Entonces, Nagarjuna le preguntó a su maestro:
"Usted posee la joya más preciosa del mundo. Pero dígame, ¿esta joya es real o imaginaria? Hay dos posibilidades: o bien se piensa que lo que se siente por dentro, su certeza interior, su intuición, su sensibilidad interna es la realidad y que lo que está afuera es irreal, aleatorio. O se piensa que lo que está afuera es real, lo que uno ve, lo que uno toca, lo que nos dicen, es real, y que lo que uno piensa y siente por dentro es aleatorio, a veces imaginación. O bien la madre no se ocupa de su hijo o bien piensa que el chico es de ella, que el chico no tiene su propia realidad. ¿La magia viene de afuera o de adentro?
Entonces el maestro le responde: Quieres comprender si es real o irreal. Pero no comprendes que esta joya nunca fue real ni irreal. Nunca fue ni una cosa ni la otra. Tampoco comprendes que esta joya no es una joya. Esta piedra no es una piedra. Es más que una piedra. No sólo es verdadero para la joya, sino para todo lo que nos rodea. Los seres vivos que nos rodean, no son reales ni irreales. Pero sobre todo, son mucho más que lo que podemos ver de ellos.
Al escuchar esto, Nagarjuna despertó totalmente.
En realidad, Nagarjuna comprendía desde el principio que elegir entre lo real y lo imaginario, entre real e irreal, era un apego a los extremos: existencia o no existencia. Pero precisamente por esta razón, precisamente porque ya comprendía esto, Kapimala le habló como lo hizo. Porque incluso pensar que se trata de una joya ordinaria cuando se habla de la verdad fundamental no puede ser cuestión de realidad ni de irrealidad. Es sólo una joya, es todo.