Hermes Trimegisto
1
Cierta
vez
que
me
había
puesto
a
pensar
en
los
seres,
absorta
la
imaginación
en
las
alturas
del
pensamiento,
ausentes
los
sentidos
como
quien
duerme
profundamente
después
de
una
copiosa
comida
o
de
un
agotador
ejercicio
corporal,
me
pareció
que
un
ser
inmenso
aparecía,
de
talla
incomparable,
que
me
llamó
por
el
nombre
y
me
dijo:
-
¿Qué
quieres
oir
y
ver,
qué
quieres
entender
y
conocer
en
tu
mente?
2-
¿Y
tú
quién
eres?,
le
dije.
-
Yo
soy
Poimandres,
respondió,
la
Mente
del
Poder
Supremo:
sé
lo
que
buscas,
y
en
todas
partes
estoy
contigo.
3
Quiero
aprender
sobre
los
seres,
le
dije,
y
entender
su
naturaleza,
y
conocer
al
Dios.
Oh!
cuánto
quisiera
que
alguien
me
enseñara
sobre
estos
temas!
-
Guarda
en
tu
mente
lo
que
quieres
aprender
que
yo
te
enseñaré.
4
Y
habiéndo
dicho
estas
cosas,
cambió
de
forma,
y
en
un
instante
el
espacio
entero
se
abrió
ante
mí,
y
ví
un
panorama
infinito,
y
todo
se
transformó
en
Luz,
una
Luz
tan
serena
y
alegre
que
al
verla
la
adoré.
Al
poco
tiempo,
fue
bajando
y
mostrándose
una
Tiniebla
espantosa
y
sombría,
enroscada
como
espiral
tortuosa,
semejante
a
una
serpiente.
Después
la
Tiniebla
se
fue
transformando
en
una
cierta
natura
húmeda
que
se
agitaba
indescriptiblemente,
que
arrojaba
humo
como
lo
hace
el
fuego
y
emitía
un
clamor,
un
gemido
inenarrable.
De
allí
brotó
un
grito
inarticulado
de
socorro
que
parecía
lo
voz
de
un
ser
humano.
5
Fue
entonces
cuando,
saliendo
de
la
Luz,
un
Nombre
santo
cayó
sobre
la
cosa,
y
un
fuego
puro
emergió
de
esa
natura
húmeda
hacia
los
celestes
espacios,
un
fuego
ligero
y
sutil,
y
enérgico
a
la
vez.
El
ágil
aire
se
dejó
arrastrar
por
el
espíritu,
y
de
la
tierra
y
el
agua
se
izó
a
sí
mismo
hasta
alcanzar
el
fuego,
de
forma
que
parecía
colgar
de
él.
Por
su
parte,
la
tierra
y
el
agua
quedaron
entremezclados
tan
íntimamente
que
no
era
posible
distinguir
a
uno
del
otro:
el
Nombre
espiritual
que
se
cernía
sobre
ellos
los
mantenía
en
movimiento,
a
lo
que
parecía
oirse.
6
Entonces
Poimandres
me
dijo:
-
¿Entiendes
los
que
esta
visión
significa?
-
Lo
sabré,
le
contesté.
-
Yo
soy
aquella
Luz,
me
dijo,
yo,
la
Mente,
tu
Dios,
que
preexisto
a
la
naturaleza
húmeda
que
surgió
de
la
Tiniebla.
En
cambio
el
Nombre
luminoso
que
procede
de
la
Mente
es
hijo
de
dios.
-
¿Y
entonces?,
exclamé.
-
Entiéndelo
así:
lo
que
en
tí
vé
y
oye
es
nombre
del
señor,
tu
mente
en
cambio
es
dios
padre,
ya
que
no
están
mútuamente
separados,
pues
su
unidad
es
la
Vida.
Le
agradecí
y
me
dijo:
-
Entiende
la
Luz
y
discierne
estas
cosas.
7
Habiendo
dicho
estas
cosas,
me
clavó
la
mirada
por
tan
largo
tiempo
que
su
aspecto
me
hacía
temblar;
cuando
se
irguió
después,
quedé
en
mi
mente
contemplando
la
Luz
de
poderes
innumerables,
transformada
en
un
cosmos
infinito
que,
con
inmenso
poder,
rodeaba
y
abrazaba
al
fuego
forzándolo
a
aquietarse.
Estas
cosas
comprendí
por
el
Nombre
de
Poimandres.
8
Estaba
yo
todavía
atónito,
cuando
me
habló
de
nuevo
y
me
dijo:
-
Has
visto
mentalmente
la
forma
arquetípica,
el
principio
anterior
al
principio
ilimitado,
esto
me
dijo
Poimandres
y
yo
le
pregunté:
-
¿De
dónde
salieron
los
elementos
de
la
naturaleza?
Y
él
a
su
vez:
-
De
la
Voluntad
de
dios
que
habiendo
acogido
al
Nombre
y
contemplado
el
bello
cosmos,
lo
imitó
cosmocreando
para
sí
a
partir
de
sus
propios
elementos
y
de
las
almas
hechas
por
ella.
9
La
Mente
el
Dios,
que
es
a
la
vez
macho
y
hembra,
y
contiene
en
sí
Luz
y
Vida,
dió
a
luz
por
Nombre
a
una
segunda
Mente
Creadora,
la
cual,
siendo
dios
del
fuego
y
del
espíritu,
creó
a
su
vez
siete
gobernadores
dueños
contenedores
del
cosmos
sensible,
cuyo
gobierno
se
llama
Destino.
10
De
inmediato,
el
Nombre
del
Dios,
arrancándose
de
los
elementos
inferiores
del
Dios,
se
lanzó
hacia
la
región
pura
de
la
naturaleza
creada
y
se
unió
a
la
Mente
creadora
(puesto
que
son
de
igual
naturaleza),
dejando
desamparados
a
los
elementos
inferiores
de
la
naturaleza,
los
irracionales,
que
consisten
de
sólo
materia.
11
Entonces
la
Mente
Creadora
junto
con
el
Nombre
envolvieron
los
círculos
y
los
hicieron
girar
bramando,
pusieron
en
movimiento
circular
a
sus
propias
creaturas
para
que
rodaran,
a
partir
de
un
principio
indefinido,
hasta
un
término
sin
fín,
que
comienza
donde
acaba.
Esta
circulación
de
todo,
como
lo
quiso
la
Mente,
produjo
animales
irracionales
a
partir
de
elementos
inferiores
(ya
no
estaba
el
Nombre
con
ellos),
el
aire
produjo
aves
y
el
agua
peces.
La
tierra
y
el
agua,
como
lo
quiso
la
Mente,
fueron
separadas
una
de
otra,
y
la
tierra
hizo
salir
de
sí
a
los
animales
que
tenía
adentro,
cuadrúpedos
y
reptiles,
fieras
y
animales
domésticos.
12
La
Mente,
el
Padre
de
todas
las
cosas,
siendo
Vida
y
Luz,
parió
un
Hombre
igual
a
ella,
a
quién
amó
como
hijo
propio:
porque
siendo
imagen
del
Padre
era
hermosísimo;
porque
realmente
tanto
amó
el
Dios
a
su
propia
figura
que
le
entregó
la
creación
entera.
13
Y
vió
el
Hombre
la
creación
en
el
fuego
del
Creador,
y
quiso
también
crear,
y
con
permiso
del
Padre
entró
en
la
esfera
de
la
creación
y,
poseedor
futuro
de
plenos
poderes,
tomó
conocimiento
de
las
obras
de
su
hermano,
las
que
lo
amaron
y
le
hicieron
partícipe
de
su
propia
jerarquía.
Habiendo
así
explorado
su
constitución
y
participado
de
sus
naturalezas,
fué
su
voluntad
desgarrar
hacia
arriba
la
periferia
de
los
círculos
y
contemplar
el
poderío
de
aquel
que
reina
sobre
el
fuego.
14
Entonces
poseedor
ya
de
plenos
poderes
sobre
el
cosmos
de
los
seres
mortales
y
de
los
animales
irracionales,
se
inclinó
sobre
la
estructura,
y
desgarrando
el
velo
mostró
a
la
naturaleza
inferior
la
bella
figura
del
Dios.
Y
al
ver
la
naturaleza
que
la
figura
del
Dios
poseía
una
belleza
inagotable
y
las
energías
todas
de
los
gobernadores,
sonrió
de
amor,
pues
ya
había
visto
la
bellísima
figura
del
Hombre
reflejada
en
el
agua,
y
su
sombra
sobre
la
tierra.
En
cuanto
a
él,
viendo
su
propia
figura
en
la
naturaleza
reflejada
en
el
agua
la
amó,
y
quiso
habitar
en
ella.
Y
al
punto
que
lo
quiso
se
realizó,
y
vino
a
habitar
la
forma
irracional.
Y
la
naturaleza
a
su
vez
acogiendo
a
su
amado
se
entrelazó
entera
con
él
y
copularon
juntos,
porque
eran
amantes.
15
Por
éso
es
que,
a
diferencia
de
todos
los
demás
seres
vivos
de
la
tierra,
sólo
el
Hombre
es
doble:
mortal
por
el
cuerpo,
inmortal
por
el
Hombre
esencial.
Por
consiguiente,
a
pesar
de
ser
inmortal
y
poseedor
de
plenos
poderes
sobre
todas
las
cosas,
está
sujeto
a
la
muerte
y
sometido
al
Destino.
Siendo
superior
a
la
estructura
se
volvió
esclavo
dentro
de
la
estructura.
Siendo
andrógino,
de
padre
andrógino,
y
no
sometido
al
sueño
porque
viene
del
que
nunca
duerme,
sin
embargo
es
vencido...
16
Entonces
le
interrumpí:
-¿Y
ahora?
oh
Mente
mía!
porque
yo
también
amo
al
Nombre!
Y
continuó
Poimandres:
-
Este
es
el
misterio
que
ha
estado
oculto
hasta
el
día
de
hoy.
Al
copular
la
naturaleza
con
el
Hombre
provocó
un
prodigio
prodigiosísimo:
Como
te
había
dicho,
el
Hombre
tiene
la
naturaleza
de
la
estructura
de
los
siete,
de
fuego
y
espíritu,
y
la
naturaleza,
no
sufriendo
la
espera,
parió
enseguida
siete
hombres
en
correspondencia
a
la
naturaleza
de
los
siete
gobernadores,
andróginos
y
erguidos
hacia
el
cielo.
Exclamé
entonces:
-
Y
ahora,
oh
Poimandres!,
ardo
en
un
deseo
inmenso
y
me
muero
por
seguir
oyéndote!
no
te
apartes
del
tema!
-
Cállate,
todavía
no
he
terminado
de
desarrollar
el
primer
asunto,
me
respondió
Poimandres.
-
Me
quedaré
callado,
le
contesté.
-
Como
te
decía,
la
generación
de
estos
siete
ocurrió
de
la
siguiente
manera:
la
tierra
fué
la
hembra
y
el
agua
el
ardiente
macho,
del
fuego
la
naturaleza
recibió
el
madurar
y
del
aire
el
espíritu,
y
produjo
los
cuerpos
según
la
imagen
del
Hombre.
Y
así
el
Hombre,
de
vida
y
luz
que
era
vino
a
ser
con
alma
y
mente,
la
Vida
se
hizo
alma,
y
la
Luz
mente,
y
todas
las
cosas
del
cosmos
sensible
permanecieron
así
hasta
el
fin
de
un
ciclo,
hasta
el
comienzo
de
las
especies.
18
Escucha
lo
que
viene
ahora
y
que
ardes
en
deseos
de
oir.
Cumplido
el
ciclo,
por
voluntad
de
dios
se
rompió
el
lazo
que
unía
todas
las
cosas:
en
consecuencia
todos
los
seres
vivos
que
hasta
entonces
eran
andróginos
fueron
separados
al
mismo
tiempo
que
el
Hombre,
y
fueron
por
un
lado
machos
y
por
otro
hembras.
Y
enseguida
el
Dios
dijo
una
palabra
santa:
"Creced
en
crecimiento
y
multiplicaos
en
muchedumbres,
vosotras
las
criaturas
todas
y
las
cosas
que
han
sido
hechas,
y
que
el
que
tiene
intelecto
se
reconozca
inmortal
y
sepa
que
la
causa
de
la
muerte
es
el
amor
y
que
conozca
todas
las
cosas."
19
Y
habiendo
hablado
así
el
Dios,
la
providencia
por
medio
del
Destino
y
de
la
estructura
produjo
las
uniones
y
estableció
las
generaciones,
y
todas
las
cosas
se
multiplicaron
segun
sus
especies,
y
el
que
se
reconoció
a
sí
mismo
llegó
al
bien
superelegido,
pero
el
que
se
aficionó
al
cuerpo
producto
de
un
extravío
de
amor
quedó
extraviado
en
la
tiniebla
padeciendo
en
los
sentidos
las
cosas
de
la
muerte.
20
-
¿Porqué
cometen
tan
grande
falta
los
ignorantes,
le
dije,
de
tal
manera
que
vienen
a
ser
despojados
de
la
inmortalidad?
-
Parece
que
no
has
reflexionado
mucho
en
lo
que
oíste,
y
sin
embargo
te
dije
que
estuvieras
atento.
-
Estoy
atento
y
recordando,
y
también
te
doy
gracias.
-
Dime,
pues,
si
atendiste,
¿porqué
merecen
la
muerte
los
que
están
en
la
muerte?
-
Porque
la
fuente
original
de
nuestro
cuerpo
es
la
sombría
tiniebla
de
donde
procede
la
naturaleza
húmeda,
de
la
que
se
constituye
en
el
cosmos
sensible
el
cuerpo,
del
cual
se
abreva
la
muerte.
-
Bien
lo
entendiste.
Pero
dime
ahora
¿porqué
"el
que
se
entiende
a
sí
mismo
va
hacia
sí
mismo"
como
dice
la
palabra
de
Dios?
-
Porque
el
Padre
de
la
totalidad,
de
quién
nació
el
Hombre,
consiste
de
Luz
y
Vida.
-
Has
hablado
muy
bien.
Luz
y
Vida
es
el
Dios
y
Padre,
del
que
nació
el
Hombre.
Por
consiguiente,
cuando
entiendas
que
estás
hecho
de
Vida
y
Luz
y
que
procedes
de
ellas,
volverás
de
nuevo
a
la
Vida,
así
me
habló
Poimandres.
-
Háblame
aún,
le
dije,
¿cómo
volveré
yo
a
la
Vida?
¡oh
Mente
mía!
porque
el
Dios
dice
"El
que
tiene
intelecto
se
reconoce
a
sí
mismo".
22
¿Es
que
no
todos
los
hombres
tienen
intelecto?
-
Cállate
parlanchín.
Yo
mismo,
la
Mente,
estoy
al
lado
de
los
honestos
y
buenos,
de
los
los
puros
y
compasivos,
junto
a
los
piadosos:
mi
presencia
los
auxilia
y
pronto
descubren
todas
las
cosas
y
amorosamente
apaciguan
al
Padre,
y
le
dan
gracias
con
alabanzas
y
tiernos
himnos
ceremoniales.
Y,
antes
de
entregar
el
cuerpo
a
la
justa
muerte,
llegan
a
detestar
los
sentidos,
pues
ya
saben
cuales
son
sus
obras.
Más
aún,
Yo,
la
Mente,
no
consentiré
que
triunfen
las
obras
del
cuerpo
y
su
violencia:
como
guardián
de
las
puertas
impediré
el
ingreso
de
los
actos
malos
y
disolutos,
cortaré
las
fantasías.
23
En
cuanto
a
los
insensatos,
malos,
perversos,
envidiosos,
arrogantes,
asesinos
e
impíos,
me
quedaré
lejos
de
ellos
y
daré
paso
al
genio
vengador,
el
que
aplica
al
hombre
la
parte
más
viva
del
fuego
y
cae
sobre
él
por
los
sentidos,
y
lo
fortalece
aún
más
para
que
realice
obras
impías,
de
forma
que
le
quepa
en
suerte
un
castigo
íntegro,
pues
no
deja
de
apetecer
sin
fin
y
de
guerrear
insaciable,
y
lo
tortura
y
le
aumenta
el
fuego
hasta
la
máxima
plenitud.
24
-
Qué
bién
mes
has
enseñado
todas
las
cosas
como
yo
quería,
oh
Mente!
Pero
dime
ahora
¿cómo
es
el
regreso
hacia
arriba?
-
Primero,
me
dijo
Poimandres,
al
descomponerse
el
cuerpo
material
lo
entregas
a
la
transformación,
y
tu
figura
humana
deja
de
manifestarse.
Entregas
al
genio
tu
personalidad
ya
inactiva,
y
los
sentidos
corporales
remontan
a
sus
fuentes
en
cuyas
partes
se
transforman
y
de
nuevo
vuelven
a
confundirse
con
las
energías.
La
agresividad
y
el
deseo
van
a
la
naturaleza
irracional.
25
Y
así,
de
ahora
en
más,
el
hombre
comienza
a
subir
por
la
estructura:
en
la
primera
esfera
deja
la
energía
de
aumentar
y
decrecer;
en
la
segunda
la
industriosidad
para
el
mal,
dolo
ya
inactivo;
en
la
tercera,
el
deseo,
fraude
ya
inactivo;
en
la
cuarta
la
ostentación
del
mando,
ya
sin
ambición;
en
la
quinta
la
osadía
profana
y
la
presuntuosa
temeridad;
en
la
sexta
las
ansias
perversas
de
la
riqueza,
ya
sin
actividad;
y
en
la
séptima
esfera
la
tramposa
mentira.
26
Entonces,
desnudo
de
las
obras
de
la
estructura,
entra
en
la
naturaleza
ogdoádica,
dueño
de
su
propia
fuerza,
y
canta
himnos
con
los
seres
al
Padre.
Entonces
todos
los
que
presencian
su
llegada
se
regocijan
con
él,
y,
ya
igual
a
sus
compañeros,
alcanza
a
oir
a
las
potencias
superiores
a
la
naturaleza
ogdoádica
que
con
voz
dulce
y
peregrina
cantan
himnos
al
Dios.
Entonces,
en
buen
orden,
suben
hacia
el
Padre
y,
entregados
a
las
potencias
y
ellos
mismos
hechos
potencias,
se
transforman
en
dios.
Porque
tal
es
el
buen
fin
de
los
que
poseen
el
conocimiento:
divinizarse.
-
¿Qué
esperas
pues?
como
heredero
de
todas
estas
cosas
¿no
te
harás
conductor
de
los
dignos
de
forma
que
por
tí
sean
liberados
por
dios?
27
Habiendo
dicho
estas
cosas,
ante
mis
ojos,
Poimandres
se
mezcló
con
las
potencias.
Y
mientras
yo
daba
gracias
y
dirigía
mis
alabanzas
al
Padre
del
Todo,
me
dejó
Poimandres
cargado
de
poder
e
instruído
sobre
la
naturaleza
y
la
visión
divina
del
Todo.
Y
comencé
a
anunciar
a
los
hombres
la
hermosura
de
la
piedad
y
del
conocimiento:
-
¡Oh
pueblos!
¡Vosotros,
hombres
nacidos
de
la
tierra,
entregados
a
la
embriaguez,
al
sueño
y
a
la
ignorancia
del
Dios:
volved
a
la
sobriedad,
suspended
la
borrachera,
pues
estáis
hechizados
de
un
sueño
irracional!.
28
Los
que
habiendome
oído
vinieron
a
mí,
y
les
dije:
-
¿Qué
pasa
con
vosotros,
oh
hombres
nacidos
de
la
tierra!
¡Os
habéis
entregado
a
la
muerte
cuando
se
os
ha
concedido
el
poder
de
la
inmortalidad?
¡Reflexionad,
vosotros,
que
hacéis
camino
con
el
error
y
habéis
llegado
a
convivir
con
la
ignoracia!
¡Alejaos
de
la
luz
tenebrosa,
y
abandonando
la
ruina,
compartid
la
inmortalidad!
29
Entonces
unos
se
marcharon,
después
de
chancearse
a
mis
costas,
estando
como
estaban
entregados
al
sendero
de
la
muerte,
pero
otros
me
pedían
que
los
instruyera
arrojándose
a
mis
piés:
pero
hice
que
se
levantaran
y,
puesto
en
conductor
de
la
raza,
enseñaba
la
palabra,
cómo
y
de
qué
manera
serían
liberados,
y
sembraba
en
ellos
las
palabras
de
la
sabiduría,
y
los
alimentaba
con
el
agua
de
ambrosía.
Llegada
la
tarde,
cuando
la
luz
del
sol
comenzaba
a
desvanecerse
por
completo,
los
llamé
a
dar
gracias
al
Dios,
y
cumplida
la
acción
de
gracias,
cada
uno
se
fué
a
dormir
a
su
lecho.
30
Por
mi
parte,
gravé
en
mi
alma
los
beneficios
que
me
hiciera
Poimandres,
y
lleno
de
la
plenitud
que
había
deseado,
me
sentí
colmado
de
alegría,
porque
el
sueño
del
cuerpo
se
había
transformado
en
vigilia
del
alma,
la
ceguera
de
la
vista
en
visión
auténtica,
el
silencio
en
preñéz
del
bien
y
la
palabra
en
divulgación
de
bienes.
Cosas
que
realmente
ocurrieron
porque
acepté
recibir
de
mi
Mente,
es
decir,
de
Poimandres,
el
Nombre
del
Poder
Supremo
.
Llegué
a
ser
soplo
divino
de
la
verdad.
Por
éso,
con
toda
mi
alma
y
con
todas
mis
fuerzas
ofrezco
este
elógio
al
Padre
Dios:
31
Santo
es
el
Dios
y
Padre
de
la
totalidad.
Santo
es
el
Dios
cuya
Voluntad
se
cumple
en
sus
propias
Potencias.
Santo
es
el
Dios
que
quiso
que
lo
conocieran
y
que
es
conocido
por
los
suyos.
Eres
santo,
Tú,
fundador
de
todas
las
creaturas
por
el
Nombre.
Eres
santo,
Tú,
cuya
imagen
la
entera
Naturaleza
ofrece.
Eres
santo,
Tú,
de
quién
la
Naturaleza
no
pudo
reproducir
la
forma.
Eres
santo,
poderosísimo
más
que
todas
las
Potencias.
Eres
santo,
superior
a
cualquier
superexcelencia.
Eres
santo,
mejor
que
todas
las
alabanzas.
Recibe
las
puras
ofrendas
racionales
del
alma
y
del
corazón
tendidos
hacia
Tí,
inefable,
impronunciable,
Tú,
que
sólo
puedes
ser
nombrado
por
el
silencio.
32
Te
suplico
no
decaiga
el
conocimiento
que
corresponde
a
nuestra
naturaleza
humana:
acuérdame
lo
que
pido
y
lléname
de
fortaleza,
y
con
esta
gracia
iluminaré
a
los
de
mi
raza
que
están
en
la
ignorancia,
a
mis
hermanos,
tus
hijos.
Sí,
acepto
y
soy
testigo:
voy
a
Vida
y
Luz.
Bendito
seas,
padre.
Tu
hombre
quiere
colaborar
en
tu
obra
santificadora,
puesto
que
le
concediste
todos
los
poderes.