TRECKHO
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Cortar a Través o Cortar Completamente
El celebre maestro tibetano del siglo
XVIII, Tsele Natshok, comenta con respecto a treko: “En términos
generales, existen numerosas divisiones de la práctica del atiyoga, tales como
la serie de la mente, la serie de la expansión del espacio primordial o la serie
de la instrucción secreta... Pero, en esencia, todas ellas se resumen en la
práctica de unión de sabiduría primordial y vacuidad, propia del treko
(“cortar completamente”), y en la práctica del thogal (“realización
insuperable”) de unión de forma y vacuidad”.
El término treko podría ser traducido como “cortar la solidez de la mente”. El
punto principal de este abordaje -del que se afirma que permite obtener la
liberación sin esfuerzo- consiste en relajar las tensiones más profundas que
constriñen u opacan la base primordialmente iluminada de nuestro ser y vivir en
un estado puro y continuo de rigpa. La enseñanza del treko puede
resumirse en la declaración formulada por Garab Dorje en el Ati zabdon nyingpo:
“La naturaleza de la mente está iluminada desde el principio. La mente, como el
espacio, carece de nacimiento o cesación. Habiendo realizado la pureza y
ecuanimidad inherente a todos los fenómenos, la contemplación consiste en
permanecer, sin más búsqueda, en esta comprensión”.
En relación con ellos se declara también que, mirando hacia la conciencia, ésta
no puede ser vista; meditando sobre ella, no puede ser realizada. Dudjom
Rinpoche, escribe al respecto: “La visión se halla libre tanto de la afirmación
como de la negación; la meditación carece de deliberación; la acción está más
allá del apego y el rechazo; y el fruto trasciende la esperanza y el temor”.
De este modo, para poder situarse en la perspectiva del treko, deben
desecharse todas las supersticiones e ideas preconcebidas acerca de lo que es o
no es meditación pues, en el presente contexto, el acto de meditar y el fruto de
la meditación, el objeto sobre el que se medita y el sujeto que medita, e
incluso meditar y no meditar, son tan sólo olas en el océano de la mente. la
estructura contemplativa del treko se recoge en lo que se conoce como los
“cuatro modos de dejar las cosas tal cual son” o las “cuatro contemplaciones
naturales”. A continuación se explican.
Cuatro Modos de Dejar las Cosas tal cual son o Cuatro Contemplaciones
Naturales
a) Contemplación de la Montaña
Esta contemplación se aplica a la posición del cuerpo. El cuerpo debe permanecer
firme y relajado como una montaña que siempre se halla en su propia posición
natural, al tiempo que permanecemos en contemplación sostenida del mismo. Cuando
el cuerpo se mueve, uno permanece inmutable en la contemplación del movimiento
sin tratar de corregir ni cambiar nada artificialmente.
b) Contemplación del Océano
Esta contemplación tiene que ver con los ojos. En la práctica del atiyoga los
ojos siempre permanecen plenamente abiertos mirando hacia el espacio, sin
fomentar ni evitar las apariencias visuales, como un océano imperturbado por las
olas y permaneciendo en estado de contemplación. La función de los ojos es mirar
y, en consecuencia, cerrarlos para la práctica de la meditación sería un acto
deliberado de la mente, reñido con el espíritu de no acción del atiyoga.
c) Contemplación de las Apariencias
Esta contemplación tiene que ver con los otros cuatro sentidos de percepción. En
esta práctica debemos de permanecer en perfecto estado de contemplación a lo
percibido en forma de sonido, olor, gusto y tacto.
d) Contemplación del Rigpa
En esta contemplación tanto el cuerpo como la mente permanecen completamente
relajados en el estado natural de la conciencia primordial de rigpa. Uno no hace
nada ni medita en nada en especial, sino que permanecemos en un estado de
vigilancia y atención total de todo lo que sucede, tanto dentro como fuera de
uno mismo, abandonándonos al flujo abierto de la experiencia del momento
presente.