Pregunta Segunda
¿Qué relación hay entre medicina y meditación?
La
palabra «meditación» y la palabra «medicina» provienen de la misma raíz.
Medicina significa aquello que sana lo físico; meditación significa aquello que
sana lo espiritual. Ambas son
poderes curativos.
Otra cosa a recordar: las palabras inglesas «healing» [sanar, curar] y «whole» [todo, completo] también provienen de la misma raíz. Sanarse significa ser un todo, estar completo, que no falta nada. Otra derivación de la misma raíz, la palabra «holy», significa sagrado. Sano, completo y sagrado no son diferentes en su raíz.
La meditación te sana, te hace íntegro, y estar íntegro es ser sagrado. La santidad no tiene nada que ver con vincularse a una religión, con pertenecer a una iglesia. Simplemente significa que dentro de ti estás entero, completo; no falta nada, estás colmado. Eres aquello que la existencia quiere que seas. Has realizado tu potencial...
La religión es un viaje hacia el interior y la meditación es el camino. Lo que la meditación hace es llevarte, llevar tu consciencia, al nivel más profundo que sea posible. Incluso tu propio cuerpo se vuelve algo externo. Incluso tu mente se vuelve algo externo. Incluso tu corazón -el cual está muy cerca del centro de tu ser se vuelve externo. Cuando tu cuerpo, tu mente y tu corazón, los tres, son vistos como algo externo, has llegado al propio centro de tu existencia.
Esta llegada al centro es una tremenda explosión que lo transforma todo. Nunca volverás a ser el mismo, porque ahora sabes que el cuerpo es sólo la envoltura exterior; la mente es un poco más interior, pero no es tu centro interior; el corazón es un poco más interior todavía, pero tampoco es tu centro interior. Te has desidentificado de los tres.
Por primera vez empiezas a sentirte cristalizado... no esa vieja persona así-asá que siempre has sido. Por primera vez empiezas a sentir una tremenda energía, una energía inextinguible de la cual no eras consciente. Ahora sabes que la muerte solamente afecta al cuerpo, a la mente, al corazón, pero no a ti.
Tú eres eterno. Siempre has estado aquí y siempre estarás aquí, en formas diferentes y al final en un estado sin forma, pero no puedes ser destruido, eres indestructible. Eso te libera de todo miedo. Y la desaparición del miedo es la aparición de la libertad. La desaparición del miedo es la aparición del amor. Ahora puedes compartir. Puedes dar tanto como quieras, porque ahora te hallas en el manantial inextinguible de las aguas vivas...
La meditación te hace íntegro, te hace sagrado y te vuelve una fuente inextinguible para todos los que están hambrientos, sedientos, buscando, tanteando en la oscuridad. Te vuelves una luz... La meditación es el camino de la maestría de tu propio ser. No se precisa de ningún Dios, de ningún credo, de ningún libro sagrado. Nadie necesita convertirse en un cristiano, en un judío, en un hindú, todo eso es puro disparate. Todo lo que se requiere es encontrar tu centro, y la meditación es la forma más simple de encontrarlo.
Te hará íntegro, espiritualmente sano, y te volverá tan rico espiritualmente que podrás destruir la pobreza espiritual del mundo. Y la verdadera pobreza es esa. La pobreza física -de alimento, ropa y hogar- puede remediarse fácilmente con ayuda de la ciencia y la tecnología, pero la ciencia y la tecnología no pueden darte la felicidad, eso está fuera de su alcance. Podrás tener todo lo que el mundo te pueda ofrecer, pero si no tienes paz, serenidad, silencio, éxtasis, seguirás siendo pobre. De hecho, sentirás más que nunca tu pobreza porque el contraste estará ahí. Tal vez vivas en un palacio dorado, pero sabes que eres un mendigo. El palacio dorado será un contraste: ahora puedes ver que dentro de ti no hay nada, que simplemente estás vacío.
Por eso, a medida que la humanidad se vuelve más inteligente, más madura, más gente empieza a sentir que la vida no tiene sentido, más gente empieza a sentir que la vida es accidental, que es fútil seguir viviendo.
Las últimas conclusiones de la filosofía occidental indican que quizá el suicidio sea la única solución. Obviamente, si tienes a tu alcance todo lo externo que el mundo te puede ofrecer pero no conoces tu mundo interior, el suicidio te parecerá la única solución.
La meditación puede enriquecerte interiormente. Entonces el suicidio está fuera de lugar; aun cuando quieras destruirte, no hay forma. Tu ser es indestructible. Y conocer esta inmortalidad te da una gran libertad: de la muerte, de la enfermedad, de la vejez. Todo ello vendrá y pasará, pero tú permanecerás intacto... Tu salud interior está más allá de toda enfermedad.
Y está ahí, aguardando tan sólo a ser descubierta.
La ciencia médica, la fisiología o la psicología están muy inmaduras en el sentido de que sólo trabajan en la superficie del ser humano, no han encontrado un camino que lleve al centro del hombre. Y debido a que no aceptan la existencia de alguna consciencia más allá de la mente, de alguna consciencia más allá de la muerte, están completamente cerradas, llenas de prejuicios y en contra del tremendo esfuerzo que los místicos han realizado por encontrar el centro de la consciencia.
A menudo el diagnóstico de un fisiólogo o un médico es absolutamente erróneo por la simple razón de que su visión no es suficientemente amplia. Su visión del hombre se reduce a la materia; para ellos la mente es sólo un subproducto de la materia, un fenómeno sombrío más allá del cual no hay nada más, nada eterno, nada que pueda permanecer por siempre. Han fabricado una imagen que provoca la desesperación de la gente inteligente. Y debido a este rechazo, su enfoque no es científico; es tan supersticioso como cualquier otro fanatismo religioso o político.
La ciencia no tiene legitimidad para negar la consciencia a menos que explorara el espacio interior de la consciencia humana y encontrara que no es nada más que un conglomerado de sueños, que no es una realidad sino una sombra.
Pero no lo han explorado; simplemente lo han dado por asumido. El materialismo es la asunción de la superstición del mundo de la ciencia, al igual que Dios, el cielo y el infierno son las supersticiones del mundo de la religión.
La ciencia no es todavía una ciencia pura, y no puede serlo porque el científico todavía no es inocente, imparcial, libre de prejuicios, no está dispuesto a buscar la verdad a pesar de sí mismo y de sus condicionamientos.