1. Maharaj explica las bases de la enseñanza
Maharaj: La naturaleza de la consciencia tiene que ser comprendida. Esta consciencia sólo puede surgir en el cuerpo físico, y el cuerpo físico es la esencia de los cinco elementos1. Debido a la asociación con el cuerpo físico surge el sufrimiento. La mayoría de la gente que viene aquí no podrá aceptar este tipo de conocimiento, porque está en un nivel estrictamente básico. Pero algunas personas, que se aplican y que pueden aceptar tal punto de vista, ciertamente comprenderán. Ellos estarán totalmente libres del impacto del dolor y de la infelicidad, si comprenden que esto último sólo puede resultar de la consciencia que se ha identificado con el cuerpo físico y sufre como un individuo. En ese caso, el sufrimiento debe resultar inevitable. Pero, ¿qué es el individuo? Hay un cuerpo creado de los cinco elementos, y en ese cuerpo mora el soplo vital [prana] y la consciencia; es una unidad compuesta. Todas las formas vivas contienen el soplo vital y la consciencia. Y, aunque las formas son diferentes, todas ellas contienen los mismos elementos. Así pues, pregunto de nuevo: ¿Cuándo surge el individuo? En esencia, no hay ninguno. Y ésta es mi enseñanza básica que hay que comprender; pero sólo muy pocos comprenderán.
1 Según la cosmología hindú, los «cinco
elementos» —tierra, agua, fuego, aire y éter— son la base
fundamental del universo físico.
Visitante: ¿Podría usted repetir esto? Había tanto
alboroto que no he podido seguirle.
M: Ciertamente, pero no con las mismas palabras. ¿Qué
es lo que nos interesa? Estamos tratando de la forma física constituida
por los cinco elementos y que se alimenta de esos cinco elementos. En esa
forma están operando la fuerza vital [el soplo vital] y esta consciencia
—es decir, el conocimiento «yo soy» o la «sensación
de ser», la sensación de existir. Esto último es la
«senciencia», el regalo de la consciencia. Esto es todo lo
que podemos percibir: el cuerpo, el soplo vital y la consciencia. Todas
las formas están hechas de los mismos componentes. Así pues,
¿dónde aparece el individuo? Siempre es igual: el individuo
como tal, jamás ha existido. Y por esta razón no hay ninguna
necesidad de identificarse uno mismo con nada. Sin embargo así sucede:
la consciencia se identifica con el cuerpo y, de esta manera, surge el
«individuo». Mientras esto sea así, ese individuo no
puede dejar de sufrir. Y lo que yo soy... yo no soy ni el cuerpo —que es
sólo los cinco elementos— ni la fuerza vital [el soplo], ni la consciencia
que posee el cuerpo. Yo debo identificarme con la consciencia mientras
el cuerpo esté aquí, porque forma una unidad con él.
Pero en realidad, no soy ninguna de estas tres cosas. Mientras existe el
cuerpo, yo soy la consciencia que meramente presencia todo lo que está
pasando. Cuando el cuerpo muere, la fuerza vital desaparece y se mezcla
con el aire y la consciencia se mezcla con la Consciencia Universal. Yo
no soy nada esencialmente [identificable] en esta consciencia, puesto que
sólo soy su testigo. Y lo que yo soy en el sentido absoluto, no
es posible expresarlo en palabras. En esa Presenciación última,
nadie tiene ninguna consciencia de estar presente. La presencia misma no
es en lo Absoluto.
Nadie que no esté interesado en el tema querría venir
aquí. Así pues, se puede asumir que los que vienen aquí
están vitalmente interesados en el tema y que han hecho su trabajo...
de modo que todos los que vienen aquí, son jnanis. Pero, ¿cuántos
de entre nosotros conocemos la naturaleza y la base de esta consciencia
«yo soy», que sólo existe mientras el cuerpo está
ahí? Cada uno de nosotros debe decir «yo soy» y realizarlo.
No hay ningún «tú» y no hay ningún «yo»
como entidades individuales.
Cuando hay un desequilibrio en la sustancia corporal, sobreviene la
enfermedad. Pero cuando esa materia está en perfecto equilibrio,
no hay ninguna enfermedad. ¿Cómo es eso?
La pregunta era: ¿Depende la Consciencia Universal de los cinco
elementos para su existencia? La respuesta a esta pregunta es que la Consciencia
Universal y la manifestación al completo aparecen simultáneamente.
La manifestación acontece porque la consciencia está aquí.
Hasta que el pensamiento «yo soy» no estuvo aquí, no
hubo ninguna manifestación; ambos sobrevinieron simultáneamente.
Pero debido a que nos identificamos con el cuerpo en el que se manifiesta
la consciencia individual —y para manifestarse, la consciencia tiene que
asumir una forma— nace el «individuo» y ese individuo
sufre.
Antes he explicado la cuestión de la Consciencia Universal.
La Consciencia Universal es algo como un nombre dado a una ciudad. Así
pues, por ejemplo, consideremos Bombay. ¿Qué entiende usted
por «Bombay»? ¿Puede usted producir «Bombay»?
¡No! La palabra designa la totalidad de algo determinado... la Consciencia
Universal es meramente un nombre que se da a Eso-que-es-sin-forma.
Yo uso la palabra «ciudad», y no especialmente Bombay.
Quiero decir cualquier ciudad o lugar. Si digo Bombay, significa que me
refiero a un área limitada.
V: Esto es muy importante. A mi entender, una ciudad o una nación, comprende sólo los individuos que la componen.
M: Los individuos pueden haberle dado un nombre, pero eso que se ha creado, ¿lo ha creado el hombre? El hombre nace de los cinco elementos. Pero ¿ha creado el hombre los cinco elementos? Los cinco elementos han surgido de esa consciencia, que está en el cuerpo individual.
V: La Consciencia Universal y esta consciencia dentro de mí, ¿son lo mismo?
M: La luz que se percibe a través de los ojos y la luz que se
ve generalmente reflejada en las diversas manifestaciones, ¿son
diferentes?
Repito: Todo el problema reside en la identificación con el
cuerpo individual y consecuentemente con el individuo. Por consiguiente,
el individuo está siempre temeroso de la muerte, de la muerte del
individuo.
¿Hay alguna pregunta sobre este tema?
Usted es esta consciencia. Y de esta consciencia nace el universo entero.
Nosotros nos consideramos individuos; hemos limitado lo ilimitado,
a una cosa insignificante. Lo infinito se ha reducido así a un simple
cuerpo. Ése es todo nuestro problema.
Tenemos también esta pregunta: si es la misma Consciencia Universal
la que aparece en millones de seres humanos, ¿por qué actúan
de maneras tan contrarias, creando todo tipo de caos ? Si una mujer tiene
diez hijos, todos han nacido de los mismos padres, pero ¿no actúan
ellos de maneras sorprendentemente contrarias? ¿Por qué ocurre
así? Porque, aunque constituidos de los mismos cinco elementos básicos,
la composición de cada individuo, que resulta de las diferentes
proporciones —permutaciones y combinaciones— de estos elementos, es completamente
diferente. Así, cada persona actúa de una manera diferente.
O, para usar una analogía distinta, el metal puede ser el mismo,
pero los propósitos para los que ese metal ha sido convertido en
diferentes instrumentos son muy diferentes; cada instrumento puede usarse
para un fin particular. Así pues, los ingredientes son los cinco
elementos, pero el objeto final —creado a partir de las diferentes combinaciones
de estos ingredientes— está sujeto a actuar únicamente según
su composición.
V: Maharaj, ¿con el propósito de qué?
M: El propósito es la suma de todos estos millones de combinaciones. Hasta donde yo sé... por eso decía antes que hemos de conocer primero la naturaleza y la base de este compuesto al que identificamos como nosotros mismos... A no ser que, en primer lugar, conozca a fondo su naturaleza, ¿cómo puedo conocer el fin y la base de todo el universo?
Interprete: Maharaj le está preguntando ¿ha realizado
usted la naturaleza de la consciencia?
Él utiliza un ejemplo —como es su costumbre— familiar y conocido.
En este país se cocina un tipo de pan sin levadura. Encienden un
fuego, ponen una sartén en él y entonces se vierte la masa
en ella. Finalmente, el pan se hace y se retira. Cuando se echa a la sartén
la masa siguiente, una vez que está formada, generalmente se parecerá
a la anterior, pero el numero de irregularidades en las dos no será
exactamente el mismo. Usted puede tener docenas de estos chapatis, pero
cada uno de ellos será diferente. Ésa es la naturaleza de
la creación misma: ser variada. Así pues, Maharaj dice que
comprenda como manifestación, la naturaleza y la base de eso-que-es-creado;
y eso es la consciencia. A no ser que comprenda esa consciencia, no existe
ningún otro modo de realizar el Paramatman. El Paramatman no puede
alcanzarse sino por la comprensión.
M: El misterio del poder hipnótico de maya es que uno se identifica
con el cuerpo. Y el mecanismo de este tipo de identificación no
difiere en modo alguno del identificar un trozo de piedra —o de algo creado
de la piedra— con Dios y adorarlo con devoción. En la medida en
que eso funciona, está bien, y este tipo de adoración tendrá
sus efectos normales en la consciencia. Pero a no ser que se comprenda
la naturaleza de la consciencia, uno no podrá comprender su verdadera
identidad. Así pues, una vez comprenda la naturaleza de la consciencia,
comprenderá también que usted no es la consciencia. Nada
que haya visto y comprendido, puede ser usted; usted, como sujeto, sólo
puede comprender algo que sea un objeto; y está obligado a aceptarlo
así.
Si discute conmigo, basándose en la literatura tradicional y
en el conocimiento tradicional... habrá muchos sabios eruditos que
me comerán vivo. Y sin embargo, por lo que se refiere al conocimiento
básico, que es del que yo trato, ¿por qué se quedan
mudos? Porque es algo totalmente diferente de cualquier cosa que pueda
comprenderse. Todo lo que se comprende, todo lo que se ve, no es verdadero.
¿Alguna pregunta?
V: Hay un Himno a la Creación; es bien conocido para las gentes
que han leído las traducciones. Al final, el poema dice algo parecido
a esto [sólo puedo reproducirlo vagamente]: «Él, el
Conocedor Último, el jnani...»
La cuestión ahora es: ¿quién originó al
que dice todo esto? Es sobre el origen del jnani..., ¿cómo
sucedió? Y en la última línea, el poema dice: «Él,
el jnani, lo sabe. O quizás, no lo sabe». En otras palabras,
al final a uno se le deja en la duda de si el jnani conoce realmente lo
Último. ¿Es eso así?
M: Por favor, podría repetirlo.
V: Bien, es difícil, sin repetir el texto. En otras palabras, por así decir, es una pregunta última sobre el origen del jnani. Él lo dice en la última línea...
M: Pero ¿cómo comienza, este Himno a la Creación?
V: Es un Himno muy bien conocido. ¿Qué hay sobre el origen del jnani mismo? Usted puede imaginar al jnani preguntándose a sí mismo: «¿Cómo aparecí yo aquí?». La respuesta que él da es: «Él lo sabe. O quizás, no lo sabe».
M: Él no puede ser llamado «jnani», puesto que la pregunta misma no ha sido contestada; el problema está todavía incompleto, sin resolver. El misterio permanece. El hombre enfermo es todavía un hombre enfermo. Todo lo que dice es un eco de la enfermedad. Y el que lo escribió, está todavía enfermo.
V: [Hace una pregunta en marathi que no es traducida].
M: La consciencia misma es la pantalla. Éste es el reino de la consciencia y todas las creaciones están en la consciencia.
I: La pregunta era: ¿Podríamos concebir la consciencia
como una pantalla en la que la creación entera es como una imagen
en movimiento? Maharaj dijo inicialmente que no hay ninguna pantalla, que
no hay nada. Todo lo que hay, es apertura total. Luego, el Sr. P. explicó
que lo que la señora probablemente intentaba expresar es que cualquier
cosa que puede suceder —todos los pensamientos, todas las acciones— son
sólo apariciones en esa consciencia. Maharaj dijo: «Indudablemente».
La sesión está casi terminada. ¿Hay alguna pregunta?
Maharaj quiere preguntas; se crece con ellas.
V: Una dificultad en nuestra comprensión es que la consciencia misma es el objeto del Conocedor; ¿correcto? Esta consciencia puede ser eventualmente comprendida por el jnani. Desafortunadamente, lo contrario de la consciencia es la inconsciencia. El lenguaje, por así decirlo, lleva implícita la tendencia a establecer esta división: consciencia e inconsciencia. La consciencia está siendo comprendida y entonces lo que queda, según el lenguaje, es la inconsciencia.
I: Eso lo explicó ayer por la mañana...
Cuando la consciencia no está aquí, entonces obviamente
uno es inconsciente. Así pues ¿qué quiere decir usted
con eso?
V: La consciencia no es real. Usted dice eso a la persona corriente, y en ese caso la consciencia parece un estado inferior a él.
Segundo Visitante: No parece inferior a mí.
M: La consciencia nace de la inconsciencia, la inconsciencia es la fuente.
Y eso también es nuestra experiencia. Este conocimiento «yo
soy», esta consciencia, ha salido del estado anterior en el que no
había ninguna consciencia. La consciencia es un estado que es ahora
con nosotros y a causa del cual sufrimos. Y antes de que apareciera esta
consciencia, prevalecía un estado en el que nosotros no éramos
conscientes y que era un estado de felicidad.
La sesión ha terminado, pero si hay alguna pregunta... ¡adelante!
[No hay más preguntas]
§
M: [En respuesta a una pregunta sobre el esfuerzo para comprender]. No se trata de ningún esfuerzo hecho por nadie. Eso que es, ha de comprenderse, es auto-efulgente. No necesita la ayuda de nadie para existir y meramente ha de ser comprendido. Y cuando se comprenda, también estará claro que yo soy la aurora, que yo soy la tarde, que soy el anochecer, que soy la noche, que soy lo bueno, que soy lo malo. Y lo que ha de comprenderse es que si la consciencia no está aquí, el mundo no está aquí. Y yo no soy la consciencia; yo soy aparte de ella. Aunque la consciencia es importantísima —pues si no hubiera ninguna consciencia no habría ningún mundo, ni habría nada— sin embargo yo no soy eso.
V: Pero llegar a esta percepción requiere esfuerzo. ¿Por qué dice Maharaj que no hay que hacer ningún esfuerzo?
M: Ahora que sabe que usted es, usted está sentado aquí y sabe que existe, tiene esa senciencia. El conocimiento de que está vivo, de que existe, ¿lo comprende gracias a algún esfuerzo?
V: No.
M: Su pregunta es enteramente correcta desde el punto de vista de este mundo; es decir, a menos que trabaje, no obtiene nada, no puede comer. Por lo tanto, desde el punto de vista mundano, su pregunta es correcta. Pero ¡yo no pertenezco a este mundo! Y en el mundo, este «yo soy» está aquí, sin ningún esfuerzo por parte de nadie.
V: Maharaj, yo soy profesor. Teóricamente lo acepto por completo y hasta veo su lógica. El problema es que conocer esto teóricamente es una cosa, pero serlo y sentirlo efectivamente es otra totalmente distinta. Y ahí es donde está la dificultad y de aquí la necesidad del esfuerzo.
M: Sí, un tremendo esfuerzo: ¡estar muy, muy quieto y no hacer nada! Ése es el esfuerzo —el esfuerzo que usted hizo cuando estaba en el seno de su madre durante ocho meses y en cuyo estado ni sus padres, ni usted, hicieron nada. No se hizo ningún esfuerzo. Todo lo que creció, creció por sí mismo.
V: ¡Obtuve mi respuesta!
M: Desde la gota de semen en la concepción, al crecimiento del niño y su desarrollo posterior, ¿qué hizo posible este crecimiento? Fue ese principio mismo que desde la ausencia del conocimiento ha hecho surgir el conocimiento, este «yo soy». Eso es lo que uno es y lo que debe ser comprendido.
V: Un acontecimiento espontáneo sin esfuerzo.
M: Ese suceso espontáneo, esa consciencia, ha surgido de la inconsciencia.
V: Pero ¿cómo puede uno saber que la concepción ha tenido lugar?
Segundo Visitante: ¿De qué otro modo podría saber usted que nace el niño?
V: A no ser que haya concepción, el niño no crecerá. Y en donde no haya concepción, no habrá ningún crecimiento. Por consiguiente, también tendría que hacerse un esfuerzo para que haya concepción; sólo entonces tendrá lugar el crecimiento.
I: Maharaj le está hablando exclusivamente sobre el papel del crecimiento. No hay ningún esfuerzo. El crecimiento está ocurriendo espontáneamente.
M: Incluso ahí, incluso para la concepción, ¿qué
esfuerzo podrían hacer los padres? E incluso si los padres hacen
ese esfuerzo, ¿podrían tener garantizado que la concepción
tenga lugar? La concepción ocurre por sí misma, por su propia
buena voluntad, no necesariamente a causa de algún esfuerzo. En
cualquier caso, los esfuerzos que los padres hicieron, no fueron realmente
esfuerzos; ellos lo disfrutaron. Eso no es un esfuerzo como tal.
[A un visitante determinado] ¿Vendrá usted por la tarde?
V: Estas son mis hermanas. Volverán conmigo esta tarde.
M: El conocimiento «usted es»... si quiere recordar esta
visita, recuerde esto también: el recuerdo de que usted es, está
a la sombra [es decir, bajo el paraguas protector] del gurú, o de
Dios. Adorar a Dios y al gurú significa adorar exclusivamente el
conocimiento «usted es». Así pues, agárrese bien
a ese principio, al conocimiento «yo soy», al conocimiento
de que usted existe y adórelo en el nombre de su gurú o de
Dios.