¿Quién
Soy
Yo?
(Nan
yar?)
«¿Quién soy Yo?» es el título dado a un conjunto de preguntas y respuestas que tratan de la indagación del Sí mismo. Las preguntas fueron formuladas a Bhagavan Sri Ramana Maharshi por un tal Sri M. Sivaprakasam Pillai en torno al año 1902. Sri Pillai, un licenciado en Filosofía, era en aquel momento empleado del Departamento de Renta Pública del Sur Arcot Collectorate. Durante su visita a Tiruvannamalai en 1902 en misión oficial, fue a la Cueva de Virupaksha en la Colina de Arunachala y encontró al Maestro allí. Buscó de él guía espiritual, y solicitó respuestas a preguntas concernientes a la indagación del Sí mismo. Como Bhagavan no hablaba en aquel entonces, no debido a algún voto que hubiera hecho, sino debido a que no tenía la inclinación a hablar, respondió a las preguntas que se le hicieron con gestos, y cuando éstos no eran entendidos, con escritura. Tal como las recopiló y registró Sri Sivaprakasam Pillai, hubo catorce preguntas con las respuestas a ellas dadas por Bhagavan. Este registro fue publicado por primera vez por Sri Pillai en 1923, junto con un par de poemas compuestos por él mismo, que contaban cómo la gracia de Bhagavan había operado en su caso, disipando sus dudas y salvándole de una crisis en la vida. «¿Quién soy Yo?» ha sido publicado varias veces subsiguientemente. En algunas ediciones encontramos treinta preguntas y respuestas, y veintiocho en otras. Hay publicada también otra versión en la cual no se dan las preguntas, y las enseñanzas están reordenadas en la forma de ensayo. La traducción inglesa existente, es de este ensayo. La traducción presente es la del texto en la forma de veintiocho preguntas y respuestas.
Junto
con
Vicharasangraham
(indagación
del
Sí
mismo
o
Autoindagación),
Nan
Yar
(¿Quién
soy
Yo?)
constituye
el
primer
conjunto
de
instrucciones
en
las
propias
palabras
del
Maestro.
Éstas
dos
son
las
únicas
obras
en
prosa
entre
las
Obras
de
Bhagavan.
Exponen
claramente
la
enseñanza
central
de
que
la
vía
directa
a
la
liberación
es
la
Autoindagación.
La
manera
particular
en
la
que
ha
de
hacerse
la
Autoindagación
se
expone
con
lucidez
en
Nan
Yar.
La
mente
consiste
en
pensamientos.
El
pensamiento
«yo»
es
el
primero
que
surge
en
la
mente.
Cuando
se
persigue
persistentemente
la
indagación
«¿Quién
soy
yo?»,
todos
los
demás
pensamientos
se
destruyen,
y
finalmente
el
pensamiento
«yo»
mismo
se
desvanece,
dejando
sólo
al
supremo
Sí
mismo
no-dual.
Así
acaba
la
falsa
identificación
del
Sí
mismo
con
los
fenómenos
del
no-sí
mismo,
tales
como
el
cuerpo
y
la
mente,
y
hay
iluminación,
Sakshatkara.
El
proceso
de
la
indagación,
por
supuesto,
no
es
un
proceso
fácil.
Cuando
uno
indaga
«¿Quién
soy
yo?»,
surgirán
otros
pensamientos;
pero
a
medida
que
surgen,
uno
no
tiene
que
ceder
a
ellos
siguiéndolos;
por
el
contrario,
uno
debe
preguntar
«¿A
quién
surgen?»
Para
hacer
esto,
uno
tiene
que
ser
extremadamente
vigilante.
Mediante
la
indagación
constante
uno
debe
hacer
que
la
mente
permanezca
en
su
fuente,
sin
permitirla
divagar
y
perderse
en
los
laberintos
de
pensamientos
creados
por
ella
misma.
Todas
las
demás
disciplinas
como
el
control
del
soplo
y
la
meditación
en
las
formas
de
Dios,
deben
ser
considerados
como
prácticas
auxiliares.
Son
útiles
en
la
medida
en
que
ayudan
a
devenir
quiescente
y
concentrada.
Para
una
mente
que
ha
ganado
pericia
en
la
concentración,
la
indagación
del
Sí
mismo
deviene
comparativamente
fácil.
Por
la
indagación
incesante
se
destruyen
los
pensamientos
y
se
realiza
el
Sí
mismo
—la
Realidad
plena
en
la
que
no
hay
siquiera
el
pensamiento
«yo»,
experiencia
a
la
que
se
alude
como
«Silencio».
Ésta,
en
sustancia,
es
la
enseñanza
de
Bhagavan
Sri
Ramana
Maharshi
en
Nan
Yar
(¿Quién
soy
Yo?).
Universidad
de
Madrás
30
de
Junio
de
1982
Om
Namo
Bhagavathe
Sri
Ramanaya
¿Quién
Soy
Yo?
(Nan
Yar?)
Como
todos
los
seres
vivos
desean
ser
felices
siempre,
sin
ninguna
miseria,
como
en
el
caso
de
cada
uno
se
observa
que
hay
un
amor
supremo
por
el
sí
mismo
de
uno,
y
como
sólo
la
felicidad
es
la
causa
del
amor,
para
ganar
esa
felicidad
que
es
la
propia
naturaleza
de
uno
y
que
se
experimenta
en
el
estado
de
sueño
profundo,
donde
no
hay
ninguna
mente,
uno
debe
conocer
su
propio
Sí
mismo.
Para
eso,
el
medio
principal
es
la
vía
del
conocimiento,
la
indagación
de
la
fórmula
«¿Quién
soy
yo?».
1.
¿Quién
soy
yo?
Yo
no
soy
el
cuerpo
grosero
que
está
compuesto
de
los
siete
humores
(dhatus);
yo
no
soy
las
cinco
facultades
de
sensación,
a
saber,
los
sentidos
del
oído,
el
tacto,
la
vista,
el
gusto,
y
el
olfato,
que
aprehenden
sus
objetos
respectivos,
a
saber,
el
sonido,
la
textura,
el
color,
el
sabor,
y
el
olor;
yo
no
soy
las
cinco
facultades
de
acción,
a
saber,
las
facultades
del
habla,
la
locomoción,
la
prehensión,
la
excreción,
y
la
procreación,
que
tienen
como
funciones
respectivas,
hablar,
moverse,
agarrar,
excretar,
y
gozar;
yo
no
soy
los
cinco
soplos
vitales,
prana,
etc.,
que
desempeñan
respectivamente
las
cinco
funciones
de
inhalar,
etc.;
yo
no
soy
siquiera
la
mente
que
piensa;
yo
no
soy
tampoco
la
nesciencia,
que
solo
está
dotada
de
las
impresiones
residuales
de
los
objetos,
y
en
la
cual
no
hay
ningún
objeto
ni
ningún
funcionamiento.
2.
Si
yo
no
soy
ninguno
de
estos,
entonces
¿quién
soy
yo?
Después
de
negar
todo
lo
mencionado
arriba
como
«esto
no»,
«esto
no»,
sólo
ese
Conocimiento
que
queda
—sólo
eso
yo
soy.
3.
¿Cuál
es
la
naturaleza
del
Conocimiento?
La
naturaleza
del
Conocimiento
es
existencia-consciencia-felicidad.
4.
¿Cuando
se
obtendrá
la
realización
del
Sí
mismo?
Cuando el mundo, que es lo-que-se-ve, haya sido eliminado, habrá realización del Sí mismo, que es el veedor.
5.
¿No
habrá
realización
del
Sí
mismo
mientras
el
mundo
esté
aquí
(se
tome
como
real)?
No
habrá.
6.
¿Por
qué?
El veedor y el objeto visto son como la cuerda y la serpiente. De la misma manera que el conocimiento de la cuerda, que es el sustrato, no surgirá a menos que desaparezca el falso conocimiento de la serpiente ilusoria, así también la realización del Sí mismo, que es el sustrato, no se obtendrá a menos que se elimine la creencia de que el mundo es real.
7.
¿Cuándo
puede
ser
eliminado
el
mundo,
que
es
el
objeto
visto?
El mundo, desaparecerá cuando la mente, que es la causa de toda cognición y de todas las acciones, devenga quiescente.
8.
¿Cual
es
la
naturaleza
de
la
mente?
Lo que se llama mente, es un poder pasmoso que reside en el Sí mismo. Hace que surjan todos los pensamientos. Aparte de los pensamientos, no hay ninguna cosa tal como la mente. Por consiguiente, el pensamiento es la naturaleza de la mente. Aparte de los pensamientos, no hay ninguna entidad independiente llamada el mundo. En el sueño profundo no hay pensamientos, y no hay ningún mundo. En los estados de vigilia y sueño con sueños, hay pensamientos, y hay también un mundo. De la misma manera que la araña emite de sí misma el hilo (de la telaraña), y nuevamente lo retrae adentro de sí misma, así también la mente proyecta el mundo de sí misma y de nuevo lo reabsorbe adentro de sí misma. Cuando la mente sale del Sí mismo, aparece el mundo. Por consiguiente, cuando el mundo aparece (como real), el Sí mismo no aparece, y cuando el Ser aparece (brilla), el mundo no aparece. Cuando uno indaga persistentemente dentro de la naturaleza de la mente, ésta acabará dejando al Sí mismo (como el residuo). Lo que se llama el Sí mismo, es el Atman. La mente existe siempre sólo en dependencia de algo grosero; no puede permanecer sola. La mente es lo que se llama el cuerpo o el alma (jiva).
9.
¿Cuál
es
la
vía
de
indagación
para
comprender
la
naturaleza
de
la
mente?
Eso
que
surge
como
«yo»
en
este
cuerpo,
es
la
mente.
Si
uno
indaga
en
cuanto
a
dónde
surge
primero
en
el
cuerpo
el
pensamiento
«yo»,
uno
descubre
que
surge
en
el
corazón.
Ese
es
el
lugar
de
origen
de
la
mente.
Sólo
con
pensar
constantemente
«yo»-«yo»,
uno
será
conducido
a
ese
lugar.
De
todos
los
pensamientos
que
surgen
en
la
mente,
el
pensamiento
«yo»
es
el
primero.
Sólo
después
del
surgimiento
de
este
pensamiento
«yo»
surgen
los
otros
pensamientos.
Sólo
después
de
la
aparición
del
pronombre
personal
de
la
primera
persona,
aparecen
los
pronombres
personales
de
la
segunda
y
la
tercera
persona;
sin
el
pronombre
personal
de
la
primera
persona,
no
habrá
el
segundo
ni
el
tercero.
10.
¿Como
devendrá
quiescente
la
mente?
Por la indagación «¿Quién soy yo?». El pensamiento «¿Quién soy yo?» destruirá todos los otros pensamientos, y al igual que la estaca utilizada para remover la pira funeraria, finalmente él mismo acabará destruido. Entonces, surgirá la Realización del Sí mismo (o la Autorrealización).
11.
¿Cuál
es
el
medio
para
aferrarse
constantemente
al
pensamiento
«¿Quién
soy
yo?»?
Cuando surgen otros pensamientos, uno no debe perseguirlos, sino que debe indagar: «¿A quién surgen?» No importa cuántos pensamientos puedan surgir. A medida que surge cada pensamiento, uno debe indagar con diligencia, «¿A quién ha surgido este pensamiento?». La respuesta que emergerá, será «A mí». Por consiguiente, si uno indaga «¿Quién soy yo?», la mente recederá a su fuente; y el pensamiento que surgió devendrá quiescente. Con una práctica repetida de esta manera, la mente desarrollará la pericia para permanecer en su fuente. Cuando la mente, que es sutil, sale a través del cerebro y de los órganos de los sentidos, aparecen los nombres y las formas groseras; cuando permanece en el corazón, los nombres y las formas desaparecen. No dejar que la mente salga, sino retenerla en el Corazón, es lo que se llama «intimidad» (antar-mukha). Dejar que la mente salga del Corazón es conocido como «externalización» (bahir-mukha). Así pues, cuando la mente permanece en el Corazón, el «yo», que es la fuente de todos los pensamientos, desaparecerá, y el Sí mismo, que existe siempre, brillará. Todo lo que uno hace, uno debe hacerlo sin la egoidad «yo». Si se actúa de esa manera, todo aparecerá como de la naturaleza de Siva (Dios).
12.
¿No
hay
ningún
otro
medio
para
hacer
a
la
mente
quiescente?
Aparte de la indagación, no hay ningún otro medio adecuado. Si a través de otros medios se busca controlar a la mente, la mente parecerá estar controlada, pero aparecerá de nuevo. También a través del control del soplo, la mente devendrá quiescente; pero estará quiescente solo mientras el soplo permanezca controlado, y cuando el soplo se reanude, la mente también comenzará a moverse de nuevo y divagará impelida por las impresiones residuales. La fuente es la misma tanto para la mente como para el soplo. En verdad, el pensamiento es la naturaleza de la mente. El pensamiento «yo» es el primer pensamiento de la mente; y eso es la egoidad. De donde se origina la egoidad, también se origina el soplo. Por consiguiente, cuando la mente deviene quiescente, el soplo deviene controlado, y cuando el soplo es controlado, la mente deviene quiescente. Pero en el sueño profundo, aunque la mente deviene quiescente, el soplo no se detiene. Esto se debe a la voluntad de Dios, para que el cuerpo pueda ser preservado y para que las demás gentes no tengan la impresión de que está muerto. En el estado de vigilia y en samadhi, cuando la mente deviene quiescente, el soplo está controlado. El soplo es la forma grosera de la mente. Hasta el momento de la muerte, la mente mantiene el soplo en el cuerpo; y cuando el cuerpo muere, la mente se lleva el soplo con ella. Por consiguiente, el ejercicio del control del soplo es sólo una ayuda para hacer a la mente quiescente (manonigraha); pero no destruirá a la mente (manonasa). Lo mismo que la práctica del control del soplo, la meditación en las formas de Dios, la repetición de mantras, la restricción en la alimentación, etc., no son más que ayudas para hacer a la mente quiescente.
A
través
de
la
meditación
en
las
formas
de
Dios
y
a
través
de
la
repetición
de
mantras,
la
mente
deviene
concentrada.
La
mente
siempre
estará
vagando.
Así
como
cuando
se
da
una
cadena
a
un
elefante
para
que
la
sostenga
en
su
trompa,
se
dedicará
a
sostener
la
cadena
y
nada
más,
así
también
cuando
la
mente
está
ocupada
con
un
nombre
o
una
forma
sólo
se
aferrará
a
eso.
Cuando
la
mente
se
expande
en
forma
de
incontables
pensamientos,
cada
pensamiento
deviene
más
débil;
pero
cuando
los
pensamientos
se
disuelven,
la
mente
deviene
concentrada
y
fuerte;
para
una
mente
así,
la
indagación
del
Sí
mismo
deviene
fácil.
De
todas
las
reglas
restrictivas,
la
que
se
refiere
a
la
toma
de
alimento
sátvico
en
cantidades
moderadas,
es
la
mejor;
observando
esta
regla,
la
cualidad
sátvica
de
la
mente
aumentará,
y
será
de
gran
ayuda
para
la
indagación
del
Sí
mismo.
13.
Las
impresiones
residuales
(pensamientos)
de
los
objetos
parecen
avanzar
como
las
olas
de
un
océano.
¿Cuándo
serán
destruidas
todas
ellas?
A medida que la meditación sobre el Sí mismo se haga cada vez más alta, los pensamientos serán destruidos.
14.
¿Es
posible
que
las
impresiones
residuales
de
los
objetos,
que
vienen
por
así
decir
de
un
tiempo
sin
comienzo,
se
disuelvan
y
que
uno
permanezca
como
el
puro
Sí
mismo?
Sin
ceder
a
la
duda
«¿Es
posible,
o
no?»,
uno
debe
aferrarse
persistentemente
a
la
meditación
sobre
el
Sí
mismo.
Incluso
si
uno
es
un
gran
pecador,
uno
no
debe
inquietarse
y
llorar
«¡Oh!,
yo
soy
un
pecador!
¿Cómo
puedo
yo
ser
salvado?»;
uno
debe
renunciar
completamente
al
pensamiento
«yo
soy
un
pecador»,
y
concentrarse
fervientemente
en
la
meditación
sobre
el
Sí
mismo;
entonces,
ciertamente,
uno
triunfará.
No
hay
dos
mentes
—una
buena
y
la
otra
mala;
la
mente
es
sólo
una.
Son
las
impresiones
residuales
las
que
son
de
dos
tipos
—auspiciosas
e
inauspiciosas.
Cuando
la
mente
está
bajo
la
influencia
de
las
impresiones
auspiciosas,
se
llama
buena;
y
cuando
está
bajo
la
influencia
de
las
impresiones
inauspiciosas,
se
considera
como
mala.
A
la
mente
no
debe
permitírsele
divagar
hacia
los
objetos
mundanos
ni
hacia
lo
que
concierne
a
otras
gentes.
Por
muy
malas
que
otras
gentes
puedan
ser,
uno
no
debe
tenerles
odio.
Tanto
el
deseo
como
el
odio
deben
ser
evitados.
Todo
lo
que
uno
da
a
los
demás,
se
lo
da
a
uno
mismo.
Si
se
comprende
esta
verdad,
¿quién
no
dará
a
los
otros?
Cuando
surge
el
sí
mismo
de
uno,
todo
surge;
cuando
el
sí
mismo
de
uno
deviene
quiescente,
todo
deviene
quiescente.
En
la
medida
en
que
nos
comportemos
con
humildad,
en
esa
medida
habrá
buenos
resultados.
Si
la
mente
se
torna
quiescente,
uno
puede
vivir
en
cualquier
parte.
15.
¿Cuánto
tiempo
debe
ser
practicada
la
indagación?
Mientras hay impresiones de objetos en la mente, se requiere la indagación «¿Quién soy yo?» A través de la indagación a medida que los pensamientos surgen, deben ser destruidos inmediatamente en el mismo lugar de origen. Si uno recurre a la contemplación del Sí mismo ininterrumpidamente, hasta que el Sí mismo es obtenido, eso sólo bastará. Mientras haya enemigos dentro de una fortaleza, continuarán saliendo; si son destruidos a medida que emergen, la fortaleza caerá en nuestras manos.
16.
¿Cuál
es
la
naturaleza
del
Sí
mismo?
Lo que existe en verdad, es sólo el Sí mismo. El mundo, el alma individual y Dios, son apariencias en él. Lo mismo que la plata en la madreperla, estos tres aparecen al mismo tiempo, y desaparecen al mismo tiempo. El Sí mismo es eso donde no hay absolutamente ningún pensamiento «yo». Eso es llamado «Silencio». El Sí mismo es el mundo; el Sí mismo mismo es «yo»; el Sí mismo mismo es Dios; todo es Siva, el Sí mismo.
17.
¿No
es
todo
la
obra
de
Dios?
Sin deseo, propósito o esfuerzo, el sol sale; y en su mera presencia, la piedra solar emite fuego, el loto florece, el agua se evapora; las gentes cumplen sus diversas funciones, sus diversas actividades, y entonces descansan. Lo mismo que en la presencia del imán la aguja se mueve, por virtud de la mera presencia de Dios las almas gobernadas por las tres funciones (cósmicas) o la quíntuple actividad divina, cumplen sus acciones y entonces descansan, de acuerdo con sus respectivos karmas. Dios no tiene ningún propósito; ningún karma se adhiere a Él. Lo mismo sucede con las acciones mundanas, que no afectan al sol, o como los méritos y deméritos de los otros cuatro elementos, que tampoco afectan al omnipenetrante espacio.
18.
De
los
devotos,
¿quién
es
el
más
grande?
El que se entrega al Sí mismo, que es Dios, es el devoto más excelente. Entregar el sí mismo de uno a Dios, significa permanecer constantemente en el Sí mismo sin dejar sitio a que surja algún pensamiento diferente del pensamiento del Sí mismo. Cualquier peso que se pone en Dios, Él lo soporta. Puesto que el poder supremo de Dios hace que todas las cosas se muevan, ¿por qué, sin someternos a él, debemos inquietarnos nosotros constantemente con pensamientos sobre lo que debe ser hecho y cómo, y sobre lo que no debe ser hecho y cómo? Nosotros sabemos que el tren lleva toda la carga, de modo que después de subirnos a él, ¿por qué debemos llevar nuestro pequeño equipaje sobre la cabeza, para nuestra incomodidad, en lugar de ponerlo en el tren y sentirnos cómodos?
19.
¿Qué
es
no
apego?
Cuando los pensamientos surgen, destruirlos completamente sin ningún residuo en el mismo lugar de su origen, es no apego. De la misma manera que el buscaperlas ata una piedra a su cintura, se hunde hasta el fondo del mar y allí coge las perlas, así también cada uno de nosotros debe estar dotado de no apego, sumergirse dentro de uno mismo y obtener la Perla del Sí mismo.
20.
¿No
es
posible
para
Dios
y
el
Gurú
efectuar
la
liberación
de
un
alma?
Dios y el Gurú solo mostrarán la vía a la liberación; por sí mismos, ellos no llevarán al alma al estado de liberación. En verdad, Dios y el Gurú no son diferentes. De la misma manera que una presa que ha caído en las fauces de un tigre no tiene ninguna escapatoria, así también aquellos que han entrado dentro del ámbito de la graciosa mirada del Gurú serán salvados por el Gurú, y no se perderán; sin embargo, cada uno debe, por su propio esfuerzo, seguir la vía mostrada por Dios o el Gurú, y obtener la liberación. Uno puede conocerse a sí mismo sólo con su propio ojo del conocimiento, y no con el de algún otro. ¿Acaso necesita Rama la ayuda de un espejo para saber que él es Rama?
21.
¿Es
necesario
para
el
que
anhela
la
liberación
indagar
la
naturaleza
de
las
categorías
(tattvas)?
Lo
mismo
que
el
que
quiere
tirar
la
basura
no
tiene
ninguna
necesidad
de
analizarla
y
ver
lo
que
es,
así
también
el
que
quiere
conocer
al
Sí
mismo
no
tiene
ninguna
necesidad
de
contar
el
número
de
las
categorías
o
de
indagar
sus
características;
lo
que
tiene
que
hacer
es
rechazar
enteramente
las
categorías
que
ocultan
al
Sí
mismo.
El
mundo
debe
ser
considerado
como
un
sueño.
22.
¿No
hay
ninguna
diferencia
entre
la
vigilia
y
el
sueño
con
sueños?
La vigilia es larga, y el sueño corto; además de esto, no hay ninguna diferencia. De la misma manera que los acontecimientos del estado de vigilia parecen reales mientras uno está despierto, así también parecen reales los de un sueño mientras uno está soñando. En el sueño la mente toma otro cuerpo. Tanto en los estados de vigilia como de sueño con sueños, los pensamientos, nombres y formas acontecen simultáneamente.
23.
¿Es
de
alguna
utilidad
la
lectura
de
libros
para
aquellos
que
anhelan
la
liberación?
Todos los textos sagrados dicen que para obtener la liberación, uno debe hacer a la mente quiescente; por consiguiente, su enseñanza final es que la mente debe ser hecha quiescente; una vez que se ha comprendido esto, no hay ninguna necesidad de leer indefinidamente. En orden a aquietar la mente, uno sólo tiene que indagar dentro de uno mismo, qué es el propio Sí mismo de uno; ¿cómo puede hacerse esta indagación en los libros? Uno debe conocer su Sí mismo con el ojo de la sabiduría propio de uno. El Sí mismo está dentro de las cinco envolturas; pero los libros están fuera de ellas. Puesto que el Sí mismo ha de ser indagado dentro desechando las cinco envolturas, es inútil buscarlo en los libros. Vendrá un tiempo en el que uno tendrá que olvidar todo lo que ha aprendido.
24.
¿Qué
es
la
felicidad?
La felicidad es la naturaleza misma del Sí mismo; la felicidad y el Sí mismo no son diferentes. No hay ninguna felicidad en ningún objeto del mundo. Nosotros imaginamos, a través de nuestra ignorancia, que sacamos felicidad de los objetos. Cuando la mente sale, experimenta sólo miseria. En verdad, cuando se cumplen sus deseos, vuelve a su propio lugar y goza la felicidad que es el Sí mismo. Similarmente, en los estados de sueño profundo, samadhi, desmayo, y cuando se obtiene el objeto deseado o se elimina el objeto no deseado, la mente deviene vuelta hacia adentro, goza la pura Felicidad del Sí mismo. Así pues, la mente se mueve sin descanso, saliendo del Sí mismo y volviendo a él alternativamente. Debajo del árbol la sombra es agradable; a campo abierto el calor es abrasador. Una persona que ha estado caminando al sol siente fresco cuando llega a la sombra. Alguien que va constantemente de la sombra al sol y del sol a la sombra, es un necio. Un hombre sabio permanece constantemente en la sombra. Similarmente, la mente del que conoce la verdad, no deja al Brahman. La mente del ignorante, al contrario, da vueltas en el mundo, sintiéndose miserable, y por un ratito vuelve a Brahman a experimentar felicidad. De hecho, lo que se llama el mundo es sólo pensamiento. Cuando el mundo desaparece, es decir, cuando no hay ningún pensamiento, la mente experimenta felicidad; y cuando el mundo aparece, sufre miseria.
25.
¿Qué
es
la
intuición
de
la
sabiduría
(jnana-drsti)?
Permanecer quiescente es lo que se llama intuición de la sabiduría. Permanecer quiescente es disolver la mente en el Sí mismo. La telepatía, conocer los acontecimientos pasados, presentes y futuros, y la clarividencia, no constituyen la intuición de la sabiduría
26.
¿Cuál
es
la
relación
entre
la
no
deseación
y
la
sabiduría?
La no deseación es sabiduría. Las dos no son diferentes; son lo mismo. La no deseación es abstenerse de volver la mente hacia cualquier objeto. La sabiduría significa la no aparición de ningún objeto. En otras palabras, no buscar lo que es otro que el Sí mismo, es desapego o no deseación; no dejar el Sí mismo, es sabiduría.
27.
¿Cuál
es
la
diferencia
entre
la
indagación
y
la
meditación?
La indagación consiste en retener la mente en el Sí mismo. La meditación consiste en pensar que el propio sí mismo de uno es el Brahman, existencia-consciencia-felicidad.
28.
¿Qué
es
la
liberación?
Indagar en la naturaleza del propio sí mismo de uno, que está en la esclavitud, y realizar la verdadera naturaleza de uno, es la liberación.