SANKARA:

UPADESA SHASRI 

 

(Extracto II)


 

CAPÍTULO XVIII «TÚ ERES ESO»

 

1.— Yo me inclino ante esa Consciencia eterna, el Sí mismo de las modificaciones del intelecto, en el Cual ellas se sumergen y del Cual ellas emergen.

2.— Yo me inclino ante ese gran mendicante, el Maestro de mi Maestro, quien, de gran intelecto, derrotó a centenares de enemigos de la Sruti por medio de palabras comparables a espadas hechas impenetrables a través de razonamientos semejantes al rayo, protegiendo así el tesoro del significado real de los Vedas.

3.— Si la convicción «Yo no soy nada sino Ser y soy siempre libre» fuera imposible de ser obtenida, ¿por qué iba la Sruti a enseñarnos eso tan solícitamente como una madre?

4.— Lo mismo que es negada la idea de una serpiente en lo que es solo una cuerda, así también, todo lo que es de la naturaleza del no-Sí mismo es negado en lo que es el Sí mismo eternamente existente implicado por la palabra «yo», en base a la evidencia de la Sruti «Tú eres Eso», etc., en la cual el significado implícito de las palabras ha sido verificado por el razonamiento (y la escritura).

5.— El Brahman debe ser considerado como el Sí mismo en base a la evidencia de las escrituras, lo mismo que los deberes religiosos son conocidos por la misma fuente. La Ignorancia se desvanece (inmediatamente con la obtención del Conocimiento verdadero), lo mismo que acaba el efecto del veneno cuando se recuerdan los mantras.

6, 7.— Es razonable que de las dos ideas «Yo soy Existencia-Brahman» y «Yo soy un hacedor», que tienen ambas al Sí mismo por su presenciador, la que debe su origen a la Ignorancia deba ser abandonada. Puesto que brota de evidencias que son solo evidencias aparentemente, a saber, las percepciones sensoriales, etc., la idea «yo soy un hacedor » deviene negada como una noción de un significado erróneo por la idea «yo soy Existencia-Brahman» que tiene su fuente en la evidencia verdadera de los Vedas.

8.— Cuando dicen «Haz esto» y «Vosotros sois experimentadores», las escrituras reafirman las concepciones populares. El conocimiento «Yo soy Existencia» surge de la Sruti. El otro (es decir, la idea de ser el hacedor y experimentador que surge de las escrituras precriptivas) es negado por éste. 9.— (Objeción). La liberación absoluta no surge cuando a uno se le dice «Tú eres eso». Por consiguiente, uno debe recurrir a la repetición (de la idea «Yo soy el Brahman») y apoyarla con el razonamiento.

10.— Aunque uno esté familiarizado con el significado literal de «Tú eres Eso», una vez que se le ha dicho, uno no puede conocer su alcance verdadero, sino que requiere las otras dos cosas que hemos dicho (a saber, la repetición mental de la sentencia y apoyarla con el razonamiento).

11.— Lo mismo que es necesaria una prescripción en lo que concierne a las acciones Védicas, así también, esa prescripción no es incompatible en el caso de uno mientras uno no ha conocido el Sí mismo directamente y Su conocimiento no ha sido aprehendido firmemente.

12.— Todos los esfuerzos de uno (a saber, el autocontrol, etc.) devienen inútiles si uno puede conocer al Brahman sin que se le prescriba. Por consiguiente, uno debe continuar la repetición mientras no es conocido el Sí mismo.

13.— Las impresiones firmes que se originan de la percepción sensorial, niegan ciertamente el Conocimiento «Yo soy el Brahman» que surge de la Sruti. Además, un aspirante es atraído hacia los objetos externos debido a las impurezas (tales como el apego y demás).

14.— El conocimiento perceptivo, que tiene como objeto las propiedades particulares de las cosas, contradice ciertamente al conocimiento que surge de oídas y por inferencia y que se relaciona solo con las propiedades genéricas de las cosas.

15, 16.— Nadie se ve liberado de la aflicción de esta existencia transmigratoria comprendiendo simplemente el significado de la sentencia («Tú eres eso»). No obstante, si un hombre raro se ve liberado de tal aflicción por la mera escucha de ella, entonces debe inferirse que él ha practicado su repetición en vidas anteriores. Además, nuestra conducta (la conducta de los mendicantes) tendrá que ser considerada como no-escrituraria (si no se admite la existencia de la prescripción) en este caso (en el caso del que ha devenido familiarizado con la sentencia, pero no con el Sí mismo). Pero eso no es deseable.

17.— Lo mismo que por todas partes en los Vedas, los medios para un fin se prescriben después de exponer el resultado que ha de obtenerse, así también, aquí se expone el resultado «Tú eres Eso», y los medios no pueden ser nada sino esta repetición que es la única que se considera como capaz de revelar una cosa que existe eternamente.

18.— Por consiguiente, practicando el autocontrol, etc., y renunciando a todo (todas las acciones) incompatibles con este fin (el conocimiento directo del Brahman) y los medios para ello, uno debe practicar cuidadosamente la susodicha repetición para conocer el Sí mismo directamente.

19.— (Respuesta). Esto no es así; pues las Upanishads acaban con «No esto, no esto» (y no tratan de nada más, es decir, no prescriben acciones). De los resultados a ser obtenidos por medio de las acciones se habla en la parte anterior de los Vedas (en la parte dedicada a las obras), pero no de la liberación que tiene una existencia eterna (y que no se obtiene por medio de ninguna acción).

20.— Lo mismo que la aflicción experimentada por un hijo es sobreimpuesta sobre sí mismo por el padre, el cual no tiene ninguna aflicción, así también, el ego es sobreimpuesto sobre el Sí mismo, el cual es eternamente libre de toda aflicción.

21.— Esta sobreimposición (del ego sobre el Sí mismo) es negada por la evidencia de la Sruti «No esto, no esto», pues ella no es una realidad. Y de aquí que ninguna prescripción, las cuales se deben todas a la sobreimposición, puede ser nunca razonable (después de que esa negación ha tenido lugar).

22.— Lo mismo que el color es sobreimpuesto sobre el cielo y negado del cielo por las gentes ignorantes, así también hay la sobreimposición (del ego) sobre el Sí mismo y su negación de Él.

23.— Esta negación no es una negación de una realidad, sino solo de una falsa sobreimposición, como la prohibición de colocar fuego en la región más alta del cielo; pues, ciertamente, la liberación habría sido transitoria si fueran negadas cosas realmente existentes.

24.— Una palabra o una idea solo pueden aplicarse a objetos de conocimiento, y nunca a no-objetos. El Brahman, que es el Sí mismo de ellos y también del ego, no está dentro del alcance de una palabra o una idea.

25.— Todo, tal como ser el hacedor, etc., sobreimpuesto por el ego sobre el Sí mismo, el cual es Consciencia Pura, es negado junto con el ego por la evidencia de la Sruti «No esto, no esto».

26.— (Entonces se conoce que el Sí mismo es) Inteligencia, Auto-efulgente, Veedor, Intimísimo, Existencia, libre de acciones, conocido directamente, el Sí mismo de todo, el Presenciador, el que imparte consciencia a todo, Eterno, exento de cualidades y sin segundo.

27.— Debido a la proximidad constante del Sí mismo consciente, el ego también parece ser consciente. De aquí se originan las dos cosas, a saber, uno mismo y las cosas relacionadas con uno mismo que se nombran con las palabras «yo» y «mío». 28.— Puesto que el ego es poseedor de especie, acción, etc., las palabras son aplicables a él. Pero ninguna palabra puede ser usada con respecto a Sí mismo intimísimo debido a la ausencia de éstos en Él.

29, 30.— Las palabras que nombran al ego y a las otras cosas que reflejan el Sí mismo intimísimo, expresan a éste solo indirectamente, pero nunca Le describen directamente. Pues nada que no tiene especie, acción, etc., puede ser descrito por medio de palabras.

31.— Lo mismo que las palabras que nombran la acción del fuego son aplicadas solo indirectamente a las antorchas, etc. (que tienen fuego en ellas), y no directamente puesto que implican una cosa (el fuego) diferente de ellas, así también, las palabras que denotan al Sí mismo son aplicadas al ego, el cual tiene el reflejo del Sí mismo y aparece como Él.

32, 33.— El reflejo de una cara en el espejo es diferente de la cara. La cara, que no depende del espejo (para su existencia), es también diferente de su reflejo. Similarmente, el reflejo del Sí mismo en el ego, es considerado también (tan diferente del Sí mismo puro) como el reflejo de la cara lo es de la cara. El Sí mismo puro es considerado tan diferente de Su reflejo como la cara lo es del suyo. Sin embargo, en realidad el Sí mismo y Su reflejo están tan libres de una distinción real entre ellos como lo está la cara y su reflejo.

34.— (Objeción). Algunos dicen que el reflejo en el ego (en tanto que distinto del Sí mismo) es el alma individual [es decir, el experimentador de esta existencia transmigratoria]. (Pero si uno pregunta cómo el reflejo, que no es una realidad, puede experimentar algo, el objetor responde que) el reflejo es una realidad, lo mismo que las sombras de las cosas son conocidas como realidades según la Smriti. Y no solo eso, pues hay otra razón también (por la cual una sombra debe ser considerada como una realidad), y es que un hombre en una sombra siente fresco.

35.— (Otras objeciones). Algunos dicen que el alma individual es una parte de la Consciencia Pura. Otros sostienen que es una modificación de Él. Otros aún son de la opinión de que el ego, junto con el reflejo de la Consciencia Pura en él, es el alma individual. Otros piensan que el ego independiente (es decir, ni una parte ni una modificación de nada) es el experimentador de esta existencia mundana.

36.— Los budistas dicen que el alma individual es la consciencia momentánea «yo». No hay ningún presenciador (distinto de la serie que vea el comienzo y el fin de estos fenómenos momentáneos). Ahora examinaremos cuál de estas doctrinas es razonable.

37.— Detengámonos ahora a discutir las diferentes doctrinas sobre el alma transmigratoria. Vamos a proseguir con el presente tema del reflejo (aquí se discuten cinco alternativas, en los versos 37, 38, 39 [primera línea] hasta el 42 y 43. El último es la conclusión según este libro). El reflejo de la cara en el espejo no es una propiedad ni de la cara ni del espejo, pues si fuera una propiedad de alguno de ellos, continuaría incluso si el otro fuera eliminado.

38.— Si se argumenta que el reflejo es una propiedad de la cara, debido a que es llamado cara, eso no puede ser así, pues se adapta (a las peculiaridades del espejo) y no se ve cuando la cara está (pero el espejo es eliminado).

39.— (Primera línea). Si se argumenta que el reflejo es la propiedad de ambos, nosotros decimos «No», debido a que el reflejo no se ve incluso si ambas, la cara y el espejo, están presentes (pero indebidamente colocados). (Segunda línea). (Objeción). Puede decirse que Râhu, una cosa real, aunque invisible, es visto a veces (durante los eclipses) en el sol y la luna; (así también, el reflejo de la cara, una realidad, aunque invisible, es vista a veces en el espejo).

40.— (Respuesta). Que Râhu es una cosa real es conocido por las escrituras antes de que uno lo vea en el sol o la luna. Pero según aquellos que sostienen que es la sombra de la tierra, no puede ser una cosa real, y la irrealidad del reflejo ha sido probada antes con argumentos.

41.— Hay una prohibición de cruzar las sombras (de los maestros y superiores de uno); pero eso no prueba la realidad de una sombra, pues una sentencia que expresa un significado no puede expresar otro al mismo tiempo.

42.— Que uno sienta fresco al sentarse en una sombra, no es el efecto de la sombra en uno. Se debe más bien al no uso de cosas calientes por uno. El fresco se encuentra que pertenece al agua, pero no a una sombra (pues si uno se sienta a la sombra de una piedra caliente, no siente ningún fresco en absoluto).

43.— El Sí mismo, Su reflejo y el intelecto son comparables a la cara, su reflejo y el espejo. La irrealidad del reflejo es conocida por las escrituras y el razonamiento.

44.— (Objeción). ¿Quién es entonces el experimentador de la existencia transmigratoria, pues ella no puede pertenecer al Sí mismo, el cual es sin-cambio, ni al reflejo, el cual no es real, ni al ego, el cual no es una entidad consciente?

45.— (Respuesta). La condición transmigratoria es solo una ilusión debida a la nodiscriminación (entre el Sí mismo y el no-Sí mismo). Tiene una existencia (aparente) debido a la existencia real del Sí mismo sin-cambio, y, por consiguiente, parece pertenecer- Le a Él.

46.— Lo mismo que una serpiente vista erróneamente en una cuerda, aunque es una serpiente irreal, tiene una existencia debido a la existencia de la cuerda, antes de que la discriminación entre la cuerda (real) y la serpiente (irreal) tenga lugar, así también, la condición transmigratoria, aunque es irreal, posee una existencia fenoménica debido a la Existencia real del Sí mismo sin-cambio.

47.— Algunos dicen que el Sí mismo, al cual pertenece el reflejo, aunque cambiante debido a las modificaciones de la mente pertenecientes a Él mismo, tales como «yo soy feliz», «yo soy miserable», etc., y aunque experimentador de la condición transmigratoria, es eterno.

48.— Éstos, no teniendo ningún conocimiento de los Vedas, y engañados debido a la falta del conocimiento real del Sí mismo y Su reflejo, consideran que el ego es el Sí mismo.

49.— Según ellos, la existencia transmigratoria, que consiste en ser el hacedor y el experimentador del dolor y el placer, es una realidad. Por consiguiente, ellos continúan naciendo una y otra vez debido a la ignorancia de la naturaleza del Sí mismo, Su reflejo y el intelecto, entre los cuales no pueden discriminar.

50.— Que los Vedas significan al Sí mismo por medio de palabras tales como «Conocimiento », etc., deviene razonable si es verdadero que el Sí mismo es de la naturaleza de la Consciencia Pura y que el intelecto Le refleja.

51, 52.— (Objeción —La discusión comienza aquí y acaba en el verso 69). Es bien sabido entre las gentes que el significado de la raíz (que es una acción) y el significado del sufijo verbal (que es un hacedor) aunque diferentes unos de otros en cada una de las palabras, tales como «hace», «va», etc., se ve que pertenecen al mismo sujeto (por ejemplo, Devadatta). No se ve que pertenezcan a dos sujetos diferentes, ya sea según las gentes ordinarias o ya sea según los gramáticos. Así pues, que se me diga la razón por la cual los significados de la raíz y el sufijo deben pertenecer a dos sujetos diferentes en el caso de las palabras tales como «conoce», etc.

53.— (Respuesta). El significado del sufijo verbal es el reflejo del Sí mismo en el intelecto, y la raíz denota una acción, es decir, una modificación del intelecto. Cuando el intelecto y el reflejo no son discriminados del Sí mismo, la palabra «conoce» es aplicada falsamente a Él.

54.— El intelecto no tiene ninguna consciencia y el Sí mismo no tiene ninguna acción. Por consiguiente, la palabra «conoce» no puede ser aplicada a ninguno de ellos.

55.— Similarmente, la palabra «conocimiento», en el sentido de la acción de conocer, no puede ser aplicada al Sí mismo. Pues el Sí mismo no es un cambio (el cual se indica por una acción como es enseñado en la Sruti), ya que Él es eterno.

56.— La palabra «conocimiento», en el sentido del instrumento de la acción de conocer, se aplica al intelecto y no al Sí mismo, pues un instrumento no puede existir sin un agente (es decir, si el Sí mismo deviene el instrumento, entonces no quedará ningún agente). Similarmente, la palabra «conocimiento», en el sentido de eso que es el objeto de la acción de conocer, tampoco puede aplicarse al Sí mismo (pues el Sí mismo no es nunca un objeto).

57.— El Sí mismo no es cognoscible nunca y no es denotado directamente por ninguna palabra, según aquellos que sostienen que Él es eternamente sin-cambio, libre de sufrimiento y uno solo.

58.— Si el ego fuera el Sí mismo, cualquier palabra podría ser aplicada a Él directamente en su sentido primario. Pero el ego no es el Sí mismo según la Sruti, ya que posee hambre, sed, etc.

59-62.— (Objeción). Bien, las palabras que no tienen ningún significado primario, no pueden tener tampoco ningún significado secundario. Por consiguiente, aún se tiene que explicar la aplicación de las palabras «conoce», etc. Los Vedas perderían su autoridad como una evidencia si las palabras fueran falsas (es decir, no tuvieran significado), lo cual no es deseable. (Respuesta). Por consiguiente, ¿debe uno aceptar la aplicación de la palabra «conoce » según el uso popular? (Objeción). Si se acepta el uso de las gentes ignorantes, se llegará a la conclusión de los Chârvâkas que sostienen que no hay ningún Sí mismo (otro que el cuerpo). Pero eso es indeseable. Por otra parte, si se acepta el uso de la palabra «conoce» por los eruditos, se llega al mismo dilema que antes (ver verso 54). Los Vedas, que son una autoridad, no usan palabras sin significado.

64.— (Respuesta) Puesto que el reflejo aparece como la cara, las gentes aceptan su unidad con su reflejo en un espejo. Por consiguiente, todas las gentes usan naturalmente los verbos «conoce» etc., debido a la no-discriminación entre eso (el intelecto) en lo cual está el reflejo y eso que es reflejado (el Sí mismo).

65.— Se dice que el Sí mismo es conocedor (es el agente del conocimiento) de las cosas debido a la sobreimposición de la agencia del intelecto sobre Él. Similarmente, el intelecto es llamado un conocedor debido a la sobreimposición de la Consciencia sobre él.

66.— El Conocimiento Eterno, que es la naturaleza del Sí mismo descrito por la Sruti como la Luz de la Consciencia, no es creado nunca por el intelecto, ni por Sí mismo, ni por nada más.

67.— Lo mismo que las gentes consideran a sus cuerpos como ellos mismos y dicen que los cuerpos conocen las cosas, así también, ellos hablan del intelecto como si fuera el agente en la producción del conocimiento, y del Sí mismo (como si fuera su sede).

68.— Engañados por las modificaciones del intelecto, las cuales parecen ser conscientes y creadas, los filósofos argumentativos dicen que el conocimiento es producido.

69.— Por consiguiente, las palabras «conoce», etc., y las correspondientes modificaciones de la mente y su recuerdo, son posibles debido a la no-discriminación del Sí mismo, el intelecto y el reflejo del Sí mismo en él.

70.— Lo mismo que las propiedades (manchas obscuras, etc.) de un espejo, asumidas por el reflejo de la cara en él, son atribuidas a la cara, así también, las propiedades del intelecto (ser el hacedor, etc.) asumidas por el reflejo del Sí mismo, son sobreimpuestas sobre Él.

71.— Lo mismo que las antorchas y otras cosas parecen poseer el poder de quemar (debido al fuego que hay en ellas), así también, las modificaciones del intelecto, iluminadas por el reflejo del Sí mismo, parecen estar dotadas del poder de percepción.

72.— Los filósofos budistas niegan la existencia de un Presenciador diciendo que las modificaciones del intelecto son ellas mismas perceptoras y también percibidas (por sí mismas).

73, 74.— Digamos (dirigido a los vedantinos que no aceptan un reflejo del Sí mismo) cómo refutar (a los budistas que sostienen) que las modificaciones del intelecto no son iluminadas por un Presenciador diferente de ellas. (Al refutar a los budistas puede decirse que) aunque debe aceptarse un conocedor persistente debido a la realidad diferente de las modificaciones que revelan su presencia y su ausencia, no es necesario asumir un reflejo del Sí mismo. (Respuesta —a los vedantinos que no aceptan el reflejo del Sí mismo). Este conocedor persistente tampoco es mejor que las modificaciones mismas, pues este supuesto conocedor, diferente de las modificaciones, será igualmente no-Consciente (puesto que siendo un conocedor —es decir, un agente del conocimiento— caerá en la categoría del no-Sí mismo y será así no-consciente).

75.— Si se es de la opinión que la presencia y la ausencia de las modificaciones será conocida debido a la proximidad del conocedor permanente, nosotros decimos «No». Pues el conocedor sin-cambio no será de ninguna utilidad en este respecto. (Incluso admitiendo que el conocedor sin-cambio las revele por su proximidad solo), todo tendría entonces modificaciones mentales.

76-78.— (Primera línea) ¿Es el discípulo, que está sufriendo la miseria debida a la existencia transmigratoria y que busca la liberación, el Presenciador u otro que Él? Que el Presenciador es miserable y deseoso de la liberación no es razonable. Por otra parte, si él es un agente otro que el Presenciador, entonces él no puede aceptar la idea «Yo soy el Brahman, el Presenciador». (En ese caso), la enseñanza de la Sruti «Tú eres Eso» también sería falsa, lo cual tampoco es razonable. (78, Primera línea). Pero esta enseñanza puede ser aceptada si la Sruti la enseña sin discriminar los dos, a saber, el Sí mismo y el ego. (78, Dos últimas líneas). Pero si la Sruti discrimina [aquí se da la refutación del Sânkhya, que no acepta el reflejo del Sí mismo en el intelecto] el ego del Sí mismo y entonces dice al ego «Tú eres Eso», entonces surgirán los defectos mencionados (en los versos precedentes).

79.— Si se dice que la palabra «tú» significa finalmente el Presenciador, entonces se debe explicar cómo puede haber una relación entre el Sí mismo y el ego (puesto que si no se acepta el reflejo, no puede verificarse la relación), de manera que la palabra «tú» exprese al Presenciador indirectamente.

80.— (Objeción). Supongamos que la relación es una relación del veedor y lo visto. (Respuesta). ¿Cómo puede serlo con respecto al Presenciador que es exento de actividad?

81.— Si se argumenta que habrá la identidad del ego y el Presenciador, aunque el Presenciador es exento de actividad, (nosotros decimos que eso no puede ser así; pues) el conocimiento de dicha identidad no estará aquí en la ausencia del conocimiento de que mi Sí mismo, el Presenciador, existe.

82.— Si se piensa que la relación será conocida por las escrituras, eso no puede ser así. Pues (en ese caso), surgirán los tres defectos mencionados antes [es decir, el ego no puede conocer la relación pues es no-consciente; lo mismo es el caso del Presenciador pues Él es sin-cambio; y el ego no-consciente no puede ser enseñado por la Sruti]. (Y si hay un conocimiento de la relación, será un conocimiento de «mí», pero no de identidad).

83.— Cuando se acepta que el intelecto no-consciente parece ser consciente, sus modificaciones también parecen serlo, como las chispas del hierro al rojo.

84.— El conocimiento de la aparición y desaparición de las modificaciones mentales en las gentes, solo es posible debido al Presenciador, el cual es el límite (pues Él es lo que queda cuando se niega todo lo demás), y de ninguna otra manera. Y si se acepta el reflejo del Sí mismo, el intelecto puede conocer que él es el Brahman.

85.— (Objeción). ¿No es un cambio en el Sí mismo penetrar el intelecto como el fuego penetra una masa de hierro? (Respuesta). Nosotros hemos refutado esto en el ejemplo de la cara y su reflejo en un espejo (ver versos 33 y 43).

86.— Que el hierro negro parezca ser rojo es solo un ejemplo (para ilustrar el hecho de que el intelecto no-consciente parezca consciente). Una ilustración y su sujeto nopueden ser nunca absolutamente similares en todos los aspectos.

87.— Por consiguiente, al reflejar la Consciencia el intelecto parece ser consciente, lo mismo que un espejo refleja una cara y parece igual que ella. Ya se ha dicho que el reflejo no es real (ver verso 43).

88.— No es apoyado por las escrituras ni por el razonamiento que el intelecto sea consciente. Pues, en ese caso, el cuerpo, el ojo, etc., también lo serían.

89.— (Objeción) Que lo sean. (Respuesta). No. Pues (en ese caso) sería admitida la postura de los filósofos Chârvâkas. Además, si no hay ningún reflejo del Sí mismo en el intelecto, el conocimiento «Yo soy el Brahman» tampoco sería posible (pues el Sí mismo es sin-cambio y el intelecto es no-consciente).

90.— La enseñanza «Tú eres Eso» sería ciertamente inútil en la ausencia del conocimiento «Yo soy el Brahman». Esta enseñanza solo es de utilidad a aquellos que están familiarizados con la discriminación entre el Sí mismo y el no-Sí mismo (ver los versos 96-98 y 181-183 de este capítulo).

91.— «Mío» y «ello» son ideas que se predican del no-Sí mismo, y la idea «yo» se predica del ego (que, a través del reflejo, parece el Sí mismo). Las ideas tales como «yo soy un hombre» se predican a la vez del Sí mismo y del no-Sí mismo.

92.— Ellos, (el Sí mismo empírico y el no-Sí mismo) deben ser considerados como principal y subordinado entre ellos, y deben tomarse como el cualificado o el que cualifica atendiendo a la razón.

93.— Las ideas «mío» y «ello» son cualificaciones del ego, como, por ejemplo, «un hombre tiene riqueza» y «un hombre tiene una vaca». Similarmente, el cuerpo grosero es la cualificación del ego (es decir, del Sí mismo empírico. El ego es también la cualificación del Sí mismo intimísimo cuando uno dice «yo soy el Presenciador»).

94.— Todo lo penetrado por el intelecto junto al ego, es la cualificación del Presenciador. Sin estar conectado con nada y penetrando todo por medio de Su reflejo, el Sí mismo es, por consiguiente, siempre de la naturaleza del Conocimiento Mismo.

95.— Todo este no-Sí mismo solo existe para aquellas gentes que son nodiscriminadores, pero ello (todo lo que se describe como cualificación en los dos versos anteriores) no existe para los hombres de Conocimiento.

96.— La aceptación y la contrariedad (El Sí mismo es siempre el Presenciador y no cesa de existir nunca. Él es auto-existente y no es nunca una cualificación. Por consiguiente, Él es real. El ego, etc., que son presenciados por el Sí mismo y que dependen de Él para su existencia, son siempre de la naturaleza de las cualificaciones. Por consiguiente, ellos son irreales. Éstos son lo que se llama aceptación y contrariedad con respecto a los significados de las palabras. Las palabras tales como Sí mismo, Existencia, Conocimiento, Felicidad, etc., significan la Consciencia Pura. Ellas no son cualificaciones ni denotan nada cualificado. Las palabras hacedor, experimentador, conocedor, flaco, gordo, etc., no denotan la Consciencia Pura, y son aplicadas al Sí mismo cuando Le cualifican el cuerpo, los sentidos, etc. Éstos son lo que se llama aceptación y contrariedad con respecto a las palabras) con respecto a las palabras y con respecto a sus significados son el único medio por el cual puede ser verificado el significado implicado por la palabra «yo» (pero no la unidad absoluta de los significados de las palabras «tú» y «eso»).

 97.— (Al despertar del sueño profundo uno dice) «yo no he visto nada en ese estado». (Por esto está claro que) uno niega la existencia del conocedor, el conocer y lo conocido en el sueño profundo, pero no la del Conocimiento Mismo.

98.— Las escrituras mismas discriminan entre el Conocimiento Mismo por una parte, y el conocedor, el conocer y lo conocido por otra, y prueban que el primero es sin-cambio y realmente existente, y que los segundos se apartan de la existencia, pues las escrituras dicen «Él es Auto-luminoso» y «El Conocimiento del Conocedor no (cesa de existir)».

99, 100.— Lo mismo que Brahmâ eliminó la Ignorancia del hijo de Dasaratha (Ignorancia que fue asumida por él para velar sus poderes por algún tiempo) por medio de palabras solo (las palabras eran: «Tú eres Vishnu y no el hijo de Dasaratha»), pero no le enseñó ninguna acción para eliminarla a fin de que pudiera saber que él era Vishnu, así también, la Sruti le enseña a uno «Tú eres Eso», a fin de que la Ignorancia de uno pueda ser eliminada, cuando uno ha aprendido los significados de las sentencias subordinadas (por ejemplo, Existencia, Conocimiento, Brahman Ilimitado, etc.) según la Sruti y la gramática popular.

101.— Es el significado expresado indirectamente de la palabra «yo», es decir, el Sí mismo Auto-luminoso, el que se expresa en la enseñanza «Tú eres Eso». Y el resultado es la liberación (cuando surge el conocimiento «yo soy el Brahman» al ser enseñado «Tú eres Eso»).

102.— Ciertamente sería necesario admitir una prescripción (por ejemplo, la que concierne a la repetición mental de la idea «yo soy el Brahman». Ver versos 9-18 de este capítulo a los cuales esto es una respuesta) si el conocimiento verdadero no se produjera inmediatamente cuando a uno se le enseña (que uno es el Brahman). El Sí mismo existe en Su propia naturaleza incluso antes de que a uno se le enseñe (el significado de la sentencia «Tú eres Eso»).

103.— La escucha de la enseñanza y la producción del conocimiento verdadero son simultáneos, y el resultado (que se siente directamente) es la cesación de (la existencia transmigratoria que consiste en) hambre, etc. (Se siente que uno es el Brahman en el pasado, el presente y el futuro y) no puede haber ninguna duda sobre el significado de sentencias como «Tú eres Eso» en el pasado, el presente y el futuro.

104.— El conocimiento verdadero del Sí mismo, que es de la naturaleza de la Consciencia Pura, es producido en uno, sin ninguna duda, en el momento de la escucha de la enseñanza cuando todos los obstáculos han sido eliminados (por el método de la aceptación y la contrariedad —La ignorancia de los significados de las palabras «tú» y «eso» es el único obstáculo al conocimiento verdadero del Sí mismo-Brahman. Por consiguiente, no puede decirse que no se produce ningún conocimiento).

105, 106.— ¿Es producido el conocimiento «yo soy el Brahman Mismo» o «yo soy algún otro que Él» (cuando a uno se le enseña «Tú eres Eso»)? Si el significado implicado por la palabra «yo» es algo que es el Brahman Mismo, entonces se debe aceptar la identidad absoluta del Sí mismo y el Brahman. Pero si la palabra «yo» implica algún otro que el Brahman, entonces el conocimiento «yo soy el Brahman» ciertamente deviene falso. Por consiguiente, el conocimiento de su identidad absoluta no puede ser impedido.

107.— Puesto que el intelecto y sus modificaciones tienen el reflejo del Sí mismo en ellos, existen por él y son no-conscientes. Por consiguiente, la liberación, el resultado (del Conocimiento verdadero), se supone que está en el Sí mismo consciente.

108.— Puesto que ni el intelecto (con el reflejo del Sí mismo en él) ni su modificación en la forma del ego son de la naturaleza del resultado (es decir, la liberación) ni su causa (material), el resultado es atribuido al Sí mismo, aunque es inmutable, como la victoria a un Rey.

109.— Lo mismo que el reflejo de una cara hace que un espejo parezca la cara misma (no diferente de la cara), así también, el reflejo del Sí mismo en el espejo del ego le hace parecer el Sí mismo (no diferente del Sí mismo). Así pues, el significado de la sentencia «yo soy el Brahman» es razonable.

110.— Ésta es la única manera (es decir, cuando el reflejo del Sí mismo es aceptado. Ver verso 78), y no otra, de que uno conozca que uno es el Brahman (y que el Brahman es uno mismo). De otra manera, la enseñanza «Tú eres Eso» también deviene inútil en la ausencia de un medio.

111.— La enseñanza deviene útil si se dirige a un escuchador. ¿Quién será el escuchador si el Presenciador no está?

112.— Si se es de la opinión de que el escuchador es el intelecto próximo al Presenciador (que es el único que existe y que es sin-acción), no puede considerarse que el escuchador saque ningún beneficio del Presenciador, como si se tratara de un pedazo de madera.

113.— Pero entonces debe admitirse que el Presenciador está sujeto a cambio, si hubiera algún beneficio dado por Él al intelecto. ¿Qué mal hay si se acepta el reflejo del Sí mismo, como ello es apoyado por la Sruti y la Smriti?

114.— Si se dice que habrá cambios en el Sí mismo en caso de que se acepte el reflejo, nosotros decimos que no. Pues ya hemos dicho que el reflejo de la Consciencia en el intelecto es una irrealidad, lo mismo que una cuerda parece ser una serpiente, y lo mismo que el reflejo de una cara en un espejo parece ser la cara misma.

115, 116.— (Objeción). No. Habrá aquí entonces la falacia de la dependencia recíproca, pues el conocimiento del reflejo depende del conocimiento del Sí mismo (y el conocimiento del Sí mismo depende del conocimiento del reflejo); (pero ello no es así en el caso de la cara, etc., y sus reflejos), pues la cara, etc., se conocen siempre independientes de sus reflejos. Puede decirse que el reflejo pertenece al Sí mismo si se sabe que éste tiene una existencia independiente. Igualmente, el Sí mismo puede tener una existencia independiente si el reflejo le pertenece a Él.

117.— (Respuesta). Eso no es así. Pues se sabe que el intelecto y el Sí mismo existen independientes entre sí en el sueño con sueños como la cara y su reflejo, ya que entonces el Sí mismo ilumina las modificaciones del intelecto en las formas de objetos, tales como carros, etc., aunque ellos no están presentes en ese estado. (El intelecto es un objeto del Sí mismo en el sueño. Por consiguiente debe admitirse que el Sí mismo tiene una existencia independiente de Su reflejo).

118, 119.— Penetradas por la Consciencia, las modificaciones mentales, en las formas de los objetos, vienen a la existencia. Los objetos externos son lo que imparte sus formas a estas modificaciones. Las más deseables de todas las cosas (por parte del agente), estos objetos externos, son llamados objetos de su acción. Al que tiene ese deseo se le prescribe que haga acciones. Las modificaciones mentales en las que están presentes las formas de los objetos externos son llamadas los instrumentos de su conocimiento de los objetos (En los versos 118-122 se muestra que el Sí mismo en el estado de vigilia es distinto del intelecto, como ya se ha mostrado que lo es en el sueño en el verso 117).

120.— El ego, que es penetrado por el reflejo de la Consciencia, es llamado el conocedor o el agente de la acción de conocer. El que se conoce a sí mismo (el Presenciador) como distinto de estos tres (el agente, el objeto y el instrumento) es un conocedor (real) del Sí mismo.

121.— Las modificaciones del intelecto llamadas «conocimiento verdadero», «conocimiento dudoso» y «conocimiento falso» se apartan de su existencia. Hay solo una y la misma Consciencia en todos ellos, pero las diferencias se deben a las modificaciones.

122.— Lo mismo que una joya difiere en color debido a la proximidad de cosas (coloreadas), así también, la Consciencia difiere (según las diferentes modificaciones de la mente sobreimpuesta a Él). Las impurezas y cambios en el Sí mismo se deben todos a Su conexión con estas modificaciones.

123.— Las modificaciones del intelecto son manifestadas, conocidas y dotadas de existencia por el Sí mismo, el cual es conocido inmediatamente y diferente de ellas. Esto se infiere con la ayuda del ejemplo de una lámpara (la discusión comienza aquí y acaba en el verso 140).

124.— Uno hace que otro acepte el Sí mismo por medio de una evidencia positiva, o sin una evidencia positiva, negando meramente el no-Sí mismo y dejando el Sí mismo solo. (Después de afirmar que el Sí mismo es probado por la evidencia positiva en el verso 123, el autor refuta la doctrina de que Él es probado por la evidencia negativa solo en los versos 124-140).

125.— La posibilidad de un vacío solo se contempla debido a que el Presenciador es desconocido y si se niega el no-Sí mismo por medio de la evidencia de las palabras.

126.— (Objeción). «Tú eres un ser consciente, ¿cómo puedes tú ser el cuerpo? (la idea es que siendo contradictorios entre sí el Sí mismo y el no-Sí mismo, el primero queda cuando se niega el segundo)». (Respuesta) El Sí mismo no puede ser probado así, pues el Sí mismo no es conocido (por ninguna otra evidencia). El Sí mismo puede ser probado negando el no-Sí mismo si se sabe que existe la Consciencia Pura.

127.— (Objeción) El Sí mismo es auto-existente pues la Consciencia Pura es conocida inmediatamente. (Respuesta). En ese caso el conocimiento del Sí mismo deviene similar (en lo que concierne a la falta de una evidencia) al conocimiento del vacío asumido por los nihilistas.

128. — (Objeción) Que el agente, el objeto y el instrumento se sabe que existen simultáneamente es probado por la memoria (por ejemplo, cuando uno dice) «yo lo conocí» (El objetor trata de probar la existencia independiente del Sí mismo mostrando que debe haber un principio auto-evidente por cuyo medio estas tres cosas son conocidas simultáneamente. Y eso es el Sí mismo).

 129.— (Respuesta) (versos 129-132). Aunque la memoria es una evidencia verdadera, la simultaneidad es un error debido a la percepción rápida. Así pues, ellos fueron percibidos antes uno después de otro y son recordados después de la misma manera.

130.— Relativos entre sí, y característicamente diferentes entre sí, las cosas significadas por «ello» y «mí mismo» en la sentencia «yo lo conocí a ello y a mí mismo», no pueden ser los objetos de una percepción simultánea.

131.— Tres cosas (a saber, un agente, un instrumento y un objeto) son necesarias en la percepción entre sí del conocedor, el conocimiento y lo conocido. (Y para evitar un regressus ad infinitum no puede decirse que cada una de estas tres cosas probará su propia existencia, debido a que) la agencia del agente, agotada en la prueba de su propia existencia, no estará disponible para probar la existencia del instrumento y el objeto al mismo tiempo.

132.— Lo que se desea gobernar con la acción de un agente es un objeto de esa acción. Por consiguiente, el objeto depende del agente, y no del Sí mismo, que es diferente de él.

133.— Solo por medio de evidencias tales como las palabras (la Sruti), la inferencia, etc. (por ejemplo, la percepción sensorial), y de ninguna otra manera, todas las cosas devienen conocidas para aquellos que no las conocen.

134.— ¿Es el Sí mismo substanciado también por medio de una evidencia o no? Aunque el Sí mismo mismo es independiente de la evidencia, la evidencia es necesaria para conocer-Le.

135.— Si el Sí mismo consciente es tomado como ignorante, entonces es necesaria una evidencia para que Él pueda conocerse a Sí mismo. La evidencia es ciertamente necesaria para conocer al Sí mismo si otro (es decir, el ego) diferente de Él fuera considerado como ignorante.

136, 137.— ¿Significa la substanciación ser conocido, ser dotado de existencia u otra cosa? Si substanciación significa «ser conocido» se deben recordar las dos alternativas mencionadas en el verso anterior (el verso 134). Como es bien sabido que todas las cosas vienen a la existencia por sus causas, ningún esfuerzo (por vía de la aplicación de una evidencia) es necesario para la substanciación.

138.— Por consiguiente, substanciación significa «ser conocido» según la doctrina en la que se admiten el conocedor, el conocer y lo conocido. En el caso de ambos, el presenciador y lo presenciado, ella denota «ser conocido» y no «ser dotado de existencia».

139.— Si se asume que la distinción del agente, el objeto, etc., es lo que es la substanciación, (nosotros decimos que) puede haber distinción (cuando el Sí mismo es reflejado en el intelecto, etc.) o indistinción con respecto al otro (es decir, el presenciador) solo, pero no con respecto al agente (debido a que el agente, el objeto, etc., son noconscientes por naturaleza).

140.— No hay ninguna distinción entre un jarro y un hombre ciego (puesto que no hay nada más que el jarro que sea conocido —y por consiguiente, la substanciación no significa distinción). No obstante, si se quiere predicar la distinción del agente, etc., se debe admitir que la cognitividad pertenece al Sí mismo solo (que es diferente del agente. Aquí acaba la discusión comenzada en el verso 123 de este capítulo).

141.— Dígasenos, por favor, qué beneficio se saca sosteniendo que el conocimiento depende de otras cosas. Si se argumenta que es deseable la dependencia (del conocimiento) con respecto al conocedor, (nosotros respondemos que) según nosotros, el conocedor también no es nada sino Conocimiento.

142.— El intelecto mismo, aunque indivisible, es considerado por las gentes engañadas como constando de las divisiones del conocedor, el conocer y lo conocido.

143.— Según nosotros, las acciones, los agentes, etc., consisten únicamente en conocimiento solo. (Respuesta). Se debe aceptar un agente de este conocimiento si se admite su existencia y destrucción (a cada momento).

144.— Vuestra propia conclusión es abandonada si no se admite alguna cualidad (tal como la existencia y la destrucción a cada momento) perteneciente al conocimiento. (Objeción). Las cualidades de la existencia, etc., no son nada sino la negación de su noexistencia y demás. (Respuesta) Incluso entonces, el conocimiento no puede ser factible de destrucción (a cada momento) pues, según vosotros, es conocido por sí mismo.

145.— La destrucción tiene como su límite último algo que es auto-existente. Si la destrucción es la negación de la no-destrucción, entonces una vaca se define como la noexistencia de una no-vaca. Eso no puede ser la definición de una vaca.

146.— Según vosotros igualmente, las cosas significadas por la palabra «momentáneo» son solo la negación de cosas que son «no-momentáneas».

147.— (Los idealistas). Puesto que no puede haber ninguna diferencia en la noexistencia, las diferencias se deben solo a los nombres. (Respuesta). Os lo ruego, decidme cómo puede haber multiplicidad en una no-existencia indivisible debido solo a los diferentes nombres.

148.— ¿Cómo puede la negación (de una no-vaca) significar una vaca, si por la palabra negación se entiende la negación de cosas diferentes? Ninguna negación (por ejemplo, la negación de un caballo o la de una cabra no distingue a una vaca de ninguno de ellos) distingue a una cosa de otra; ni tampoco lo hace la negación de propiedades especiales (por ejemplo, la falta de cuernos, etc.).

149.— Lo mismo que, según vosotros, los nombres, la especie, etc., no cualifican al Conocimiento, pues el Conocimiento no tiene ninguna propiedad particular, (así también, la negación de una no-vaca, los no-cuernos, etc., no cualifican a una vaca).

150.— Puesto que tenéis que aceptar la percepción sensorial y la inferencia en la vida cotidiana, tenéis que admitir también la diferencia; pues éstas consisten en acciones, hacedores, y demás.

151.— Las entidades que cualifican al conocimiento, tales como jarros, azul, amarillo, etc., y también al conocedor por el que éstas son conocidas, deben ser aceptadas (aquí acaba la refutación de los idealistas comenzada en el verso 141).

152.— Lo mismo que el perceptor es diferente de los colores, etc., que son perceptibles, así también, el conocedor, el Sí mismo, es diferente de las modificaciones del intelecto que son cognoscibles. Lo mismo que una lámpara que revela las cosas es diferente de ellas, así también, el conocedor es diferente de las cosas conocidas.

153, 154.— ¿Qué otra relación excepto la del veedor y lo visto puede haber entre el Sí mismo, el Presenciador, y las modificaciones del intelecto presenciado por Él? (Pregunta:) ¿La consciencia del Sí mismo penetra las modificaciones (realmente —la penetración real es imposible pues el Sí mismo es sin-cambio— o aparentemente)? (Respuesta:) Si es aparentemente, el Sí mismo eterno debe ser de alguna utilidad para el intelecto.

155.— Se ha dicho antes que el beneficio sacado por el intelecto de (la proximidad del) Sí mismo es que el intelecto parece consciente como el Sí mismo. Puesto que el intelecto es un revelador, como la luz y demás, penetra los objetos tales como los jarros, etc. (el Sí mismo se relaciona así con los objetos externos a través de Su reflejo).

156.— Lo mismo que un jarro colocado al sol puede decirse que ha sido puesto a la luz, así también, un objeto en el intelecto puede decirse que ha sido puesto bajo su conocimiento. Este poner bajo su conocimiento no es nada sino ser penetrado por el intelecto. Los objetos devienen penetrados por el intelecto uno detrás de otro.

157.— El intelecto penetra un objeto (y asume su forma) cuando el objeto es revelado mediante la ayuda (es decir, el reflejo) del Sí mismo. Lo mismo que el tiempo y el espacio, el Sí mismo omnipenetrante no tiene ningún orden ni sucesión (al penetrar los objetos).

158.— Una cosa como el intelecto, que depende del agente, etc., para penetrar sus objetos, y que no penetra todos los objetos al mismo tiempo, es factible de transformación.

159.— Es al intelecto, y no al Sí mismo que es inmutable, a quien pertenece el conocimiento «yo soy el Brahman». Además, el Sí mismo es sin-cambio debido a que Él no tiene ningún otro presenciador. (Solo las cosas cambiantes pueden tener un presenciador. Si se asumiera un presenciador del Sí mismo habría un regressus ad infinitum).

160.— Si el agente, es decir, el ego, sintiera «yo estoy liberado», la liberación del dolor y el placer no sería razonable con respecto a él (pues un agente está conectado siempre con el dolor y el placer).

161, 162.— El conocimiento erróneo de que uno es feliz o infeliz debido a la identificación de uno con el cuerpo, etc., así como el placer o la aflicción debidos a la posesión o la perdida de un anillo, es negado ciertamente por el conocimiento verdadero de que uno es Consciencia Pura. En caso contrario, una evidencia deviene no-evidencia y todo acaba en no-existencia (si el conocimiento negara el conocimiento verdadero).

163.— Uno siente dolor cuando el cuerpo de uno es herido, cortado o destruido, (debido a que uno se identifica con él). De otro modo, el Sí mismo (que es diferente del cuerpo) nunca está dolorido. Un hombre no está dolorido porque haya quemaduras en otro.

164.— Puesto que yo no soy tocado por nada y no poseo un cuerpo, yo no soy nunca susceptible de ser quemado. El dolor surge de la noción errónea (debida a una falsa identificación con el cuerpo), lo mismo que la noción errónea de que alguien muere en la muerte del hijo de uno.

165.— Lo mismo que la noción errónea «yo poseo un anillo» es eliminada cuando surge el conocimiento verdadero, así también, la consciencia falsa «yo soy infeliz» es negada por el conocimiento verdadero «yo soy el Brahman puro».

166.— Podría imaginarse que el Sí mismo puro es susceptible de sufrir si se probara que el Sí mismo posee sufrimiento. La identificación de uno con el cuerpo, etc., es la causa del sufrimiento que se siente y es responsable de la idea de que el Sí mismo es susceptible de sufrimiento. 167.— Lo mismo que, debido a la no-discriminación, se siente que el tacto y el movimiento están en el Sí mismo, el cual es exento de ellos, así también, el sufrimiento mental se siente que está en el Sí mismo (debido a la misma razón).

168, 169.— El sufrimiento (debido a la identificación con el cuerpo sutil) acaba cuando tiene el conocimiento discriminativo (de que uno es el Sí mismo), lo mismo que los movimientos, etc. (pertenecientes al cuerpo grosero) son negados (cuando uno sabe que uno es diferente del cuerpo grosero). La infelicidad es vista en el Sí mismo cuando la mente divaga contra la voluntad de uno debido a la Ignorancia. Pero ella no es vista cuando la mente está en reposo. Por consiguiente, no es razonable (decir) que la infelicidad está en el Sí mismo.

170.— El dicho «Tú eres Eso» implica una realidad indivisible (el Sí mismo-Brahman). Las palabras «Tú» y «Eso» expresan la misma realidad indirectamente como (las palabras «caballo» y «azul») en la sentencia «es un caballo azul».

171.— La palabra «Tú» viene a significar a uno libre de sufrimiento debido a que es usada en el mismo predicamento con la palabra «Eso» que significa a Uno eternamente exento de sufrimiento. Similarmente, usada en la misma conexión con la palabra «Tú», que significa el Sí mismo (el cual es conocido directamente), la palabra «Eso» viene a significar también una cosa conocida directamente.

172.— La sentencia «Tú eres Eso» produce el conocimiento inmediato del Sí mismo- Brahman, lo mismo que el dicho «Tú eres el décimo».

173.— Sin abandonar sus significados propios (el significado directo de la palabra «tú» es Consciencia Pura con el intelecto y el reflejo de la Consciencia en ella. El significado directo de la palabra «Eso» es Consciencia Pura con Mâyâ —Ignorancia primaria— y el reflejo de la Consciencia en ella), las palabras «tú» y «Eso» liberan un significado especial (un Ser indivisible y de la naturaleza de la Felicidad solo, el Sí mismo-Brahman) que resulta en el conocimiento del Sí mismo-Brahman. Ellas no expresan ningún otro significado contrario a éste.

174, 175.— Lo mismo que el extraviado por el número nueve, el décimo hombre, no sabía que él era el décimo hombre y quería saber quién era ese décimo hombre, así también, uno no ve su propio Sí mismo, el Presenciador, aunque es desapegado del no-Sí mismo, y auto-evidente, debido a que sus ojos están cubiertos por la Ignorancia y el intelecto cautivado por los deseos.

176.— Uno conoce su propio Sí mismo, el Presenciador del intelecto y de todas sus modificaciones, por sentencias tales como «Tú eres Eso», lo mismo que el hombre que se conoció a sí mismo por la sentencia «tú eres el décimo».

177, 178.— La comprensión de las sentencias es posible (en base a los significados implícitos de las palabras) por el método del acuerdo y la contrariedad después de que se ha verificado cuáles palabras deben ser colocadas primero y cuáles después (al construir las sentencias nosotros colocamos primero las palabras «yo», «tú», etc., y «Eso», «Brahman», etc., después). Pues el orden de las palabras en las sentencias védicas sigue al significado de las sentencias. La regla sobre el recuerdo de los significados de las palabras, según el orden en el que las sentencias son construidas, no es válida en los Vedas.

179.— La cuestión (de cómo uno es el Brahman) está fuera de lugar cuando los significados de las palabras en las sentencias («Tú eres Eso», etc.), que tienen significados verificados, están claros para que los significados de las sentencias se comprendan.

180.— El método del acuerdo y la contrariedad se expone para que uno pueda familiarizarse con los significados de las palabras. Pues uno no puede conocer el significado de una sentencia sin conocer (el significado de las palabras en ella).

181-183.— Los significados de las sentencias tales como «Tú eres Eso», es decir, uno es el Brahman, son siempre libres y no devienen manifiestos debido a la nodiscriminación de los significados implícitos de la palabra «tú». Por consiguiente, es con el propósito de discriminar el significado de esa palabra, y para ningún otro propósito, que ha sido descrito el método del acuerdo y la contrariedad. Pues cuando se discrimina el significado de la palabra «tú», uno deviene perfectamente cierto de la naturaleza del Sí mismo por la negación del ego conectado con la infelicidad del significado de la palabra «yo», y entonces el significado de la sentencia, a saber, una indivisible Consciencia Pura, deviene manifiesto como un fruto colocado en la palma de la mano.

184.— Por consiguiente, aquellos que son bien versados en los significados de las palabras y las sentencias no deben asumir un significado que no esté de acuerdo con la Sruti y abandonar lo que hay en ella (el conocimiento verdadero del Sí mismo-Brahman que surge de las sentencias como «Tú eres Eso», etc.). Pues esta explicación de la sentencia es posible así.

185.— (Objeción). El conocimiento «yo soy el Brahman» (por parte de aquellos a los que la idea «yo soy el Brahman» se prescribe como repetición con miras a la autopurificación) es contradicho por la percepción de los sentidos (pues la percepción de los sentidos, según el objetor, prueba que el hacedor, etc., está en el Sí mismo), etc., como el hecho de hervir partículas de oro (las partículas de oro son hervidas a fin de santificarlas para el uso en algunos sacrificios). (Respuesta) ¿Cómo puede ser contradicho ese conocimiento (evidentemente las partículas de oro no se reblandecen, de modo que la palabra «hervir» implica una contradicción) con estas evidencias que son evidencias solo aparentemente?

186.— (Objeción). El conocimiento de que uno es exento de infelicidad no surge de la sentencia (uno se siente infeliz y demás desde su nacimiento. El conocimiento «yo soy libre de infelicidad» —es decir, «yo soy el Brahman», que viene después, no puede, por consiguiente, negar el previo) mientras uno siente que uno es infeliz, aunque la sensación de infelicidad puede deberse a la percepción de los sentidos, etc., que son todos falaces. (Repuesta). Nosotros decimos «No». Pues hay excepciones (uno siente que el cielo es azul desde su nacimiento, pero más tarde uno adquiere el conocimiento de que el cielo no tiene color cuando se le dice).

187, 188.— (Continúa la respuesta). Yo me sentí miserable debido a quemaduras, cortes, etc., en el sueño y fui liberado (el dolor, etc., no son, por consiguiente, las propiedades del Sí mismo) del sufrimiento a través de la enseñanza (impartida a mí por un hombre de conocimiento) en ese estado. Incluso si se argumenta que la enseñanza en el sueño no niega el sufrimiento, no obstante, el sufrimiento, etc., no pueden ser considerados como perteneciendo al Sí mismo. Pues la ausencia de sufrimiento es ahí tanto antes como después de que el sufrimiento sea experimentado, ya que una ilusión o un sufrimiento no son nunca incesantes.

189.— No hay ninguna contradicción si al negar la idea de que uno es infeliz uno sabe de sí mismo que él es el Sí mismo (es decir, el Brahman), lo mismo que el hombre que supo de sí mismo que él era el décimo y no uno de los otros nueve.

190, 191.— Es por la sentencia solo y por nada más que uno se sabe a sí mismo ser libre (es decir, el Brahman). El significado de la sentencia es conocido por el conocimiento de los significados (implícitos) de las palabras; estos significados son conocidos a su vez por el método del acuerdo y la contrariedad. Uno se sabe a sí mismo así ser libre del sufrimiento y de la acción.

192, 193.— El conocimiento verdadero del Sí mismo-Brahman deviene manifiesto por sentencias tales como «Tú eres Eso», lo mismo que el conocimiento adquirido por la sentencia «tú eres el décimo». La concepción (falsa) de que el sufrimiento toca al Sí mismo se desvanece para siempre cuando surge el conocimiento verdadero del Sí mismo- Brahman, lo mismo que todo tipo de sufrimiento experimentado en el sueño acaba tan pronto como uno se despierta.

194.— El conocimiento (de que han sido hervidas) no surge en las partículas de oro, etc., pues ellas no se reblandecen. Ellas son calentadas con el hervido con el propósito de producir un resultado invisible (en relación con los sacrificios). No es un hecho que el conocimiento verdadero no surge de sentencias como «Tú eres Eso», pues aquí no hay ninguna contradicción tal.

195.— Los significados de las dos palabras «Eso» y «eres» en la sentencia «Tú eres Eso» son bien conocidos. Ella no produce conocimiento verdadero por falta de ayuda cuando el significado (implícito) de la palabra «Tú» no es conocido.

196.— La palabra «eres» se usa para mostrar que las dos palabras «Tú» y «Eso» están en el mismo predicamento.

197.— Al estar en el mismo predicamento con la palabra «Tú», la palabra «Eso» viene a significar el Sí mismo. (Similarmente, al estar en la misma relación con la palabra «Eso»), la palabra «Tú» viene a significar la misma cosa que la palabra «Eso». (Así pues, en su relación entre sí) las dos palabras muestran que el Sí mismo no es infeliz y que el Brahman no es otro que el Sí mismo.

198.— Así pues, ambas palabras en conjunción expresan el mismo significado (un único Ser indivisible de la naturaleza de la Felicidad, el Sí mismo-Brahman), como está implícito en la sentencia «No esto, no esto».

199.— ¿Por qué se dice entonces que la sentencia no es una evidencia (en lo que concierne al conocimiento del Brahman) y que depende de una acción (para producir el mismo conocimiento), cuando el resultado producido por la sentencia «Tú eres Eso» es el conocimiento verdadero que concierne al Sí mismo-Brahman?

200.— Por consiguiente, nosotros no admitimos (la prescripción de una acción) en el comienzo, en el fin ni el medio (es decir, en el momento de la primera enseñanza de la sentencia «Tú eres Eso», en el momento en que se obtiene el conocimiento directo del Sí mismo-Brahman, ni en el momento de la comprensión de los significados implícitos de las palabras por el método del acuerdo y la contrariedad). Pues eso es contradictorio y no se encuentra en los Vedas. No solo eso, sino que, en ese caso, nosotros tenemos que abandonar lo que hay en ellos (los Vedas). Y eso sería dañino.

201.— (Objeción). La Felicidad de la liberación no es obtenida por la verificación del significado de la sentencia, a diferencia de la satisfacción que se siente al comer. Lo mismo que el arroz con leche no puede ser preparado con estiércol de vaca, así también, el conocimiento directo del Brahman no puede ser producido simplemente por la verificación del significado de la sentencia.

202.— (Respuesta). El conocimiento indirecto, es cierto, es el resultado producido por las sentencias que conciernen al no-Sí mismo, pero eso no es así en el caso de las sentencias que conciernen al Sí mismo. Es conocimiento directo y cierto como en el caso del décimo hombre.

203.— Por consiguiente, acepta el Sí mismo como Auto-evidente, lo cual significa lo mismo que Auto-congnoscible. Así pues, según nosotros, el conocimiento del Sí mismo deviene posible cuando se desvanece el ego (cuando a uno se le enseña «Tú eres Eso»).

204.— El sufrimiento es una propiedad que pertenece al intelecto (es decir, al ego). Por consiguiente, ¿cómo puede pertenecer al Sí mismo, que es de la naturaleza de la Consciencia Pura y que no tiene ninguna relación con el sufrimiento?

205.— El Presenciador es conocido por Sí mismo, que es de la naturaleza del Conocimiento solo. El nacimiento de la modificación del intelecto penetrado por el reflejo de la Consciencia es lo que se conoce como el conocimiento del Sí mismo.

206.— ¿Cómo puedes hablar de la escucha, etc., del Sí mismo por tu parte, lo cual es una contradicción, cuando tú eres la Liberación eternamente existente libre de hambre, etc.?

207.— La escucha sería necesaria si la Liberación tuviera que ser producida. Pero en ese caso la Liberación sería transitoria. Por consiguiente, la sentencia no puede tener ningún otro significado en presencia de la incongruencia.

208.— La repetición de la idea «yo soy el Brahman» podría ser posible si hubiera una diferencia entre el escuchador y lo que es escuchado. El significado deseado (es decir, que el Sí mismo individual es el Brahman) sería erróneo en ese caso. Por consiguiente, la sentencia deviene irracional (es decir, pierde su autoridad).

209.— Conociendo que uno es la Liberación eternamente existente, el que desea hacer acciones es un hombre de intelecto embotado y nulifica las escrituras.

210.— Pues al conocer que uno mismo es el Brahman, uno no tiene ningún deber que cumplir; ni puede uno ser un conocedor del Brahman cuando uno tiene deberes que cumplir. Uno se engaña a sí mismo si recurre a estos dos aspectos. 

211.— (Objeción —versos 211-213). Si una realidad es solo señalada (pero no se da ninguna prescripción) cuando a uno se le dice «Tú eres la Liberación eternamente existente » (es decir, el Brahman), ¿cómo puede uno aplicarse a conocer que uno es eso (sin que se le prescriba)?

 212.— Es sabido por la evidencia de la percepción que uno es un hacedor y miserable. Y entonces hay un esfuerzo para que uno no permanezca así.

213.— Por consiguiente, la Sruti reafirma el hecho de que hay que hacer, etc., por parte de las gentes, y prescribe deberes tales como razonar, etc., para que puedan conocer que ellos son el Brahman eternamente existente.

214.— (Respuesta). ¿Cómo puede uno aceptar un significado inconsistente (es decir, que uno es un hacedor) después de conocer (por la sentencia, que es la única evidencia verdadera) que uno es la Liberación eternamente existente, la cual está libre de infelicidad, actividad y deseos?

215. (Objeción). Usted debe decir: porque yo, aunque de una naturaleza opuesta (es decir, de la naturaleza del Brahman), debo sentir que yo tengo deseos y actividades y que yo no soy el Brahman.

216.— (Respuesta —versos 216-228). Una pregunta sobre este tema es razonable, pero no es razonable preguntar por qué uno es libre (es decir, por qué uno se siente infeliz aunque uno es el Brahman según la evidencia de la sentencia). Lo que debe preguntarse es solo una cosa contraria a la evidencia (por ejemplo, la sentencia «Tú eres Eso»).

217.— El conocimiento de que uno es libre surge de una evidencia diferente (es decir, diferente de la evidencia perceptual y demás), a saber, de la evidencia «Tú eres Eso». Puesto que surge de una evidencia perceptual falaz, la infelicidad merece una explicación.

218.— A uno debe decírsele lo que uno pregunta y quiere conocer; y el preguntador desea conocer la liberación (el Sí mismo), que es libre de infelicidad.

219.— Eso (es decir, la Liberación debida al Auto-conocimiento) que elimina la infelicidad debe ser dicho (por el maestro al discípulo) acordemente a su pregunta, indagando cómo su infelicidad podría ser eliminada enteramente.

220.— No puede haber ninguna duda sobre lo que la Sruti prueba, pues ella es una fuente de conocimiento independiente. Por consiguiente, las palabras de la Sruti producen la convicción de que uno es libre. Así pues, debe decirse que ese es el significado de la Sruti, pues (ha sido probado que) la Sruti no contradice a ninguna otra fuente de conocimiento.

221.— El Conocimiento del Sí mismo diferente de lo que se ha dicho antes no es razonable en base a la autoridad de la Sruti «Él es no-conocido para aquellos que Le conocen (como un objeto del Conocimiento)» y «¿Quién conocerá al conocedor?».

222.— La renuncia a todas las acciones para discriminar el significado (implícito) de la palabra «Tú», deviene el medio (del Auto-conocimiento) según la enseñanza «controlando los sentidos internos y externos».

223.— Uno debe conocer el Sí mismo, el Intimísimo, y el significado implícito de la palabra «tú» en la combinación del cuerpo y los sentidos (como su presenciador). Entonces uno conoce que el Sí mismo es el Brahman, el principio omni-comprehensivo. Y eso es el significado de la sentencia «Tú eres Eso».

224.— ¿Cómo puede prescribírsele a uno cumplir un deber, cuando el significado de la sentencia de que uno es el Brahman es conocido por uno de acuerdo con la fuente verdadera del conocimiento, a saber, la Sruti, puesto que ninguna otra fuente de conocimiento puede existir entonces para uno (pues entonces todas se prueban irreales)?

225.— Por consiguiente, ninguna acción puede serle prescrita a uno cuando uno ha conocido el significado de la sentencia «Tú eres Eso», puesto que las dos ideas contradictorias «yo soy el Brahman» y «yo soy un hacedor» no pueden existir juntas.

226, 227.— Que uno es el Brahman es el conocimiento verdadero. (Este conocimiento verdadero) no es negado por las concepciones falsas de que uno es un hacedor, de que tiene deseos y de que está en la esclavitud que surgen de las evidencias engañosas. Este conocimiento falso (es decir, que «yo soy un hacedor»), lo mismo que la identificación del Sí mismo con el cuerpo (es decir, la idea de que «yo soy un hombre»), devienen norazonables cuando el conocimiento de que uno es el Brahman, y ninguno otro que él, se aprehende firmemente de acuerdo con la enseñanza de las escrituras.

228.— Un hombre que trata de librarse del temor y va a un lugar que está exento de él, desde un lugar lleno de temor, si es independiente, no vuelve a ese lugar de nuevo.

229.— ¿Cómo puede haber la posibilidad de una mala conducta por parte de uno a quien se prescribe la renuncia, (la escucha, la reflexión y la meditación en el Sí mismo) y que está despertado al conocer los significados implícitos de las palabras («tú» y «eso»), y que aspira a la comprehensión del significado de la sentencia («Tú eres Eso»)?

230.— Por consiguiente, todo lo que hemos dicho está verificado.

231.— Uno no trata de obtener algo en lo cual ha perdido el interés. ¿Por qué un hombre que busca la liberación va a hacer algún esfuerzo si ha perdido el interés en todos los tres mundos?

232.— Nadie quiere comer veneno incluso si es presionado por el hambre. Así pues, nadie que no sea un idiota querrá comerlo a sabiendas cuando su hambre ha sido satisfecha comiendo dulces.

233.— Yo me inclino ante mi Maestro, un conocedor del Brahman, que recogió para nosotros el néctar del conocimiento del Vedanta como una abeja recoge la mejor miel de las flores.