ALÌNACITTA
JÀTAKA
(156)
El
elefante,
sano,
pensó
“por
medio
de
estos
carpinteros
salvé
mi
vida,
ahora
es
apropiado
que
los
ayude.”
Desde
ese
día
él
arrastró
los
árboles
con
los
carpinteros,
los
movía
cuando
los
estaban
trozando,
traía
las
hachas
y
otros
instrumentos
y
sostenía
el
hilo
para
marcar
de
los
carpinteros
con
la
trompa.
A
la
hora
de
la
comida,
los
carpinteros
le
daban
cada
uno
una
porción
de
comida;
él
comía
quinientas
porciones.
Ahora,
el
elefante
tenía
un
hijo
todo
blanco,
una
cría
de
elefante
de
raza.
El
elefante
pensó
lo
siguiente
“ahora
yo
estoy
viejo.
Después
de
haber
entregado
a
mi
hijo
a
estos
carpinteros
para
ayudarlos
con
su
trabajo,
es
apropiado
retirarme.
Sin
avisar
a
los
carpinteros,
fue
al
bosque,
trajo
su
hijo
y
dijo
“este
joven
elefante
es
mi
hijo;
ustedes
salvaron
mi
vida;
yo
se
los
doy
en
forma
de
pago
por
haberme
curado;
a
partir
de
hoy
él
hará
el
trabajo.
Desde
hoy,
hijo
mío,
cualquier
trabajo
que
yo
debía
hacer,
tú
lo
harás.”
Después
de
haber
exhortado
a
su
hijo
de
esa
manera,
se
lo
dio
a
los
carpinteros
y
él
mismo
entró
en
el
bosque.
Desde
ese
día,
el
joven
elefante,
obediente
y
fácil
de
dirigir,
hizo
todas
las
tareas.
Ellos
lo
alimentaban
con
quinientas
porciones
de
comida.
Él,
después
del
trabajo,
bajaba
al
río,
se
bañaba,
jugaba
y
luego
regresaba.
También
los
hijos
de
los
carpinteros
jugaban
con
él,
tomando
su
trompa,
en
el
agua
y
en
la
tierra.
Ahora,
los
elefantes
nobles,
como
los
caballos
nobles
y
los
humanos
nobles,
no
orinan
o
evacuan
en
el
agua.
Por
lo
tanto,
él
evitando
el
agua,
orinaba
y
evacuaba
solamente
en
la
margen
del
río.
Entonces,
un
día
llovió
río
arriba.
Una
torta
seca
de
excremento
del
elefante
fue
arrastrada
por
el
agua
hasta
el
río,
fue
con
la
corriente
hasta
el
puerto
de
Baranasi
y
quedó
depositada
en
un
arbusto.
Los
cuidadores
de
los
elefantes
del
rey
pensando
“bañaremos
a
los
elefantes”
llevaron
al
río
a
quinientos
elefantes.
Después
de
haber
olido
la
torta
del
noble
elefante,
ni
un
elefante
descendió
al
río.
Todos
levantaron
sus
colas
y
comenzaron
a
huir.
Los
cuidadores
de
los
elefantes
informaron
a
los
entrenadores
de
elefantes.
Éstos
pensando
“debe
haber
algún
peligro
en
el
agua”
hicieron
limpiar
el
agua
y
viendo
en
ese
arbusto
la
torta
del
noble
elefante
comprendieron
“aquí
está
la
causa”.
Hicieron
traer
un
recipiente,
lo
llenaron
de
agua
y
después
de
haber
molido
allí
la
torta,
asperjaron
los
cuerpos
de
los
elefantes
–
los
cuerpos
olieron
bien.
Después
descendieron
al
río
y
se
bañaron.
Los
entrenadores
de
elefantes
informaron
de
este
incidente
al
rey.
Ellos
dijeron
“después
de
buscar
a
ese
noble
elefante,
es
apropiado
traerlo,
su
majestad.”
El
rey
se
embarcó
con
naves
y
balsas
yendo
río
arriba
y
llegó
al
lugar
de
residencia
de
los
carpinteros.
El
joven
elefante,
que
estaba
jugando
en
el
río,
cuando
escuchó
el
sonido
de
los
tambores
fue
y
permaneció
cerca
de
los
carpinteros.
Los
carpinteros
saludaron
al
rey
y
dijeron
“su
majestad,
si
usted
necesita
madera,
¿por
qué
usted
viene
aquí?
¿No
es
lo
correcto
enviar
a
alguien
para
llevarla?”
“Yo,
súbditos,
no
he
venido
por
madera,
he
venido
por
ese
elefante.”
“Tómelo
y
lléveselo,
su
majestad.”
Pero
el
joven
elefante
no
deseaba
ir.
“¿Qué
debo
hacer,
súbdito
elefante?”
“Páguele
a
los
carpinteros
por
lo
que
gastaron
por
criarme,
su
majestad.”
“Muy
bien,
súbdito.”
El
rey
hizo
colocar
cien
mil
monedas
en
cada
pata
del
elefante,
en
la
cola
y
en
la
trompa.
El
elefante
ni
por
esa
cantidad
se
movió.
Pero
cuando
se
atendieron
las
necesidades
de
los
niños
con
quien
jugaba,
cuando
dieron
ropa
a
las
esposas
de
los
carpinteros
y
un
par
de
prendas
para
todos
los
carpinteros,
el
elefante
giró,
miró
a
los
carpinteros,
a
las
mujeres
y
a
los
niños
y
se
fue
con
el
rey.
El
rey
lo
llevó
a
la
ciudad.
Hizo
decorar
la
ciudad
y
el
establo
del
elefante.
Después
hizo
conducir
al
elefante
alrededor
de
la
ciudad
y
al
establo.
Adornó
al
elefante
con
todo
tipo
de
adornos
y
lo
consagró.
Después
de
haberlo
capacitado
para
montarlo,
lo
consideró
como
un
amigo,
le
dio
la
mitad
del
reino
y
lo
consideró
como
su
igual.
Desde
el
arribo
del
elefante,
toda
Jambudipa
(India)
vino
a
las
manos
del
rey.
Con
el
pasar
del
tiempo,
el
Bodhisatta
fue
concebido
en
el
vientre
de
la
reina
principal.
Cerca
del
momento
de
nacimiento,
el
rey
murió.
Si
el
elefante
hubiese
conocido
de
la
muerte
del
rey,
su
corazón
se
hubiera
partido
en
ese
mismo
lugar.
Por
lo
tanto,
lo
mantuvieron
sin
informarle
de
la
muerte
del
rey.
El
vecino
rey
de
Kosala
habiendo
escuchado
de
la
muerte
de
rey
pensó
“dicen
que
el
reino
está
vacío”.
Vino
con
un
poderoso
ejercito
y
sitió
la
ciudad.
Los
ciudadanos
cerraron
las
puertas
y
enviaron
el
siguiente
mensaje
al
rey
de
Kosala:
“La
reina
principal
de
nuestro
rey
está
por
dar
a
luz.
Los
astrólogos
dicen
que
un
niño
nacerá
en
siete
días.
Si
ella
da
a
luz
a
un
niño,
nosotros
daremos
batalla,
no
el
reino.
Espere
este
tiempo.”
El
rey
aceptó
diciendo
“muy
bien.”
A
los
siete
días
la
reina
dio
luz
a
un
niño.
El
día
de
nombramiento,
porque
nació
favoreciendo
la
mente
de
determinación
de
la
gente
le
dieron
el
nombre
‘Príncipe
Alìnacitta’.
A
partir
del
día
de
su
nacimiento
los
ciudadanos
combatieron
contra
el
rey
de
Kosala.
Pero
como
carecían
de
un
líder
en
la
batalla,
el
ejército,
no
obstante
grande,
poco
a
poco
fue
cediendo.
Los
ministros
informaron
de
este
asunto
a
la
reina
“debido
a
que
nuestro
ejército
está
cediendo,
tememos
que
perderemos
la
batalla.
El
elefante
real,
el
amigo
de
nuestro
rey,
no
conoce
que
nuestro
rey
ha
muerto,
que
un
niño
ha
nacido,
que
el
rey
de
Kosala
ha
venido
y
que
estamos
en
guerra.”
Y
preguntaron
“¿Le
decimos
a
él?
Ella
aceptó
diciendo
“muy
bien”,
ornamentó
a
su
hijo,
lo
colocó
en
una
tela
muy
fina
arreglada
en
forma
circular,
descendió
del
palacio,
rodeada
por
el
séquito
de
ministros
entró
en
el
establo
del
elefante,
colocó
al
Bodhisatta
a
los
pies
del
elefante
y
dijo
“señor,
tu
amigo
ha
muerto,
nosotros
no
te
informamos
por
temor
a
que
se
te
partiera
el
corazón.
Éste
es
el
hijo
de
tu
amigo.
El
rey
de
Kosala
ha
venido,
sitiado
la
ciudad
y
está
peleando
contra
tu
hijo.
El
ejército
está
perdiendo.
O
mata
a
tu
hijo
o
toma
su
reino
para
él.”
En
ese
momento,
el
elefante
acarició
al
Bodhisatta
con
la
trompa,
lo
levanto
y
lo
colocó
en
su
cabeza
y
lloró.
Después
bajó
al
Bodhisatta,
lo
depositó
en
las
manos
de
la
reina
diciendo
“capturaré
al
rey
de
Kosala”
y
salió
del
establo.
Después,
los
ministros
le
colocaron
la
armadura,
lo
adornaron,
abrieron
la
puerta
de
la
ciudad
y
escoltándolo
salieron.
El
elefante
después
de
salir
de
la
ciudad
rugió
y
la
gran
multitud
huyó
aterrorizada.
Destruyó
la
fortificación,
capturó
al
rey
de
Kosala
por
el
nudo
de
la
cabeza,
lo
trajo
y
lo
depositó
a
los
pies
del
Bodhisatta.
Cuando
iban
a
matarlo,
el
elefante
los
detuvo
y
dejó
en
libertad
al
rey
después
de
exhortarlo
“a
partir
de
hoy,
debes
ser
cuidadoso;
no
trates
de
sacar
ventajas
porque
el
príncipe
es
joven”.
Y
a
partir
de
ese
día
el
Bodhisatta
tuvo
en
sus
manos
a
toda
Jambudipa
y
ningún
otro
enemigo
se
levanto
contra
él.
El
Bodhisatta
fue
consagrado
a
la
edad
de
siete
años
con
el
nombre
‘Rey
Alìnacitta’,
reinó
de
acuerdo
con
el
Dhamma
y
al
final
de
su
vida
se
fue
al
cielo.
Dependiendo
de
Alìnacitta,
un
poderoso
ejército,
gozoso,
capturó
con
vida
al
rey
de
Kosala,
insatisfecho
con
su
propio
reino.
De
la
misma
manera,
un
monje
que
ha
obtenido
apoyo,[1]
energético,
desarrollando
los
buenos
estados[2]
para
alcanzar
la
seguridad
de
las
ligaduras[3],
consigue
gradualmente
la
destrucción
de
todas
las
ataduras.[4]
*
*
*
*
*
*
Traducido
del
pali
por
Bhikkhu
Nandisena.
Edición
del
Sexto
Concilio
Budista.
Referencia:
Jàtaka-Aååhakathà
ii
16-21.
Este
material
puede
ser
reproducido
para
uso
personal,
puede
ser
distribuido
sólo
en
forma
gratuita.
©CMBT
2000.
Última
revisión
lunes,
13
de
marzo
de
2000.
Fondo
Dhamma
Dana.
Este
documento
requiere
la
fuente
Times
Pali.
[1]
Que
ha
obtenido
apoyo
en
el
Buddha,
los
discípulos
de
Buddha
o
en
un
buen
amigo.
[2]
Los
treinta
siete
requisitos
de
la
iluminación
como
por
ejemplo,
el
esfuerzo,
la
atención,
la
concentración,
etc.
[3]
Se
refiere
a
la
seguridad
del
Nibbàna
que
está
libre
de
las
cuatro
ligaduras
(yoga):
(i)
la
ligadura
del
deseo
sensual,
(ii)
la
ligadura
del
apego
a
la
existencia,
(iii)
la
ligadura
de
las
concepciones
erróneas
y
(iv)
la
ligadura
de
la
ignorancia.
[4]
Las
ataduras
son
factores
mentales
insanos
que
atan
a
los
seres
al
ciclo
de
la
existencia.
Las
diez
ataduras
son
(i)
la
atadura
del
deseo
sensual,
(ii)
la
atadura
del
apego
a
la
existencia
de
la
materia
sutil,
(iii)
la
atadura
del
apego
a
la
existencia
inmaterial,
(iv)
la
atadura
de
la
aversión,
(v)
la
atadura
de
la
vanidad,
(vi)
la
atadura
de
las
concepciones
erróneas,
(vii)
la
atadura
de
la
adherencia
a
ritos
y
ceremonias,
(viii)
la
atadura
de
la
duda,
(ix)
la
atadura
de
la
agitación
y
(x)
la
atadura
de
la
ignorancia.
[5]
La
madre
de
Gotama
Buddha.
[6]
El
padre
de
Gotama
Buddha.