del
significado
de
la
sentencia,
a
diferencia
de
la
satisfacción
que
se
siente
al
comer.
Lo
mismo
que
el
arroz
con
leche
no
puede
ser
preparado
con
estiércol
de
vaca,
así
también,
el
conocimiento
directo
del
Brahman
no
puede
ser
producido
simplemente
por
la
verificación
del
significado
de
la
sentencia.
202.—
(Respuesta).
El
conocimiento
indirecto,
es
cierto,
es
el
resultado
producido
por
las
sentencias
que
conciernen
al
no-Sí
mismo,
pero
eso
no
es
así
en
el
caso
de
las
sentencias
que
conciernen
al
Sí
mismo.
Es
conocimiento
directo
y
cierto
como
en
el
caso
del
décimo
hombre.
203.—
Por
consiguiente,
acepta
el
Sí
mismo
como
Auto-evidente,
lo
cual
significa
lo
mismo
que
Auto-congnoscible.
Así
pues,
según
nosotros,
el
conocimiento
del
Sí
mismo
deviene
posible
cuando
se
desvanece
el
ego
(cuando
a
uno
se
le
enseña
«Tú
eres
Eso»).
204.—
El
sufrimiento
es
una
propiedad
que
pertenece
al
intelecto
(es
decir,
al
ego).
Por
consiguiente,
¿cómo
puede
pertenecer
al
Sí
mismo,
que
es
de
la
naturaleza
de
la
Consciencia
Pura
y
que
no
tiene
ninguna
relación
con
el
sufrimiento?
205.—
El
Presenciador
es
conocido
por
Sí
mismo,
que
es
de
la
naturaleza
del
Conocimiento
solo.
El
nacimiento
de
la
modificación
del
intelecto
penetrado
por
el
reflejo
de
la
Consciencia
es
lo
que
se
conoce
como
el
conocimiento
del
Sí
mismo.
206.—
¿Cómo
puedes
hablar
de
la
escucha,
etc.,
del
Sí
mismo
por
tu
parte,
lo
cual
es
una
contradicción,
cuando
tú
eres
la
Liberación
eternamente
existente
libre
de
hambre,
etc.?
207.—
La
escucha
sería
necesaria
si
la
Liberación
tuviera
que
ser
producida.
Pero
en
ese
caso
la
Liberación
sería
transitoria.
Por
consiguiente,
la
sentencia
no
puede
tener
ningún
otro
significado
en
presencia
de
la
incongruencia.
208.—
La
repetición
de
la
idea
«yo
soy
el
Brahman»
podría
ser
posible
si
hubiera
una
diferencia
entre
el
escuchador
y
lo
que
es
escuchado.
El
significado
deseado
(es
decir,
que
el
Sí
mismo
individual
es
el
Brahman)
sería
erróneo
en
ese
caso.
Por
consiguiente,
la
sentencia
deviene
irracional
(es
decir,
pierde
su
autoridad).
209.—
Conociendo
que
uno
es
la
Liberación
eternamente
existente,
el
que
desea
hacer
acciones
es
un
hombre
de
intelecto
embotado
y
nulifica
las
escrituras.
210.— Pues al conocer que uno mismo es el Brahman, uno no tiene ningún deber que cumplir; ni puede uno ser un conocedor del Brahman cuando uno tiene deberes que cumplir. Uno se engaña a sí mismo si recurre a estos dos aspectos.
211.—
(Objeción
—versos
211-213).
Si
una
realidad
es
solo
señalada
(pero
no
se
da
ninguna
prescripción)
cuando
a
uno
se
le
dice
«Tú
eres
la
Liberación
eternamente
existente
»
(es
decir,
el
Brahman),
¿cómo
puede
uno
aplicarse
a
conocer
que
uno
es
eso
(sin
que
se
le
prescriba)?
212.—
Es
sabido
por
la
evidencia
de
la
percepción
que
uno
es
un
hacedor
y
miserable.
Y
entonces
hay
un
esfuerzo
para
que
uno
no
permanezca
así.
213.—
Por
consiguiente,
la
Sruti
reafirma
el
hecho
de
que
hay
que
hacer,
etc.,
por
parte
de
las
gentes,
y
prescribe
deberes
tales
como
razonar,
etc.,
para
que
puedan
conocer
que
ellos
son
el
Brahman
eternamente
existente.
214.—
(Respuesta).
¿Cómo
puede
uno
aceptar
un
significado
inconsistente
(es
decir,
que
uno
es
un
hacedor)
después
de
conocer
(por
la
sentencia,
que
es
la
única
evidencia
verdadera)
que
uno
es
la
Liberación
eternamente
existente,
la
cual
está
libre
de
infelicidad,
actividad
y
deseos?
215.
(Objeción).
Usted
debe
decir:
porque
yo,
aunque
de
una
naturaleza
opuesta
(es
decir,
de
la
naturaleza
del
Brahman),
debo
sentir
que
yo
tengo
deseos
y
actividades
y
que
yo
no
soy
el
Brahman.
216.—
(Respuesta
—versos
216-228).
Una
pregunta
sobre
este
tema
es
razonable,
pero
no
es
razonable
preguntar
por
qué
uno
es
libre
(es
decir,
por
qué
uno
se
siente
infeliz
aunque
uno
es
el
Brahman
según
la
evidencia
de
la
sentencia).
Lo
que
debe
preguntarse
es
solo
una
cosa
contraria
a
la
evidencia
(por
ejemplo,
la
sentencia
«Tú
eres
Eso»).
217.—
El
conocimiento
de
que
uno
es
libre
surge
de
una
evidencia
diferente
(es
decir,
diferente
de
la
evidencia
perceptual
y
demás),
a
saber,
de
la
evidencia
«Tú
eres
Eso».
Puesto
que
surge
de
una
evidencia
perceptual
falaz,
la
infelicidad
merece
una
explicación.
218.—
A
uno
debe
decírsele
lo
que
uno
pregunta
y
quiere
conocer;
y
el
preguntador
desea
conocer
la
liberación
(el
Sí
mismo),
que
es
libre
de
infelicidad.
219.—
Eso
(es
decir,
la
Liberación
debida
al
Auto-conocimiento)
que
elimina
la
infelicidad
debe
ser
dicho
(por
el
maestro
al
discípulo)
acordemente
a
su
pregunta,
indagando
cómo
su
infelicidad
podría
ser
eliminada
enteramente.
220.—
No
puede
haber
ninguna
duda
sobre
lo
que
la
Sruti
prueba,
pues
ella
es
una
fuente
de
conocimiento
independiente.
Por
consiguiente,
las
palabras
de
la
Sruti
producen
la
convicción
de
que
uno
es
libre.
Así
pues,
debe
decirse
que
ese
es
el
significado
de
la
Sruti,
pues
(ha
sido
probado
que)
la
Sruti
no
contradice
a
ninguna
otra
fuente
de
conocimiento.
221.—
El
Conocimiento
del
Sí
mismo
diferente
de
lo
que
se
ha
dicho
antes
no
es
razonable
en
base
a
la
autoridad
de
la
Sruti
«Él
es
no-conocido
para
aquellos
que
Le
conocen
(como
un
objeto
del
Conocimiento)»
y
«¿Quién
conocerá
al
conocedor?».
222.—
La
renuncia
a
todas
las
acciones
para
discriminar
el
significado
(implícito)
de
la
palabra
«Tú»,
deviene
el
medio
(del
Auto-conocimiento)
según
la
enseñanza
«controlando
los
sentidos
internos
y
externos».
223.—
Uno
debe
conocer
el
Sí
mismo,
el
Intimísimo,
y
el
significado
implícito
de
la
palabra
«tú»
en
la
combinación
del
cuerpo
y
los
sentidos
(como
su
presenciador).
Entonces
uno
conoce
que
el
Sí
mismo
es
el
Brahman,
el
principio
omni-comprehensivo.
Y
eso
es
el
significado
de
la
sentencia
«Tú
eres
Eso».
224.—
¿Cómo
puede
prescribírsele
a
uno
cumplir
un
deber,
cuando
el
significado
de
la
sentencia
de
que
uno
es
el
Brahman
es
conocido
por
uno
de
acuerdo
con
la
fuente
verdadera
del
conocimiento,
a
saber,
la
Sruti,
puesto
que
ninguna
otra
fuente
de
conocimiento
puede
existir
entonces
para
uno
(pues
entonces
todas
se
prueban
irreales)?
225.—
Por
consiguiente,
ninguna
acción
puede
serle
prescrita
a
uno
cuando
uno
ha
conocido
el
significado
de
la
sentencia
«Tú
eres
Eso»,
puesto
que
las
dos
ideas
contradictorias
«yo
soy
el
Brahman»
y
«yo
soy
un
hacedor»
no
pueden
existir
juntas.
226,
227.—
Que
uno
es
el
Brahman
es
el
conocimiento
verdadero.
(Este
conocimiento
verdadero)
no
es
negado
por
las
concepciones
falsas
de
que
uno
es
un
hacedor,
de
que
tiene
deseos
y
de
que
está
en
la
esclavitud
que
surgen
de
las
evidencias
engañosas.
Este
conocimiento
falso
(es
decir,
que
«yo
soy
un
hacedor»),
lo
mismo
que
la
identificación
del
Sí
mismo
con
el
cuerpo
(es
decir,
la
idea
de
que
«yo
soy
un
hombre»),
devienen
norazonables
cuando
el
conocimiento
de
que
uno
es
el
Brahman,
y
ninguno
otro
que
él,
se
aprehende
firmemente
de
acuerdo
con
la
enseñanza
de
las
escrituras.
228.—
Un
hombre
que
trata
de
librarse
del
temor
y
va
a
un
lugar
que
está
exento
de
él,
desde
un
lugar
lleno
de
temor,
si
es
independiente,
no
vuelve
a
ese
lugar
de
nuevo.
229.—
¿Cómo
puede
haber
la
posibilidad
de
una
mala
conducta
por
parte
de
uno
a
quien
se
prescribe
la
renuncia,
(la
escucha,
la
reflexión
y
la
meditación
en
el
Sí
mismo)
y
que
está
despertado
al
conocer
los
significados
implícitos
de
las
palabras
(«tú»
y
«eso»),
y
que
aspira
a
la
comprehensión
del
significado
de
la
sentencia
(«Tú
eres
Eso»)?
230.—
Por
consiguiente,
todo
lo
que
hemos
dicho
está
verificado.
231.— Uno no trata de obtener algo en lo cual ha perdido el interés. ¿Por qué un hombre que busca la liberación va a hacer algún esfuerzo si ha perdido el interés en todos los tres mundos?
232.—
Nadie
quiere
comer
veneno
incluso
si
es
presionado
por
el
hambre.
Así
pues,
nadie
que
no
sea
un
idiota
querrá
comerlo
a
sabiendas
cuando
su
hambre
ha
sido
satisfecha
comiendo
dulces.
233.—
Yo
me
inclino
ante
mi
Maestro,
un
conocedor
del
Brahman,
que
recogió
para
nosotros
el
néctar
del
conocimiento
del
Vedanta
como
una
abeja
recoge
la
mejor
miel
de
las
flores.