LA AUTOINDAGACION
LA
AUTOINDAGACIÓN
(VICHARASANGRAHAM)
DE
Bhagavan
Sri
Ramana
Maharshi
La presente obra en prosa consiste en cuarenta preguntas y respuestas que cubren todo el rango de disciplinas espirituales requeridas para obtener la liberación (moksha). El que pregunta fue Gambhiram Seshayya, uno de los primeros devotos de Bhagavan Sri Ramana Maharshi. Era Supervisor Municipal en Tiruvannamalai en torno al año 1900. Además de ser un ardiente Ramabhakta (adorador de Rama), estaba interesado en el estudio y práctica del Yoga. Solía leer las conferencias de Swami Vivekananda sobre los diferentes yogas, así como también una traducción inglesa del Rama-gita. Para resolver las dificultades que encontraba cuando estudiaba estos libros y en sus prácticas espirituales, acudía a visitar a Bhagavan Sri Ramana de vez en cuando. Bhagavan, que sólo tenía veintiún años de edad, estaba viviendo entonces en la cueva de Virupaksha en la colina de Arunachala. Como en aquel momento guardaba silencio, no debido a que hubiera hecho algún voto, sino debido a que no se sentía inclinado a hablar, escribió sus respuestas a las preguntas de Seshayya en pedazos de papel. Estos escritos, que abarcan el periodo de 1900-1902, fueron copiados más tarde por Seshaya en un libro de notas. El material recogido así fue publicado por el Sri Ramanasramam bajo el título de Vichara-sangraham, que significa literalmente «Un Compendio de Autoindagación». Un resumen de la enseñanza contenida en esta obra se imprimió posteriormente en inglés con el título «Autoindagación». En esa versión inglesa se omitieron las preguntas y se ofreció la sustancia de la enseñanza de Bhagavan, clasificándola en doce capítulos cortos con sus encabezamientos apropiados. La presente traducción inglesa es la del texto original completo del Vichara-sangraham, tal como está en lengua tamil. El Vichara-sangraham tiene un valor único en el sentido de que constituye el primer conjunto de instrucciones dadas por Bhagavan de su propio puño y letra.
Un
estudio
cuidadoso
de
las
instrucciones
dadas
por
Bhagavan
aquí,
revelará
que
se
basan
en
su
propia
experiencia
plena,
según
lo
confirman
los
textos
sagrados
que
sometieron
a
su
atención
los
primeros
devotos,
y
que
él
examinó
con
el
propósito
de
aclarar
las
dudas
que
surgían
en
la
mente
de
éstos.
En
el
transcurso
de
sus
instrucciones,
Bhagavan
hace
uso
de
expresiones
como
«las
escrituras
declaran»,
«así
dicen
los
sabios»,
etc.;
también
cita
pasajes
de
textos
como
la
Bhagavad-gita
y
el
Vivekachudamani,
y
una
vez
hace
alusión
por
su
nombre
al
Ribhu-gita.
Pero
resulta
muy
evidente
que
estas
citas
se
ofrecen
sólo
como
confirmaciones
de
la
verdad
descubierta
por
Bhagavan
mismo
en
su
propia
experiencia.
La
enseñanza
básica
es
la
del
Vedanta
Advaita.
La
experiencia
plena
del
Sí
mismo
es
la
meta;
la
indagación
en
la
naturaleza
del
Sí
mismo
es
el
medio.
Cuando
la
mente
identifica
el
Sí
mismo
con
el
no-sí
mismo
(el
cuerpo,
etc.),
hay
esclavitud;
cuando
esta
identificación
falsa
es
eliminada
a
través
de
la
indagación
«¿Quién
soy
yo?»,
hay
liberación.
Así
pues,
la
Autoindagación
es
la
vía
directa
enseñada
por
Bhagavan
Ramana.
La
experiencia
«yo»
es
común
a
todas
las
personas.
De
todos
los
pensamientos,
el
pensamiento
«yo»
es
el
primero
que
surge.
Lo
que
uno
tiene
que
hacer
es
indagar
la
fuente
del
pensamiento
«yo».
Éste
es
el
proceso
inverso
de
lo
que
acontece
ordinariamente
en
la
vida
de
la
mente.
La
mente
indaga
en
la
constitución
y
origen
de
todo,
que,
al
someterse
a
examen,
se
encontrará
que
es
su
propia
proyección;
no
reflexiona
sobre
sí
misma
ni
sigue
su
propio
rastro
hasta
su
fuente.
El
descubrimiento
del
Sí
mismo
puede
ser
obtenido
dando
a
la
mente
un
giro
hacia
adentro.
Esto
no
ha
de
ser
confundido
con
la
introspección
de
la
que
hablan
los
psicólogos.
La
Autoindagación
no
es
la
inspección
por
parte
de
la
mente
de
sus
propios
contenidos;
es
seguir
el
rastro
del
primer
modo
de
la
mente,
el
pensamiento
«yo»,
hasta
su
fuente,
que
es
el
Sí
mismo.
Cuando
hay
indagación
adecuada
y
persiste,
el
pensamiento
«yo»
también
cesa
y
hay
la
iluminación
sin
palabras
de
la
forma
«yo—yo»,
que
es
la
consciencia
pura.
Esto
es
liberación,
la
liberación
de
la
esclavitud.
El
método
por
el
que
se
obtiene
esto,
como
ya
se
ha
mostrado,
es
la
indagación,
que,
en
el
Vedanta,
se
llama
jnana,
conocimiento.
La
devoción
(bhakti),
la
meditación
(dhyana)
y
la
concentración
(yoga)
son
idénticas
a
él.
Como
Bhagavan
lo
aclara
perfectamente,
no
olvidar
la
experiencia
plena
del
Sí
mismo
es
la
devoción
verdadera,
el
control
mental,
el
conocimiento,
y
todas
las
demás
austeridades.
En
el
lenguaje
de
la
devoción,
la
meta
final
puede
describirse
como
la
disolución
de
la
mente
en
su
fuente,
que
es
Dios,
el
Sí
mismo.
En
el
lenguaje
del
yoga
técnico,
puede
describirse
como
la
disolución
de
la
mente
en
el
loto
del
Corazón.
Éstos
son
sólo
diferentes
maneras
de
expresar
la
misma
verdad.
La
vía
de
la
Autoindagación
es
encontrada
difícil
por
aquellos
que
no
han
adquirido
la
competencia
necesaria
para
ello.
La
mente
debe
ser
hecha
primero
pura
y
concentrada.
Esto
se
hace
a
través
de
la
meditación.
Así
pues,
las
diferentes
vías,
en
su
sentido
secundario,
son
auxiliares
a
la
vía
directa,
que
es
la
Autoindagación.
En
este
contexto,
Bhagavan
se
refiere
a
tres
grados
de
aspirantes:
el
más
alto,
el
medio
y
el
más
bajo.
Para
el
tipo
más
alto
de
aspirantes,
la
vía
prescrita
es
la
indagación
Vedanta;
a
través
de
esta
vía,
la
mente
deviene
quiescente
en
el
Sí
mismo
y
finalmente
cesa
de
ser,
dejando
la
pura
experiencia
del
Sí
mismo
sin
mancha
y
resplandeciente.
La
vía
para
el
aspirante
medio
es
la
meditación
en
el
Sí
mismo;
la
meditación
consiste
en
dirigir
un
flujo
continuo
de
la
mente
hacia
el
mismo
objeto;
hay
diversos
modos
de
meditación;
el
mejor
modo
es
el
de
la
forma
«Yo
soy
el
Sí
mismo»;
este
modo
culmina
eventualmente
en
la
realización
del
Sí
mismo.
Para
el
tipo
de
aspirante
más
bajo,
la
disciplina
que
resulta
útil
es
el
control
del
soplo,
que,
a
su
vez,
resulta
en
el
control
de
la
mente.
Bhagavan
explica
así
la
diferencia
entre
jnana-yoga
(la
vía
del
conocimiento)
y
dhyana-yoga
(la
vía
de
la
meditación):
jnana
es
como
amansar
a
un
toro
obstinado
engatusándole
con
la
ayuda
de
un
manojo
de
hierba
fresca,
mientras
que
dhyana
es
como
controlarlo
usando
la
fuerza.
Lo
mismo
que
en
el
dhyana-yoga
hay
ocho
divisiones,
así
también
hay
ocho
divisiones
en
el
jnana-yoga.
Las
de
este
último
están
más
próximas
a
la
etapa
final
que
las
del
primero.
Por
ejemplo,
mientras
que
el
pranayama
del
yoga
técnico
consiste
en
regular
y
contener
el
soplo,
el
pranayama
que
pertenece
al
jnana
consiste
en
rechazar
el
mundo
de
los
nombres
y
las
formas,
que
es
no
real,
y
en
realizar
lo
Real,
que
es
Existencia-Consciencia-Felicidad.
La
realización
del
Sí
mismo
puede
ser
obtenida
en
esta
misma
vida.
De
hecho,
la
Realización
del
Sí
mismo
no
es
algo
que
haya
que
obtener
como
si
fuera
nuevo.
Nosotros
somos
ya
el
Sí
mismo;
sólo
el
Sí
mismo
es.
Es
la
ignorancia
la
que
nos
hace
imaginar
que
nosotros
no
hemos
realizado
el
Sí
mismo.
Cuando
esta
ignorancia
es
eliminada
a
través
del
conocimiento
del
Sí
mismo,
nosotros
realizamos
nuestra
eterna
Autonaturaleza.
Al
que
ha
obtenido
esta
realización
se
le
llama
un
jivan-mukta
(liberado
en
vida).
Para
los
demás,
puede
parecer
que
él
continúa
teniendo
un
cuerpo.
Se
dice
que
para
beneficio
de
esos
otros,
el
cuerpo
continuará
mientras
dure
el
residuo
del
prarabdha-karma
(ese
karma
del
pasado
que
ha
comenzado
a
fructificar
en
la
forma
del
cuerpo
presente),
y
que
cuando
llegue
el
momento,
el
cuerpo
morirá
y
el
jivan-mukta
devendrá
un
videha-mukta.
Pero
desde
el
punto
de
vista
de
la
verdad
absoluta
no
hay
ninguna
diferencia
en
mukti.
Lo
que
hay
que
comprender,
es
que
mukti
o
liberación
es
la
naturaleza
inalienable
del
Sí
mismo.
Esto,
en
esencia,
es
la
enseñanza
de
Bhagavan
Sri
Ramana
en
el
Vichara-sangraham.
Universidad de Madrás,
15 de Noviembre de 1965
Madrás, 18 de enero de 1971
¿Hay
alguna
forma
de
adorar
a
lo
Supremo,
que
es
todo,
excepto
permaneciendo
firmemente
como
«eso»?
1
Maestro:
Aparte
de
la
afirmación
del
Veda
de
que
dondequiera
que
hay
cuerpo
hay
miseria,
ésta
es
también
la
experiencia
directa
de
todas
las
gentes;
por
consiguiente,
uno
debe
indagar
en
la
verdadera
naturaleza
de
uno,
que
es
siempre
sin
cuerpo,
y
debe
permanecer
como
tal.
Éste
es
el
medio
de
obtener
ese
estado.
2
M:
Experiencias
tales
como
«Yo
fui;
yo
vine;
yo
era;
yo
hice»
vienen
naturalmente
a
todos.
¿No
es
evidente,
por
estas
experiencias,
que
la
consciencia
«yo»
es
el
sujeto
de
esos
diferentes
actos?
Indagar
en
la
verdadera
naturaleza
de
esa
consciencia,
y
permanecer
como
uno
mismo,
es
la
manera
de
comprender,
a
través
de
la
indagación,
la
verdadera
naturaleza
de
uno.
3
M:
Las
acciones
tales
como
«ir»
y
«venir»
pertenecen
solo
al
cuerpo.
Y
así,
cuando
uno
dice
«Yo
fui,
yo
vine»,
eso
equivale
a
decir
que
el
cuerpo
es
«yo».
¿Pero,
puede
decirse
que
el
cuerpo
es
la
consciencia
«yo»,
puesto
que
el
cuerpo
no
era
antes
de
nacer,
está
hecho
de
los
cinco
elementos,
es
no
existente
en
el
estado
de
sueño
profundo,
y
deviene
un
cadáver
cuando
muere?
¿Puede
decirse
que
este
cuerpo
que
es
inerte
como
un
tronco
de
madera
brilla
como
«yo—yo»?
Por
consiguiente,
a
la
consciencia
«yo»
que
surge
primero
respecto
al
cuerpo,
se
la
llama
diversamente
como
auto-orgullo
(tarbodham),
egoidad
(ahankara),
nesciencia
(avidya),
maya,
impureza
(mala)
y
alma
individual
(jiva).
¿Podemos
nosotros
permanecer
sin
indagar
sobre
esto?
¿No
es
para
nuestra
redención
a
través
de
la
indagación
por
lo
que
todas
las
escrituras
declaran
que
la
destrucción
del
«auto-orgullo»
es
la
liberación
(mukti)?
Por
consiguiente,
haciendo
que
el
cuerpo-cadáver
permanezca
como
un
cadáver,
y
sin
pronunciar
siquiera
la
palabra
«yo»,
uno
debe
indagar
agudamente
así:
«¿Qué
es
lo
que
surge
como
“yo”?».
Entonces,
brillará
en
el
Corazón
una
suerte
de
iluminación
sin
palabras,
en
la
forma
«yo—yo».
Es
decir,
brillará
por
sí
misma
la
consciencia
pura,
que
es
ilimitada
y
una,
una
vez
desaparecidos
los
pensamientos
limitados
y
múltiples.
Si
uno
permanece
quiescente
sin
abandonar
esa
(experiencia),
serán
totalmente
destruidos
la
egoidad,
el
sentido
individual
en
la
forma
«yo
soy
el
cuerpo»,
y
finalmente,
el
pensamiento
final,
es
decir,
la
forma
«yo»,
también
será
extinguida
como
el
fuego
que
quema
el
alcanfor*.
Los
grandes
sabios
y
las
escrituras
declaran
que
sólo
esto
es
la
liberación.
4
5
M:
Es
en
el
cuerpo
grosero
donde
subsisten
los
otros
cuerpos.
En
la
falsa
creencia
en
la
forma
«yo
soy
el
cuerpo»
están
incluidos
los
tres
cuerpos,
que
consisten
en
las
cinco
envolturas.
Y
la
destrucción
de
la
falsa
creencia
de
la
sí
mismidad
en
el
cuerpo
grosero,
es,
ella
misma,
la
destrucción
de
la
falsa
creencia
de
la
sí
mismidad
en
los
otros
cuerpos.
Así
pues,
la
indagación
es
el
medio
para
la
eliminación
de
la
falsa
creencia
de
la
sí
mismidad
en
los
tres
cuerpos.
6
M:
En
los
libros
que
explican
la
naturaleza
de
la
mente,
se
afirma
esto:
«La
mente
está
formada
por
la
concreción
de
la
porción
sutil
del
alimento
que
comemos;
crece
con
las
pasiones
tales
como
el
apego
y
la
aversión,
el
deseo
y
la
cólera;
siendo
el
agregado
de
la
mente,
el
intelecto,
la
memoria
y
la
egoidad,
recibe
el
nombre
colectivo
singular
de
“mente”;
las
características
que
asume
son
el
pensamiento,
la
determinación,
etc.;
puesto
que
es
un
objeto
de
la
consciencia
(el
sí
mismo),
es
lo
que
se
ve,
y
es
inerte;
aunque
es
inerte,
parece
como
si
fuera
consciente
debido
a
la
asociación
con
la
consciencia
(como
una
bola
de
hierro
al
rojo);
es
limitada,
no-eterna,
partida
y
cambiante
como
la
cera,
el
oro,
la
llama,
etc.;
es
de
la
naturaleza
de
todos
los
elementos
(de
la
existencia
fenoménica);
su
lugar
es
el
loto
del
corazón,
lo
mismo
que
los
lugares
de
los
sentidos
de
la
vista,
etc.,
son
los
ojos,
etc.;
es
el
adjunto
del
alma
individual,
que
piensa
en
un
objeto,
se
transforma
a
sí
misma
en
un
modo,
y
junto
con
el
conocimiento
que
está
en
el
cerebro,
fluye
a
través
de
los
cinco
canales
de
los
sentidos,
se
une
a
los
objetos
por
medio
del
cerebro
(que
está
asociado
con
el
conocimiento),
y
así
conoce
y
experimenta
los
objetos
y
obtiene
la
satisfacción.
Esa
sustancia
es
la
mente».
Lo
mismo
que
a
una
y
la
misma
persona
se
le
llama
por
diferentes
nombres
según
las
diversas
funciones
que
desempeña,
así
también
una
y
la
misma
mente
es
llamada
por
diferentes
nombres:
mente,
intelecto,
memoria
y
egoidad,
como
consecuencia
de
la
diferencia
en
sus
modos
—y
no
debido
a
ninguna
diferencia
real.
La
mente
misma
es
la
forma
de
todo,
es
decir,
del
alma,
de
Dios
y
del
mundo;
cuando
deviene
de
la
forma
del
Sí
mismo,
a
través
del
conocimiento,
hay
liberación,
la
cual
es
de
la
naturaleza
del
Brahman:
ésta
es
la
enseñanza.
7
M:
Es
cierto
que
se
afirma
que
la
garganta
es
la
ubicación
de
la
mente,
el
rostro
o
el
corazón
la
del
intelecto,
el
ombligo
la
de
la
memoria
y
el
corazón
o
sarvanga
la
de
la
egoidad;
aunque
se
les
diferencie
así,
sin
embargo,
para
el
agregado
de
éstos,
que
es
la
mente
u
órgano
interno,
la
ubicación
es
sólo
el
corazón.
Esto
se
declara
concluyentemente
en
las
escrituras.
8
9
10
11
M:
Puesto
que
el
guna-sattva
(el
constituyente
de
prakriti
que
inclina
a
la
pureza,
a
la
inteligencia,
etc.)
es
la
naturaleza
de
la
mente,
y
puesto
que
la
mente
es
pura
e
impoluta
como
el
éter,
lo
que
se
llama
mente
es,
en
verdad,
de
la
naturaleza
del
conocimiento.
Cuando
está
en
ese
estado
natural
(es
decir,
puro),
ni
siquiera
tiene
el
nombre
de
«mente».
Es
sólo
el
conocimiento
erróneo,
que
confunde
uno
con
otro,
lo
que
se
llama
mente.
Lo
que
era
(originalmente)
la
pura
mente
sattva,
de
la
naturaleza
del
puro
conocimiento,
olvida
su
naturaleza-conocimiento
debido
a
la
nesciencia,
se
transforma
en
el
mundo
bajo
la
influencia
del
guna-tamas
(es
decir,
el
constituyente
de
prakriti
que
inclina
al
torpor,
la
inercia,
etc.),
está
bajo
la
influencia
del
guna-rajas
(es
decir,
el
constituyente
de
prakriti
que
inclina
a
la
actividad,
las
pasiones,
etc.),
imagina
«soy
el
cuerpo,
etc.;
el
mundo
es
real»,
adquiere
el
consecuente
mérito
y
demérito
a
través
del
apego,
la
aversión,
etc.,
y
a
través
de
las
impresiones
residuales
(vasanas)
de
esto,
padece
el
nacimiento
y
la
muerte.
Pero
la
mente
que
se
ha
deshecho
de
su
contaminación
(pecado)
a
través
de
la
acción
sin
apego
cumplida
en
muchas
vidas
pasadas,
escucha
la
enseñanza
de
la
escritura
de
un
verdadero
guru,
reflexiona
sobre
su
significado
y
medita
para
obtener
el
estado
natural
del
modo
mental
de
la
forma
del
Sí
mismo,
es
decir,
de
la
forma
«Yo
soy
el
Brahman»,
que
es
el
resultado
de
la
contemplación
continuada
del
Brahman.
Así
será
eliminada
la
transformación
de
la
mente
en
el
mundo
bajo
el
aspecto
del
guna
tamas,
y
su
errancia
en
él,
bajo
el
aspecto
del
guna
rajas.
Cuando
esta
eliminación
tiene
lugar,
la
mente
deviene
sutil
e
inmutable.
Sólo
por
la
mente
que
es
impura
y
que
está
bajo
la
influencia
de
rajas
y
tamas,
la
Realidad
(es
decir,
el
Sí
mismo),
que
es
muy
sutil
y
sin
cambio,
no
puede
ser
experimentada;
lo
mismo
que
una
pieza
de
tela
de
seda
fina
no
puede
ser
cosida
con
una
barra
pesada,
o
como
los
detalles
de
objetos
sutiles
no
pueden
ser
distinguidos
por
la
luz
de
la
llama
de
una
lámpara
que
parpadea
en
el
viento.
Pero
en
la
mente
pura
que
se
ha
vuelto
sutil
e
inmutable
por
la
meditación
descrita
arriba,
la
felicidad
del
Sí
mismo
(es
decir,
el
Brahman)
deviene
manifiesta.
Como
sin
mente
no
puede
haber
experiencia,
a
la
mente
purificada,
dotada
con
el
modo
extremadamente
sutil
(vritti),
le
es
posible
experimentar
la
felicidad
del
Sí
mismo,
permaneciendo
en
esa
forma
(es
decir,
en
la
forma
del
Brahman).
Entonces,
se
experimenta
claramente
que
el
sí
mismo
de
uno
es
de
la
naturaleza
del
Brahman.
12
M:
Un
brahmín
puede
representar
diversos
papeles
en
un
drama;
sin
embargo,
el
pensamiento
de
que
es
un
brahmín
no
deja
su
mente.
Similarmente,
cuando
uno
está
ocupado
en
diversos
actos
empíricos,
debe
estar
con
la
firme
convicción
«Soy
el
Sí
mismo»,
sin
permitir
que
surja
la
idea
falsa
«Yo
soy
el
cuerpo,
etc.»
Si
la
mente
se
desvía
de
su
estado,
entonces,
inmediatamente,
uno
debe
indagar,
«¡Oh,
oh!;
¡Nosotros
no
somos
el
cuerpo
etc.!
¿Quién
somos?»
y
así
uno
debe
reinstalar
la
mente
en
ese
estado
(puro).
La
indagación
«¿Quién
soy
yo?»
es
el
medio
principal
para
la
eliminación
de
toda
la
miseria
y
para
la
obtención
de
la
felicidad
suprema.
Cuando,
de
esta
manera,
la
mente
deviene
quiescente
en
su
propio
estado,
la
experiencia
del
Sí
mismo
surge
por
sí
sola
sin
ningún
obstáculo.
En
adelante,
los
placeres
y
sufrimientos
sensoriales
no
afectarán
a
la
mente.
Todos
(los
fenómenos)
aparecerán
entonces,
sin
apego,
como
un
sueño.
No
olvidar
nunca
la
propia
experiencia
plena
del
Sí
mismo
es
la
verdadera
bhakti
(devoción),
el
verdadero
yoga
(control
de
la
mente),
el
verdadero
jnana
(conocimiento)
y
todas
las
demás
austeridades.
Así
dicen
los
sabios.
13
M:
Después
de
que
a
la
mente
se
la
ha
hecho
permanecer
en
el
Sí
mismo,
que
es
su
Deidad,
y
de
que
se
ha
hecho
indiferente
a
los
asuntos
empíricos
debido
a
que
no
se
aleja
del
Sí
mismo,
¿cómo
puede
la
mente
pensar
como
se
menciona
arriba?
¿No
constituyen
tales
pensamientos
la
esclavitud?
Cuando
surgen
tales
pensamientos
debido
a
las
impresiones
residuales
(vasanas),
uno
debe
impedir
a
la
mente
que
fluya
de
esa
manera,
esforzándose
para
retenerla
en
el
estado
del
Sí
mismo,
y
haciendo
que
se
vuelva
indiferente
a
los
asuntos
empíricos.
Uno
no
debe
dar
cabida
en
la
mente
a
pensamientos
tales
como:
«¿Es
esto
bueno?
o,
¿Es
eso
bueno?
¿Puede
hacerse
esto?
o,
¿Puede
hacerse
eso?»
Uno
debe
estar
vigilante
incluso
antes
de
que
tales
pensamientos
surjan,
y
hacer
que
la
mente
permanezca
en
su
estado
original.
Si
se
le
da
la
más
mínima
oportunidad,
esa
mente
(perturbada)
nos
hará
daño
mientras
se
presenta
como
nuestro
amigo;
como
el
enemigo
que
parece
ser
un
amigo,
ella
nos
hará
caer.
¿Acaso
no
surgen
tales
pensamientos,
y
causan
un
mal
cada
vez
mayor,
porque
uno
olvida
su
propio
Sí
mismo?
Aunque
es
verdadero
que
pensar
a
través
de
la
discriminación,
«yo
no
hago
nada;
todas
las
acciones
son
cumplidas
por
los
instrumentos»,
es
un
medio
de
impedir
que
la
mente
fluya
por
los
pensamientos
vasanas,
¿no
se
sigue
también
que
sólo
si
la
mente
fluye
por
los
pensamientos
vasanas
debe
ser
contenida
a
través
de
la
discriminación
como
se
ha
afirmado
antes?
¿Puede
la
mente
que
permanece
en
el
estado
del
Sí
mismo,
pensar
como
«yo»,
y
como
«yo
actúo
empíricamente
de
tal
y
tal
manera?»
Por
todos
los
medios
posibles
uno
debe
esforzarse
gradualmente
para
no
olvidar
el
propio
Sí
mismo
(verdadero)
de
uno,
que
es
Dios.
Si
se
obtiene
eso,
todo
estará
cumplido.
La
mente
no
debe
ser
dirigida
a
ningún
otro
asunto.
Aunque
uno
pueda
desempeñar,
como
una
persona
insensata,
las
acciones
que
son
el
resultado
del
prarabdha-karma,
uno
debe
mantener
la
mente
en
el
estado
del
Sí
mismo
sin
dejar
que
surja
el
pensamiento
«yo
hago».
¿No
han
cumplido
innumerables
bhaktas
(devotos)
sus
numerosas
funciones
empíricas
con
una
actitud
de
indiferencia?
14
M:
Sannyasa
es
sólo
la
renuncia
al
pensamiento
«yo»,
y
no
el
rechazo
de
los
objetos
externos.
El
que
ha
renunciado
así
(al
pensamiento
«yo»)
permanece
el
mismo,
ya
esté
sólo,
o
en
medio
del
extenso
samsara
(mundo
empírico).
Lo
mismo
que
cuando
la
mente
está
concentrada
en
algún
objeto,
no
observa
otras
cosas,
aunque
puedan
estar
próximas,
así
también,
aunque
el
sabio
pueda
hacer
numerosos
actos
empíricos,
en
realidad
no
hace
nada,
porque
hace
que
la
mente
repose
en
el
Sí
mismo
sin
dejar
que
surja
el
pensamiento
«yo».
Lo
mismo
que
en
un
sueño
puede
parecer
que
uno
cae
cabeza
abajo,
aunque
en
realidad
uno
está
inmóvil,
así
también
la
persona
ignorante,
es
decir,
la
persona
para
quien
el
pensamiento
«yo»
no
ha
cesado,
aunque
permanezca
sola
en
meditación
constante,
es
de
hecho
el
que
hace
todas
las
acciones
empíricas*.
Así
han
dicho
los
sabios.
15
M:
Drik (Conocedor) |
Drisya
(Objeto
conocido) |
1 El veedor |
Vasija
(es
decir,
el
objeto
visto) |
Además, |
|
2.
El
órgano
del
ojo |
Cuerpo,
Vasija,
etc. |
3.
El
sentido
de
la
vista |
El
órgano
del
ojo |
4.
La
mente |
El
sentido
de
la
vista |
5.
El
alma
individual |
La
mente |
6.
Consciencia
(el
Sí
mismo) |
El
alma
individual |
Como se muestra en este esquema, puesto que nosotros, la consciencia, conocemos todos los objetos, se dice que nosotros somos drik (el conocedor). Las categorías que acaban en la vasija, son los objetos vistos, puesto que son lo que se conoce. En la tabla de «conocimiento: ignorancia (es decir, conocedor-conocido)» dada aquí, entre los conocedores y los objetos del conocimiento, se ve que uno es conocedor en relación a otro; sin embargo, puesto que uno es objeto en relación a otro, ninguna de esas categorías es, en realidad, el conocedor. Aunque nosotros decimos que somos el «conocedor» porque conocemos todo, y no lo «conocido» porque nosotros no somos conocidos por nada más, se dice que nosotros somos el «conocedor» sólo en relación a los objetos conocidos. Sin embargo, en verdad, lo que se llama lo «conocido» no es aparte de nosotros. Y así nosotros somos la Realidad que trasciende a esos dos (el conocedor y lo conocido). Todas las demás entran dentro de las categorías de conocedor-conocido.
16
M:
El
ejemplo
|
Lo
ejemplificado |
1.
La
bola
de
hierro |
La
egoidad |
2.
La
bola
de
hierro
al
rojo |
El
alma,
que
aparece
como
una
sobreimposición
sobre
el
Sí
mismo |
3.
El
fuego
que
está
en
la
bola
de
hierro
al
rojo |
La
luz
de
la
consciencia,
es
decir,
el
Brahman
inmutable,
que
brilla
en
el
alma
de
todos
|
4.
La
llama
de
fuego
que
queda
|
El
Brahman
omnipenetrante
que
queda
como
uno
|
Por
estos
ejemplos,
estará
claro
cómo
han
de
ser
identificados
la
egoidad,
el
alma,
el
presenciador
y
el
Omnipresenciador.
Lo
mismo
que
en
la
bola
de
cera
de
un
herrero
están
incluidas
numerosas
y
variadas
partículas
de
metal
y
todas
ellas
parecen
ser
una
misma
bola
de
cera,
así
también
en
el
sueño
profundo,
los
cuerpos
grosero
y
sutil
de
todas
las
almas
individuales
están
incluidos
en
la
maya
cósmica,
que
es
nesciencia,
de
la
naturaleza
de
la
oscuridad
profunda;
y
puesto
que
las
almas
están
disueltas
en
el
Sí
mismo
deviniendo
uno
con
él,
ven
por
todas
partes
sólo
oscuridad.
De
la
oscuridad
del
sueño
profundo
surge
el
cuerpo
sutil,
es
decir,
la
egoidad,
y
de
esa
egoidad
surge
el
cuerpo
grosero.
Cuando
surge
la
egoidad,
aparece
sobreimpuesta
sobre
la
naturaleza
del
Sí
mismo,
como
la
bola
de
hierro
al
rojo.
Así
pues,
sin
el
alma
(jiva),
que
es
la
mente
o
la
egoidad,
que
está
unida
a
la
luz
de
la
Consciencia,
no
hay
ningún
presenciador
del
alma,
es
decir,
el
Sí
mismo,
y
sin
el
Sí
mismo
no
hay
ningún
Brahman,
que
es
el
Omnipresenciador.
Lo
mismo
que
cuando
la
bola
de
hierro
al
rojo
es
trabajada
en
diversas
formas
por
el
herrero,
el
fuego
que
hay
en
ella
no
cambia
por
eso
de
ninguna
manera,
así
también
el
alma
puede
estar
envuelta
en
muchas
experiencias
y
sometida
a
placeres
y
sufrimientos,
y,
sin
embargo,
la
luz
del
Sí
mismo
que
está
en
ella
no
cambia
por
eso
en
lo
más
mínimo,
y,
como
el
éter,
es
el
puro
conocimiento
omnipenetrante
que
es
uno,
y
brilla
en
el
corazón
como
el
Brahman.
17
M:
Lo
mismo
que
se
sabe
que
el
éter
elemental
dentro
de
la
llama
de
una
lámpara
llena
sin
ninguna
diferencia
y
sin
ningún
límite
tanto
el
interior
como
el
exterior
de
la
llama,
así
también
el
éter
del
conocimiento
que
está
dentro
de
la
luz
del
Sí
mismo
en
el
corazón,
llena
sin
ninguna
diferencia
y
sin
ningún
límite
tanto
el
interior
como
el
exterior
de
esa
luz
del
Sí
mismo.
Esto
es
lo
que
se
conoce
como
el
Brahman.
18
M:
El
Ejemplo
|
Lo
Ejemplificado |
(1)
La
lámpara
|
El
Sí
mismo |
(2)
La
puerta |
El
sueño
profundo |
(3)
El
umbral
de
la
puerta |
Mahat-tattva |
(4)
El
muro
interior |
La
nesciencia
o
cuerpo
causal |
(5)
El
espejo |
La
egoidad |
(6)
Las
ventanas |
Los
cinco
órganos
de
los
sentidos
cognoscitivos
|
(7)
La
cámara
interior |
El
sueño
profundo
en
el
que
el
cuerpo
causal
está
manifiesto |
(8)
La
cámara
media |
El
sueño
con
sueños
en
el
que
el
cuerpo
sutil
está
manifiesto |
(9)
El
patio
exterior
|
El
estado
de
vigilia
en
el
que
el
cuerpo
grosero
está
manifiesto |
El
Sí
mismo,
que
es
la
lámpara
(1),
brilla
por
sí
mismo
en
la
cámara
interior,
es
decir,
el
cuerpo
causal
(7),
que
está
dotado
de
nesciencia,
como
el
muro
interior
(4),
y
el
sueño
profundo,
como
la
puerta
(2);
cuando,
por
el
principio
vital,
condicionado
por
el
tiempo,
el
karma,
etc.,
se
abre
la
puerta
del
sueño
profundo,
hay
un
reflejo
del
Sí
mismo
en
el
espejo
de
la
egoidad
(5),
que
está
colocado
cerca
del
umbral
de
la
puerta
—Mahat-tattva;
el
espejo
de
la
egoidad
ilumina
así
la
cámara
media,
es
decir,
el
estado
de
sueño
con
sueños
(8),
y,
a
través
de
las
ventanas,
que
son
los
cinco
órganos
de
los
sentidos
cognoscitivos
(6),
el
patio
exterior,
es
decir,
el
estado
de
vigilia
(9).
Cuando,
nuevamente,
por
el
principio
vital
condicionado
por
el
tiempo,
el
karma,
etc.,
se
cierra
la
puerta
del
sueño
profundo,
cesa
la
egoidad
junto
a
los
estados
de
vigilia
y
de
sueño
con
sueños,
y
sólo
el
Sí
mismo
brilla
siempre.
El
ejemplo
que
acabamos
de
dar
explica
cómo
el
Sí
mismo
es
inmutable,
cómo
hay
diferencia
entre
el
Sí
mismo
y
la
egoidad,
y
cómo
aparecen
los
tres
estados
de
experiencia,
los
tres
cuerpos,
etc.
19
M:
La
razón
es
la
ausencia
de
fuerza
o
concentración
de
la
mente.
20
M:
Los
medios
que
le
hacen
a
uno
cualificado
para
la
indagación
son
la
meditación,
el
yoga,
etc.
Uno
debe
obtener
la
pericia
en
éstos
a
través
de
la
práctica
gradual,
y
asegurar
así
una
corriente
de
modos
mentales
que
es
natural
y
útil.
Cuando
la
mente
que
tiene
esta
manera
deviene
madura
y
escucha
la
presente
indagación,
realiza
de
inmediato
su
verdadera
naturaleza,
que
es
el
Sí
mismo,
y
permanece
en
perfecta
paz,
sin
desviarse
de
ese
estado.
Para
una
mente
que
no
ha
devenido
madura,
la
realización
inmediata
y
la
paz
son
difíciles
de
obtener
a
través
de
la
escucha
de
la
indagación.
No
obstante,
si
uno
practica
los
medios
para
el
control
de
la
mente
por
algún
tiempo,
finalmente
puede
ser
obtenida
la
paz
de
la
mente.
21
22
M:
El
soplo
puede
ser
controlado
ya
sea
por
la
retención
absoluta
del
soplo
(kevala-kumbhaka),
o
por
la
regulación
del
soplo
(pranayama).
23
M:
Es
hacer
que
el
aire
vital
permanezca
firmemente
en
el
corazón
sin
exhalación
ni
inhalación.
Esto
se
obtiene
a
través
de
la
meditación
en
el
principio
vital,
etc.
24
M:
Es
hacer
que
el
aire
vital
permanezca
firmemente
en
el
corazón
a
través
de
la
exhalación,
la
inhalación
y
la
retención,
según
las
instrucciones
dadas
en
los
textos
del
yoga.
25
M:
No
hay
ninguna
duda
de
que
el
control
del
soplo
es
el
medio
para
el
control
de
la
mente,
porque
la
mente,
como
el
soplo,
es
una
parte
del
aire,
debido
a
que
la
naturaleza
de
la
movilidad
es
común
en
ambos,
debido
a
que
el
lugar
de
origen
es
el
mismo
para
ambos,
y
debido
a
que
cuando
uno
de
ellos
es
controlado,
el
otro
deviene
igualmente
controlado.
26
27
M:
Yama,
niyama,
asana,
pranayama,
pratyahara,
dharana,
dhyana
y
samadhi.
De
éstos:
(1)
Yama:
se
refiere
al
cultivo
de
los
principios
de
buena
conducta
tales
como
la
no-violencia
(ahimsa),
la
verdad
(satya),
el
no-robar
(asteya),
el
celibato
(brahmacharya)
y
la
no-posesión
(apari-graha).
(2)
Niyama:
se
refiere
a
la
observancia
de
reglas
de
buena
conducta
tales
como
la
pureza
(saucha),
el
contento
(santosha),
la
austeridad
(tapas),
el
estudio
de
los
textos
sagrados
(svadhyaya)
y
la
devoción
a
Dios
(Isvara-pranidhana)*.
(3)
Asana:
De
las
diferentes
posturas,
ochenta
y
cuatro
son
las
principales.
De
éstas,
nuevamente,
cuatro,
a
saber,
simha,
bhadra,
padma,
y
siddha**
se
consideran
excelentes.
De
éstas,
también,
se
considera
que
solo
siddha
es
la
más
excelente.
Así
lo
declaran
los
textos
del
yoga.
(4)
Pranayama:
De
acuerdo
a
las
medidas
prescritas
en
los
textos
sagrados,
exhalar
el
aire
vital
es
rechaka,
inhalar
es
puraka,
y
retenerlo
en
el
corazón
es
kumbhaka.
En
lo
que
respecta
a
la
«medida»,
algunos
textos
dicen
que
rechaka
y
puraka
deben
ser
iguales
en
medida,
y
kumbhaka
dos
veces
esa
medida,
mientras
que
otros
textos
señalan
que
si
rechaka
es
la
medida
de
uno,
puraka
debe
ser
la
medida
de
dos,
y
kumbhaka
de
cuatro.
Por
«medida»
se
entiende
el
tiempo
que
se
tarda
en
recitar
una
vez
la
Gayatrimantra.
Así
pues,
el
pranayama,
que
consiste
en
rechaka,
puraka
y
kumbhaka
debe
ser
practicado
a
diario
de
acuerdo
a
la
propia
capacidad,
lenta
y
gradualmente.
Entonces
surge
en
la
mente
un
deseo
de
reposar
en
la
felicidad
sin
movimiento.
Después
de
esto,
uno
debe
practicar
el
pratyahara.
(5)
Pratyahara:
Consiste
en
regular
la
mente
impidiéndola
fluir
hacia
los
nombres
y
formas
externos.
La
mente,
que
hasta
entonces
había
estado
distraída,
ahora
deviene
controlada.
Las
ayudas
en
lo
que
a
esto
respecta,
son
(1)
meditación
en
el
pranava,
(2)
fijar
la
atención
entre
las
cejas,
(3)
mirar
la
punta
de
la
nariz
y
(4)
reflexionar
en
el
nada.
La
mente
que
ha
devenido
concentrada
de
esta
manera,
será
apta
para
permanecer
en
un
sólo
punto.
Después
de
esto,
debe
practicarse
el
dharana.
(6)
Dharana:
Esto
es
fijar
la
mente
en
un
lugar
que
sea
apto
para
la
meditación.
Los
lugares
que
son
eminentemente
aptos
para
la
meditación
son
el
corazón
y
el
Brahma-randhra
(abertura
en
la
coronilla
de
la
cabeza).
Uno
debe
pensar
que
en
medio
del
loto
de
ocho
pétalos***
que
hay
en
este
lugar,
brilla
como
una
llama,
la
Deidad
que
es
el
Sí
mismo,
es
decir,
el
Brahman,
y
hay
que
fijar
la
mente
en
él.
Después
de
esto,
uno
debe
meditar.
(7)
Dhyana:
Ésta
es
la
meditación,
a
través
del
pensamiento
«Yo
soy
Él»,
de
que
uno
no
es
diferente
de
la
naturaleza
de
la
antedicha
llama.
Si
en
este
momento
uno
hace
la
indagación
«¿Quién
soy
yo?»,
entonces,
tal
como
lo
declaran
las
escrituras,
«El
Brahman
que
está
por
todas
partes
brilla
en
el
corazón
como
el
Sí
mismo,
que
es
el
presenciador
del
intelecto»;
uno
realiza
que
es
el
Sí
mismo
Divino
el
que
brilla
en
el
corazón
como
«yo—yo».
Este
modo
de
reflexión
es
la
mejor
meditación.
(8)
Samadhi:
Como
un
resultado
de
la
fruición
de
la
antedicha
meditación,
la
mente
se
disuelve
en
el
objeto
de
meditación
sin
albergar
las
ideas
«Soy
fulano
de
tal;
yo
estoy
haciendo
esto
y
esto».
Este
estado
sutil
en
que
incluso
el
pensamiento
«yo—yo»
desaparece,
es
el
samadhi.
Si
uno
practica
esto
todos
los
días,
procurando
que
no
sobrevenga
el
sueño
profundo,
Dios
le
conferirá
a
uno
pronto
el
estado
supremo
de
la
quiescencia
de
la
mente.
28
M:
El
propósito
de
prescribir
la
meditación
en
el
pranava
es
éste.
El
pranava
es
Omkara,
que
consiste
en
tres
matras
y
medio,
a
saber,
a,
u,
m,
y
ardha-matra.
De
éstos,
a
representa
el
estado
de
vigilia,
Visva-jiva,
y
el
cuerpo
grosero;
u
representa
el
estado
de
sueño
con
sueños,
Taijasa-jiva,
y
el
cuerpo
sutil;
m
representa
el
estado
de
sueño
profundo,
Prajnajiva
y
el
cuerpo
causal;
el
ardha-matra
representa
el
Turiya,
que
es
el
sí
mismo
o
la
naturaleza
«yo»;
y
lo
que
está
más
allá
de
eso
es
el
estado
de
Turiyatita,
o
pura
Felicidad.
En
la
sección
sobre
meditación
(dhyana)
se
hacía
alusión
al
cuarto
estado,
que
es
el
estado
de
la
naturaleza
«yo»:
éste
se
ha
descrito
diversamente
—como
de
la
naturaleza
de
amatra,
que
incluye
los
tres
matras,
a,
u
y
m;
como
maunakshara
(sílaba
silenciosa);
como
ajapa
(como
musitación
sin
musitación)
y
como
el
Advaita-mantra,
que
es
la
esencia
de
todos
los
mantras,
tales
como
el
panchakshara.
Para
descubrir
esta
significación
verdadera,
uno
debe
meditar
sobre
el
pranava.
Ésta
es
la
meditación
que
es
de
la
naturaleza
de
la
devoción,
consistente
en
la
reflexión
sobre
la
verdad
del
Sí
mismo.
La
fruición
de
este
proceso
es
el
samadhi,
que
otorga
la
liberación
y
que
es
el
estado
de
felicidad
insuperable.
Los
venerables
Gurus
han
dicho
también
que
la
liberación
sólo
se
puede
obtener
por
la
devoción
que
es
de
la
naturaleza
de
la
reflexión
sobre
la
verdad
del
Sí
mismo.
29
M:
(A)
El
propósito
de
la
enseñanza
de
que
uno
debe
cultivar
la
idea
de
que
uno
no
es
diferente
de
la
Realidad
auto-luminosa
es
éste:
la
escritura
define
la
meditación
en
estas
palabras,
«En
medio
del
loto
del
corazón,
de
ocho
pétalos,
que
es
de
la
naturaleza
de
todo,
y
al
cual
se
alude
como
Kailasa,
Vaikundha
y
Parama-pada,
está
la
Realidad,
que
es
del
tamaño
de
un
pulgar,
que
es
deslumbrante
como
el
relámpago
y
que
brilla
como
una
llama.
Por
la
meditación
en
ella,
una
persona
obtiene
la
inmortalidad».
Por
esto
debemos
saber
que
por
tal
meditación
uno
evita
los
defectos
de
(1)
el
pensamiento
de
la
diferencia,
en
la
forma
«yo
soy
diferente,
y
eso
es
diferente»,
(2)
de
la
meditación
sobre
lo
que
es
limitado,
(3)
de
la
idea
de
que
lo
real
es
limitado,
y
(4)
de
que
está
limitado
a
un
único
lugar.
(B)
El
propósito
de
la
enseñanza
de
que
uno
debe
meditar
con
el
pensamiento
«Yo
soy
Él»
es
éste:
sahaham:
soham;
sah
el
supremo
Sí
mismo,
aham
el
Sí
mismo
que
es
manifiesto
como
«yo».
El
jiva,
que
es
el
Shiva-linga,
reside
en
el
loto
del
corazón,
que
es
su
sede
situada
en
el
cuerpo
que
es
la
ciudad
del
Brahman;
la
mente,
que
es
de
la
naturaleza
de
la
egoidad,
sale
afuera
identificándose
a
sí
misma
con
el
cuerpo,
etc.
Ahora,
la
mente
debe
ser
disuelta
en
el
corazón,
es
decir,
la
sensación
«yo»,
que
está
situada
en
el
cuerpo,
etc.,
debe
ser
desechada.
Cuando
uno
indaga
así:
«¿Quién
soy
yo?»,
permaneciendo
imperturbado,
en
ese
estado
la
naturaleza
del
Sí
mismo
deviene
manifiesta
de
una
manera
sutil
como
«yo—yo»;
esa
naturaleza
del
sí
mismo
es
todo,
y
sin
embargo
nada,
y
es
manifiesta
como
el
supremo
Sí
mismo
por
todas
partes
sin
la
distinción
de
interior
y
exterior;
eso
brilla
como
una
llama,
según
lo
hemos
dicho
antes,
que
significa
la
verdad
«Yo
soy
el
Brahman».
Si,
sin
meditar
sobre
eso
como
idéntico
con
uno
mismo,
uno
imagina
que
eso
es
diferente,
la
ignorancia
no
partirá.
Por
consiguiente,
se
prescribe
la
meditación
en
la
identidad.
Si
uno
medita
durante
mucho
tiempo,
sin
ninguna
perturbación,
incesantemente
sobre
el
Sí
mismo,
con
el
pensamiento
«Yo
soy
Él»,
que
es
la
técnica
de
la
reflexión
sobre
el
Sí
mismo,
eliminará
la
oscuridad
de
la
ignorancia
que
está
en
el
corazón
y
todos
los
impedimentos
que
no
son
más
que
el
efecto
de
la
ignorancia,
y
obtendrá
la
plena
sabiduría*.
Así
pues,
realizar
la
Realidad
en
la
caverna
del
corazón
que
está
en
la
ciudad
(del
Brahman),
a
saber,
en
el
cuerpo,
es
lo
mismo
que
realizar
al
Dios
Omniperfecto.
En
la
ciudad
de
las
nueve
puertas,
que
es
el
cuerpo,
el
sabio
reside
en
paz**.
El cuerpo es el templo; el jiva es Dios (Shiva). Si uno le adora con el pensamiento «Yo soy Él», uno obtendrá la liberación.
El
cuerpo,
que
consiste
en
las
cinco
envolturas,
es
la
caverna.
El
supremo
que
reside
ahí
es
el
señor
de
la
caverna.
Así
lo
declaran
las
escrituras.
Puesto
que
el
Sí
mismo
es
la
realidad
de
todos
los
dioses,
la
meditación
en
el
Sí
mismo,
que
es
uno
mismo,
es
la
más
grande
de
todas
las
meditaciones.
Todas
las
demás
meditaciones
están
incluidas
en
ésta.
Las
demás
meditaciones
se
prescriben
para
obtener
ésta.
Así
pues,
si
se
obtiene
ésta,
las
demás
no
son
necesarias.
Conocer
el
propio
Sí
mismo
de
uno,
es
conocer
a
Dios.
Sin
conocer
el
propio
Sí
mismo
de
uno
que
medita,
imaginar
que
hay
una
deidad
que
es
diferente
y
meditar
en
ella,
es
comparado
por
los
grandes
al
acto
de
medir
con
el
pie
la
propia
sombra
de
uno,
y
a
buscar
una
concha
trivial
después
de
desechar
una
gema
inapreciable
que
está
ya
en
la
posesión
de
uno
***.
30
M:
Los
seis
centros
místicos,
etc.,
que
se
dice
que
son
lugares
de
meditación,
son
sólo
productos
de
la
imaginación.
Todos
éstos
están
pensados
para
los
principiantes
en
yoga.
Con
referencia
a
la
meditación
en
los
seis
centros,
los
Shiva-yogis
dicen:
«Dios,
que
es
de
la
naturaleza
de
la
autoconsciencia
no
dual
y
plena,
nos
manifiesta,
sostiene
y
disuelve
a
todos.
Es
un
gran
pecado
corromper
esa
Realidad
sobreimponiendo-Le
diversos
nombres
y
formas
como
Ganapati,
Brahma,
Vishnu,
Rudra,
Mahesvara
y
Sadashiva»,
y
los
Vedantines
declaran:
«Todo
eso
son
sólo
imaginaciones
de
la
mente».
Por
consiguiente,
si
uno
conoce
el
propio
Sí
mismo
de
uno,
que
es
de
la
naturaleza
de
la
consciencia
que
conoce
todo,
uno
conoce
todo.
Los
grandes
también
han
dicho:
«Cuando
ese
Uno
es
conocido
como
es
en
Sí
Mismo,
todo
aquello
que
no
ha
sido
conocido
deviene
conocido».
Si
nosotros,
que
estamos
dotados
con
diversos
pensamientos,
meditamos
en
Dios,
que
es
el
Sí
mismo,
nos
liberamos
de
la
pluralidad
de
pensamientos
por
ese
único
pensamiento;
e
incluso
ese
único
pensamiento
se
desvanecerá.
Esto
es
lo
que
se
entiende
al
decir
que
conocer
el
propio
Sí
mismo
de
uno
es
conocer
a
Dios.
Este
conocimiento
es
la
liberación.
31
M:
El
Sí
mismo
es
auto-luminoso,
sin
oscuridad
ni
luz,
y
es
la
realidad
que
es
automanifiesta.
El
pensamiento
mismo
de
pensar
acabará
en
esclavitud.
El
propósito
de
la
meditación
en
el
Sí
mismo
es
hacer
que
la
mente
tome
la
forma
del
Sí
mismo.
En
medio
de
la
caverna
del
corazón,
el
puro
Brahman
es
directamente
manifiesto
como
el
Sí
mismo
en
la
forma
«yo—yo».
¿Puede
haber
una
ignorancia
más
grande
que
pensar
en
él
de
múltiples
maneras,
sin
conocer-Lo
como
se
acaba
de
mencionar?
32
M:
¿No
está
dentro
de
la
experiencia
de
todos
que
durante
el
sueño
profundo,
el
desvanecimiento,
etc.,
no
hay
ningún
conocimiento,
es
decir,
ni
conocimiento
de
sí
mismo
ni
ningún
otro
tipo
de
conocimiento?
Después,
cuando
hay
experiencia
en
la
forma
«Yo
he
despertado
del
sueño
profundo»
o
«Yo
me
he
recuperado
del
desmayo»
—¿No
es
eso
un
modo
de
conocimiento
específico
que
ha
surgido
del
antedicho
estado
sin
distinción?
Este
conocimiento
específico
es
llamado
vijnana.
Este
vijnana
deviene
manifiesto
sólo
como
perteneciente
ya
sea
al
Sí
mismo
o
ya
sea
al
no-sí
mismo,
y
no
por
sí
mismo.
Cuando
pertenece
al
Sí
mismo,
es
llamado
conocimiento
verdadero,
conocimiento
en
la
forma
de
ese
modo
mental
cuyo
objeto
es
el
Sí
mismo,
o
conocimiento
que
tiene
por
contenido
el
(Sí
mismo)
indiviso;
y
cuando
pertenece
al
no-sí
mismo,
es
llamado
ignorancia.
El
estado
de
este
vijnana,
cuando
pertenece
al
Sí
mismo
y
es
manifiesto
como
de
la
forma
del
Sí
mismo,
se
dice
que
es
la
manifestación
«yo».
Esta
manifestación
no
puede
tener
lugar
aparte
de
lo
Real
(es
decir,
el
Sí
mismo).
Es
esta
manifestación
la
que
sirve
como
la
marca
de
la
experiencia
directa
de
lo
Real.
Sin
embargo,
por
sí
mismo
esto
no
puede
constituir
el
estado
de
ser
lo
Real.
Eso,
en
dependencia
de
lo
cual
tiene
lugar
esta
manifestación,
es
la
realidad
básica
que
también
es
llamada
prajnana.
El
texto
vedántico
«prajnanam
brahma»
enseña
la
misma
verdad.
Conoce
esto
como
el
propósito
de
la
escritura
también.
El
Sí
mismo,
que
es
auto-luminoso
y
el
presenciador
de
todo,
se
manifiesta
a
sí
mismo
como
residiendo
en
la
vijnanakosa
(envoltura
del
intelecto).
Por
el
modo
mental
que
es
indiviso,
aprehende
este
Sí
mismo
como
tu
meta
y
saboréalo
como
el
Sí
mismo.
33
M:
En
textos
tales
como
el
Ribhu-gita,
la
adoración
de
lo
sin
atributos
ha
sido
explicada
minuciosamente
(como
una
disciplina
aparte).
Sin
embargo,
todas
las
disciplinas
tales
como
el
sacrificio,
la
caridad,
la
austeridad,
la
observancia
de
votos,
el
japa,
el
yoga
y
la
puja
son,
en
efecto,
modos
de
meditación
de
la
forma
«Yo
soy
el
Brahman».
Así
pues,
en
todos
los
modos
de
las
diversas
disciplinas,
uno
debe
cuidar
de
no
alejarse
del
pensamiento
«Yo
soy
el
Brahman».
Éste
es
el
propósito
de
la
adoración
de
lo
sin
atributos.
34
M:
Los
ocho
miembros
son
aquellos
que
ya
se
han
mencionado,
a
saber,
yama,
niyama,
etc.,
pero
definidos
diferentemente.
(2)
Niyama:-
Esto
es
mantener
una
corriente
de
modos
mentales
que
se
refieren
al
Sí
mismo
y
rechazar
los
modos
contrarios.
En
otras
palabras,
significa
el
amor
que
surge
ininterrumpidamente
por
el
supremo
Sí
mismo.
(3)
Asana:-
Eso
con
cuya
ayuda
se
hace
posible
la
meditación
constante
en
el
Brahman
es
asana.
(4)
Pranayama:-
Rechaka
(exhalación)
es
la
eliminación
de
los
dos
aspectos
irreales
de
nombre
y
forma
de
los
objetos
que
constituyen
el
mundo,
el
cuerpo
etc.;
puraka
(inspiración)
es
aprehender
los
tres
aspectos
reales,
a
saber,
existencia,
consciencia
y
felicidad,
que
son
constantes
en
esos
objetos,
y
kumbhaka
es
retener
esos
aspectos
así
aprehendidos.
(5)
Pratyahara:-
Esto
es
impedir
que
el
nombre
y
la
forma,
que
han
sido
eliminados,
entren
de
nuevo
en
la
mente.
(6)
Dharana:-
Esto
es
hacer
que
la
mente
permanezca
en
el
corazón,
sin
extraviarse
fuera,
y
realizar
que
uno
es
el
Sí
mismo
mismo,
que
es
existencia-
consciencia-felicidad.
(7)
Dhyana:-
Esto
es
la
meditación
de
la
forma
«Yo
soy
sólo
pura
consciencia».
Es
decir,
después
de
dejar
de
lado
el
cuerpo,
que
consiste
en
las
cinco
envolturas,
uno
indaga
«¿Quién
soy
yo?»,
y
como
resultado
de
eso,
uno
permanece
como
«yo»,
que
brilla
como
el
Sí
mismo.
(8)
Samadhi:-
Cuando
la
manifestación
«yo»
cesa
también,
hay
experiencia
directa
(sutil).
Esto
es
samadhi.
En
lo
que
respecta
al
pranayama,
etc.,
detallado
aquí,
las
disciplinas
tales
como
asana,
etc.,
mencionadas
en
relación
con
el
yoga,
no
son
necesarias.
Los
miembros
del
conocimiento
pueden
ser
practicados
en
todos
los
lugares
y
en
todos
los
tiempos.
Con
respecto
al
yoga
y
al
conocimiento,
uno
puede
seguir
cualquiera
que
le
agrade,
o
ambos,
según
las
circunstancias.
Los
grandes
maestros
dicen
que
el
olvido
es
la
raíz
de
todo
mal,
y
que
es
la
muerte
para
aquellos
que
buscan
la
liberación*;
así
pues,
uno
debe
reposar
la
mente
en
el
propio
Sí
mismo
de
uno
y
no
debe
olvidar
nunca
al
Sí
mismo:
ésta
es
la
meta.
Si
se
controla
la
mente,
todo
lo
demás
puede
ser
controlado.
La
distinción
entre
el
yoga
con
ocho
miembros
y
el
conocimiento
con
ocho
miembros,
ha
sido
expuesta
minuciosamente
en
los
textos
sagrados;
así
pues,
aquí
sólo
se
ha
dado
la
sustancia
de
esta
enseñanza.
35
M:
Mientras
no
se
haya
hecho
que
la
mente
repose
en
el
corazón,
ya
sea
a
través
de
la
retención
absoluta
del
soplo
(kevala-kumbhaka)
o
ya
sea
a
través
de
la
indagación,
se
necesitan
rechaka,
puraka,
etc.
De
aquí
que,
el
pranayama
del
yoga
tenga
que
practicarse
durante
la
instrucción,
y
el
otro
pranayama
puede
ser
practicado
siempre.
Así
pues,
ambos
pueden
ser
practicados.
Es
suficiente
si
el
pranayama
yóguico
es
practicado
hasta
que
se
obtiene
la
pericia
en
la
retención
absoluta.
36
M:
En
los
Vedas
se
enseñan
varias
vías
para
adecuarse
a
los
diferentes
grados
de
los
aspirantes
cualificados.
Sin
embargo,
puesto
que
la
liberación
es
solo
la
destrucción
de
la
mente,
todos
los
esfuerzos
tienen
como
su
meta
el
control
de
la
mente.
Aunque
los
modos
de
meditación
pueden
parecer
diferentes
unos
de
otros,
al
final
todos
ellos
devienen
uno.
No
hay
ninguna
duda
de
esto.
Uno
puede
adoptar
la
vía
que
convenga
a
la
madurez
de
su
propia
mente.
El
control
del
prana,
que
es
el
yoga,
y
el
control
de
la
mente,
que
es
el
jnana*
—éstos
son
los
dos
medios
principales
para
la
destrucción
la
mente.
Para
algunos,
el
primero
puede
parecer
fácil,
y
para
otros
el
segundo.
Sin
embargo,
el
jnana
es
como
someter
a
un
toro
embravecido,
engatusándolo
con
hierba
verde,
mientras
que
el
yoga
es
como
controlarlo
a
través
del
uso
de
la
fuerza.
Así
pues,
los
sabios
dicen:
de
los
tres
grados
de
aspirantes
cualificados,
el
más
alto
alcanza
la
meta
haciendo
que
la
mente
permanezca
firme
en
el
Sí
mismo
mediante
la
determinación
de
la
naturaleza
de
lo
real
por
la
indagación
vedántica,
y
por
la
consideración
del
propio
sí
mismo
de
uno
y
todas
las
cosas
como
de
la
naturaleza
de
lo
real;
el
mediano,
haciendo
que
la
mente
permanezca
en
el
corazón
a
través
del
kevala-kumbhaka
y
meditando
durante
mucho
tiempo
en
lo
real;
y
el
de
grado
más
bajo,
obteniendo
ese
estado
de
una
manera
gradual
a
través
del
control
del
soplo,
etc.
Hay
que
hacer
que
la
mente
repose
en
el
corazón
hasta
la
destrucción
del
pensamiento
«yo»,
que
es
de
la
forma
de
la
ignorancia,
y
que
reside
en
el
corazón.
Esto
mismo
es
jnana;
sólo
esto
es
también
dhyana.
El
resto
no
es
más
que
una
mera
digresión
de
palabras,
una
digresión
de
los
textos.
Así
lo
proclaman
las
escrituras.
Por
consiguiente,
si
uno
obtiene
la
pericia
de
retener
la
mente
en
el
propio
Sí
mismo
de
uno
a
través
de
un
medio
u
otro,
uno
no
necesita
preocuparse
por
otros
asuntos.
Los
grandes
maestros
también
han
enseñado
que
el
devoto
es
más
grande
que
los
yoguis**,
y
que
el
medio
para
la
liberación
es
la
devoción,
que
es
de
la
naturaleza
de
la
reflexión
sobre
el
propio
Sí
mismo
de
uno***.
Así
pues,
la
vía
para
realizar
el
Brahman
es
lo
que
se
llama
diversamente,
Dahara-vidya,
Brahma-vidya,
Atma-vidya,
etc.
¿Qué
más
puede
decirse
que
esto?
Uno
debe
comprender
el
resto.
Las
escrituras
enseñan
en
diferentes
modos.
Después
de
analizar
todos
esos
modos,
los
más
grandes
declaran
que
éste
es
el
medio
más
corto
y
el
mejor.
37
M:
El
jiva
mismo
es
Shiva;
Shiva
mismo
es
el
jiva.
Es
verdadero
que
el
jiva
no
es
ningún
otro
que
Shiva.
Cuando
el
grano
está
oculto
dentro
de
la
cáscara,
es
llamado
arroz
integral;
cuando
se
elimina
la
cáscara,
es
llamado
arroz.
Similarmente,
mientras
uno
está
atado
por
el
karma,
uno
permanece
un
jiva;
cuando
la
atadura
de
la
ignorancia
se
rompe,
uno
brilla
como
Shiva,
la
Deidad.
Así
lo
declara
un
texto
de
las
escrituras.
Por
consiguiente,
el
jiva,
que
es
la
mente,
es
en
realidad
el
puro
Sí
mismo;
pero,
olvidando
esta
verdad,
se
imagina
que
es
un
alma
individual
y
deviene
atrapado
en
la
forma
de
la
mente.
Así
pues,
su
búsqueda
del
Sí
mismo,
que
es
él
mismo,
es
como
la
búsqueda
de
la
oveja
por
el
pastor.
Pero,
no
obstante,
el
jiva
que
ha
olvidado
su
sí
mismo,
no
devendrá
el
Sí
mismo
a
través
del
mero
conocimiento
mediato.
Debido
al
impedimento
causado
por
las
impresiones
residuales
almacenadas
en
nacimientos
previos,
el
jiva
olvida
una
y
otra
vez
su
identidad
con
el
Sí
mismo,
y
deviene
engañado,
identificándose
con
el
cuerpo,
etc.
¿Acaso
devendrá
una
persona
un
oficial
de
alto
rango
con
sólo
mirarle?
¿Acaso
no
es
por
un
esfuerzo
sostenido
en
esa
dirección
como
uno
puede
devenir
un
oficial
de
alto
rango?
Similarmente,
el
jiva,
que
está
en
esclavitud
por
la
identificación
mental
con
el
cuerpo,
etc.,
debe
hacer
uso
del
esfuerzo
en
la
forma
de
reflexión
en
el
Sí
mismo,
de
una
manera
gradual
y
sostenida;
y
cuando
de
esta
manera
la
mente
devenga
destruida,
el
jiva
devendrá
el
Sí
mismo*.
La reflexión sobre el Sí mismo que se practica así constantemente, destruirá la mente, y después se destruirá a sí misma como la estaca que se usa para avivar los carbones que queman a un cadáver. Es este estado lo que se llama liberación.
38
M:
Es
el
olvido
de
la
verdadera
naturaleza
del
jiva;
esto
es
conocido
como
el
poder
del
ocultamiento.
39
M:
El
velo
no
oculta
completamente
al
jiva*;
sólo
oculta
la
Auto-naturaleza
de
«yo»
y
proyecta
la
noción
«yo
soy
el
cuerpo»;
pero
no
oculta
la
existencia
del
Sí
mismo,
que
es
«yo»,
y
que
es
real
y
eterna.
40
M:
«Yo
no
soy
el
cuerpo;
yo
soy
el
Brahman
que
es
manifiesto
como
el
Sí
mismo.
En
mí,
que
soy
la
Realidad
plena*,
el
mundo,
que
consiste
en
cuerpos
etc.,
es
una
mera
apariencia,
como
el
azul
del
cielo».
El
que
ha
realizado
la
verdad
así,
es
un
jivan-mukta.
Sin
embargo,
mientras
su
mente
no
haya
sido
disuelta,
puede
surgir
alguna
miseria
para
él
por
la
relación
con
los
objetos
debida
al
prarabdha
(el
karma
que
ha
comenzado
a
fructificar
y
cuyo
resultado
es
el
cuerpo
presente),
y
como
el
movimiento
de
la
mente
no
ha
cesado,
tampoco
habrá
la
experiencia
de
la
felicidad.
La
experiencia
del
Sí
mismo
sólo
es
posible
para
la
mente
que
ha
devenido
sutil
e
inmóvil
como
resultado
de
la
meditación
prolongada.
El
que
está
dotado
así
con
una
mente
que
ha
devenido
sutil,
y
que
tiene
la
experiencia
del
Sí
mismo,
es
llamado
un
jivan-mukta.
Es
al
estado
de
jivan-mukti
al
que
se
alude
como
el
Brahman
sin
atributos
y
como
Turiya.
Cuando
incluso
la
mente
sutil
deviene
disuelta,
y
cesa
la
experiencia
del
sí
mismo,
y
cuando
uno
está
inmerso
en
el
océano
de
felicidad
y
ha
devenido
uno
con
él,
sin
ninguna
existencia
diferenciada,
uno
es
llamado
un
videha-mukta.
Es
al
estado
de
videha-mukta
al
que
se
alude
como
el
Brahman
transcendente
sin
atributos
y
como
el
Turiya
trascendente.
Ésta
es
la
meta
final.
Debido
a
los
grados
en
la
miseria
y
la
felicidad,
puede
decirse
que
los
liberados,
los
jivan-muktas
y
videha-muktas,
pertenecen
a
cuatro
categorías
—Brahmavid,
vara,
variyan
y
varishtha.
Pero
estas
distinciones
son
desde
el
punto
de
vista
de
los
demás
que
les
miran;
sin
embargo,
en
realidad
no
hay
distinciones
en
la
liberación
obtenida
a
través
del
jnana.
OBEDIENCIA
* Es decir, sin dejar ningún sedimento.
* «En los corazones de todas las almas individuales, eso que brilla es el Brahman, y por eso es llamado el Corazón» —Brahma-gita.
* Como ocurre en el caso de aquellos que escuchan una historia con su atención fijada en otra parte, así también la mente cuyas impresiones residuales se han desvanecido, no funciona realmente, aunque parezca hacerlo. La mente que no está liberada de las impresiones residuales, funciona realmente aunque no parezca hacerlo; esto es como aquellos que, mientras permanecen estacionarios, imaginan en sus sueños que suben a una colina y que caen de ella.
* El propósito de yama y niyama es la obtención de todas las buenas vías abiertas a aquellos elegibles para moksha. Para más detalles al respecto, ver obras como los Yoga-sutra y Hathayoga-dipika.
** Siddhasana: Se coloca el talón izquierdo sobre el órgano genital, y encima de éste, el talón derecho. Se fija la vista entre las cejas mientras el cuerpo permanece inmóvil y recto como una estaca.
*** Aunque es cierto que se dice que el loto de la coronilla de la cabeza tiene mil pétalos, también puede ser descrito con ocho pétalos, porque cada uno de estos ocho consta de 125 sub-pétalos.
* Si se practica siempre la meditación en la forma «Yo soy Shiva» (Shivoham bhavana), que impide que el pensamiento salga hacia afuera, surgirá el samadhi. —Vallalar.
*** Nosotros debemos meditar sobre eso que, existiendo en la forma de sí mismo, es el atma-tattva, es refulgente, y que, residiendo en todas las cosas vivas, siempre dice «yo—yo». Buscar un Dios fuera, abandonando al Dios que reside en la caverna del corazón, es como desechar una gema inapreciable y buscar una canica trivial.
* La muerte o Kala es el abandono, en esta tierra, de la contemplación del Sí mismo, que nunca debe ser abandonada en lo más mínimo. —Vivekachudamani.
* Ver todo como Real, según la escritura: Yo soy el Brahman —sólo uno, sin un segundo.
** De todos los yoguis, sólo el que reposa su mente y su amor constantes en mí, me es querido. —Bhagavad-gita.
*** De los medios para la liberación, sólo bhakti (devoción) puede decirse que es el más alto. Pues bhakti es reflexión constante en el propio Sí mismo de uno. —Vivekachudamani.
* Aunque los obstáculos que causan la esclavitud del nacimiento pueden ser muchos, la causa raíz de todos esos cambios es ahankara. Esta causa-raíz debe ser destruida para siempre. —Vivekachudamani.
* La ignorancia no puede ocultar al «yo» básico, pero oculta la verdad específica de que el jiva es el Supremo (Sí mismo).
* Si hay meditación prolongada de que los mundos son una apariencia en mí, que soy la Realidad plena, ¿donde puede permanecer la ignorancia?