AMMACHI: 

La oración es un diálogo con el amado


Pregunta – Madre, en tu ashram ¿qué importancia das a la devoción? Cuando veo las oraciones y los cantos devocionales, parece casi un espectáculo. 

Madre – Hijo, digamos que tienes una novia. Si estuvieras hablándole, ¿te parecería un espectáculo? Cuando amas realmente nunca piensas así. A otros sí puede parecerles un espectáculo. Ambas cosas son verdaderas. Para nosotros, esto nunca sería un espectáculo. Nuestras oraciones son expresiones de nuestro vínculo con Dios. En cada momento de nuestras oraciones, solo sentimos éxtasis. Tanto si el amante habla con su amada como si ella habla con su amado, sienten alegría. No sienten ningún descontento.  No se aburren aunque pasen horas hablándose. Nosotros sentimos un gozo similar cuando rezamos. 
La oración es un diálogo con el Amado en nuestro interior - nuestro verdadero Ser. 
Tú eres ese Ser, el Atman. No estás hecho para ser infeliz en ningún caso. No eres el alma individual. Eres el Ser Supremo. Tu naturaleza es la bienaventuranza. Este es el propósito de la oración. La verdadera oración no es solo palabras vacías. 

Hijo, si por devoción entiendes rezar y cantar cantos devocionales, eso vas a encontrarlo en todas las religiones. Los musulmanes rezan postrados hacia la Meca. Los cristianos rezan ante la imagen de Cristo o ante la cruz. Jainistas, budistas e hinduistas también rezan. En todas estas religiones existe la relación maestro-discípulo. Vemos profetas y maestros reverenciados aparecer entre nosotros de vez en cuando. ¿No son éstas distintas formas de devoción? Aquellos que han estudiado las escrituras meditan en los principios del Vedanta y así crecen en la senda espiritual. Su devoción a estos principios es lo que les capacita para progresar.  

Nuestra devoción no busca a un Dios sentado en alguna parte del cielo. Más bien, aprendemos a ver a Dios en todas las cosas. Dios brilla dentro de cada devoto porque éste ve que nada es diferente de Dios.  El propósito de la oración es el de llegar a ser conciente de ese estado. Con nuestras oraciones glorificamos a la Verdad. La mente precisa ser elevada desde el nivel del cuerpo, mente e intelecto al nivel del Ser. Supongamos que en nuestra cocina hay una bombilla de cien watios, pero la bombilla está tan sucia que su luz parece de menos de diez watios. Si quitamos la suciedad, la bombilla recuperará su total brillantez. Del mismo modo, la práctica espiritual permite limpiar nuestras impurezas. Cuando levantemos el velo que cubre nuestra divinidad innata, nos concienciaremos del infinito poder que hay dentro de nosotros. Comprenderemos que no nacimos para sufrir, sino que nuestra auténtica naturaleza es la bienaventuranza. No obstante, no basta con hablar de estas verdades, se necesita la práctica espiritual. Todos tenemos la capacidad innata para nadar, pero solo si nos tiramos al agua y practicamos, aprenderemos a nadar.  La devoción y la oración son medios para despertar la Divinidad dentro de nosotros.  

Hijo, la verdadera devoción es ver a Dios en todos, ser respetuoso con todos. Deberíamos cultivar esa actitud. Deberíamos elevar nuestras mentes para ser capaces de ver al Divino en todas partes. Aquí, en India, no imaginamos a Dios como residente en un cielo. Dios está en todas partes. Nada es más importante en la vida que conocer a Dios. El objetivo de escuchar verdades escritas, contemplándolas y asimilándolas es darse cuenta de la naturaleza del Ser Supremo o Dios. La devoción es un camino espiritual que conduce a la misma meta.