ZARATHUSTRA (VOL2)
EL PROFETA QUE RIE
Capítulo III
De los eruditos
Discurso 26
He salido de la casa de los eruditos y he dado un portazo al salir.
Demasiado tiempo estuvo sentada a su mesa mi alma hambrienta: no
he sido entrenado, como ellos. a cascar el conocimiento como quien
casca nveces. Amo la libertad y el aire sobre la tierra fresca: prefiero
dormir sobre pieles de buey que sobre las dignidades y las
respetabilidades de los eruditos. Soy demasiado ardiente y estoy
demasiado quemado por mis propios pensamientos: con frecuencia
me dejan sin respiración. Entonces tengo que salir al aire libre, lejos de
los cuartos llenos de polvo.
Ellos, en cambio, se sientan fríamente entre las sombras frías: quieren
ser meros espectadores de todo y se cuidan muy bien de sentarse donde
el sol queme los escalones... Cuando se las dan de sabios, sus
pequeños dichos y verdades me hacen estremecer: su sabiduría despide
con frecuencia hedor a ciénaga...
Son hábiles y tienen dedos astutos: ¿qué es mi simplicidad en
comparación con su diversidad? Sus dedos entienden a la perfección
de hilar, tejer y anudar: ¡así tejen los calcetines del espíritu!
Se vigilan el uno al otro con ojo agudo y no confían como podrían el
uno en el otro. Son hábiles para inventar pequeñas astucias y esperan
al acecho a aquellos cuya voluntad renguea, esperan al acecho como arañas...
También saben cómo jugar con dados cargados; y los he visto jugando
con tanto ardor que hasta sudaban.
Somos extraños el uno para el otro, y sus virtudes se oponen más a mi
gusto que sus falsedades y dados cargados.
Y cuando vivía entre ellos, vivía por encima de ellos. Por eso se
enojaron conmigo. No querían enterarse de que alguien caminaba por
encima de sus cabezas; por eso colocaron madera y suciedad y basura
entre sus cabezas y mis pies.
Así ahogaron el sonido de mis paso; y, desde entonces, los más
eruditos son los que peor me escuchan...
Pero, a pesar de esto, camino con mis pensamientos por encima de sus
Cabezas; y aunque caminase sobre mis propios errores, continuaría
estando por encima de ellos y de sus cabezas.
Porque los hombres no son iguales: así habla la justicia.
¡Y ellos no pueden desear lo que yo deseo!
...ASÍ HABLABA ZARATHUSTRA.
Una de las distinciones más importantes que hay que hacer es entre los conocimientos y el conocer. Los conocimientos son baratos y fáciles, mientras que conocer es costoso, riesgoso, requiere coraje. Los conocimientos están disponibles en el mercado. Hay mercados especiales de conocimientos: las universidades, los colegios. El conocer solamente está disponible dentro de ti mismo.
Conocer es tu capacidad. Los conocimientos son tu memoria, y la memoria es la función de la mente que con más facilidad puede ser hecha por cualquier computadora.
Los conocimientos son siempre prestados. No son una flor que crece en tu alma, son algo de plástico impuesto sobre ti. Los conocimientos no tienen raíces, no crecen, son una colección de cadáveres.
El conocer es un crecimiento continuo, es un proceso vivo. En otras palabras, el conocer pertenece a tu consciencia y su evolución; los conocimientos pertenecen a tu mente y su sistema de memoria.
Las palabras parecen similares, por eso han creado tanta confusión en el mundo. Y los conocimientos son baratos: puedes conseguirlos en los libros, puedes conseguirlos de los rabinos, de los pundits, de los obispos: hay miles de maneras de acumular conocimientos. Pero son una pila muerta, no tienen vida propia.
Y lo más significativo que hay que recordar es que todos tus conocimientos, por grandes que sean, no modifican en nada tu ignorancia. Tu ignorancia permanece intacta. La único que cambia es que los conocimientos cubren tu ignorancia. Ante el mundo puedes pretender que ya no eres ignorante pero, profundamente en tu interior, hay sólo oscuridad. Por detrás de las palabras prestadas, no hay experiencia. Conocer disipa tu ignorancia, el conocer es como la luz que disipa la oscuridad.
De aquí que debes recordar la diferencia entre el erudito y el sabio. El sabio no es necesariamente un erudito y viceversa: el erudito no es necesariamente un sabio.
Rara vez el erudito se vuelve un sabio, por la simple razón de que tiene tantos conocimientos que puede engañar a la gente; y engañando a mucha gente, es engañado por el engaño de ellos. Empieza a creer: si tanta gente piensa que soy un sabio, debo serlo. Tanta gente no puede estar errada. De aquí que en la vida del erudito no hay viaje, no hay exploración, no hay descubrimiento. Vive en la ilusión más grande del mundo: no sabe nada y piensa que lo sabe todo.
El hombre de conocimiento empieza por desconocer los conocimientos, porque los conocimientos son un impedimento, son una moneda falsa. Y es preciso quitar lo falso antes de que lo real pueda ser realizado.
Desconoce todo lo que no es tuyo. Es mejor ser ignorante que ser un conocedor, porque al menos la ignorancia es tuya. Para esto se necesita de más coraje que para renunciar a las riquezas, a los reinos, a tu familia, a la sociedad... porque todo eso está afuera. Pero los conocimientos se acumulan dentro de tu mente. Adonde vayas... a lo alto de los Himalayas... irán contigo.
Renunciar a los conocimientos significa una profunda limpieza interior, y esto es lo que quiero decir con meditación. La meditación no es otra cosa que renunciar a los conocimientos prestados y volverse completamente consciente de la propia ignorancia. Esto trae una metamorfosis.
En el momento en que te das cuenta de tu ignorancia, la ignorancia atraviesa un cambio tan grande que es increíble: la ignorancia misma se vuelve tu inocencia. El sabio también dice: "No sé".
De acuerdo con Zarathustra, el estado más elevado de consciencia es el del niño ...naces siendo un niño y luego te volverás ignorante... atravesarás muchos conocimientos, mucha memoria, y si eres lo suficientemente afortunado, un día verás que todo es falso, porque no es tuyo.
Buda puede haber sabido, Jesús puede haber sabido, Krishna puede haber sabido, pero sus conocimientos no son mi conocer, su vida no puede volverse mi vida, su amor no puede volverse mi amor. ¿Cómo pueden sus conocimientos volverse mis conocimientos? Tendré que buscar por mí mismo. Tengo que volverme un aventurero, un buscador de lo desconocido. Tengo que ir por caminos que nunca han sido hollados, por mares desconocidos, tengo que arriesgarlo todo, con la firme voluntad de que si otros han alcanzado la verdad, no hay ninguna razón para que la existencia no sea gentil conmigo.
Unas pocas personas afortunadas, empiezan a abandonar sus conocimientos prestados, y cuando empiezan a abandonar sus conocimientos prestados el círculo comienza a moverse hacia atrás, hacia su infancia. El círculo se completa cuando la ignorancia se vuelve luminosa.
Cuando la ignorancia se encuentra con el darse cuenta, sucede la mayor explosión en la consciencia del hombre: desapareces como ego. Ahora eres una pura e inocente existencia, pura "esidad" que no necesita de nada.
En ese momento Sócrates dijo: "Sólo sé que no sé nada". Y en el mismo estado, Bodhidharma declaró: "Yo no sé nada, más aún, “yo” es sólo una convención lingüística. Dentro mío no hay una entidad que pueda decir “yo”. Lo estoy usando porque si no, no entenderías. La realidad es que desaparecí y hay solamente puro cielo, pura “esidad”, profunda inocencia sin nubes de conocimientos".
Desconocer los conocimientos es una difícil tarea, porque los conocimientos te dan respetabilidad, hacen de ti un gran hombre, te traen el Premio Nobel, te vuelves conocido por millones de personas, aunque no sepas nada de ti mismo. Es un estado muy extraño: todo el mundo te conoce excepto tú mismo.
Desconocer los conocimientos significa caer ante los ojos de la gente, perder respetabilidad; fama y celebridad. Y el ego está muy en contra de hacer una cosa así, porque desconociendo la respetabilidad, la fama y los conocimientos, el ego empieza a morir, sólo puede vivir con lo prestado. Es lo más falso que hay en tu vida.
La declaración de Zarathustra debe ser contemplada en profundidad.
He salido de la casa de los eruditos y he dado un portazo al salir.
No sólo ha salido de la casa, el énfasis está puesto en que ha dado un portazo al salir. Terminó con los eruditos. No es éste el lugar donde se puede encontrar la verdad. Este es el lugar donde se discute la verdad, éste es el lugar donde se producen miles de hipótesis acerca de la verdad, éste es el lugar en el que jamás se ha llegado a ninguna conclusión.
Durante miles de años, los eruditos han estado discutiendo hasta los más minúsculos detalles, pero nunca ha habido una conclusión. Los eruditos son cáscaras vacías: hacen mucho ruido pero ese ruido no tiene ningún significado. Discuten mucho, pero la hipótesis acerca de la cual están discutiendo, sigue siendo una hipótesis: ninguna discusión puede volver realidad una hipótesis.
Y por sobre todo, ¿cómo puedes discutir algo que nunca has experimentado? Los eruditos son como los cinco ciegos de la fábula de Esopo que habían ido a ver a un elefante. Obviamente no tenían ojos, no podían ver al elefante, entonces lo tocaron. Uno le tocó los pies, otro le tocó las grandes orejas, otro le tocó alguna otra parte y todos declararon: "Ahora sé lo que es un elefante". El que le había tocado las patas dijo: "Un elefante es igual que una columna". Y el que le había tocado las orejas dijo: "Eres un idiota. Mi experiencia muestra que un elefante es igual a un gran abanico". Y así, uno tras otro. No pudieron llegar a ninguna conclusión. Y lo que estaban diciendo parece absurdo: el elefante no es una columna, pero algo en el elefante es como una columna: sus patas. Pero ellos al menos habían tocado alguna parte del elefante.
Los eruditos están en una posición todavía peor. No han tocado nada de la verdad, del amor, del silencio, de la meditación, del éxtasis... ni siquiera una experiencia parcial... ¡y son tan prolíficos en argumentos! Crean mucho ruido, se gritan el uno al otro. Han estado haciendo eso durante siglos.
Zarathustra dice: He salido de la casa de los eruditos...
Es un lugar de locos: hablan de cosas de las que no saben absolutamente nada.
Los ciegos discuten una detallada información acerca de la luz, la oscuridad y los colores, los sordos están hablando de música, los que jamás han conocido un sólo momento de silencio, están creando un gran sistema filosófico basado en el silencio. Son muy precisos para las palabras, el lenguaje, la gramática, pero esa no es la búsqueda de Zarathustra.
Al salir dio un portazo, y para siempre. "La erudición, la sapiencia, no es su camino... no es el camino de nadie... es sólo para que los tontos se engañen a sí mismos.
Demasiado tiempo estuvo sentada a su mesa mi alma hambrienta: no
he sido entrenado, como ellos, a cascar el. conocimiento como quien
casca nveces.
Amo la libertad y el aire sobre la tierra fresca; prefiero dormir sobre pie-
les de buey que sobre las dignidades y las respetabilidades de los eruditos.
Soy demasiado ardiente y estoy demasiado quemado por mis propios
Pensamientos: con frecuencia me dejan sin respiración. Entonces
tengo que salir al aire libre, lejos de los cuartos llenos de polvo. Ellos,
en cambio, se sientan fríamente entre las sombras frías: quieren ser
meros espectadores de todo y se cuidan muy bien de sentarse donde el sol
queme los escalones.
El erudito vive cómodamente en sus hipótesis inventadas, en sus conocimientos prestados, en su respetabilidad. No anhela experimentar la vida por sí mismo. Le gustan demasiado la comodidad y la respetabilidad, cosas que para un buscador no significan nada. ¿Qué puede dar la respetabilidad, el respeto de los ignorantes, de los que no saben nada? Te respetan pensando que eres sabio porque puedes citar las escrituras. Pero la idea misma de ser respetado por los ignorantes va contra el orgullo de un hombre auténtico.
Y la comodidad es una muerte lenta. Pronto la muerte estará golpeando tu puerta y entonces, ni la comodidad podrá salvarte, ni la respetabilidad será un escudo. Lo único que puede salvarte es tu propia realización de la verdad, tu propio conocimiento del significado de la vida.
Pero los eruditos no tienen el coraje suficiente como para abandonar toda comodidad, toda respetabilidad y declarar ante el mundo: " No soy un sabio, no todavía. Ahora voy a buscar, y voy a arriesgar todo para tener al menos un vislumbre de la belleza y el éxtasis de la realidad. He vivido demasiado de palabras, ahora quiero experiencia real".
Y la experiencia real no tiene palabras. Es un sabor, es una nutrición, te vuelve pleno. La palabra" amor" no es amor. El amor es una profunda danza de tu corazón, un regocijo de tu alma, un desbordamiento de tu vida, un compartir con aquellos que están, receptivos y dispuestos. Pero la palabra" amor" no tiene nada que ver con esto.
Cuando se las dan de sabios, sus pequeños dichos y verdades me hacen es-
tremecer: su sabiduría despide con frecuencia hedor a ciénaga.
Huele mal, hiede, es realmente desagradable. Si has conocido algo por ti mismo, entonces puedes ver que todos los así llamados eruditos están cargando cadáveres. Y se jactan acerca de qué cadáver es más antiguo. Cuanto más podrido está el cadáver, cuanto más antigua es la escritura, más grande es el erudito.
Por cierto que los eruditos hieden. Pero el hombre inocente, que ya no está cargado con libros polvorientos, que ya no está viviendo en polvorientos cuartos de erudición, que ha salido al aire libre, bajo el cielo... tiene a su alrededor una fragancia... la inocencia tiene una fragancia, tal como los conocimientos tienen un olor desagradable, porque los conocimientos vienen de cadáveres y el conocer viene de una fuente de vida viva.
Son hábiles y tienen dedos astutos: ¿qué es mi simplicidad en comparación
con su diversidad?
Zarathustra dice: "Soy un hombre simple. no soy hábil. Ningún sabio es hábil". La habilidad es un pobre sustituto de la sabiduría; la astucia es una perversión. El hombre inocente no es hábil ni astuto pero hay en él tremenda belleza y grandeza.
Yo conocía a un ser humano muy raro, un anciano, Magga Baba. Esta declaración de Zarathustra me lo recuerda. El no tenía nada más que una jarra, y la palabra Hindi, para jarra es magga. La gente empezó a llamarlo Magga Baba porque él tenía una jarra para beber agua o para poner comida: esa era su única posesión. Nunca mendigaba, era tan simple que la gente dejaba dinero en su magga y a veces venía otra gente a sacar el dinero de su magga, pero él nunca se lo impedía... no era su problema.
No me creerás... fue tal vez el único hombre que fue robado muchas veces. Un hombre... y él no lo impedía. La gente simplemente lo tomaba y lo ponía en un rickshaw. Y él no decía: "¿A dónde me están llevando? ¿Por qué me están llevando?". El iba. Lo llevaban a otra aldea, y cuando en el lugar donde vivía se daban cuenta de que alguien se había robado a Magga Baba, salían a buscado para traedo de vuelta. El tampoco les decía nada, sólo tenían que ponerlo nuevamente en un auto o en un rickshaw.
Una vez, fue perdido por casi doce años, porque unas personas se lo llevaron muy lejos en tren. Sus seguidores lo buscaron por todas las aldeas pero no lo encontraron, porque estaba a miles de millas. Fue por casualidad... un hombre de negocios había ido a ese lugar y vio a Magga Baba. Abandonó su negocio, agarró a Magga Baba, lo puso en el tren y lo trajo de vuelta para el pueblo. En todo el pueblo hubo un gran regocijo: ¡Magga Baba había sido encontrado! Doce años... la gente casi se había olvidado de él.
Era muy simple, igual que un niño. Hablaba muy rara vez... y sólo una palabra... y no en respuesta a tu pregunta o a nada. Solía vivir en una barraca, una barraca abierta, y a la noche sus discípulos solían darle un masaje. El masaje continuaba toda la noche. Una vez me dijo: "Yo también necesito dormir, y esos discípulos míos no entienden que si me siguen masajeando...". Y no sólo uno: cinco, seis personas lo estaban masajeando. Alguien le masajeaba la cabeza, alguien le masajeaba ios pies.
El dijo: “¿Cómo puedo dormir? No he podido dormir por casi veinte años, porqué estos devotos no me dejan".
Yo estaba preocupado por eso, pensaba que esa estupidez tenía que acabar. Entonces le dije al dueño de la barraca: "Ponle unas puertas a la barraca porque esto es demasiado para este pobre hombre. La gente está aquí el día entero... y a eso lo llaman "servir al Maestro"... y también están aquí la noche entera. Hay siempre una multitud sirviendo al Maestro, y a nadie le importa que él necesita un poco de descanso. Pon unas puertas y ciérralas a las diez de la noche y ábrelas a la mañana".
Respondió: "He estado pensando en eso".
Le dije: "No es cuestión de pensarlo. Es una cosa muy simple de hacer".
Entonces puso las puertas. Pero, para el momento en que había puesto las puertas, Magga Baba había sido robado. Sus discípulos, viendo que se estaban colocando unas puertas, lo habían llevado a otra barraca.
Le dije a Magga Baba: "Parece que es imposible que duermas en esta vida. Puedo pedirle de nuevo al dueño de esta barraca, pero tus discípulos te llevarán nuevamente. Su preocupación es servirte. Y tú no hablas...".
Nunca nadie le preguntó qué le gustaba comer: cualquier cosa que le traían, se la comía.
Un día vi que estaba fumando dos cigarrillos. Le dije: "¡Magga Baba!".
Me dijo: "¿Qué voy a hacer? dos discípulos...".
Le dije: "Pero, ¿fumas?".
Me respondió: "No sé, pero pusieron los cigarrillos en mi boca, entonces, ¿qué otra cosa puedo hacer? Estoy fumando... nunca había fumado antes. Es sólo una apuesta entre dos discípulos".
Tal simplicidad...
Zarathustra debe haber sido un hombre muy simple porque sus insights lo prueban. Sólo un corazón muy simple, profundamente inocente, es capaz de conocer las profundidades de la vida, las alturas de la consciencia y los misterios de la existencia... la inocencia es una puerta que te conduce hacia todos los misterios y todos los secretos de la vida.
Sus dedos entienden a la perfección de hilar, tejer y anudar: ¡así tejen
los calcetines del espíritu! Se vigilan el uno al otro con ojo agudo y no
confían, como podrían, el uno en el otro.
Son hábiles para inuentar pequeñas astucias y esperan al acecho a
Aquellos cuya voluntad renguea, esperan al acecho como arañas.
También saben cómo jugar con dados cargados; y los he visto jugando
con tanto ardor que hasta sudaban.
Somos extraños el uno para el otro, y sus virtudes se oponen más a mi
gusto que sus falsedades y dados cargados.
Todas estas cosas las está diciendo de los eruditos, de los que son reconocidos en el mundo como grandes hombres. Todos los místicos son extraños para los eruditos, por la simple razón de que el místico no cree, el místico no piensa, el místico experimenta. Pensar en el agua es una cosa, puedes escribir un tratado acerca del agua, y serás conocido como un gran erudito, puede que te ganes un doctorado con la tesis. Pero tu libro o tus conocimientos no pueden apagar la sed, y el hombre que bebe agua no necesita saber la fórmula química "H2O" porque "H2O" no puede apagar tu sed.
El místico se ocupa de apagar su sed, de nutrir su ser, de explorar su interioridad y entrar en armonía con la existencia y todo lo que ésta contiene. Y contiene todas las alegrías, todas las bellezas y todas las bendiciones. El erudito se contenta con pensar en estas cosas. No está verdaderamente sediento, de otro modo buscaría agua y no un tratado sobre el agua, iría al pozo y no a la biblioteca. El místico va al pozo y el erudito a la biblioteca. Son completamente extraños el uno para el otro.
Somos extraños el uno para el otro. y sus virtudes se oponen más a mi
gusto que sus falsedades y dados cargados.
El erudito no puede decir la verdad porque no sabe nada acerca de ella. Aun personas que la conocen no pueden hablar de ella, pero pueden señalar en esa dirección, pueden dar unas pocas señales, unas pocas pautas. Pueden tomarte de la mano y llevarte hasta la ventana para mostrarte el cielo abierto y las estrellas. Pero el erudito está demasiado involucrado con el lenguaje, la teologías, la filosofía... ni siquiera tiene tiempo de mirar por la ventana. Se ha olvidado de vivir... sólo sabe pensar.
El pensar es falsedad, porque piensas sólo cuando no sabes. ¿Piensas cuando ves una hermosa puesta de sol? Es muy probable que por tu viejo hábito, empieces a pensar. Empiezas a decir por dentro: "¡Qué hermosa puesta de sol!". Pero tus palabras se están volviendo una barrera. No es el modo de estar en armonía con la puesta de sol, todo pensar deberá detenerse. Entonces sí estarás allí, en profunda armonía con la puesta de sol, casi parte de ella. Y entonces sabrás lo que es la belleza. No por repetir: "Es hermoso". Esas son palabras prestadas. Las has oído, y las estás diciendo sólo para mostrar que tienes un gran sentido estético.
Pero tú no estás allí, tu mente vaga por otro lado. Si la belleza no puede detener tu mente, entonces no sabes lo que es la belleza. Si una gran danza no te trae meditación, entonces no sabes cómo ver una danza. Estamos cargados de falsedad.
Zarathustra dice: Sus virtudes se oponen más a mi gusto...
Sus virtudes son muy extrañas. Diferentes eruditos tienen diferentes virtudes, porque pertenecen a distintos grupos.
Les contaré un incidente de la vida de un gran filósofo de India: Shankaracharya, el primer Adi Shankaracharya. Porque ahora hay sucesores, como los Papas, y todos son llamados "shankaracharyas". El predicaba la filosofía de que el mundo es ilusorio, que es sólo apariencia, que no existe. Está hecho casi de la misma sustancia con que están hechos los sueños.
Estaba dando discursos acerca de la ilusoriedad del mundo en Varanasi, que es la capital del hinduismo. Una mañana... estaba oscuro, todavía faltaba un rato para que saliera el sol, y él, que era un monje brahmín, había tomado su baño en el Ganges de acuerdo con la tradición. Estaba subiendo los escalones, no había nadie en los alrededores y, de pronto, apareció un hombre que pasó a su lado, tocando su cuerpo. El hombre se detuvo y dijo: "Disculpa. Tal vez en la oscuridad no me puedas reconocer, pero yo puedo reconocerte: soy un sudra, soy un intocable".
Los hindúes tienen la más antigua religión fascista. Han reducido a un cuarto de su sociedad a una existencia casi animal. Los llaman intocables porque tocarlos, y hasta ser tocado por su sombra, te contamina. Tienes que tomar un baño inmediatamente para limpiarte. Durante cinco mil años han estado torturando a esa pobre gente, que hace todos los trabajos sucios de la sociedad. Pero no se les permite vivir en las ciudades, en los pueblos, tienen que vivir afuera. Son los más pobres de los pobres, los más explotados, los más pisoteados.
Shankaracharya era un brahmín de clase alta, y uno de los mayores filósofos hindúes. Estaba realmente enojadísimo. Dijo: "Eres un intocable, y me reconociste, y aun así me tocaste. Tendré que volver al río y darme otro baño".
Pero el intocable dijo: "Antes de irte, tendrás que responderme unas pocas preguntas; sino, me quedaré aquí y te tocaré de nuevo".
No había nadie allí, así que Shankaracharya estaba en dificultades... ¿qué hacer? Si iba, se bañaba y volvía, y lo tocaba otra vez, la situación sería la misma. Entonces dijo: "Está bien. ¿Cuáles son tus preguntas?".
El intocable dijo: "Mi primera pregunta es: ¿Soy real o ilusorio? Si soy una ilusión, no necesitas darte otro baño, puedes ir y hacer tus devociones en el templo. Si soy real, entonces abandona esas tonterías de las que has estado hablando".
Shankara se quedó en silencio por un momento... ¿qué le podía decir a este hombre? Había estado discutiendo su filosofía por todo el país. Había vencido a todos los filósofos hindúes. Existe un libro, "Shankara Digvijaya", la victoria del gran Shankara. Adonde iba, probaba lógicamente que el mundo es ilusorio. Pero, ¿qué hacer con este intocable?
Se quedó parado ahí, y el intocable le dijo: "Yo soy ilusorio, el río es ilusorio, tu baño es ilusorio, tú eres ilusorio... todo esto según tu filosofía. Quiero preguntarte unas cosas más. Me llamas intocable. ¿Es mi cuerpo el que es intocable? ¿Piensas que tu cuerpo está hecho con elementos diferentes? ¿Es posible encontrar alguna diferencia entre los huesos de un intocable y los huesos de un brahmín, o la sangre, o la piel, o la calavera? Puedo traerte calaveras y me dirás cuál es la calavera de un brahmín. Ciertamente los cuerpos están todos hechos con los mismos elementos; no puedes encontrar ninguna diferencia que los haga inferiores o superiores.
Entonces, tal vez nuestras mentes son intocables. Pero, ¿puedes tocar mi mente? Aquello que no se puede tocar, no debería ser llamado intocable. ¿O piensas que mi alma es intocable? Porque te he oído decir que hay una sola alma en todo el universo: "Brahma", el alma suprema, y todos somos parte de ella. ¿Qué pasa entonces con los intocables? ¿Tienen alma o no? Y si tienen alma, son parte de tu única alma suprema o tienen una separada, un lugar en las afueras de la ciudad?".
Shankara, que era un gran lógico, se sintió vencido por primera vez. Dijo: "Perdóname, me has despertado de un profundo sueño. Estaba viviendo en palabras, me desafiaste con la realidad".
La gente que se ha acostumbrado a vivir en las palabras, empieza a vivir en castillos en el aire. Se olvidan del mundo real, de los seres reales. Sus virtudes, sus religiones, derivan de sus castillos en el aire. Sus virtudes no se desprenden de la realidad en la que existen. Es por eso que Zarathustra dice: Sus virtudes se oponen más a mi gusto. Son sólo verbales, lógicas, lingüísticas, no tienen nada que ver con la realidad. Y de cualquier cosa puedes hacer una virtud, lo único que tienes que hacer es dar buenos argumentos.
Sucedió una vez que un hombre volvía siempre tarde a su casa, y su mujer le decía continuamente: "Sé adónde vas y algún día te arrepentirás". Pero él no la escuchaba... iba con las prostitutas. Una noche, la mujer se enojó mucho y cuando él entró en la casa, le cortó la nariz con un cuchillo. El hombre dijo: "¿Qué estás haciendo?". Pero su nariz ya estaba en el suelo. "Estás loca. ¿Ahora, cómo voy a vivir? ¿Qué le diré a la gente?".
La mujer le dijo: “Ahora es tu problema. He vivido angustiada por suficiente tiempo, ahora vive tú de esa manera".
El hombre pensó: "Es una situación verdaderamente embarazosa. Todos en la ciudad andarán preguntando: “¿Qué pasó con tu nariz?” Es mejor que me escape de esta ciudad. Pero el problema sigue, porque en la otra ciudad también preguntarán: “¿Qué pasó con tu nariz?”.
Era un hombre que se interesaba por la filosofía y la religión y encontró un modo: se escapó por la noche a la otra ciudad, y allí se sentó bajo un árbol en posición de loto con los ojos cerrados. La gente lo rodeó. Habían visto muchos santos, pero éste era un santo especial: sin nariz y sentado absolutamente como un buda.
Finalmente alguien dijo: "Eres nuevo aquí y nos sentimos felices de tener a un gran santo como tú"... porque él estaba sentado tan quieto, tan silencioso... aunque por dentro no había nada de silencio, era sólo una pose.
El dijo: "He encontrado a Dios".
Dijeron: “¿Has encontrado a Dios? Entonces nos gustaría ser tus discípulos".
El dijo: “Hay una condición: cortarse la nariz... la barrera es la nariz. Una vez que la nariz sea cortada, inmediatamente verán a Dios, parado frente a ustedes".
Era una cosa difícil, la gente lo pensó muchas veces... pero en todos lados puedes encontrar idiotas. Un idiota se adelantó y dijo: "¡Muy bien, estoy listo!
El hombre había traído un cuchillo consigo. Lo llevó aparte y le cortó la nariz. El hombre miró alrededor pero no vio a Dios. Y preguntó: "Pero, ¿dónde está Dios?".
El Maestro dijo: "No hables acerca de Dios porque no hay Dios y no tiene nada que ver con cortarte la nariz. Pero si le dices a la gente que no estás viendo a Dios, se reirán de ti, diciendo que eres un idiota, que perdiste tu nariz innecesariamente. Es mejor que vayas y le digas a todo el mundo... ve danzando... "Este es un método simple y grandioso. En el momento en que la nariz cayó, Dios estaba parado frente a mí".
El hombre lo pensó y también se convenció de que éste era el único modo de salvarse de la vergüenza.
El Maestro dijo: "Esta es también mi situación. No sé nada acerca de Dios, pero tú eres mi discípulo jefe, y haremos muchos discípulos. Ten solamente un poquito de coraje".
Entonces el hombre fue y le dijo a la gente: "Yo había hecho de todo pero no había encontrado a Dios. Este hombre ha encontrado la clave correcta: sólo un pequeño sacrificio de la nariz e inmediatamente... es como si se hubiese abierto una cortina y Dios estaba parado ahí, lo he visto". Y bailaba mientras lo decía.
La gente dijo: "Nunca habíamos oído algo asÍ... no dice en ninguna.escritura: córtate la La gente dijo: “Nunca habíamos oído algo así... no dice en ninguna escritura: córtate la nariz y verás a Dios". Pero este hombre era de su mismo pueblo.
Se sentó al lado del Maestro en postura de loto, y la fila empezó a crecer. El truco era el mismo: los llevaba a un costado, les cortaba la nariz y les explicaba el hecho: "La cuestión no es Dios. Ahora la cuestión es salvarte de la vergüenza. Eres libre, puedes decir la verdad... pero lo único que conseguirás es que te llamen idiota. Si me escuchas, serás venerado como un gran santo, tal como están siendo venerados todos mis discípulos".
El asunto se volvió tan contagioso que había cientos de personas sin nariz en esa ciudad, y todos se inclinaban a tocarles los pies, los invitaban a sus casas a comer, les daban ropa. El rumor llegó hasta el rey.
El rey era una persona profundamente interesada en la religión, y dijo: "Nunca he oído, nunca he leído... pero tanta gente no puede mentir. Si fuese una sola persona, sería una cosa, pero de nuestra misma capital, cientos han visto a Dios. No parece correcto quedarse sin realizar a Dios sólo por salvar tu nariz. ¡Voy a ir!".
Le dijo al primer ministro: "Prepara todo, voy a ir. Un día uno se tiene que morir, nariz y todo lo demás, entonces, si con sólo cortarte la nariz puedes experimentar a Dios, vale la pena".
El primer ministro era un hombre muy inteligente, y le dijo: "Espera un poquito, no hay apuro. Puedes cortarte la nariz mañana. Déjame investigar primero, déjame averiguar lo que está pasando".
Fue e invitó al "gran Maestro"... porque ahora se había vuelto un gran Maestro que había encontrado el atajo más corto hasta Dios. Uno no puede imaginarse que haya un atajo más corto. Lo invitó al palacio y el Maestro estaba muy feliz: estaba en el palacio. Lo llevó a un cuarto donde cuatro guerreros muy fuertes estaban listos... él no sabía lo que estaba pasando.
El primer ministro dijo: "Dime la verdad, porque sino, estos cuatro te van a golpear, te van a torturar y te van a hacer tantas fracturas como sea posible hasta que digas la verdad".
El hombre vio la situación y dijo: “La realidad es que mi mujer me cortó la nariz, no he visto a Dios ni nada. Por favor, no me tortures, me iré de la ciudad".
Y el primer ministro preguntó: "¿Y qué pasa con los otros discípulos?".
El dijo: "Nadie ha visto... pero una vez que alguien ha perdido la nariz, tiene dos alternativas: ser un santo o un tonto. Toda la ciudad se reiría diciendo: “Este idiota ha perdido la nariz, nosotros le decíamos que no lo haga pero él no quiso escuchar”.
El primer ministro lo llevó hasta el rey, y cuando el rey lo escuchó, dijo: "¡Dios mío! ¡Si hubiese ido ayer, yo también habría visto a Dios!".
Puedes encontrar todo tipo de estupidez: sosténla con astucia, con habilidad, y el mundo está tan lleno de idiotas que siempre encontrarás seguidores. Todas esas religiones que existen no son sino diferentes versiones de la misma historia. Nadie ha visto a Dios, pero torturándote a ti mismo te vuelves un santo. Y luego se ve estúpido decir que torturarte ha sido inútil... que no has visto a Dios. Entonces es mejor quedarse callado. Te has vuelto tan respetable... con o sin Dios. No tenías ningún valor, eras un inútil, nadie te respetaba, ahora miles de personas te respetan. Es mejor que te quedes callado y disfrutes de tu respetabilidad.
La lógica, los argumentos y la filosofía en manos de gente astuta y hábil, pueden crear toda clase de virtudes y morales en las que no puedes ver qué tienen de moral. Pero ellos pueden mostrar evidencias y siempre pueden traer algún testigo que diga: "Sí, está sucediendo".
Los monjes hindúes usan unas sandalias de madera. Son muy torturantes porque no tienen sostén: tienes que sostenerla entre el dedo gordo y el segundo dedo. Son pesadas, y caminar se vuelve una tortura innecesaria. Pero pregúntale a los monjes hindúes: "¿Por qué lo haces cuando hay sandalias más cómodas y convenientes?".
Un gran santo hindú, Karpatri, me dijo que hay en ello un secreto. "¿Cuál es el secreto?", le pregunté.
El dijo: "El secreto es que mantiene al hombre célibe".
Le dije: "¡Impresionante! ¿La sandalia de madera?".
Me dijo: "Tú no entiendes. En tu dedo gordo hay un nervio que controla tu sexualidad".
Le respondí: "Ahora la fisiología del hombre ha sido completamente explorada: no hay ningún nervio allí que controle la sexualidad. Puedes cortarte toda la pierna que la sexualidad no será controlada". Pero millones de monjes hindúes lo creen. Y hay otra cosa: todo hindú usa un hilo sagrado alrededor del cuello, y cuando va a orinar tiene que ponerse el hilo alrededor de la oreja.
Le pregunté al shankaracharya de Dwarika... Tuve que preguntarle porque él había hecho aparecer como un tonto ante la gente a un hombre que estaba allí. El joven se había parado y quería preguntar algo pero el shankaracharya le dijo: "Antes de que preguntes nada, quiero que me respondas unas pocas preguntas".
El hombre estaba usando ropas occidentales: pantalones largos, saco y una corbata, y eso había puesto furioso al shankaracharya que le preguntó: "¿Tienes el hilo hindú, el hilo sagrado bajo tu camisa, sí o no?".
El hombre dijo: "No, no lo tengo".
El shankaracharya estaba muy enojado y le dijo: "Lo supe desde el momento en que te paraste. Con esa clase de ropa, debes orinar parado, y eso está en contra del hinduismo. Primero consigue un hilo sagrado. Cámbiate esas ropas, y cuando orines, ponte el hilo alrededor de la oreja". La gente se reía y el pobre hombre quedó como un tonto frente a esos idiotas.
Yo recién había escuchado acerca de esto y entonces le pregunté: "¿Cuál es la ciencia de tu hilo sagrado? ¿Y de qué manera es espiritual ponerlo alrededor de la oreja al orinar?".
La misma respuesta... que en la oreja hay un nervio que controla tu sexualidad. Entonces cuando enrollas el hilo sagrado en tu oreja, el nervio queda atrapado, y esto ayuda al hombre a permanecer célibe.
Millones de hindúes creen esto. Y no son sólo los hindúes, en todas las religiones encontrarás el mismo tipo de ideas estúpidas que han sido propagadas por miles de años.
Nadie pregunta nada porque nadie quiere ser apartado de la multitud, que le pierdan el respeto y la multitud puede ser muy desagradable, puede comportarse mal con esa persona, la persona puede perder su trabajo, hasta su familia se pondrá en contra suyo, sus amigos le darán la espalda. Se volverá aislado y condenado por la multitud. Pero si hubiese estado haciendo esas cosas estúpidas en las que la multitud ve alguna espiritualidad, alguna virtud, la multitud hubiese sido respetuosa.
Por lo que yo puedo ver, ser respetable en la sociedad, significa que eres astuto, significa que eres un hipócrita. Significa que por seguir siendo respetable, estás fingiendo muchas cosas que sabes perfectamente bien que son inútiles, estúpidas y hasta dañinas.
Y cuando vivía entre ellos, vivía por encima de ellos. Por eso se enojaron
conmigo.
Esto lo sé por experiencia propia. He hecho enojar a muchísima gente religiosa alrededor del mundo: jefes religiosos, santos, sabios... por la simple razón de que les mostraba que lo que ellos entienden como carácter, virtud o religión es mayormente basura. Y ellos no tienen ninguna respuesta. Su respuesta es el enojo, pero el enojo no es un argumento, no prueba nada; de hecho es una prueba en su contra. Si te enojas, eso muestra simplemente que has quedado en evidencia, y no tienes ninguna prueba, ninguna racionalidad en tus acciones.
Y cuando vivía entre ellos, vivía por encima de ellos. Por eso se enojaron
conmigo. No querían enterarse de que alguien caminaba por encima
de sus cabezas; por eso colocaron madera y suciedad y basura entre
sus cabezas y mis pies.
Así ahogaron el sonido de mis pasos: y, desde entonces, los más eruditos
son los que peor me escuchan.
Pero, a pesar de esto, camino con mis pensamientos por encima de sus
Cabezas; y aunque caminase sobre mis propios errores, continuaría es-
tando por encima de ellos y de sus cabezas. Porque los hombres no son
iguales.
Esta es una declaración tan grande. La igualdad es una idea falsa... cada hombre es único: es una categoría en sí mismo.
Mi concepción es que a todos se les deben dar iguales oportunidades de crecer en su singularidad, pero los hombres no son todos iguales. La igualdad es nuestra superstición contemporánea: la última y más ampliamente aceptada, aun por aquellos que no son comunistas, que la han aceptado porque no lo han negado.
Ni siquiera los no comunistas tienen la valentía de decir que los hombres no son todos iguales, porque tienen miedo de que las multitudes se enojen. Las multitudes están muy felices sabiendo que eres igual a Albert Einstein, que eres igual a Bertrand Russell, que eres igual a Martin Buber, que eres igual a Jean Paul Sartre. Las masas están muy felices con la idea. Es tan satisfactorio para el ego que hasta los que no son comunistas tienen miedo de decir que los hombres no son todos iguales. Pero yo estoy completamente de acuerdo con Zarathustra: los hombres no son todos iguales.
Así habla la justicia. ¡Y ellos no pueden desear lo que yo deseo!
Mis gustos son diferentes a los tuyos; mis talentos son diferentes a los tuyos; mi destino es sólo mío, tu destino es sólo tuyo. De hecho, sólo el ganado es igual. El hombre es el único ser sobre la Tierra que tiene singularidad. Pero los harás enojar...
Cuando dije, hace veinte días, que los hombres no son todos iguales, el partido comunista de India presentó una resolución en contra mío, condenándome. Y el presidente del partido comunista de India, S.A. Dange, declaró que su yerno, que es profesor, va a escribir un libro para refutar mi idea de que los hombres no son todos iguales. El ha escrito un libro contra mí; sin embargo, no hay otro argumento que el enojo, las injurias y las mentiras... pero ni un solo argumento para probar que los hombres son todos iguales.
Zarathustra tiene razón: así habla la justicia. Tengo mi propia concepción de una sociedad mejor: proveerá iguales oportunidades para todos, pero la igualdad de oportunidades será para que todos sean desiguales, para que crezcan en su singularidad.
Para mí, el comunismo significa igualdad de oportunidades para todos, no la igualdad de los hombres. Zarathustra tuvo este insight hace veinticinco siglos. Es absolutamente justo que el hombre no deba ser sacrificado nuevamente en nombre de la igualdad.
Es algo tan simple, todos saben que nadie es igual a otro. Pero los celos del hombre... los celos del hombre pequeño contra el grande, los celos de los pequeños contra los gigantes, hacen que griten muy fuerte que todos los hombres son iguales, que la igualdad es el derecho de nacimiento del hombre... y, por supuesto, son mayoría. Y no saben que están diciendo algo que es sinónimo de suicidarse. Tener iguales oportunidades de crecimiento está perfectamente bien. Y la aceptación de la singularidad de los individuos hace la sociedad más rica, le da una variedad de todo tipo de flores, de diferentes colores, con diferentes fragancias.
Zarathustra es raro, en el sentido de que ha visto cosas distantes, porque nadie hablaba de la igualdad de los hombres en sus tiempos. Marx todavía estaba por venir, veinticuatro siglos más tarde. Pero cuanto más meditativo y silencioso eres, más clara se vuelve tu visión y más lejos puedes ver en el futuro.
Karl Marx fue sólo un erudito y nada más. Pasó toda su vida en la biblioteca del Museo Británico. Estaba allí antes de que la biblioteca abriese, y por poco tenían que empujarlo para que saliese cada día, cuando la biblioteca tenía que cerrar... y a veces tenían que cargarlo, porque en su ancianidad, seguía leyendo y leyendo y caía inconsciente. Para la hora en que la biblioteca tenía que cerrar, lo encontraban inconsciente con la cabeza sobre la mesa. Tenían que cargarlo para sacarlo y llamar una ambulancia para que lo llevase a su casa. Y a la mañana siguiente estaba allí de vuelta. ¡Un perfecto erudito! Una rata de biblioteca... no metafóricamente sino de verdad. Toda su experiencia fue solamente con libros... no con personas... no con la existencia... no consigo mismo.
Porque los hombres no son iguales: así habla la justicia.
iY ellos no pueden desear lo que yo deseo!
...ASÍ HABLABA ZARATHUSTRA.
Capítulo IV
De los Poetas
Discurso 27
"Desde que he conocido mejor el cuerpo -dijo Zarathustra a uno de sus
discípulos el espíritu es para mí solo figurativamente espírit;: y todo lo
que es “imperecedero” también es solo una “imagen".
Te he oído decir eso una vez -respondió el discípulo- y agregaste luego:
“Pero los poetas mienten demasiado”.
¿Por qué dijiste que los poetas mienten demasiado?".
"¿Por qué? -dijo Zarathustra- ¿Preguntas por qué? no soy de aquellos
a quienes es lícito interrogar acerca de sus “Por qué".
¿Son acaso de ayer mis experiencias? Hace mucho tiempo que he
experimentado las razones para mis opiniones.
¿No tendría que ser un tonel de memoria si quisiera guardar conmigo
mis razones? Me cuesta ya demasiado guardar mis opiniones, y hay
más de un pájaro que se me escapa.
Sin embargo, ¿que te decía un día Zarathustra? ¿Qué los poetas mienten
demasiado? Pero también Zarathustra es un poeta.
¿Crees tú ahora que él dijese la verdad? ¿Por qué lo crees?".
El discípulo contestó: "Yo creo en Zarathustra".
Pero Zarathustra meneo la cabeza y sonrió. "No me salva la creencia
-respondió- y menos que ninguna, la creencia en mí mismo. Pero
suponiendo que alguien haya dicho con toda severidad que los poetas
mienten demasiado, tendría razón: nosotros mentimos demasiado.
Sabemos demasiado poco y somos malos aprendices: entonces tenemos
que mentir... Y creemos en el pueblo y en su “sabiduría” como si
hubiese una especial entrada secreta al conocimiento que está
bloqueada para aquel que ha aprendido algo...
¡Ah, existen tantas cosas entre el cielo y la tierra que sólo los poetas se
han permitido soñar! Y especialmente arriba, en el cielo: ¡porque todos
los Dioses son imágenes de los poetas, cosas subrepticias de los poetas!
La verdad es que siempre nos sentimos atraídos hacia lo alto, es decir
hacia el reino de las nubes. En las nubes colocamos nuestros muñecos
multicolores y los llamamos entonces Dioses y Superhombres.
¡Ah, qué harto estoy de lo inalcanzable que supone esa realidad! ¡Ah,
que harto estoy de los poetas!".
Este discurso enojó a los discípulos de Zarathustra que permanecieron
en silencio. Zarathustra también permaneció en silencio hasta que
finalmente suspiró y dijo: "Yo soy de hoy y de lo que ha sido... pero
hay algo en mí que es de mañana y de pasado mañana y del porvenir.
Me he hartado de los poetas, los antiguos y los nuevos, me parecen
todos superficiales, todos mares huecos.
No han pensado con suficiente profundidad: por lo tanto no han
sentido hondamente... El espíritu del poeta quiere espectadores.
¡Aunque sólo sean búfalos!
Pero me he hastiado de este espíritu y veo venir el día en que él mismo
se hastiará de sí. Ya he visto transformarse a los poetas, los he visto
dirigir sus miradas contra sí mismos. He visto aparecer penitentes del
espíritu, han salido de los poetas.
...ASÍ HABLABA ZARATHUSTRA.
Zarathustra es tan sincero y tan verdadero que no habrá de exceptuarse a sí mismo si hay algo que haya dicho que no sea absolutamente verdadero. Y el problema acerca de la verdad es que no puedes hablar de ella en su totalidad. Como máximo puedes indicar algún aspecto, aludir a unos pocos vislumbres... pero para la persona a quien le estás hablando, esos fragmentos permanecerán absolutamente enigmáticos porque él no puede llenar las brechas.
El místico tiene el deber de llenar las brechas y hacer sus declaraciones tan enteras y sistemáticas como sea posible. En esto reside la fuente de las mentiras.
El místico tiene que mentir: es inevitable. La responsabilidad no es del místico, es de la misma naturaleza de la verdad, que no está absolutamente disponible para el conocimiento, para el lenguaje, para la expresión.
Muy a menudo los místicos han elegido la poesía como una expresión, Por la simple razón de que mentir en poesía es más fácil que mentir en prosa. Puede que nunca hayas pensado acerca de esto. Una mentira en poesía se torné una metáfora, se torna un modo de hablar, se torna una decoración, pero en prosa la mentira se destaca tan claramente que es muy difícil ocultarla. La poesía es más flexible, porque la poesía es parte del mundo de los sueños y es también parte de las expresiones ficticias.
En poesía pueden expresarse fragmentos de verdad sin que sientas que no estás siendo justo para con la verdad, que no estás siendo honesto con el oyente, la poesía es un hermoso camuflaje.
No es un accidente que muchos grandes poetas no son otra cosa que místicos ocultos y muchos grandes místicos han elegido la poesía como una aproximación al corazón de la gente.
La prosa es racional, tiene que ser lógica, tiene que ser sostenida por evidencias y pruebas, la poesía no necesita razón ni lógica ni soporte de ninguna evidencia o prueba, es una dimensión totalmente diferente... todo lo que se necesita es belleza... todo lo que se necesita es música.
Cuando no hay necesidad de lógica y razón, es muy simple mezclar fragmentos de la verdad en mentiras ficticias y darle una expresión de totalidad.
P.D. Ouspensky, el discípulo de George Gurjdieff, fue un gran matemático, uno de los más grandes en toda la historia del hombre. No era un poeta, sabía solamente de lógica y razón, que son los fundamentos de la matemática, pero se enamoró de George Gurjdieff, un místico.
George Gurjdieff no era conocido en el mundo, era conocido solamente por muy pocas personas, porque era un hombre muy extraño. Sus métodos eran extraños, no convencionales, no ortodoxos, sus modos de expresión eran prácticamente incomprensibles, sus escritos son una categoría en sí misma. Yo no creo que haya ningún ser humano, excepto yo, que haya leído sus libros del principio al fin. Es una tortura, porque él va creando palabras propias, no puedes encontrar su significado en ningún diccionario, no pertenecen a ningún lenguaje. El sabía muchas lenguas y las mezcló todas. Sus oraciones son tan largas que para el momento en que llegas al final te has olvidado del comienzo. Una sola oración puede ocupar toda una página... y él se daba cuenta de esto. Escribió grandes volúmenes de miles de páginas y muy raramente encontrarás una frase que sientas que has comprendido exactamente.
Todo esto es deliberado. El quiere que atravieses esa tortura porque dice que a no ser que consigas algo con esfuerzo, no le darás ningún valor. De miles de páginas, quizás diez hubiesen sido suficientes para decir aquello que quería, pero él continúa de un modo tan tortuoso que le lleva páginas decir una simple declaración.
Ouspensky, viendo la situación, escribió un libro para explicar el sistema de pensamiento de Grirjdieff. Su escritura es absolutamente matemática, racional, cada oración es significativa. Pero él le da un subtítulo al libro... el título del libro es: "En busca de lo milagroso", y el subtítulo es: "Fragmentos de una enseñanza desconocida".
Cuando le preguntaron: "¿Por qué 'fragmentos'?", él dijo: "Yo no soy un poeta, yo diré solamente aquello que es absolutamente razonable, de lo cual pueda darte una prueba, a lo cual la lógica pueda darle un sustento; pero me doy cuenta de que hay brechas entre estos fragmentos que pueden ser conocidas solamente por la experiencia. Nada puede escribirse acerca de ellas y no voy a engañar al mundo llamando a esto un sistema, porque no lo es, son solamente fragmentos, unas pocas piezas aquí, unas pocas piezas allá que han permitido expresarse en lenguaje, pero lo más importante ha permanecido inexpresado".
La dificultad reside en la misma experiencia de la verdad, un hombre de experiencia permanece silencioso... si desea ser completamente verdadero no puede decir ni una sola palabra. Entonces el silencio es la única expresión posible pero, ¿quién entenderá el silencio?
La segunda alternativa es que te dé fragmentos, si estos te son dados en prosa, no serás capaz de juntarlos en un sistema completo. Son piezas: no tienen ningún sentido en sí mismas y no conoces la totalidad a la cual pertenecen.
De aquí que los místicos hayan escogido la poesía como camino. La poesía tiene la gran cualidad de que no necesita ser absolutamente verdadera, sólo necesita ser absolutamente hermosa. Y las mentiras pueden ser hermosas, no hay problema, a veces pueden ser aún más hermosas que la verdad. La poesía le permite al poeta llenar las brechas con hermosas flores y darte la sensación de que está dándote un sistema completo de pensamiento.
Zarathustra es un hombre tan sincero que lo que él dice acerca de los poetas: que mienten demasiado... no se olvida de recordarles a sus discípulos que: “Zarathustra también es un poeta".
Esta autenticidad hace de él uno de los hombres más grandes que ha viajado por los espacios interiores y los misterios del hombre. Y, aun sí algunas veces miente, sus mentiras no son otra cosa que escalones: conducen al templo de la verdad; no son el templo, eso es verdad, pero conducen al templo. Pueden ser mentiras, pero son como flechas apuntando hacia la verdad distante y una mentira que puede ayudarte a entender la verdad no es sólo una mentira, no la condenes. No es la verdad, pero es una inmensa ayuda para encontrar la verdad.
Zarathustra está diciendo... y el discurso de apertura de esta noche tiene efectos de largo alcance.
"Desde que he conocido mejor el cuerpo -dijo Zarathustra a uno de sus
discípulos el espíritu es para mí sólo figurativamente espíritu; y todo
lo que es “imperecedero” también es sólo una “imagen”.
El está diciendo: desde que he conocido el cuerpo en su totalidad, el espíritu, el alma, el ser, han sido usados sólo figurativamente por mí, porque lo que llamamos alma no está separado del cuerpo. Puede ser comprendido fácilmente si digo que el cuerpo es tu alma externa y tu cuerpo tu alma interna, pero es un fenómeno, es una energía. El espacio fuera de tu casa y el espacio adentro de tu casa no son dos espacios. El espacio afuera y el espacio adentro son un fenómeno absolutamente único.
Ha habido personas en el mundo que han creído en el cuerpo, los materialistas. En Oriente ha habido una antigua escuela de ellos, los Charvakas, en occidente Epicuro, Karl Marx, Bertrand Russell, Jean Paul Sartre. Estas personas representan el punto de vista materialista: que la materia es la única realidad, que todo lo que existe es materia, el espíritu es solamente una imagen poética.
Y ha existido la escuela opuesta, la escuela de los espiritualistas, que dicen que el alma es la auténtica realidad. El cuerpo es efímero, ilusorio, porque su criterio es que "a no ser que algo sea eterno, no es real" . El cuerpo no es eterno: un día nace, después está en un constante cambio a cada momento, y luego muere. Es simplemente un largo sueño. Hasta los sueños, cuando los estás soñando, parecen reales. Tal es el caso del cuerpo en el mundo externo, sólo aparenta ser real, pero dado que es efímero, constantemente cambiante, no se le puede dar el nombre de absoluta realidad... pero dentro suyo, invisible, está el espíritu... y así como dentro tuyo hay un espíritu invisible, tu alm... así en el universo hay un espíritu invisible, Dios.
El espíritu del individuo es solamente parte del espíritu universal. El espíritu es la realidad, la materia es solamente un sueño.
Ambas escuelas han estado permanentemente en conflicto durante siglos sin llegar a ninguna conclusión y no hay esperanza de que puedan llegar a alguna conclusión nunca, porque la realidad es algo diferente, ninguno de ellos se ha dado cuenta.
La física moderna ha dado un tremendo insight. De acuerdo con la física moderna y sus investigaciones la materia por cierto que no existe. Los espiritualistas se pusieron muy contentos al escuchar esto de la fuente científica: que la materia no existe; pensaron que su punto de vista había sido probado, no sólo lógica, sino también científicamente. No sólo religiosamente, sino también por la ciencia objetiva. Pero no entendieron exactamente lo que la física moderna está diciendo.
La física moderna está diciendo: La materia no existe, lo que existe es la energía. La energía condensada parece ser como materia, pero cuando divides la materia, finalmente llegas al electrón, una partícula de electricidad que no es material, que es energía inmaterial.
Pero tampoco es espiritual. Para mí, esta energía se expresa de dos maneras: una expresión es la materia, la otra expresión es el espíritu. Diferentes formulaciones de la misma energía. Cuando está condensada aparece como materia, cuando no está condensada aparece como espíritu.
Zarathustra no sabía lo que habría de suceder veinticinco siglos después, pero se acercó mucho al hecho.
El dice: Desde que he conocido mejor el cuerpo... al haber explorado el cuerpo en su misma profundidad, en su interioridad, me he dado cuenta de que el espíritu o el alma son sólo metáforas: modos figurativos de indicar que el cuerpo también tiene un interior inmaterial, pero éste no está en contra del cuerpo, es parte de él, es el mismo fenómeno.
Es como cuando ves hielo que se derrite, el agua parece ser totalmente diferente: está fluyendo y el hielo es estático, pero la diferencia es solamente de temperatura, y si el agua se calienta, cambiará nuevamente a otra forma, se tornará vapor.
Entonces tienes tres formas de una energía, tienes el hielo, tienes el agua y tienes el vapor, y el vapor es invisible, no puedes conectar el vapor con el hielo, no puedes ni siquiera verlo.
Zarathustra está diciendo: "Tratando de entender el cuerpo en su totalidad, he llegado a saber que el espíritu no es otra cosa que una manifestación de la misma energía que el cuerpo". La misma energía tiene dos aspectos: en el exterior es visible, en el interior es invisible. Está tratando de destruir la dualidad que todas las religiones han creado en la mente del hombre. Está tratando de destruir la fractura entre los materialistas y los espiritualistas.
Su esfuerzo está destinado a lograr una tremenda síntesis: que no necesites torturar al cuerpo para alcanzar experiencias espirituales. Por el contrario, el cuerpo tiene que ser sano, tan saludable como sea posible, porque esto te ayudará a entrar al mundo invisible, interior. No hay conflicto, hay una profunda armonía. Zarathustra enseña armonía. Excepto Zarathustra, todos han estado enseñando conflicto.
En el momento en que una persona se convence del conflicto entre el cuerpo y el espíritu es como una casa dividida, está en contra de sí mismo. Toda su energía se vuelca a pelear contra sí. La pobre situación en que se encuentra la humanidad es el resultado final de esta división en el hombre.
Zarathustra está diciendo que el espíritu, el alma y todas estas palabras.. son hermosas palabras pero son solamente figurativas, son sólo metáforas, son sólo poesía. No quedes apresado en ningún conflicto, eres una totalidad; eres una totalidad orgánica. De aquí que no hay necesidad de que haya ninguna pelea interior; y en el momento en que ya no estás en una pelea interior, toda tú energía está disponible para elevarte a las alturas del Superhombre, peleando contigo mismo no puedes superarte.
Mirando desde afuera puedo ingeniármelas para pelear entre mis dos manos, pueden empezar a pegarse una a la otra hiriéndose entre sí, pero cualquiera sea la mano que es herida o lastimada, básicemente soy yo el que está herido o lastimado. La pelea entre mis dos manos no puede decidir cuál de las dos manos es la victoriosa, ambas son mis manos y están recibiendo mi energía. Una cosa es cierta: ninguna de las dos será victoriosa, pero su pelea será un fracaso para todo mi ser porque destruirán mi energía que podría haber sido usada para alcanzar un estado más alto de consciencia.
Zarathustra está diciendo que desea que el cuerpo y el espíritu sean uno, que Dios y el mundo sean uno. Sólo el uno existe. El nombre que le des no tiene importancia; si te gusta tanto llamarlo Dios, llámalo; si estás obsesionado con la palabra materia y quieres llamarlo materia, llámalo; tu materia tendrá alguna cualidad espiritual, tu materia tendrá inteligencia. Y para aquellos que desean llamarlo Dios, tienen que recordar que Dios tendrá en sí al vasto universo de la materia.
El no es una persona que pelee por las palabras, pero quiere indicar que si entendemos la unidad orgánica entre lo visible y lo invisible, entre lo cambiante y lo inmutable, entre lo móvil y lo inmóvil, podremos crear los fundamentos para que llegue un hombre mejor. Podremos anunciar y declarar que el Superhombre va a sucedernos. No hemos sido capaces de hacerlo hasta ahora porque toda nuestra energía se nos había ido en pelear contra nosotros mismos.
-Te he oído decir eso una vez -respondió el discípulo y agregaste luego
“Pero los poetas mienten demasiado”. ¿Por qué dijiste que los poetas
mienten demasiado?".
Por cierto que los poetas mienten demasiado. Zarathustra debe haber dicho eso. Los poetas tienen que mentir demasiado para decir unos pocos fragmentos de la verdad. Usan las mentiras como medios de comunicar algunos ecos, algunos ecos distantes de la verdad. Le hacen un gran servicio a la humanidad. Es bueno que haya habido poetas lo suficientemente valientes como para mentir en servicio de la verdad, de otro modo, el mundo habría sido mucho más ignorante de lo que es, habría estado mucho más en la oscuridad de lo que está.
Pero Zarathustra se dirige a su discípulo desde un lugar muy diferente y lo golpea duramente. Ya ha dicho que todos los creadores son duros. Tienen que ser duros porque a no ser que puedan destruir, no pueden crear.
"¿Por qué?" -dijo Zarathustra... En lugar de contestarle la pregunta le hace una pregunta al discípulo.
"¿Por qué? -dijo Zarathustra- ¿Preguntas por qué? No soy de aquellos a
quienes es lícito interrogar acerca de sus “por qué”.
Una declaración tremendamente hermosa. Está diciendo: "No me preguntes porqué, no soy uno de aquellos que pueden ser cuestionados acerca de su por qué, porque no soy un filósofo, no soy un erudito. Mis declaraciones no están basadas en la razón; de aquí que preguntar el por qué es irrelevante. Mis declaraciones están basadas en la experiencia y no puedes hacerme la misma pregunta acerca de una declaración que está basada en la experiencia".
Por ejemplo, si alguien te dice: "te amo" no le puedes preguntar por qué, sería muy extraño. Puedes decir: "gracias", puedes decir: "yo también te amo mucho, estás en mi corazón, pero no necesitamos encontrarnos, porque cada vez que deseo verte solamente miro en lo profundo de mi corazón y es suficiente". Pero no puedes preguntar por qué, la pregunta será estúpida y aun si alguien la hace, nadie puede responder por qué.
Esta es la razón por la cual durante siglos las personas han dicho que el amor es ciego, porque no puede responder por qué, han llamado a la experiencia del amor: "enamorarse", es una experiencia irracional, ilógica, emocional, no es algo lógico, racional, matemático, científico, donde el porqué es relevante.
Zarathustra está diciendo: "Toda mi filosofía de vida está basada en mi propia experiencia, puedes preguntarme cómo podemos experimentada, puedes preguntar el cómo, pero no puedes preguntar el “por qué".
¿Ves la diferencia entre "por qué" y "cómo"? El "por qué" pregunta por la razón... y el amor no tiene razones. El "cómo" pregunta por la situación, en qué situación sucedió. ¿Hay algún modo, hay alguna posibilidad para que uno se torne abierto y disponible para el amor? ¿Hay algún método para que puedas remover todos los obstáculos que están impidiendo que el río del amor fluya? Puedes preguntar el cómo, y esto es relevante, pero no puedes preguntar el "porqué".
¿Son acaso de ayer mis experiencias? Hace mucho tiempo que he
experimentado las razones para mis opiniones.
El filósofo tiene razones para sus opiniones, el místico no tiene razones para sus opiniones, tiene solamente un argumento: él mismo. Tiene una sola prueba... su presencia... tiene una sola evidencia... su propia vida. Puedes observarlo, puedes intentar, inquirir y explorar sus silencios, su gracia, su belleza, puedes mirar sus ojos, puedes mirar en sus palabras y la autoridad que ellas llevan. Puedes solamente sentarte a su lado y sentir su presencia.
Permanece en silencio y permite una pequeña unión, una pequeña fusión. Puedes sostener su mano y permitir que su energía, su calor, su amor, te respondan, pero no puedes preguntar por qué, no puedes pedir razones para sus opiniones. Sus opiniones no son opiniones, es por esto que no puedes pedir razones. Sus opiniones son sus experiencias. El filósofo no tiene experiencia, todas sus opiniones están basadas en la razón; puede darte de inmediato una larga serie de razones.
Zarathustra está diciendo:
Hace mucho tiempo que he experimentado las razones para mis opiniones.
¿No tendria que ser un tonel de memoria si quisiera guardar conmigo mis
razones? Me cuesta ya demasiado guardar mis opiniones...
Es tan hermoso lo que está diciendo:
Me cuesta ya demasiado guardar mis opiniones, y hay más de un pájaro
que se me escapa.
Muchas veces me olvido de mis opiniones... más de un pájaro que se me escapa. Estoy en silencio... estoy en inocencia... me he vuelto un niño nuevamente... Cualquier cosa que diga es espontáneo, no está basado en ningún pensamiento, es solamente un florecer de mi corazón. Mi primavera ha llegado. No le puedes preguntar a las flores ¿Por qué están floreciendo? Las flores no te darán ninguna razón.
Sin embargo, ¿que te decía un dia Zarathustra? ¿Qué los poetas mienten
demasiado? Pero también Zarathustra es un poeta.
Está diciendo: "No recuerdo lo que te he dicho, no llevo mis opiniones y mis razones conmigo, sería demasiada carga, yo voy liviano. Cuanto más alto te mueves, más liviano tienes que estar, descargado, aligerado. En los picos más altos estás absolutamente liviano.
Estás diciendo que tal vez haya dicho que los poetas mienten demasiado... debo recordarte "...pero también Zarathustra es un poeta".
Esta sinceridad es muy difícil de encontrar. Gautama Buda no dirá esto, Mahavira no lo dirá, Jesús no lo dirá. Zarathustra es tan humano, tan auténtico y sincero: "Los poetas mienten, pero yo también soy un poeta, y yo también he mentido".
Tal vez es una necesidad, no puede evitarse. Es un gran arte usar mentiras como escalones para la verdad, hacer una escalera de mentiras para llegar a las alturas de la verdad. Las mentiras no están necesariamente en contra de la verdad, depende como las uses, depende de tu capacidad para articular las palabras.
Recuerdo una pequeña historia: Gautama Buda y su discípulo Ananda estaban volviendo de un lugar muy lejano. Habían perdido el camino, se suponía que debían llegar a una ciudad hacía horas, pero era casi la hora de la puesta del sol y no había signos de la ciudad. Podían ver a la distancia porque estaban en la cima de una colina. Ananda estaba muy preocupado porque Gautama Buda era viejo, estaba enfermo y necesitaba un lugar confortable para descansar durante la noche. Había estado caminando durante todo el día a tan avanzada edad y enfermo.
Al costado del camino había un hombre recolectando leña. Ananda le preguntó: "¿A qué distancia está la ciudad más próxima?". El le respondió: "No te deprimas tanto, no son más de dos millas".
Esto le dio a Ananda un nuevo coraje, una nueva energía. Buda sonrió. Ananda no entendió porqué sonreía, pero permaneció en silencio, porque no quería molestarlo: él ya estaba demasiado cansado.
Pasaron dos millas y no había signos de la ciudad. Había por allí una anciana que vivía al costado del camino, en su granja, y le preguntaron: "¿Cuán lejos está la ciudad?". Ella dijo: "Hijos míos, no serán más de dos millas, ya casi han llegado. Es solamente un poquitito más".
Ananda dijo: "Pero el otro hombre nos dijo dos millas y esta anciana también nos está diciendo dos millas". Buda se rió de nuevo y le dijo: "Tal vez son dos millas, tratemos".
Pasaron dos millas y la ciudad todavía no estaba a la vista. Entonces se encontraron con otro hombre que iba en la dirección opuesta, por cierto que debía saber cuán lejos estaba la ciudad... él venía de la ciudad. Ananda muy excitado le preguntó: "¿Cuán lejos está la ciudad?". El hombre le dijo: "¿Cuán lejos? Deben ser más o menos dos millas". Y Buda se rió de nuevo.
¡Ahora era demasiado! Ananda le dijo: "Estás cansado y todavía te estás riendo, debes estar riéndote de mí, porque no hay ningún otro por aquí. Estoy preocupado porque ahora se está poniendo oscuro y ni siquiera podemos ver una luz en ningún lugar. Y todas estas personas son extrañas: todos dicen dos millas. Ya hemos andado seis millas y todavía hay dos millas... Parece que las personas de este lugar sólo pueden contar de a dos millas".
Buda le dijo: "No entiendes Ananda, esto es lo que yo he estado haciendo toda mi vida. Estas personas son muy compasivas, saben que no son dos millas, pero se las ingeniaron para empujarte por seis millas, ellos estaban mintiendo, pero sus mentiras nacieron de su compasión y es por eso por lo que estoy riendo. No me estaba riendo de ti. Me estaba riendo de esto porque es lo que he estado haciendo durante toda mi vida.
Cuando las personas preguntan "¿Cuán lejos está la iluminación?"... "Sólo dos millas, unos pocos pasos más y ya habrás llegado"... y siempre sigue siendo dos millas. Pero es así como las personas siguen progresando, es así como se van acercando más y más. Así que las personas de esta región son muy compasivas y entienden la psicología humana".
Los Maestros tienen que mentir porque a veces la verdad puede ser demasiado dura para que la aceptes, tienen que hacerla un poquito diluida, tienen que poner un poquito de mentiras en ella. A veces la verdad puede ser demasiado amarga y entonces algunos terrones de azúcar de mentira pueden ayudarte a beber hasta la más amarga de las medicinas. Las mentiras pueden ser usadas para traerte más cerca de la verdad. No están nécesariamente en contra de ella; no son verdad, eso es cierto, pero no son enemigas de la verdad, no necesariamente por lo menos.
¿Crees tú ahora que él dijese la verdad?
Zarathustra está diciendo: "He dicho que los poetas mienten demasiado y ahora te digo que yo también soy un poeta".
¿Crees tú ahora que él dijese la verdad? ¿Por qué lo crees? ¿Por qué me crees?
El discipulo contestó: "Yo creo en Zarathustra".
Su respuesta también es inmensamente hermosa. Está diciendo: "Ya no me preocupo por lo que digas, ni me preocupo por lo que niegues. Mi confianza en ti no depende de tus declaraciones, mi confianza depende de tu presencia, de tu mismo ser.
"Creo en Zarathustra, no importa lo que él diga. Creo en su individualidad, en sus ojos claros como el cristal, en su voz con autoridad, no en sus palabras sino en sus silencios".
Pero Zarathustra meneó la cabeza y sonrió. "No me salva la creencia...".
Un Maestro siempre demanda más. Este es el único modo que tiene de seguir atrayéndote más y más alto. Dice: No me salva la creencia, necesito más pruebas, las creencias no son suficientes.
Tienes que hacer algo de lo cual Zarathustra no es más que un sueño, de lo cual Zarathustra no es más que un anhelo, de lo cual Zarathustra no es más que un mensaje. Tienes que ser un Superhombre.
Solamente creer en Zarathustra no servirá, hay tantos creyentes en el mundo, todos son creyentes. Los creyentes no han cambiado un solo centímetro de la consciencia de la humanidad. Necesito un poquito más de pruebas. Lo que menos necesito es que creas en mí. No puedes persuadirme, porque no tengo ningún ego que sea persuadido a través de tu creencia. Te pido que pruebes que Zarathustra tiene razón y la prueba no tiene que ser solamente una gimnasia intelectual, tiene que ser la actualización de tu potencial.
Pero suponiendo que alguien haya dicho con toda severidad que los poetas
mienten demasiado, tendría razón: nosotros mentimos demasiado.
Se necesita coraje, gran coraje para decir: nosotros mentimos demasiado. Pero es una necesidad. No puedes decir la verdad sin contaminarla. Pura, es demasiado abstracta, no podrías captarla. La mentira pertenece a tu mundo, a tu lenguaje, pero puede ser usada para crear un ardid y tal vez un vislumbre de la verdad pueda suceder.
Siempre he usado una pequeña historia: una casa se incendia y hay solamente tres o cuatro niños pequeños dentro de la casa, la madre ha muerto y el padre ha salido y está lejos en el mercado. Todo el vecindario está tratando, gritándole a los niños pero ellos están jugando en el interior y nadie es lo suficientemente valiente como para entrar a la casa, agarrar a los niños y salir. Parece ser demasiado peligroso, la casa está casi rodeada por el fuego, por todos los costados.
Entonces llega el padre, y la gente le dice: "Hemos hecho lo mejor posible, pero tus niños son extraños, no nos escuchan, de hecho están disfrutando de las llamas alrededor, son muy pequeños y nunca han visto una escena tan hermosa, no están asustados en absoluto".
El padre corre adentro de la casa a través de las llamas y les dice a los niños: "¿Qué es lo que están haciendo aquí? Les he traído todos los juguetes que me han pedido, están esperando afuera, vengan conmigo". El toma a todos los niños y corre con ellos para afuera de la casa. Ellos no habrían salido porque réalmente estaban disfrutando. Le dicen al padre: "Es tan hermoso... nunca hemos visto tanto fuego alrededor, llamas bailando...". Y el padre dice: "Hablaremos afuera, solamente vengan conmigo, sus juguetes están esperando allí".
Y ellos salen solamente por los juguetes... aunque no hubiese juguetes. El padre había prometido, pero se ha olvidado de traerlos. Entonces les dice: "Perdónenme, mañana les traeré más juguetes de los que me han pedido, pero por hoy tienen que perdonarme".
Pero ellos dicen: "¿Por qué nos mentiste?". Y él responde: "Ustedes no comprenden, son demasiado pequeños, la casa está en llamas, se habrían quemado vivos, habrían muerto, entonces ¿para quién traería los juguetes?".
¿Llamarías a esto una mentira, algo que no es virtuoso? Es simplemente un ardid.
Tu casa también está en llamas. Y de alguna manera tienes que ser atraído fuera de tu casa en llamas... y el Maestro tiene que decirte muchas cosas sólo para que salgas de tu oscura cueva, que salgas de tu casa en llamas, que salgas de tu miseria, que salgas de tu enojo, de tus celos, de tu odio. Te promete muchos juguetes aunque hoy no te los haya traído. Pero una vez que estés afuera comprenderás que los juguetes no existen. Son mentiras, ficciones, pero de mucha ayuda, de una inmensa ayuda. Sin ella no habría salida.
Zarathustra dice:
Sabemos demasiado poco y somos malos aprendices: entonces tenemos
que mentir...
Aun los hombres más sabios conocen demasiado poco. La existencia es demasiado grande, demasiado misteriosa. Y si te dicen que saben demasiado poco, tal vez encontrarás a otro que sepa más. Cualquiera que te diga que sabe más, que lo sabe todo, puede estar mintiendo, pero será de ayuda.
Cuando llegues al mismo espacio comprenderás por qué estaba mintiendo. Te sentirás agradecido de sus mentiras. Comprenderás que la existencia es tan vasta que nadie puede conocerla en su totalidad; aún conocer una pequeña parte del misterio de la existencia es suficiente, una pequeña llama es suficiente y puede viajar miles de millas en la oscuridad; esta pequeña llama arrojará luz solamente a unos pocos centímetros a tu alrededor, pero eso es suficiente. Cuando te muevas, el círculo de luz seguirá moviéndose contigo.
Y creemos en el pueblo y en su “sabiduría” como si hubiese una especial
entrada secreta al conocimiento que está bloqueada para aquel que ha
aprendido algo...
El hombre que haya llegado a saber algo acerca de la verdad se encuentra en muchas dificultades. En primer lugar, no puede expresada, ésta es elusiva. En segundo lugar, si trata de expresarla, tiene que usar mentiras. En tercer lugar, aun si de alguna manera se las ingenia y dice algo, tú entiendes alguna otra cosa porque estás lleno de la así llamada: "sabiduría popular", la sabiduría tradicional.
Cada vez que escuchas algo nuevo, inmediatamente la conviertes de acuerdo con tus prejuicios. Destruyes su novedad, destruyes su frescura. Las personas tienen mucha aversión a aprender, tanto es así que parece que en su mente creen que cuanto más grandes son las masas, más grande es su sabiduría. Y cualquiera que trata de aprender individualmente, que se aleja de la multitud, no solamente es un extraño, sino que es peligroso.
Tantas personas no pueden estar equivocadas... pero la realidad es que tantas personas están equivocadas. Solamente los individuos han, en muy raros casos, alcanzado la cima. Las multitudes han permanecido siempre en los valles oscuros de la ignorancia, pero creyendo que lo que conocíán es la sabiduría. Ellos tienen que creer que es sabiduría, de otro modo se pondrán muy incómodos: no puedes seguir recordándote a ti mismo que eres un ignorante todo el tiempo, será doloroso, será un permanente dolor en el corazón.
Sucedió una vez... yo solía estar en Bopal, en la casa de uno de mis amigos. El fue mi amigo desde la infancia, habíamos ido juntos al colegio, a la universidad. Era un doctor y vivía en el campus del colegio médico. Un día en que me estaba quedando con él... debe haber sido alrededor de la medianoche, estabamos conversando y alguien golpeó la puerta, era un hombre que dijo: "Estoy muy cansado, y hay una especie de feria que tiene lugar en la ciudad -Bopal es una ciudad musulmana, solía ser un estado musulmán- entonces miles de musulmanes se han juntado aquí y no hay lugar en ninguna parte para quedarse. He golpeado la puerta en muchos hoteles y estoy terriblemente cansado. Si me permitiese aunque sea dormir, dormiría en el piso". Mi amigo le dijo: "No, no hay necesidad, hay una cama vacía en el pabellón de los pacientes".
Me llevó a un costado y me dijo: "Hay un problema, una mujer ha muerto, tendré que decirle que hay una mujer muerta acostada cerca en otra cama". Le dije" ¡Estás loco! Si se lo dices, se acabó. Quédate callado, él no sabe. Y hay algo cierto: que la mujer está muerta y no puede decirle nada. Así que déjalo dormir, por lo menos tendrá un buen sueño esta noche".
Era un pabellón de mujeres y había una sola cama vacía. El doctor ni siquiera pensó acerca del hecho de que era un pabellón de mujeres y el hombre leyó cuando entró: "Esta es la sala de mujeres". Fue a su cama y después de diez minutos vino corriendo, no podía hablar, estaba temblando y cualquier cosa que salía de su boca era un gibberish.
El doctor le dijo: "Bueno, cálmate, ¿cuál es el problema?".
El dijo: "¡La mujer está muerta!".
Entonces yo le pregunté: "¿Pero que necesidad tenías de ir hacia esa mujer?".
Contestó: "Cuando vi que era una sala de mujeres, solamente quería conocer a la persona que estaba durmiendo al lado mío. Ustedes son personas peligrosas. La mujer está muerta, la sacudí, y con fuerza. Abrí sus ojos y de pronto me di cuenta: ¡Oh Dios mío, ella está muerta!".
Le dije: "Te hemos dado un lugar para dormir. Ella estaba muerta en su cama, no tendrías que haber tratado de presentarte. Ahora ya sabes que ella está muerta y que no puede hacerte ningún daño. Una persona viva puede hacerte daño. Ahora puedes ir y dormir sin ningún miedo".
Y el dijo: "No puedo ni siquiera entrar a esa habitación, me voy".
"¿A dónde te vas?".
"A cualquier lado, dormiré en la calle pero no puedo dormir en ese cuarto, no puedo ni siquiera pensarlo. Tendrían que habérmelo dicho antes por lo menos. Me voy, tengo que ir a buscar mi maletín, pero no puedo ni siquiera entrar en ese cuarto otra vez. El rostro de esa mujer... no seré capaz de olvidarlo en toda mi vida, aun si cierro los ojos inmediatamente la veo".
Yo tuve que ir y buscar su maletín. El doctor se estaba escondiendo en el cuarto, estaba atemorizado de que el jefe médico viniese y llegase a saber de este asunto porque entonces él estaría en problemas: En primer lugar era la sala de mujeres, entonces ¿cómo es qué permitió entrar a un hombre ahí? Y dado que sabía perfectamente que esa mujer estaba muerta y que a la mañana sería sacada de ahí, entonces le tendría que haber avisado.
Así que me dijo: "Líbrate de él". Entonces yo le di su maletín y se fue para las calles mirando atrás una y otra vez para ver si yo estaba parado ahí.
Si yo hubiese sabido que era una sala femenina, hubiese cubierto el cartel... podría haber apagado las luces de la galería donde estaba el cartel, sólo una pequeña luz y se hubiese dormido tranquilamente toda la noche.
Las mentiras no siempre carecen de virtud. Pueden ser una virtud, y a veces son absolutamente necesarias.
¡Ah, existen tantas cosas entre el cielo y la tierra que sólo los poetas
se han permitido soñar!
Aunque son sólo sueño, un día se tornarán realidades. Entonces aquello que era una mentira, un día se tornará la verdad. Pero sólo los poetas han sido lo suficientemente valientes como para soñar.
Por ejemplo, hay escrituras muy antiguas donde soñaban acerca de volar en el cielo, hasta los hermanos Wright, eso era una mentira, pero se ha vuelto verdad. Hay ficciones acerca de otros planetas, de que el hombre llega allí, de que personas de otros planetas vienen a la Tierra, son todas ficciones, pero los poetas han soñado acerca de esto y un día hay una posibilidad de que estos sueños sean verdad.
Un poeta tiene un corazón sensible aun para aquello que no ha sucedido. Tarde o temprano, todos sus sueños se han vuelto verdad. Entonces nunca llames a alguien solamente un soñador... puede ser un profeta.
Y especialmente arriba, en el cielo: iporque todos los dioses son imágenes
de los poetas, cosas subrepticias de los poetas!
La verdad es que siempre nos sentimos atraídos hacia lo alto, es decír
hacia el reino de las nubes. En las nubes colocamos nuestros muñecos
multicolores y los llamamos entonces Dioses y Superhombres.
¡Ah, qué harto estoy de lo inalcanzable que supone esa realidad! ¡Ah, que
harto estoy de los poetas!
Este discurso enojó a los díscipulos de Zarathustra que permanecieron en
silencio. Zarathustra también permaneció en silencio hasta que finalmente
suspíró y dijo: Yo soy de hoy y de lo que ha sido... pero hay algo en mí
que es de mañana y de pasado mañana y del porvenir.
Y cuando un hombre como Zarathustra habla, todo esto está reflejado en sus palabras
Yo soy de hoy y de lo que ha sido... pero hay algo en mí que es de mañana
y de pasado mañana y del porvenir.
Naturalmente no puedes esperar que un hombre así se atenga absolutamente a los hechos. El es el pasado, es el presente y mucho en él se da cuenta del futuro: y todo esto está mezclado. Su pasado, su presente y su futuro también están mezclados, entonces mucho de lo que dice te parecerá mentira.
Pero cuando un hombre como Zarathustra miente, es mucho mejor que cuando un hombre inconsciente dice la verdad. Su verdad es ordinaria, su verdad no va a elevar la consciencia humana, pero la mentira de Zarathustra elevará la consciencia humana a un punto donde la mentira se torne verdad, donde el sueño sea realizado como un hecho.
Me he hartado de los poeta, los antiguos y los nuevos, me parecen to-
dos superficiales, todos mares huecos. No han pensado con suficiente
profundidad: por lo tanto no han sentido hondamente...
El espíritu del poeta quiere espectadores iAunque sólo sean búfalos!
Está haciendo una diferencia entre el poeta y el místico. El místico puede ser un poeta, el poeta puede ser un místico, pero no es necesariamente así.
Un poeta puede ser solamente un poeta, cuando un poeta es sólo un -poeta, es un exhibicionista, quiere que la gente escuche su poesía, sus canciones, quiere que la gente lo aprecie. No le importa quién es la gente... aunque sean búfalos.
He oído acerca de un ladrón que fue atrapado robando y fue llevado a la corte. El magistrado le preguntó: "¿A qué hora entraste a la casa?".
El dijo: "Deben haber sido más o menos las diez de la noche".
"Entonces, ¿qué estuviste haciendo en la casa hasta las seis de la mañana?".
Respondió: "No me lo pregunte... estuve atrapado allí. No tenía idea de que allí vive un poeta. El me dijo: "Olvídate de salir, siéntate". Y yo, siendo un ladrón, tenía miedo, así que me senté y él empezó a recitar su última poesía. Le dije muchas veces que me tenía que ir, pero él me decía: "Puedes irte a la mañana, no hay apuro, pero tienes que escuchar todos mis poemas, yo sé que eres un ladrón y que has venido a mi casa a robar; si escuchas mis poemas no te denunciaré a la policía, ya habrás tenido demasiado castigo". Y él no me iba a denunciar, hasta me ofreció té, yo me estaba yendo y llegó la policía. Si quieres castigarme, puedes hacerlo, pero ya he recibido mi castigo y no he robado nada, sólo por entrar a su casa... Si deseas castigar a alguien más, siempre puedes decirle que vaya a la casa del poeta, ¡es una tortura! ¡Y escuchar su poesía toda la noche! Puedes entender, estuve en la cárcel antes pero nunca sufrí tanto".
Los poetas están continuamente buscando a alguien para que los aprecie. Su única alegría es una sutil satisfacción del ego.
Zarathustra tiene razón: está harto, cansado de los poetas.
Pero cuando un místico habla a través de la poesía es algo totalmente diferente. Su preocupación no es la poesía, su preocupación no es que lo aprecies, su preocupación no es tu aplauso, su única preocupación es que, a través de la poesía, algo pueda llegar a tu corazón, como una semilla.
Pero me he hastiado de este espíritu y veo venir el día en que él mismo
se hastiará de sí. Ya he visto transformarse a los poetas, los he visto dirigir
sus miradas contra sí mismos. He visto aparecer penitentes del espíritu:
han salido de los poetas.
Está diciendo que si un poeta se harta de su propia poesía y en vez de buscar que otro lo aprecie, comienza a mirarse a sí mismo, está muy cerca de transformarse en un místico.
El poeta no deberá ser un poeta, su destino puede ser completo solamente si se transforma en un místico. Un poeta está interesado en otros, un místico está explorando su propio ser. El poeta dice cosas que apreciarás, el místico dice cosas que ha encontrado en las profundidades de su propio ser y las dice para que tal vez creen en ti una urgencia por buscar y explorar.
...ASÍ HABLABA ZARATHUSTRA