Gendyn Rinpoche
El
siguiente
texto
es
un
extracto
de
la
enseñanza
"Dormir
y
Soñar",
publicada
en
TenDrel,
Dhagpo
Kagyu
Ling,
Francia,
Diciembre
1991.
El
proceso
de
dormir
es
muy
similar
al
de
morir.
Esa
es
la
razón
por
la
que
es
tan
importante
meditar
tanto
cuando
estamos
completamente
despiertos
como
cuando
estamos
quedándonos
dormidos.
Si
practicamos
la
meditación
con
un
alto
nivel
de
concentración
podemos
detectar
los
cambios
que
ocurren
en
nuestra
mente
cuando
estamos
quedándonos
dormidos.
El
elemento
blanco
masculino
fluye
desde
la
parte
alta
de
nuestra
cabeza
hacia
el
nivel
del
corazón
y
el
elemento
femenino
rojo
sube
hacia
el
corazón
desde
la
parte
inferior
del
cuerpo.
Cuando
ambos
se
encuentran
ocurre
una
pérdida
momentánea
del
estado
consciente
ordinario
y
luego
surge
una
claridad
consciente:
nuestra
mente
esta
atenta
durante
el
estado
del
sueño.
La
fortaleza
de
nuestra
meditación
en
el
Lama
es
lo
que
hace
esa
consciencia
posible.
El
Lama
esta
a
la
altura
del
corazón
en
la
forma
pura
de
Dharmakaya,
cuya
luz
irradia
desde
su
cuerpo.
Nuestra
mente,
que
es
inseparable
de
la
mente
del
maestro,
se
identifica
con
esa
luz.
Esto
disipa
lentamente
la
inconsciencia
del
estado
ordinario
del
sueño.
Aunque
completamente
dormidos,
nuestra
consciencia
se
incrementa
y
nuestra
mente
se
vuelve
más
y
más
clara.
Un
signo
de
esa
claridad
es
que
percibimos
nuestro
propio
cuerpo
dormido.
No
lo
vemos
compuesto
de
carne
como
normalmente
lo
percibimos
sino
como
un
objeto
transparente
brillando
con
luz
radiante
viniendo
del
lama
en
nuestra
mente.
Si
nuestra
mente
es
bastante
estable,
nuestra
mente
dormida
percibe
nuestro
cuerpo
tan
brillante
que
puede
irradiar
luz
a
todo
el
cuarto.
Aunque
dormidos
podemos
ver
el
cuarto
y
los
objetos
que
hay
en
él.
Podemos
ver
claramente
que
no
podemos
estar
seguros
de
cuando
estamos
dormidos
o
despiertos.
Esto
solo
es
posible
cuando
uno
tiene
una
maestría
completa
en
la
ocurrencia
de
las
tres
experiencias
de
gozo,
claridad
y
no
conceptualización
durante
la
meditación
despierta.
Una
vez
estabilizadas,
esas
experiencias
aparecen
durante
el
sueño
en
su
forma
particular.
El
hecho
de
poder
ver
el
cuarto
donde
dormimos
esta
asociado
con
la
clara
luz
de
un
tranquilo
estado
mental.
Este
aparece
en
aquellos
que
han
practicado
la
meditación
shinay.
Uno
puede
ver
el
cuerpo
tan
claramente
que
pareciera
que
la
luz
interior
es
una
imagen
de
destellos
de
luces
de
diferentes
colores.
Y
si
la
meditación
es
muy
estable
es
posible
incluso
moverse,
la
mente
se
mueve
dentro
del
cuarto
e
incluso
a
los
lugares
adyacentes.
Uno
puede
viajar
de
un
lugar
a
otro.
Esta
es
una
explicación
teórica
de
las
posibles
experiencias
que
uno
puede
tener
mientras
dormimos
si
meditamos
lo
suficiente
durante
el
día.
Querer
alcanzar
estos
estados
no
es
suficiente,
ellos
son
el
resultado
natural
de
una
profunda
y
frecuente
meditación.
Esas
experiencias
no
crean
ninguna
ansiedad
en
la
mente.
La
mente
descansa
en
el
mismo
estado
que
cuando
practicamos
una
profunda
meditación
Shinay,
esta
completamente
relajada,
muy
clara
y
sin
ningún
apego.
Esta
llena
con
las
tres
experiencias
de
gozo,
claridad
y
no
conceptualización.
En
ese
estado
los
órganos
sensitivos
son
muy
agudos
y
claros,
lo
que
significa
que
podemos
ver,
oír,
oler,
sentir
y
saborear,
esas
experiencias
continúan
llegando
a
la
mente
que
duerme,
pero
a
diferencia
de
lo
que
sucede
cuando
estamos
despiertos:
consideramos
todas
las
sensaciones
igualmente,
recibiéndolas
felizmente.
No
consideramos,
por
ejemplo,
que
algunos
sonidos
son
muy
fuertes
o
insoportables.
A
medida
que
la
meditación
despierta
progresa
y
nos
libramos
nosotros
mismos
de
las
experiencias
shinay
y
desarrollamos
una
profunda
meditación
de
sabiduría
primordial,
la
clara
luz
del
sueño
se
hace
más
brillante
y
se
libera
a
sí
misma
de
estas
experiencias.
Esto
aparece
naturalmente.
No
necesitamos
cambiar
la
técnica
o
practicar
otra
meditación
mientras
caemos
dormidos.
Simplemente
necesitamos
mantenernos
en
la
practica
y
orarle
al
lama
antes
de
dormirnos
y
por
el
poder
de
nuestra
meditación
despierta
la
meditación
apropiada
ocurrirá
durante
el
sueño.
Este
tipo
de
meditación
también
se
desarrolla
al
momento
de
la
muerte.
Aquellos
que
tienen
una
fuerte
experiencia
meditativa
alcanzan
la
Budeidad
en
los
segundos
que
siguen
a
la
muerte
y
no
tienen
que
experimentar
el
bardo.
Para
aquellos
que
practican
regularmente
una
meditación
sin
perfeccionarla,
la
consciencia
se
establece
en
un
estado
similar
al
de
la
meditación
que
practicaba
mientras
estaba
vivo
(shinay,
lhaktong
o
mahamudra).
Si
esto
no
conduce
a
la
liberación
un
pensamiento
sutil
aparecerá
en
la
mente
y
disparará
en
la
mente
la
experiencia
del
bardo.
Es
similar
al
dormir,
pero
un
pensamiento
sutil
durante
el
dormir
nos
conducirá
a
un
sueño
en
vez
del
bardo.
Tan
pronto
como
el
sueño
aparece,
un
buen
meditador
se
proyecta
a
sí
mismo
como
una
deidad
y
aparece
como
tal
en
el
sueño,
realizando
que
todo
es
una
ilusión
y
manteniendo
ese
estado
de
consciencia
mientras
dure
el
sueño.
Cuando
hay
menos
capacidad,
uno
comienza
a
soñar
y
al
cabo
de
un
rato
se
da
cuenta
que
esta
soñando.
Nos
damos
cuenta
del
carácter
ilusorio
del
sueño
creado
en
nuestra
mente.
Con
esa
realización
de
la
naturaleza
del
sueño,
nada
que
suceda
en
él
puede
hacer
que
el
soñador
sufra.
Cuando
realizamos
que
el
sueño
no
es
real
y
es
sólo
una
ilusión
o
el
juego
mágico
de
la
mente
no
se
crea
ningún
apego
durante
el
sueño.
Aprendemos
a
mantener
la
mente
en
la
naturaleza
última
mientras
dormimos.
No
utilizamos
el
sueño
para
tratar
de
hacer
o
llevar
a
cabo
algo,
ni
para
encontrarnos
con
personas
en
diferentes
lugares
durante
el
estado
del
sueño.
Esa
clase
de
objetivos
sólo
ayudan
a
incrementar
la
confusión
del
sueño.
Estar
conscientes
de
que
estamos
soñando
ayuda
a
comprender
la
naturaleza
del
sueño,
la
realización
de
que
es
una
creación
mental
de
una
mente
confundida.
Esas
son
solo
experiencias
y
sensaciones
que
se
sienten
durante
el
sueño
y
que
se
purificarán
naturalmente.
Ese
proceso
es
el
camino
de
la
meditación
durante
el
sueño.
De
todas
las
experiencias,
aquella
que
más
acarrea
sufrimiento
es
la
que
no
se
puede
evitar:
la
muerte.
Sólo
la
práctica
del
Dharma
es
realmente
eficiente
al
momento
de
la
muerte.
Nuestra
única
protección
en
ese
momento
viene
del
lama
y
de
las
tres
joyas
(Buda,
Dharma,
Sangha).
Para
un
beneficio
efectivo
en
la
eliminación
del
sufrimiento
al
momento
de
la
muerte
es
necesario
haber
realizado
suficiente
práctica
del
Dharma
en
vida
y
de
haber
orado
regularmente
al
lama
y
las
tres
joyas.
En
cada
circunstancia
feliz
o
infeliz
de
nuestra
vida
debemos
orarle
al
lama
y
a
las
tres
joyas
y
cuando
experimentamos
fuertes
sufrimientos
debemos
pedir
por
protección
y
refugio.
Entonces
al
momento
de
la
muerte
nuestra
petición
por
protección
y
refugio
será
verdaderamente
efectiva.
Asimismo,
aunque
nuestras
pesadillas
nos
asusten
y
produzcan
un
intenso
sufrimiento,
si
practicamos
y
tomamos
refugio
durante
la
vigilia,
la
misma
tendencia
se
manifestará
en
el
sueño.
Nosotros
le
oramos
al
lama
y
a
las
tres
joyas
dentro
del
sueño.
Nuestra
plegaria
es
escuchada
y
el
sueño
es
transformado
de
modo
que
la
causa
del
sufrimiento
desaparece.
Tenemos
el
mismo
resultado
cuando
meditamos
en
el
vacío
en
nuestro
sueño.
Mediante
la
realización
del
carácter
ilusorio
del
sueño
no
necesitamos
temer,
porque
vemos
que
la
situación
atemorizante
y
la
persona
que
esta
siendo
atemorizada
son
inseparables.
No
hay
una
realidad
de
objeto
-
sujeto.
Esa
realización
inmediatamente
nos
libera
de
la
situación.
En
nuestro
estado
presente,
cualquier
pensamiento,
idea
o
sentimiento
que
experimentamos
en
nuestra
mente,
inmediatamente
nos
captura.
Nosotros
seguimos
el
pensamiento,
sentimos
el
sentimiento
y
actuamos
bajo
su
influencia
porque
creemos
en
la
realidad
de
ese
pensamiento
o
sentimiento.
Ellos
aparecen
y
estamos
convencidos
de
que
son
permanentes,
concretos
y
representan
la
motivación
de
nuestros
actos.
Pero
esos
pensamientos,
sean
conceptos
o
emociones,
no
tienen
realidad.
Son
solo
expresiones
de
la
mente
-irreales,
intangibles,
de
corta
duración-
son
simplemente
un
juego
de
la
mente,
similares
a
una
ilusión
o
un
sueño.
Una
vez
que
desarrollamos
esa
consciencia
no
estamos
tentados
a
seguir
los
pensamientos
y
emociones
que
surgen,
no
somos
arrastrados
por
su
influencia
y
estamos
libres
de
sus
trucos.
La
práctica
durante
la
vigilia
permite
que
la
misma
reacción
que
aparece
en
las
noches
durante
el
sueño
pueda
ocurrir
después
de
la
muerte,
en
el
estado
del
bardo,
donde
experimentamos
varias
ilusiones
y
alucinaciones.
Cuando
realizamos
que
son
solo
un
juego
de
la
mente,
podemos
rápidamente
liberarnos
de
esas
ilusiones.
Ese
estado
mental,
libre
de
todas
las
nociones
de
objeto
y
sujeto,
debe
ser
cultivado
durante
la
vigilia
y
debemos
confiar
profundamente
en
él.
¿Cuál
es
el
propósito
del
Dharma?
Su
propósito
principal
es
permitirnos
actuar
de
modo
útil
al
momento
de
la
muerte.
Para
aquellos
que
practican
las
enseñanzas
del
Buda
durante
su
vida,
la
experiencia
de
la
muerte
no
es
terrible
porque
es
un
evento
cuyos
pasos
y
procesos
son
conocidos.
Tales
practicantes
se
mantienen
conscientes
y
confiados
durante
la
experiencia
y
la
aceptan
tranquilamente.
Gracias
a
la
práctica
del
Dharma
podemos
saber
que
hacer
y
como
evitar
las
trampas
al
momento
de
la
muerte.
Se
pueden
utilizar
muchos
métodos.
El
más
simple
consiste
en
pedir
sinceramente
un
renacimiento
en
la
tierra
pura
del
Buda
Amithaba,
la
tierra
del
Dewachen.
Amithaba
expresó
fuertes
deseos
de
que
cuando
se
iluminara
de
su
mente
apareciera
un
mundo
el
cual
fuera
accesible
a
todos
los
seres
sin
excepción.
Su
deseo
fue
que
cualquiera
que
confiara
en
su
tierra
pura
y
pidiera
profundamente
renacer
en
ella
pudiera
hacerlo
sin
dificultad.
Cuando
alcanzó
la
iluminación
su
deseo
se
hizo
realidad
y
de
la
mente
pura
de
Amithaba
se
manifestó
un
mundo
accesible
a
todos.
El
Buda
Sakyamuni
describió
esa
tierra
pura:
el
mundo
del
Dewachen.
La
práctica
no
es
sólo
útil
al
momento
de
la
muerte;
es
también
de
gran
valor
en
nuestra
vida
porque
puede
erradicar
el
sufrimiento
que
encontramos.
Practicar
el
Dharma
nos
permite
la
transformación
de
cualquier
situación
en
algo
útil.
Nos
liberamos
del
sufrimiento
y
lo
transformamos
en
felicidad.
Así
que
es
necesario
tener
una
confianza
total
en
esa
cualidad
de
la
práctica
de
las
enseñanzas
del
Buda.
La
mejor
practica
para
nosotros
es
la
meditación
en
el
Buda
Ojos
Amorosos,
y
la
repetición
de
su
mantra:
OM
MANI
PEME
HUNG.
Ojos
Amorosos
es
la
expresión
de
la
compasión
de
todos
los
Budas
la
cual
aparece
simbólicamente
bajo
esa
forma
para
ser
accesible
a
todos
los
seres.
Esa
compasión
esta
siempre
vinculada
con
el
vacío.
Si
meditamos
en
Ojos
Amorosos
y
repetimos
su
mantra,
el
amor
y
la
compasión
se
desarrollan
naturalmente
en
el
flujo
de
nuestra
mente,
y
la
experiencia
del
vacío
surge
lentamente.
Se
dice
en
las
enseñanzas
que
si
cultivamos
la
compasión
y
el
amor,
eventualmente
la
verdadera
realización
del
vacío
del
Dharmakaya
aparecerá
en
nosotros.
Es
bueno
practicar
regularmente
esa
meditación
con
gozo
y
confianza
para
fortalecer
en
nosotros
el
deseo
de
renacer
en
el
Dewachen.
La
presencia
constante
de
ese
deseo
en
nuestra
mente
asegurará
que
al
momento
de
la
muerte
estaremos
más
allá
del
deseo
de
vivir
una
vida
en
particular
en
este
mundo.
Toda
nuestra
atención
estará
focalizada
en
el
deseo
de
renacer
en
la
Tierra
Pura
de
Dewachen.
Si
no
tenemos
dudas
y
lo
deseamos
desde
el
fondo
de
nuestro
corazón,
es
seguro
que
ocurrirá.
Al
momento
de
la
muerte,
debemos
estar
libres
de
todo
temor
y
no
pensar
que
podemos
experimentar
sufrimiento.
Al
contrario,
debemos
recordar
todas
las
acciones
positivas
cometidas
en
nuestra
vida
y
dedicarlas
al
beneficio
de
todos
los
seres
vivos.
Imaginamos
que
ellos
se
benefician
de
los
efectos
de
nuestro
buen
karma,
que
son
felices
y
que
ese
buen
karma
los
beneficiará
en
su
camino
hacia
la
iluminación.
Ayudar
a
las
personas
de
esa
forma
generará
un
sentimiento
en
nosotros
de
gran
alegría.
Entonces
tomamos
todo
el
sufrimiento,
enfermedades
y
obstáculos
de
todos
los
seres.
Imaginamos
que
se
mezcla
con
nuestra
propia
experiencia
de
muerte
y
deseamos
profundamente
aniquilar
todo
sufrimiento
y
karma
negativo.
La
mente
se
estabiliza
en
un
estado
libre
de
toda
dualidad
y
fuertemente
desea
que
luego
de
la
muerte,
nuestro
cuerpo,
habla
y
mente
se
unan
para
beneficiar
a
todos
los
seres.
Deseamos:
"Cada
vez
que
las
personas
tengan
una
necesidad,
o
piensen
en
algo
que
deseen,
puedan
mi
cuerpo
y
mente
transformarse
en
algo
que
ellos
puedan
disfrutar".
Morir
con
ese
deseo
en
mente
crea
un
renacimiento
con
las
condiciones
favorables
para
la
iluminación.
Renaceremos
con
una
mente
despierta
que
en
esa
nueva
vida
nos
permitirá
alcanzar
la
Budeidad
rápidamente
porque
estamos
beneficiando
a
otros
efectivamente.
Renaceremos
con
muchas
cualidades
y
capacidades
físicas
que
nos
permitirán
ser
de
máxima
ayuda
a
todos
los
seres.
Esa
es
la
razón
por
la
cual
es
tan
importante
expresar
ese
deseo
al
momento
de
la
muerte,
y
morir
con
ese
estado
mental.
Esa
actitud
puede
ser
transmitida
cuando
estamos
ayudando
a
alguien
que
esta
muriendo.
Debemos
hacer
todo
lo
posible
por
asegurarnos
que
la
persona
esta
muriendo
con
un
estado
mental
positivo.
Aún
si
la
persona
no
conoce
las
enseñanzas
del
Buda
y
por
lo
tanto
no
puede
practicar
los
métodos
mencionados
anteriormente
con
determinación,
podemos
animar
a
la
persona
para
que
muera
con
una
mente
tranquila.
El
estado
mental
de
la
persona
que
esta
muriendo
es
lo
más
importante.
La
persona
experimenta
intensas
emociones,
sufrimiento,
esta
muy
agitada,
nerviosa,
temerosa
y
muy
débil,
todo
esto
desestabiliza
la
mente.
Debemos
mostrar
siempre
gran
gentileza
en
nuestros
gestos
físicos
y
nuestras
palabras,
y
debemos
evitar
cualquier
acción
o
palabra
que
cause
ira
en
la
persona,
o
sentimientos
de
celos
u
orgullo,
o
cualquier
emoción
que
cause
circunstancias
desfavorables
en
la
muerte.
Al
momento
de
morir,
debemos
evitar
absolutamente
el
odio,
la
rabia,
los
celos
y
el
orgullo,
y
debemos
asegurarnos
que
otras
personas
no
experimenten
tales
emociones
al
momento
de
su
muerte.
Si
por
nuestra
actitud
o
nuestras
palabras
inducimos
a
la
rabia
a
una
persona
que
esta
muriendo,
la
presencia
de
esa
fuerte
emoción
en
el
momento
justo
de
la
muerte
crea
un
karma
negativo
cuya
consecuencia
inmediata
es
un
renacimiento
en
los
reinos
inferiores.
Si
nosotros
somos
la
causa
de
esa
emoción
somos
los
responsables
de
ese
renacimiento
bajo,
lo
que
crea
un
karma
negativo
para
nosotros
mismos.
Por
lo
tanto
debemos
adoptar
modales
gentiles
y
cuidadosos
con
la
persona
que
esta
muriendo
y
debemos
evitar
cualquier
acción
o
palabra
capaz
de
torturarlos.
Si
tal
actitud
positiva
es
practicada
hacia
los
moribundos,
entonces
al
momento
de
nuestra
muerte
evitaremos
cualquier
emoción
negativa
que
nos
conduzca
a
un
renacimiento
en
los
reinos
inferiores.
¿Por
que
es
tan
importante
el
momento
de
la
muerte?.
Ese
es
el
momento
donde
la
mente
esta
libre
de
cualquier
apego
al
cuerpo
y
al
mundo.
La
mente
esta
perfectamente
desnuda,
completamente
llena
de
consciencia
vacía
y
por
lo
tanto
muy
poderosa.
El
más
pequeño
pensamiento
en
ese
estado
mental
automáticamente
tiene
un
enorme
impacto.
Si
ese
pensamiento
es
una
emoción,
la
mente
es
inmediatamente
trasladada
a
un
reino
basado
en
esa
emoción.
Mientras
estamos
vivos
no
podemos
entender
lo
que
ese
estado
significa
porque
no
experimentamos
la
mente
perfectamente
desnuda.
Estamos
constantemente
conceptualizando
el
mundo
y
nuestro
propio
cuerpo,
así
que
nunca
experimentamos
la
desnudez.
Mientras
estamos
vivos
estamos
constantemente
agitados
por
pensamientos
e
ideas.
Estamos
experimentando
también
un
flujo
constante
de
distracciones
externas.
Una
parte
de
esa
agitación
es
placentera,
se
ajusta
a
nuestra
posición
actual
y
no
genera
ninguna
reacción
negativa
en
nuestra
mente.
Pero
otras
situaciones
pueden
generar
perturbaciones
y
confundir
la
mente.
Ya
sea
que
disfrutemos
o
no
de
una
situación
es
importante
no
reaccionar
con
nuestro
primer
impulso.
Debemos
aprender
a
evitar
que
nuestra
mente
sea
influenciada
por
las
ideas
y
reacciones
que
surgen
en
ella
misma.
Debemos
mejorar
nuestra
vigilancia.
Sea
lo
que
sea
que
hagamos
debemos
permanecer
totalmente
conscientes
de
lo
que
sucede
en
nuestra
mente,
de
modo
que
no
reaccionemos
automáticamente
sin
tiempo
de
pensar
cual
es
la
mejor
respuesta.
Sin
esa
vigilancia
una
mente
negativa,
crea
circunstancias
negativas
que
se
convierten
en
reacciones
negativas,
creando
aún
más
karma
negativo.
La
única
solución
para
salir
de
ese
círculo
vicioso
y
evitar
renacer
en
una
vida
llena
de
sufrimientos
es
desarrollar
una
consciencia
pura
y
una
vigilancia
siempre
presente.
Al
momento
de
la
muerte,
ofrecemos
nuestro
cuerpo,
habla
y
mente
y
todas
nuestras
acciones
positivas
pasadas
a
todos
los
seres,
con
el
deseo
de
que
satisfaga
sus
necesidades
y
los
ayude
a
alcanzar
la
iluminación.
Entonces
dejamos
a
la
mente
descansar
en
la
intención
pura
de
renacer
en
la
tierra
de
Amithaba.
Visualizamos
al
Buda
Amithaba
enfrente
de
nosotros
para
ayudar
a
mantener
esa
idea
en
la
mente.
De
hecho
es
el
lama
raíz
el
que
aparece
bajo
la
forma
de
Amithaba.
Lo
dibujamos
muy
claramente
y
desarrollamos
una
fuerte
confianza
en
su
presencia.
Le
ofrecemos
todas
las
riquezas
obtenidas
durante
nuestras
vidas,
todas
nuestras
pertenencias
incluyendo
nuestro
cuerpo,
sin
guardar
nada
para
nosotros
mismos,
sin
olvidar
nada.
Estamos
conscientes
de
que
nuestros
apegos
son
obstáculos
para
un
renacimiento
en
la
tierra
pura
de
Amithaba.
Le
ofrecemos
todo
a
Amithaba
y
nos
sentimos
libres
de
cualquier
atadura
a
nuestra
vida
que
acaba
de
terminar.
Si
continuamos
experimentando
apegos,
nuestras
antiguas
posesiones
nos
preocuparan
después
de
la
muerte.
Tendremos
visiones
de
otras
personas
tomando
nuestras
posesiones,
lo
cual
producirá
celos
y
nos
aturdirá.
Esas
emociones
nos
llevarán
hacia
reinos
bajos
de
existencia.
Urge
entonces
ofrecer
absolutamente
todo,
incluido
nuestro
cuerpo,
a
los
Budas
para
que
no
exista
ningún
obstáculo;
de
esta
forma
nada
genera
apegos
y
nos
aseguramos
de
seguir
nuestro
camino
a
la
liberación.
Así
que
al
momento
de
la
muerte
debemos
fijar
nuestra
mente
en
el
deseo
de
alcanzar
el
Dewachen
y
enfocar
nuestra
consciencia
en
ese
objeto.
Si
mantenemos
el
deseo
de
renacer
en
Dewachen,
y
estamos
conscientes
de
la
presencia
de
Amithaba,
nuestra
consciencia
naturalmente
abandonará
nuestro
cuerpo,
e
irá
directamente
a
la
tierra
de
Amithaba.
Nuestro
renacimiento
ocurre
inmediatamente
dentro
de
una
flor
de
loto
en
la
tierra
del
Dewachen.
Esa
flor
de
loto
se
abre
y
aparece
para
nosotros
la
tierra
pura.
Nuestro
cuerpo
no
esta
hecho
de
carne
y
sangre
sino
de
luz.
Ese
renacimiento
instantáneo
que
podemos
llamar
milagroso
es
de
hecho
fácil
de
realizar.
Una
vez
que
renacemos
en
la
tierra
pura
de
Dewachen
ningún
esfuerzo
es
necesario.
Todo
lo
que
deseamos
o
queremos
aparece
espontáneamente,
sin
necesidad
de
trabajar
o
hacer
algo.
Si
queremos
ir
a
la
tierra
pura
podemos
aparecer
instantáneamente
allí
sin
necesidad
de
ningún
sistema
de
transporte.
Viajamos
instantáneamente
en
el
cuerpo
espiritual.
Podemos
también
dejar
el
Dewachen
para
ayudar
a
las
personas
en
el
bardo,
donde
van
de
una
vida
a
otra
en
un
estado
de
confusión,
podemos
manifestarnos
en
ese
estado
intermedio
y
seguir
ayudando
a
las
personas
eficientemente.
También
es
posible
reaparecer
en
los
mundos
ordinarios
de
los
reinos
vivos
para
ayudar
a
los
seres.
Todas
esas
experiencias
se
realizan
sin
sufrimiento
y
sin
la
necesidad
de
nacer
o
morir
porque
estamos
más
allá
de
esos
estados.
En
la
tierra
pura
del
Dewachen
constantemente
escuchamos,
memorizamos
y
entendemos
las
enseñanzas
directamente
del
Buda
Amithaba.
Así
automática
y
espontáneamente
nos
volvemos
Budas
y
Bodisatvas
sin
seguir
el
largo
y
complejo
camino
de
seguir
los
pasos
uno
por
uno.
Dentro
del
corazón
de
Amithaba
hay
una
esfera
de
luz
que
contiene
a
Guru
Rinpoche.
Del
corazón
de
Amithaba
emergen
una
cantidad
enorme
de
Guru
Rinpoches.
Todos
ellos
actúan
para
beneficiar
a
todos
los
seres
en
diferentes
estados
de
existencia.
De
la
mano
derecha
de
Amithaba
surge
una
constante
cadena
de
representaciones
de
Chenrezig
que
actúan
para
el
beneficio
de
todos.
De
su
mano
izquierda
millones
de
Taras
Verdes
fluyen
para
proteger
a
las
personas
del
temor
y
liberarlas
del
sufrimiento.
Debido
a
que
realizamos
algunas
acciones
negativas
en
nuestras
vidas
pasadas
renacimos
en
esta
vida
con
un
cuerpo
hecho
de
diferentes
elementos
cuya
naturaleza
produce
sufrimiento.
Eso
significa
que
nuestra
vida
actual
es
la
realización
de
la
noble
verdad
del
sufrimiento.
Nuestra
vida
humana
actual
es
muy
corta
comparada
con
el
tiempo
que
continuaremos
en
los
ciclos
de
renacimiento
hasta
que
alcancemos
la
liberación.
Desarrollar
la
motivación
de
renacer
en
el
Dewachen
en
el
momento
de
la
muerte
es
la
manera
más
efectiva
de
evitar
cualquier
posibilidad
de
renacer
en
esos
estados
de
sufrimiento.
En
el
momento
de
la
muerte
debemos
decidir
cortar
con
cualquier
apego
a
esta
forma
de
vida,
a
este
sufrimiento
que
es
nuestro
cuerpo
y
mente,
e
ir
directamente
al
Dewachen.
Eso
detendrá
completamente
el
ciclo
de
existencias
y
el
sufrimiento
asociado
a
el.