Las enseñanzas dzogchen explican la naturaleza de rigpa subdividiéndolo en tres apartados, a saber:
a) gdangs (adorno), vinculado a lo que trasciende las categorías tanto de objeto como de sujeto;
b) röl-pa (juego), que se relaciona con la polaridad del sujeto;
c) rtsal (potencial), referido a aquello que constituye la dimensión del objeto.
Para explicar estos tres aspectos de rigpa se emplea, tradicionalmente, el símbolo del cristal de roca. Y, en ese sentido, debemos señalar que el cristal de roca es también una alegoría referida a la gota esencial creativa (bindu/tilaka, thigle), otro importante elemento tanto en la práctica del tantra como en la del dzogchen y que también recibe la significativo apelativo de bodhicitta. La perfecta comprensión del ejemplo que nos brinda el cristal de roca, hace posible la captación de la naturaleza de la gota esencial y, en definitiva, del rigpa.
De este modo, podría decirse que, en realidad, la triple manifestación de los aspectos tsal, rölpa y gdang constituye también la triple manifestación de la gota esencial.
ADORNO (GDANGS)
El aspecto gdangs (adorno) carece de forma, color y materialidad, está más allá de la dualidad sujeto y objeto y constituye el componente último irreductible de todas nuestras experiencias externas e internas. gDangs es el aspecto fundamental, infinito y no condicionado. Y, así, el dharmakaya sería la captación o el desvelamiento de la verdadera condición de gdangs presente, en todo momento, en nuestra conciencia.
Aplicando el ejemplo del cristal de roca, aunque éste es capaz de reflejar cualquier objeto, jamás pierde su naturaleza pura y transparente. Así, aunque el cristal de roca carece de color, cuando se sitúa cerca de él una tela roja, parece adquirir el color rojo, etcétera. De igual manera, en el nivel gdangs, la energía es esencialmente infinita e informe y, por consiguiente, es capaz de adoptar cualquier forma.
Este ejemplo nos ayuda a aclarar el concepto de visión kármica impura porque, si bien la energía individual carece, esencialmente, de forma, como resultado del apego, las latencias kármicas que existen en el continuo de la conciencia dan nacimiento a aquello que se percibe como el cuerpo, la palabra y la mente y como el entorno externo, cuyas características están determinadas por las causas acumuladas durante incontables vidas. En la ilusión de la dualidad, el individuo es así condicionado por estas visiones kármicas que de hecho parecen ser todo lo que el individuo es.
JUEGO (RÖLPA)
El aspecto rölpa (juego) de la energía, por su parte, carece de materialidad pero posee, sin embargo, forma y color. Este aspecto constituye el componente esencial de las visiones que se manifiestan en los estados especiales de conciencia de los yoguis y que desafían los límites habituales de nuestra percepción ordinaria. Rölpa se refiere a los fenómenos que parecen manifestarse como si estuviesen en el exterior del sujeto o de la mente pero que emanan de su interior.
Rölpa es el fundamento de todos los métodos meditativos de transformación y, en consecuencia, las visualizaciones tántricas son manipulaciones de rölpa. El ejemplo más claro de la manifestación subjetiva de la energía del estado primordial es durante el periodo en que acaecen las visiones del bardo, cuando, según se afirma, aparecen las deidades meditativas visualizadas durante la práctica tántrica efectuada en vida. Estas deidades son la manifestación de las cualidades naturales o espontáneas del estado primordial. Sin embargo, quienes no han sido iniciados a ellas ni las han practicado, tan sólo perciben durante esa fase del bardo «sonidos, rayos y luces».
El final del párrafo anterior parece sugerir que el hecho de visualizar la energía rölpa de un modo preestablecido —es decir, como una deidad meditativa dotada de forma, color y atributos específicos— podría comportar ciertas ventajas a la hora de reconocer el nivel de la manifestación liberada de rölpa (que supone, recordémoslo, la exteriorización de lo interno, la exteriorización de la dimensión subjetiva, la proyección del juego de la mente). Así, el hecho de concebir con una forma determinada a estas energías puede suponer una importante ventaja a la hora de reconocerlas y de reintegrarlas en su verdadera naturaleza. Y, la razón es que se hará más fácil su reconocimiento en tanto que proyecciones de la propia conciencia.
Una bola de cristal es lo que se usa para ilustrar la manera en que la energía del individuo se manifiesta. Cuando se sitúa un objeto cerca de una bola de cristal se puede ver una imagen del mismo dentro de la bola como si el objeto realmente estuviera dentro. Del mismo modo, la energía del individuo puede aparecer como una imagen experimentada «internamente» como si fuera vista por «el ojo de la mente». Por consiguiente, no importa cuan vívida pueda ser esa imagen, siempre se tratará de la manifestación de la propia Energía individual, eso que venimos llamando rölpa.
Éste es el nivel en el que el practicante del Sendero de Transformación trabaja para cambiar la visión impura en otra pura mediante el poder de la concentración. Un ser realizado experimenta esta dimensión de su propia energía como el sambhogakaya o el «cuerpo de gloria». Gloria se refiere, en este contexto, a la fantástica multiplicidad de formas que pueden manifestarse en esa dimensión, el ámbito de la esencia de los elementos, de la luz. Por ejemplo, las cien deidades pacíficas y coléricas descritas en el Bardo Thodol, o Libro Tibetano de los Muertos, son manifestaciones de este nivel de la propia energía del individuo.
POTENCIAL (rTSÄL)
La forma rtsal (poder/potencial) de la energía está dotada de las cualidades de forma, color y materialidad, constituyendo el aspecto de rigpa que, por así decirlo, se manifiesta en tanto que la dimensión de los objetos externos.
De este modo, al ser atravesado el cristal de roca por un rayo luminoso, éste se descompone en diferentes colores. Así, aunque los colores no son algo inherente al cristal ni al rayo de luz, aparecen cuando se hallan presentes las condiciones adecuadas. Los objetos que nos parecen dotados de una realidad externa objetiva son refracciones de la luminosidad del estado primordial de rigpa. No obstante descomponer la luz en su espectro forma parte de la naturaleza del cristal de roca.
Por esa razón, cuando se alcanza a reconocer que todos esos fenómenos —que son tomados por algo externo— constituyen la proyección del estado primordial, resulta posible reintegrarlos en su verdadera condición. Por el contrario, cuando se toman por algo sólido e independiente, se pone en movimiento la rueda de la existencia condicionada. El espectro en que se descompone la luz que lo atraviesa simboliza las diferentes manifestaciones «puras» (cuando son reconocidas como proyecciones del estado original) e «impuras» (cuando estas manifestaciones se consideran como algo sólido).
Como decíamos, los colores no son inherentes al cristal de roca pero se manifiestan cuando aparecen las causas secundarias adecuadas. En ese sentido, tanto samsara como nirvana son manifestaciones de la luminosidad del estado primordial y, en consecuencia, se debe llegar a reconocer que todas las percepciones son proyecciones de dicho estado.
Hay que reintegrar lo proyectado (la visión kármica dualista que se manifiesta a través de la forma de energía rtsal, que son como los colores que emanan del cristal), esto es, reintegrar los colores en el cristal de donde surgieron.
Este aspecto se refiere a la manera en que la energía primordial del individuo construye la apariencia del mundo externo. Una persona atrapada en la dimensión dualista siente que posee una identidad definida y delimitada, separada del mundo externo que esta «ahí afuera» y que «no es él». Y el hecho de desconocer que son las proyecciones de sus propios sentidos las que crean la apariencia de los objetos separados, le refuerza todavía más en su error.
Del mismo modo que la luz del sol cae sobre el cristal y es reflejada y refractada originando la apariencia de rayos y colores que parecen estar separados del cristal cuando de hecho son funciones de su propia naturaleza, es la propia energía individual, percibida por los sentidos del sujeto, la que aparece como un mundo constituido por fenómenos externos.
En realidad, no hay nada externo o separado del sujeto y la fundamental unidad de «lo que es» constituye, precisamente, la experiencia del dzogchen, la gran perfección. Para un ser realizado este nivel de la propia energía manifestada como rtsal es la dimensión del nirmanakaya o «cuerpo de manifestación». Así cuando hablamos de los «tres kayas» o «cuerpos», no sólo nos referimos a los tres cuerpos de un Buda o a los tres niveles de un yidam sino también a las tres dimensiones de la energía individual tal y como se experimentan en la realización.
En síntesis, tanto el espejo como el cristal de roca constituyen símbolos para tratar de explicar, por decirlo metafóricamente, la relación entre los reflejos —las apariencias externas e internas— y el espejo —la mente— y, a través de dicha relación, dilucidar el proceso de surgimiento y posterior reintegración de las apariencias en la base primordial de la verdadera naturaleza de la mente.
«El objetivo de las prácticas más avanzadas del dzogchen es lograr la reintegración de la energía gdangs con los fenómenos de la energía rölpa y, finalmente, con los de la energía tsel». [Elías Capriles, Dzogchen, p. 127]
En la Serie de la Mente se afirma que todos los fenómenos son el poder del juego (rölpa'i rtsal) del estado primordial de rigpa. En este caso, se trataría principalmente de percibir que, aparte de los reflejos proyectados, existe también el espejo y que los reflejos no son algo sólido e independiente del espejo.
En Longde, por su parte, se afirma que los fenómenos son el adorno-atributo del dharmata (la esfera última). Aquí el reflejo comparte la naturaleza del espejo. Dado que los reflejos/objetos comparten la naturaleza del espejo/mente, son tan claros y luminosos como éste. A causa de que no los percibimos como reflejos de nuestra mente, nos parecen objetos sólidos.
En la Serie de la Instrucción Secreta (mangnande), por último, se trata de reintegrar los reflejos en la claridad del cristal. Las cuatro visiones del thogal son proyecciones del cristal de roca del estado original. Se trata, en este caso, de la aparición de la dimensión interna como si fuese algo exterior, en la forma de las llamadas gotas esenciales. Cuando se alcanza la etapa del agotamiento de todas las experiencias, tanto el espejo como los reflejos se consumen en la luz.
Las tres modalidades de energía son inseparables. De este modo, la energía infinita sin forma (gdan) se manifiesta en el nivel de la esencia luminosa de los elementos puros en tanto que formas inmateriales (rolpa) pero también como objetos materiales aparentemente sólidos (rtsal).